Me refiero a los que no se pueden deshacer, como la leche derramada, una vez en la tierra no se puede recoger.
Lo
que hizo el gobierno de Maduro por medio del Tribunal Supremo de Justicia, los
tribunales penales agavillados en contra de la recolección de las firmas, lo de
las medidas tomadas por el CNE para hacer inviable el referendo revocatorio y
del desconocimiento del Poder Ejecutivo a las facultades que por ley le
corresponden a la Asamblea Nacional, contenidos todos en sentencias,
resoluciones publicadas en gaceta oficial, en actos administrativos y
pronunciamientos públicos constituyen todos, hechos consumados, que ponen al
gobierno en una clara posición de desconocimiento de la Constitución Nacional.
Todos
fueron actos de gobierno en contra de la democracia, todos quedaron plenamente
registrados, no hay manera de echarlos para atrás.
Pero
también son fatales para el gobierno chavista en el otro sentido, fue como
pegarse un tiro en la cabeza, prácticamente y para todo efecto, quedaron fuera
de la ley, ya no es un gobierno democrático, de ahora en adelante es una
dictadura.
Desconocer
la voluntad popular es violar la Soberanía Nacional, la soberanía no la tienen
los tribunales, ni los magistrados, ni el Presidente de la República, ni los
militares, mucho menos un partido único socialista.
Cuando
Nicolás Maduro decidió por cuenta propia que en el país no habrían más
elecciones hasta nuevo aviso, que el interés del gobierno era el económico,
atender la crisis provocada por la supuesta guerra económica y decide de manera
unilateral, no sólo desconocer a la Asamblea Nacional sino también suspender
todo evento electoral hasta que él, un extranjero indocumentado portador de
papeles de identidad forjados y haciéndose pasar por presidente, quiera o
considere apropiado, simplemente se violaron los primeros nueve artículos de la
Constitución Nacional, que se refiere a los Principios Fundamentales que
constituían la ahora extinta República Bolivariana de Venezuela.
Colocándose
al margen de la ley el gobierno se convierte en otra cosa menos en el gobierno
de todos los venezolanos, Maduro ya no es Presidente, ni las instituciones
fundamentales de la República son de la República, al violar la constitución
pone al país en una situación ya no de excepción, sino de anarquía total, ya ni
las Fuerzas Militares pueden sostener su autoridad, siguen teniendo las armas
pero ya no le pertenecen al país, porque el país declarado en esos nueve
artículos de la Constitución, dejó de existir.
Puede
que algunos de sus personeros intente mantener la ficción jurídica y de hecho
que aquí no ha sucedido mayor cosa que unos cambios de forma, simplemente
pudieran pensar que se anularon algunas parcelas de la Constitución, pero que
esta puede seguir funcionando como contrato social, que simplemente, por
conveniencia política, se suprimieron unas partes del gobierno para que otras
tomaran su lugar, puede que haya abogados que piensen que la Constitución es
desmontable, que se le puede dar el uso de un Lego, tomar piezas y combinarlas a voluntad para armar formas.
El
chavismo ha manejado la idea desde que es gobierno, que por ser revolucionario
podía saltarse las formalidades que exigen las leyes al momento de actuar, que
gobernar es inventar y moldear al país como vayan presentándose las
circunstancias, jamás tomaron en serio ni respetaron el estado de derecho,
razón por la cual hoy sufren una inmensa pérdida de credibilidad, al punto, que
ya muy pocas naciones toman al gobierno como gobierno, ya nadie quiere hacer
negocios con Venezuela ni nadie en su sano juicio invertiría dinero en un país
manejado por puntadas de facciones y jefes de ocasión, que están hoy en el
cargo y mañana no.
No es
casualidad que el país haya caído en todos los índices mundiales de calidad de
vida, de responsabilidad en la gobernanza, de la transparencia en sus manejos,
una sociedad que no puede responder por sus actos, que es oscura en sus
gestiones, que no se puede predecir, por lo tanto imposible planificar una
relación con sus instituciones, cuando se llega a esos extremos se convierte en
un país fracasado, fallido les dicen, a quienes no pueden garantizar las
mínimas condiciones de un trato decente y digno para inversionistas y proyectos
de desarrollo, que tienen a sus ciudadanos oprimidos y pasando trabajo, en
condiciones de vida inaceptables en términos de civilización y derechos humanos,
que no están sujetos a una ley escrita.
El
gobierno se venía alejando de todas las prácticas usuales y normales de
operatividad y responsabilidad en sus actividades como nación, en su relación
con la comunidad internacional, pero ha venido comportándose de manera grosera
y violenta con sus acreedores, no respeta los pactos y negocios, se comporta
como maula al momento de cumplir con sus obligaciones, mantiene una economía
errática, sin reglas claras, violando tratados e irrespetándolos órganos de
gobierno internacional, robando lo que no le pertenece, confiscando y
nacionalizando la propiedad de las empresas privadas, no hay manera de que
rinda cuentas, ni que se haga responsables de sus actos.
Aunque
siempre se había mantenido dentro de unos límites, respetando unas reglas
mínimas de la política que por lo menos le daban un lustre de legalidad, pero
ya no, al romper el hilo constitucional se quedó en el aire, Maduro ya no es
presidente de Venezuela porque el país no existe, allí está el territorio y la
gente, allí los recursos naturales, allí unos individuos que se dicen gobiernan
y unos uniformados que aseguran garantizar la voluntad de un hombre, ya no la
de un pueblo, que ni siquiera reconoce su origen y sus lealtades.
Para
todos los efectos prácticos Venezuela, como país, dejó de existir, pero aunque ya
no hay instituciones, se seguirá izando una bandera, cantando un himno,
firmando decretos e imprimiendo moneda, pero debido a la decisión del gobierno
de Maduro, ya no tenemos estado y al no tener estado todas las demás
manifestaciones de poder y nación se van a ir disolviendo en la nada.
¿Qué
va hacer Maduro? ¿Qué van hacer los militares? Ellos son los responsables de
esta situación, el pueblo quedó relegado a mirones en un drama que los deja sin
patria, aunque estoy seguro no se van a quedar con los brazos cruzados, mañana,
cuando salga el sol, que va hacer el dictador con su revolución, no hay
oligarquía porque ya no hay economía posible, porque para que los bancos
funcionen y las escuelas abran necesitan de un gobierno, de unas leyes, de una
república, de una constitución…
Tendrán
que llamar a una nueva constituyente, por lo menos algún anuncio que le
explique al mundo como es que se va a conformar el nuevo gobierno, con
tribunales que legislan, congresos populares en las calles que hagan
contraloría social y aprueben presupuestos, órdenes de compra, endeudamiento,
habrá de decretar la abolición de la propiedad privada, con policías
encapuchados que practiquen la justicia sumaria, instaurar la pena de muerte y militarizar
a toda la sociedad y lo más importante, que le digan al pueblo cuando y que van
a comer.
A
partir de ahora las rectoras del CNE elegirán a los nuevas autoridades y nos
explicaran cuando se acaban sus períodos, porque según la Constitución que
tienen en mente ahora el Poder Electoral es el que elige y no la gente.
Por
lo menos tendrá que reunirse uno de esos congresos populares a los que nos
tienen acostumbrados a las puertas del Panteón Nacional para declarar ante la
tumba violada de Simón Bolívar que de ahora en adelante Maduro es rey, o sumo
sacerdote, o reencarnación de Cristo en la tierra.
Los
chavistas no se han dado cuenta, pero con sus actos barbáricos lo que han hecho
es destruir la poquísima legitimidad que tenía su gobierno, y ahora dándole la
patada a la mesa, poniéndose al margen de la constitución, le quitaron todo el
piso político y la razón de ser a todas las demás instituciones.
Porque
todo era un entramado de relaciones, dependencias y soporte, la Constitución es
la partida de nacimiento de un país, sin ese documento, o con uno mutilado o
cambiado por falsos gestores, se pierde la identidad, no hay manera de saber
quién es quién, donde radica la autoridad.
Al
pueblo, al verdadero soberano, lo que le queda es reclamar su derecho
originario ante el despojo, a los militares, para que tenga algún sentido su
poder y autoridad, y como garantes de la Constitución deben restablecer el
orden violado, no hay otra, debemos recomenzar por el principio y con
orden. -
saulgodoy@gmail.com
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