Este fin de semana hice la lectura del excelente ensayo de Carlos Rangel, Marx y los socialismos reales (1980), que fue el prólogo a una edición de El Manifiesto Comunista, publicado por el Ateneo de Caracas.
Dos socialistas que prometieron felicidad |
Carlos
Rangel con su agudo sentido crítico explora las contradicciones del marxismo
destacando el fenómeno mundial que, para ser marxista, no hace falta haber
leído nada de la teoría que soporta esa ideología, de hecho, la mayoría de la
gente que se dice ser marxista no conoce El
Capital, ni La Ideología Alemana,
ni Contribución a la Crítica de la
Economía Política, ni ninguna otra obra doctrinaria del marxismo.
Les
basta con comulgar con una serie de ideas generales y equivocadas, que Rangel
califica como, la almendra del marxismo y son: 1- Que hubo un comunismo
primitivo, en el que la gente era feliz hasta que se introdujo la propiedad
privada (no hay evidencia de que esto fuera así).
2-
Que la abolición de la propiedad privada automáticamente le devolverá la
armonía a la sociedad (lo que existe es una enorme cantidad de pruebas que
indican todo lo contrario).
3-Que
cada época histórica ha sido marcada, y los cambios políticos y sociales han
sido motivados por la lucha de clases (interesante opinión, pero muy básica e
incompleta).
4-Que
la historia humana depende del modo de producción e intercambio el momento y
que la política y la cultura van ligadas e esta causal (de nuevo, interesante
opinión, pero compite con otras muy distintas)
5-La
clase oprimida y explotada, el proletariado, por medio de una revolución,
acabará con la clase opresora y explotadora que es la burguesía y de esta
manera emancipar a la sociedad (todas las revoluciones que se han dado hacen lo
contrario, se crea una nueva clase opresora)
6- El
comunismo promete que aboliendo la propiedad privada crearán una sociedad sin
clases, igualitaria y con abundancia de bienes materiales (la historia ha
demostrado que esto es falso).
Actualmente
una de las revoluciones comunistas más viejas del mundo, la cubana, con 70 años
a cuesta, ya debería haber alcanzado algunas de estas metas, pero no, Cuba es
un país atrasado y muy pobre, gobernado por una tiranía dinástica que ha
instaurado un estado policial, Rangel la llama, una utopía inhumana.
Pero
hay más ejemplos, la Unión Soviética se descalabró y la Rusia que surgió busca
un futuro en el capitalismo, China decidió reformar su comunismo y llevarlo por
los caminos del capitalismo, igual hizo Camboya, Vietnam, los países de Europa
del este.
Venezuela
y Corea del Norte son las excepciones en el mundo, sus gobiernos se declaran
socialistas aunque sus pueblos pasan hambre y penurias, sus élites gobernantes
viven en la opulencia y beneficiándose de la corrupción.
Este
marxismo en la práctica es conocido como “socialismo real” que se distingue
como un sistema de gobierno totalitario, centralizado y que impone su forma de
vida por la fuerza, dice Rangel: “El
orden jurídico correspondiente a la utopía marxista, en la medida en que tiene
vigencia efectiva, es, por antinatural, imposible de cumplir, de manera que
todo el mundo vive más o menos de subterfugios y pequeñas trasgresiones.”
Y a
pesar de estos 18 años de revolución bolivariana, de socialismo del siglo XXI,
todavía nuestro estamento político de oposición bulle con representantes del
nuevo socialismo democrático, esta ideología en sus versiones “light”,
supuestamente benignas, progresistas, republicanas son mayoría en nuestro
paisaje político. Sin ningún tipo de pena o rubor, tratan de vendernos sus
programas de un estado bienestar, siguen con la idea de un estado centralista,
planificador, dueño de los principales medios de producción (petróleo,
minerales, tierras, empresas del estado, etc.) e intervencionistas, aunque sea
sólo para corregir las injusticias sociales que produce el mercado.
Esta
visión del estado interventor para equilibrar desigualdades sociales, alimenta
a un sistema de partidos socialistas que muy pronto se ven en competencia por
una clientela electoral, que a su vez propicia las promesas de corte
populistas.
Una
vez que se inicia este círculo vicioso, el resultado siempre es el mismo,
fracaso económico de los países, estimulación del odio de clases, la reducción
de las libertades individuales y el intervencionismo estatal.
Pareciera
que no hay arrepentimiento, ni lecciones aprendidas, seguimos como si nada,
brindándole culto al socialismo disfrazado de democracia, a pesar del desastre
y la ruina que nos rodea.
Esto
tiene una explicación y es que los principales partidos democráticos que
teníamos antes de la debacle chavista, como AD y Copey, se ocuparon mientras
estuvieron en el poder, de preparar a toda una camada de jóvenes universitarios
en los principios del socialismo democrático, partidos como Primero Justicia,
Un Nuevo Tiempo, Movimiento Progresista y Voluntad Popular, fueron extraídos de
este molde, e hicieron vida con los partidos tradicionales, Causa R, MAS, MEP todos
de tendencia claramente socialista moderados, que el gobierno chavista se
encargó de convertirlo en partidos de “derecha”.
Me
niego a creer que el venezolano sea socialista por constitución, que es la
tesis chavista que nos ha estado atragantando en estos últimos tiempos, creo simplemente
que el venezolano le da preeminencia a lo sentimental al momento de pensar en
política y que se ha venido equivocando al escoger a sus líderes y programas de
desarrollo, piensa más en función de recibir que de dar, le gusta planificar en
función de necesidades más que de producción, confunde cristianismo con
socialismo y porque su naturaleza es generosa, tiende a la prodigalidad cuando
los recursos de que dispone no son producto de su propio esfuerzo.
El
socialismo ha sido un gran error, continúa siéndolo y lo será en el futuro, si
funcionó en algún momento en nuestro país fue por circunstancias excepcionales,
éramos muy pocos en términos de población, la cosa pública estaba bien
administrada, había gobernantes honestos y nuestras necesidades eran pocas,
todo eso cambió.
Los
partidos políticos asociados en la MUD todavía pretenden que su manejo de
nuestra crisis ha sido un éxito, que esa aproximación democrática, pacífica,
electoral y constitucional con la que han etiquetado esa estrategia extraña de
un pasito pa’lante y dos pa’tras, de reconocerse como seguidores de Gandhi (a
contra pelo de Maduro que dice ser creyente de Said Baba), de querer perdonarle
por adelantado los pecados a los chavistas a quienes consideran “hermanos”, de
condenar toda iniciativa distinta a las pensada por el socialismo “light” que
ellos representan y que no suponga negociar la dignidad con el enemigo.
Mientras Venezuela siga confiando en socialista, no importa cuál es su extracción, no tendremos futuro, esa gente toda es igual, al momento de rascarse la espalda allí estarán, actuando como una manada de mandriles.
Solo
espero que no nos volvamos a equivocar con los socialistas, son fáciles de
detectar, son todos aquellos que dicen estar siempre pensando en los demás y
que no quieren nada para ellos. - saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario