Como
estudioso de los procesos de comunicación ya he hecho un extenso análisis del
discurso chavista bajo diferentes aspectos, en este blog podrán conseguir
algunos de ellos, hoy quiero referirme al discurso de Jesús “Chúo” Torrealba,
colega comunicador social, y secretario de la MUD, quien se ha destacado como
un excelente orador, un retórico capaz (no en el sentido peyorativo sino en el
del arte de la retórica clásica) y un político de primera línea.
Hago
este análisis porque su influencia en la opinión pública y su acento en la
interpretación de la acontecer social del país es fundamental, es un observador
y actor de la realidad política venezolana, tiene una presencia y una
plataforma comunicacional importante debido a su destacada posición como vocero
de la unidad de partidos políticos que representa la MUD, por el arrastre como
líder social que tiene, fundador y motor de varias iniciativas y organizaciones
sociales que funcionan en barriadas populares y en el interior del país, porque
es una figura pública altamente visible y muchas veces determinante en el
acontecer de la política nacional.
Es un
comunicador con escuela, un hombre fundamentalmente de la radio que en medio de
la hegemonía comunicacional que ha implantado el chavismo en el país representa
muchas veces la única voz de la disidencia, la única crítica en medio del
pensamiento único.
Dicho
esto, debo dejar muy en claro que Torrealba es un socialista de convicción, con
una tradición de izquierda que le viene de cuna, y que muchos de sus valores y
principios vienen de esa ideología emparentada con el comunismo, de allí su
constante mención a sus orígenes humildes, a su vida en el barrio, la cual
dignifica, a su pertenencia a una clase social que es indudablemente la mayoría
del país, a su relación cercana a la clase obrera y trabajadora y a la cruzada
en organizar políticamente a estos grandes sectores de la población para que
tengan voz y participación en los asuntos de gobierno que les incumben.
Torrealba
es un eficiente operador político de la misma escuela (copeyana) que lo es
Julio Borges, su compañero de bancada en la MUD y representante del partido
Primero Justicia, creo que entre ambos hay una especie de acuerdo de intereses
para repartirse el poder en caso de llegar juntos a un gobierno de transición,
Torrealba es fuerte en los barios de la capital y Borges dispone de una aparato
partidista nacional, Torrealba tiene ascendencia en la mayoría popular y
Borges, que no es un líder carismático, dispone de arraigo entre la clase media
y se maneja mejor desde el punto de vista organizacional.
Torrealba
tiene a su disposición un proto-partido llamado El Radar de los Barrios que se
encuentra en plena expansión y del cual ya empiezan a descollar figuras en el
poder local; Chúo insiste una y otra vez que no tiene interés en ocupar ningún
cargo público y que su interés no es político, pero se le ven las costuras,
dice haberse convertido en la principal figura del oposición venezolana por
puro amor a la patria y porque quiere otro país para sus hijos, este argumento
quizás sea una estrategia para salir del radar de enemigos del gobierno, ya que
todos aquellos políticos de oposición, que se distingan o le hagan sombra al
chavismo terminan presos, o que sea una fórmula de mercadeo político como la
que empleó Julio Cesar, que no accedió a ser Emperador hasta que el pueblo todo
lo aclamara, pero de que trabajó para conseguir el cargo lo hizo, y con
denuedo.
Yo en
lo personal creo que un nuevo gobierno socialista para Venezuela sería fatal
para su futuro, y esa “llave” Primero Justicia-El Radar de los Barrios no va a
traer nada bueno, el modelo que esa gente tiene en la cabeza es el de
retrotraernos a un gobierno con el mismo estilo adeco-copeyano del siglo
pasado, un estado fuerte y benefactor, una gran masa de personas disfrutando
del clientelismo político, de nuevo el presupuesto nacional utilizados con
fines proselitistas, una mínima apertura al sector privado y una gran
injerencia del estado en todos los asuntos nacionales, es la misma fórmula
populista que nos trajeron la maldición chavista.
De
las cosas que menos me gustan del estilo político de Chúo Torrealba es su
cultivo de una idolatría hacia su persona, dice sentirse apabullado e incómodo
con las lisonjas que a diario su público le hace, pero las permite, su programa
de radio es un foro de admiradores que no cejan en darle bendiciones y aprobar
cada una de sus palabras y conceptos, si quisiera ya hace mucho tiempo hubiera
desmontado ese patrón de comportamiento de su público, pero bueno, a lo mejor
lo necesita para sus planes promocionales.
No se
siente cómodo con las críticas, cree que la unidad es un fin en sí mismo por lo
que aborrece todo aquel que no acate línea de la MUD, desprecia a quienes llama
los “guerreros del teclado” que somos todos aquellos que tenemos opinión propia
y cuando no nos gusta lo que la MUD hace, lo decimos, para Torrealba, sólo son
políticos aquellos que comulgan con el real politik que se juega con el
chavismo, los demás son unos desesperados y violentos.
Chúo
como buen socialista es sumamente hábil para sustraerse de las
responsabilidades y culpas que debiera afrontar por sus fracasos, que han sido
muchos e históricos, pero con un cinismo (en el sentido clásico de la escuela
griega) imperturbable, se sustrae de los señalamientos de los que ha sido causa
y factor para criticarlos y desmontarlos como si no hubiera tenido parte en
ellos.
Cuando
explica las decisiones de la MUD, sobre todo en estas últimas de las mesas de
diálogo con el gobierno, las justifica de tal manera que pierden su verdadero
significado, se convierte fácilmente en un intérprete de las decisiones más que
en un informador, y esas interpretaciones vienen tan cargadas de buenas
intenciones y deseos (precisamente para alejarlas de la crítica) que las
desfigura y termina diciendo otra cosa de lo que realmente sucedió.
Un
día dice una cosa y al día siguiente la desmiente, en una semana está
justificando las acciones de calle y en la otra las condena y las desestima,
hace toda una argumentación para explicarnos lo importante que es el referendo
pero cuando van a negociar el punto ni siquiera aparece en agenda, de esta
manera mantiene a su público en ascuas sin explicar ni aceptar su
responsabilidad en estos cambios de última hora.
Me
refiero por ejemplo al caso del juicio político que se les estaba haciendo a
Maduro en la Asamblea Nacional, o a la marcha hacia Miraflores que luego fueron
cancelados en aras de hacer viables las mesas de diálogo con el gobierno, ahora
critica el primero porque no estaba en la Constitución, y reniega del segundo
porque la marcha, hacia el edificio público que ocupa Maduro como sede
administrativa de su gobierno, iba a terminar en una masacre, pero mientras se
montaban los dos escenarios y como representante de la MUD en ambos jugó un
papel importante como promotor o por lo menos nunca argumentó en contrario.
Cuando
decidió sentarse en la mesa de negociación (supongamos que fue una decisión
unánime de todos los factores políticos de la MUD) lo atribuye a la
intervención de un tercer factor que fueron los enviados del Papa Francisco, en
ningún momento se atribuye la decisión.
Como
dice un buen amigo, Chúo Torrealba pertenece a ese grupo de privilegiados
oradores que cree, que si se encuentra ante un pelotón de fusilamiento y le
permiten hablar, no será ejecutado debido a su capacidad persuasiva.
Su
verborrea es impresionante, en el mismo estilo de Hugo Rafael Chávez, tiene una
capacidad de análisis buena y maneja los escenarios sociales con realismo, es
excelente para construir excusas, se maneja bien con la parte emocional, un
poco novelero pero no abusa, conoce bien a su público y se maneja con respeto y
buenos modales, por lo menos permite que el otro se exprese aún cuando no está
de acuerdo con lo que dice.
Creo
que en el fondo es un demócrata, pero su gran problema es su comportamiento
como predicador moral, cree en los principios que le han inculcado y los
promociona como verdaderos y dominantes, y aunque no le gusta hacer alusión a
su ideología socialista sus expresiones morales y éticas todas, parten de esa
expresión colectivista del pensamiento marxista, para él son importantes los
conceptos de “justicia social”, de distribución equitativa, de igualdad antes
que individualidad, de compromiso antes que libertad, la pobreza y los
desposeídos tienen connotaciones casi que sagradas, está muy cercano al
discurso de la teología de la liberación y al del populismo, cree en una
sabiduría colectiva, es un estatista a ultranza y un pacifista nominal, tengo
la impresión, por su naturaleza socialista, que recurriría a la fuerza
institucional para imponer su criterio moral sobre el otro.
Su
discurso es fundamentalmente optimista, no parece ser muy amigo de la libertad
de los mercados para la determinación de los precios, ni la del libre juego de
la oferta y la demanda, creo que tiene serias reservas con el sistema
capitalista y con el concepto de globalización, aboga por una industria
petrolera-mineral en manos del estado y comulga con ciertos postulados del
eco-socialismo.
Cuida
mucho su imagen pública a la que trata de mantener sin mácula ni como
provocadora de situaciones confusas y moralmente cuestionables, cuando se vio involucrado en el asunto de
reuniones secretas en la República Dominicana negó el asunto hasta que le fue
posible, y cuando las evidencias surgieron de que estas reuniones estaban
pautadas, ignoró olímpicamente el señalamiento; es nacionalista y un firme
defensor de la forma de organización política del estado-nación, dudo mucho que
esté ganado para nuevas fórmulas como el da las regiones autonómicas y un
gobierno federativo.
Su
defensa de las formas de reunión colectivistas (comunas, sindicatos,
asociaciones de vecinos, gremios, organizaciones patronales, y fuerzas armadas
nacionales, entre otras) lo retratan como un organizador social de grandes
grupos e intereses comunes, es obvio que considera que una parte del chavismo
es rescatable para la democracia y me temo que esté en el bando que apoya una
ley de amnistía como fórmula para avanzar en la reconstrucción del país.
A
Chúo, pareciera, lo están preparando como candidato presidenciable, otra oferta
más en del bando socialista de la MUD y que quieren contraponerlo a Capriles, lamentablemente
para el país, tales candidatura adolecen de serias inconsistencias y
debilidades, sus actuaciones se caracterizan por una constante inestabilidad en
sus posiciones principistas.
Torrealba,
Borges y Allup manejan la MUD como si fuera una panadería, allí se hace lo que
los tres socios dicen, el público, si no les gusta el pan o/y el servicio que
se vayan a otro negocio, lo malo con esa mentalidad es que van a perder la
clientela mucho más rápido de lo que creen, el hastío de los venezolanos por la
incapacidad y la falta de inclusión está llegando al límite.
Creo
que el momento es propicio para que la derecha venezolana, la verdadera derecha
liberal clásica, se vaya preparando y organizando para darle al país otra
alternativa que no sea más “chavismo light”, y en este sentido el empresariado
venezolano debe despertar de su arrobamiento con la izquierda que tan mal los
ha tratado, y dirigir sus opciones hacia la derecha de donde nunca debieron
salir. - saulgodoy@gmail.com
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