jueves, 24 de noviembre de 2016

Hayeck y el nuevo mund



El economista de origen austríaco, pero hombre universal, Freidrich von Hayek, ganador del Premio Nobel de Economía en 1974, fue el economista más importante de la post guerra y el más influyente en la construcción del Nuevo Orden Mundial, que es el que estamos viviendo, debería ser el hombre más odiado por el chavismo, el enemigo personal de gente como Nicolás Maduro, aunque estoy seguro que en ese mundo de oscuridad, raterismo e ignorancia se pueden contar con los dedos de una mano, quienes sepan quién era von Hayek.
Este hombre fue lo que llaman un científico social, su trabajo abarcaba mucho más que su área de experticia y tuvo que estudiar no sólo sociología, historia y derecho, áreas en las que destacó como un erudito, sino que exploró los mundos de la ética y la religión en los que se distinguió como un profundo observador de la naturaleza humana.
So obra es prolífica y densa, hincarle el diente a cualquiera de sus libros no es cualquier cosa, fue un autor que no dejaba cabo sin atar, todas sus ideas estaban brillantemente argumentadas y soportadas por un cúmulo de evidencias que las hace en extremo, difíciles de rebatir, es por ello que los economistas socialistas, o aquellos que se autodenominan científicos marxistas prefieren rodear la monumental obra de Hayeck, o como hace la mayoría, simplemente ignorarlo.
Pero un economista que se respete no puede ignorar simplemente lo que dijo Hayeck pues se tratan de las tesis que soportan el actual sistema económico occidental, el capitalismo tal como lo conocemos hoy en día se entiende gracias a las explicaciones de Hayeck, si se quiere comprender lo que significa el libre mercado, el cómo funcionan la oferta y la demanda para producir un sistema perfectamente auto controlado de precios, porque los entes reguladores de las economías producen tantas distorsiones, entender cómo funciona el dinero y el papel de los bancos, el cómo encaja la economía productiva dentro de los planes de desarrollo de las naciones, cómo se producen las crisis económicas y cómo quiebran las economías, entonces hay que leer a Hayeck.
Pero Freidrich se tomó la molestia e hizo algo imperdonable para el comunismo, y es quizás la razón por la que ni hablan de este gran hombre, lo ignoran y desearían que nunca hubiera existido, tomó al socialismo, lo estudió al detalle, tanto en teoría como en la práctica, y demostró de la manera más incontrovertible, porque el socialismo jamás funcionó y nunca funcionará como modelo económico, de hecho, dejó por sentado que el socialismo no es un modelo económico, sino una ideología, un cuento de camino, equivocado en sus más básicos principios y a pesar de autodenominarse “científico”, no pasa de lo que es, un sueño, una utopía.
Por supuesto existen los socialista que reclaman que no hay nada de malo en tener sueños, ilusiones de un mundo mejor y más justo, pero si esas fantasías, para cumplirse, arruinan a millones de familias, si para soñar es necesario poner a pasar hambre a tu prójimo, encadenarlo y quitarle su libertad, arrojarlo a una cárcel para que se muera de mengua, entonces sucede algo muy malo con esas ideales, pues todos los socialismo terminan en estados policiales, necesarios para imponer por la fuerza el sueño socialista.
Hayeck prácticamente desmontó al estalinismo, al nazismo, al estado soviético después de Stalin y su órbita de países al este de Europa, estudió a cada una de sus partes, los llevó a su mesa de trabajo, los midió, detalló como operaba la planificación centralizada, el intervencionismo estatal, el control de precios, las regulaciones monetarias, el sistema de cuotas de producción, la distribución de acuerdo a las necesidades, la economía de guerra, la falta de incentivos como márgenes de ganancias e intereses sobre el capital, puso en funcionamiento el valor del trabajo por sobre el valor del capital y al final todo resultaba en un estrepitoso fracaso.
Y no escatimaron esfuerzos en tratar de desmentir los copiosos estudios de Hayeck, que junto a los que hizo su maestro en Viena, Ludwig von Mises, constituyeron los mejores estudios al detalle, de las economías socialistas que descubrían sus contradicciones, ineficiencias y mentiras, fue así como los mejores economistas y expertos en econometría soviéticos, chinos y de la Europa oriental trabajaron por largos años tratando de contradecir los resultados de aquellos estudios y no pudieron, a lo sumo dejaron unos enormes tratados esotéricos de cifras, fórmulas y cuadros que ya nadie lee.
Hayeck recibiendo el Premio Nobel de economía en 1974
Las refutaciones de  Mises y Hayeck al socialismo siguen hasta el día de hoy, tanto en la práctica como en la teoría, incólumes, la tesis central que ambos defienden es que el socialismo aplicado a la economía hace imposible el cálculo económico, por lo tanto es imposible ningún tipo de control racional sobre sus mecanismos, por lo que concluyen que las economías bajo el socialismo solo trabajan bajo el dictamen y las corazonadas de los llamados “expertos” y las “puntadas” y designios del dictador, y es la razón por la que una persona seria, inteligente y responsable jamás caerá atrapado por los cantos de sirenas del socialismo, eso se lo dejamos a personas disfuncionales como a Maduro, Chávez, nuestros socialistas endógenos (entre ellos los del partido Primero Justicia) o el Papa Francisco.
Hayeck creía un error anteponer los valores espirituales y morales a los intereses más mundanos y prácticos donde se resolvía la libertad humana, sobre todo en asuntos económicos, aunque reconocía los aportes del cristianismo en la formación del concepto de libertad, no aceptaba las pretensiones supra económicas que pretendía imponer la Iglesia en los asuntos del hombre trabajando por satisfacer sus necesidades materiales.
Al momento de resolver necesidades económicas la religión sobra, es una carga que distorsiona tanto el panorama como los resultados, al igual que el concepto del bien común al que veía como una amenaza a la libertad, y la libertad la ataba al gobierno de las leyes, pero tenían que ser leyes que tuvieran las siguientes condiciones: las leyes tenían aplicación para todo el mundo, sin privilegios, debían ser predecibles y no de aplicación arbitraria, el papel del estado debía ser limitado por una constitución escrita.
Sencillo pero funcionaba, ese es el basamento de todo sistema liberal clásico; Hayeck nunca se cansó de decir que la libertad humana era el tesoro más preciado de la humanidad, y que tiene que ser defendido de sus enemigos a todo momento.
No hubo en el mundo académico un enemigo más consistente y mortal al llamado estado bienestar que este maestro de la economía capitalista, mientras estuvo como profesor de la Universidad de Chicago advirtió en contra de incrementar los gastos del gobierno en alimentar la burocracia que atendía los programas sociales, que no son otra cosa que mecanismos perversos del socialismo por atrapar en sus redes a un público clientelar y fomentar el parasitismo, es decir, los programas sociales lo que hacían eran robarle la autonomía al ser humano y convertirlo en un dependiente del estado.
De estas tesis desarrolladas por Hayeck queda muy claro que la libertad económica es fundamental para la libertad individual del ser humano, si no hay libertad económica, si no es posible que el hombre satisfaga sus necesidades materiales por sí mismo, por medio de si ingenio, su conocimiento y su trabajo, lo demás es inútil, el hombre se hace esclavo, dependiente de quien lo auxilia.
Hayeck con el presidente Ronald Reagan
En estos días escuché una conversación en un bar, de un chavista que hablaba maravillas de los comedores populares que había visto en Cuba, visitó a dos de estos establecimientos donde podían atender a 800 personas por cada comida y se maravillaba de cómo el estado estaba en capacidad de atender a tanta gente necesitada, le interrumpí para preguntarle si le parecía natural o lógico que esas miles de personas dependieran de que el estado les diera de comer, como si estuvieran alimentando animales para el matadero, que si no le llamaba a la suspicacia que en un país la gente tuviera que acudir en tan gran número para ser alimentada por medio de una tarjeta de racionamiento, el asunto terminó en una trifulca donde afortunadamente, la mayor parte de la gente se puso de mi lado y en contra del chavista y sus guarda espaldas.
Le recomiendo a mis compatriotas que se tomen el tiempo de buscar los libros de Freidrich von Hayek, que lean y se informen de lo que este extraordinario hombre dijo hace más de 60 años, sobre lo que hoy nos está sucediendo a los venezolanos, les aseguro que será un tiempo muy bien invertido.   -   saulgodoy@gmail.com







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