Para la artista plástico Delsy Rubio, exploradora de estos mundos aurorales.
El
arte llamado contemporáneo tiene un importante hito histórico con la
finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuando el eje de influencia
artística de occidente cambia de París a New York.
El
fin de la Guerra fue importante ya que entre otras cosas supuso el fin del
período colonial de las potencias de occidente, India, el sureste asiático,
África y Latinoamérica se liberan del control colonial en el sentido que se les
permite mayor autonomía y control soberano sobre sus territorios y poblaciones,
pero principalmente, se produce una emigración masiva de estas poblaciones
hacia Europa y EEUU que impactan a esas culturas con un mayor
multiculturalismo.
Para
principios del siglo XX occidente ya siente la influencia de los
descubrimientos que hace Freud sobre el psicoanálisis y la vida del
inconsciente, al igual que el impacto que causan las diversas teorías sobre la
estructura del lenguaje y su importancia en la manera como conocemos el mundo.
El
surrealismo surge con fuerza y entre sus muchas derivaciones, el cubismo marca
de manera importante las artes plásticas, el futurismo, que también se deriva
de estos cambios profundos en la cultura de occidente, es la cuna del arte
cinético que tiene sus comienzos por el año de 1904.
Igualmente
lo que se dio por llamar el capitalismo tardío trajo nuevas formas de
organización social que a su vez afectaron la cultura, lo que el filósofo
Walter Benjamín llamaba, el arte en épocas de la reproducción industrial, se
refería principalmente al cine y la fotografía pero también a las artes
gráficas que hacía posible que una obra de arte fuera reproducida (copiada)
tantas veces como fuera necesario para satisfacer necesidades de mercado.
La
vida ordinaria de los individuos se vio marcada por una adecuación a las
necesidades industriales, tanto el crecimiento urbano como los estilos de vida
de las personas se resolvían en las necesidades de producción y consumo
dictadas por las economías capitalistas, el arte, sobre todo, se vio
influenciado por los nuevos materiales, estilos y mercados que se abrían con
las nuevas modas y tendencias.
Del
surrealismo surge una serie de ramificaciones que se convertirían en el
dadaísmo, el estructuralismo, el expresionismo abstracto, installation and performance art, el op y el pop art, los
happenings, el minimalismo, el cinetismo, hay toda una fauna de ismos que se hace difícil seguir sus
desarrollos en las artes donde incluimos la pintura, la escultura, la
arquitectura, el teatro, el cine, la fotografía, la música, la literatura, las
artes mixtas… ya para los años sesenta el mundo estalla en una constelación de
estilos y propuestas, muchas de ellas de corta vida y otras con un desarrollo
más estables y perdurables.
Una
de estas manifestaciones fue el llamado Arte Conceptual que algunos estudiosos
ubican entre 1965-1975, una década completa de desarrollo y de donde se
originaron los trabajos sobre volúmenes y relieves.
Los
artistas trabajando bajo el paraguas de Arte Conceptual aludía a sus obras como
objetos referidos a un espacio determinado, una experiencia perceptual y una
definición lingüística, algunos artista fueron incluso más allá atribuyéndole a
sus objetos elementos de cambios y desorden.
Pero
fueron definitivamente los artistas marcados por el minimalismo, los que
proveyeron la mayor parte de estas “experiencias”, artistas como Sol LeWitt y
Joseph Kosuth , grupos como Propuesta 14, o el movimiento Fluxus, hicieron propuestas muy diferentes pero todas tenían como
objeto reducir el arte a su más básico componente, la intuición, objetos que no
necesitaban de explicaciones, de atributos, de relaciones, sin cualidades,
únicamente presentando su esencia, según algunos de sus proponentes era lo más
cercano a la verdad poética.
Era
el arte como arte, que era la expresión mínima que buscaban artistas como
Mallarmé y Duchamp, Robert Morris uno de los artistas que trataba de explicar
el Arte Conceptual lo diferenciaba del pensamiento lógico positivista de la
siguiente manera: 1- Los artistas conceptuales son más místicos que
racionalistas, saltan a conclusiones que la lógica no puede obtener. 2- Los
juicios racionales repiten los juicios racionales. 3- Juicios irracionales nos
llevan a nuevas experiencias.
Morris
creía que el éxito del trabajo del artista francés Marcel Duchamp consistía en
que conectaba su obra con un muy sofisticado conocimiento del lenguaje, donde
se generaba una relación estructural.
El
artista Frank Stella desarrolló su idea de tautología en el minimalismo, el
decía: “Esto es arte porque es arte”,
no había más explicaciones, se cancelaban todos los demás argumentos, algunos
artistas utilizaron el recurso de contratar a un notario público para que
expresara en un documento que la pieza que presentaban era una obra de arte, y
el documento estaba integrado en la obra.
Picasso
decía que su sola firma costaba un millón de dólares, aunque fuera en una
servilleta, Duchamp exhibía un inodoro industrial como obra de arte, fue una
reacción en contra del objeto de arte, lo importante era la propuesta, el
concepto, para algunos, los valores.
La
idea original era el verdadero arte, lo demás era reproducción, había solo un
verdadero artista, el creador de la idea, los demás era simples artesanos
copiando obras.
El
conceptualismo, en palabras de Sophie Byrne y Lisa Moran, del Museo de Arte
Moderno de Irlanda: “Arte Conceptual
emergió durante un período de tumultos en lo social, político y cultural de los
años sesenta. Fue la reacción contra las
restricciones que se percibían en el Modernismo y por la creciente cosificación
del objeto artístico. Los artistas buscaron la manera de pensar más allá del
aspecto específico de sus medios, de las formas del arte tradicional que se
basaban en la originalidad, estilo, expresión, habilidad, permanencia,
decoración y exhibición, atribuidos a las pinturas y las esculturas. Usaron
lenguaje y textos para la diseminación de sus ideas, desmitificaron la
producción artística y negaron su visibilidad. Los trabajos de arte tomaron la
forma de declaraciones escritas, definiciones e invitaciones, Como consecuencia, este período se le conoce
como uno de la desmaterialización del objeto de arte; aunque siempre acompañado
por algún material artístico, fuera este una fotografía, boceto, instrucciones
o un mapa. Internacionalmente el Arte Conceptual reconoce el uso de ambos,
textos y materiales efímeros de uso diario, como serían objetos encontrados, de
producción en serie, fotografía, video performances, documentación y
películas.”
Esta
necesidad de asociar a la obra de arte a documentos llegó a su clímax cuando
los catálogos de las exposiciones llegaron a ser considerados principales
medios para divulgar y presentar el nuevo arte, Benjamin H.D. Buchloh en su
ensayo Conceptual Art 1962-1969 from the
asthetic of administration to the Critic of Institutiones (1990) nos dice
que para algunos artistas conceptuales, el catalogo, es la exposición.
Vemos
entonces como para el artista conceptual lo que él piensa y dice que es arte,
así sean piezas que ni siquiera fueron elaboradas por el artista, que pudieran
ser materiales industriales, de producción masiva, elementos listos para su uso
recortados o sacados de otros medios, si lo expone, así sea reproducidos en
papel o en una fotografía, si el artista lo presenta como arte, no hay manera
de contradecirlo, es arte.
Los
conceptualistas eran artistas muy serios, elaboraron sus ideas estéticas sobre
bases de la filosofía de Wiggenstein, de
la fenomenología, del estructuralismo del lenguaje, de la semiótica de
Sasseure, lograron conectar el arte con el lenguaje y el significado de una
manera tan profunda que la colección de imágenes de las latas de sopa
Campbell’s de Andy Warhol, por ejemplo, a pesar de su intención de ser un arte
para el consumo y para una cultura de masas, era un asunto de alta cultura, era
arte porque él decía que lo era, y no había manera de contradecirlo, igual que
John Cage cuando compuso 4’33, una pieza sin música y una obra maestra. -
saulgodoy@gmail.com
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