lunes, 7 de noviembre de 2016

¿Somos la MUD?


"Personas que no usan su inteligencia no son mejores que los animales que no tienen inteligencia. Estas personas son bestias de carga y filetes de carne en la mesa por decisión y voluntad propia."

Del libro Armas Silenciosas para una guerra tranquila.

Cuando prácticamente nos estamos jugando el derecho a la vida,  de poder alimentar a nuestras familias, cuando están en peligro nuestras libertades mas importantes, como la de poder pensar y decir lo que pensamos, cuando tenemos que defender a nuestros seres más queridos para que no sean víctimas de unos criminales y violadores, en ese momento, que es el más crítico para nuestra existencia, lo que hagamos o dejemos de hacer dice mucho de nosotros, como sociedad y como individuos, en quiénes confiamos nuestra primera línea de defensa, que en nuestro caso serían nuestros representantes políticos, habla de nuestra capacidad de sobrevivencia.
Esa institución que se resume en el acrónimo de la MUD (Mesa de la Unidad), ya indica el tipo de personas que pudieran integrarlas; si decimos que es una mesa, es algo muy diferente a llamarla un frente, o una alianza, o una coalición, o una fuerza, o tan siquiera una organización para…
¿Para qué sirven las mesas? En su acepción más general, para comer, pero también para trabajar e, indudablemente, para negociar, que creo, resume el espíritu de quienes la crearon, una mesa negociadora de la unidad, que tuvo como antecesoras a una serie de otras organizaciones que terminaron fracasando en sus propósitos, claudicando ante el régimen chavista.
Detrás de todos estos esfuerzos estaba el interés electoral, que es lo que ha distinguido la agenda de nuestra oposición, es decir, de todo el espectro de significaciones y el accionar político, sólo lo electoral ha sido relevante y marcado con el sello de democrático, pacífico y constitucional, con lo que se ha dejado por fuera la política confrontacional, la lucha de calle, la de huelgas, paros, boicots, barricadas, tomas, trancas, enfrentamientos, resistencia, quemas, destrucción de íconos y monumentos, enfrentamientos armados y todo lo que pudiera significar violencia política, que incluiría acciones extremistas como las terroristas, atentados, secuestros, asesinatos selectivos, sabotajes, ataques a blanco militares, robo de armas y explosivos, destrucción de naves e instalaciones estratégicas y un largo etcétera.
La historia política del mundo ha estado signada por manifestaciones políticas que han estado apartadas de las mesas, de la negociación, del diálogo, y se han concentrado en ese catalizador de cambios que es la violencia política; porque digan lo que digan los pacifistas, la violencia política ha sido la madre de todos los cambios estructurales en las sociedades, y Carlitos Marx y sus seguidores como el MBR2000, lo sabían, lo practicaron y cosecharon la mies. En la historia reciente del país ha quedado demostrado que, sin los intentos de los golpes de estado, Hugo Chávez y su movimiento revolucionario no hubieran nunca llegado al poder.
De hecho, el gobierno de Nicolás Maduro utiliza diariamente la violencia política para poder mantenerse en el poder, todas estas formas de violencia que he enumerado, más las que son características del propio estado, como el recurrir a procesos judiciales, encarcelamiento, tortura, tratos crueles e inhumanos, confiscaciones, espionaje, seguimientos, incautación de documentos personales y de identidad, prohibición de libre expresión y de emitir opinión y, por sobre todo, el uso del hambre como herramienta de control social, son prácticas cotidianas contra elementos de la oposición.
De modo que tenemos una confrontación bastante irregular y desequilibrada, que resulta todavía más injusta porque el gobierno criminal de Maduro tiene el control hegemónico de los medios de comunicación, con lo cual desinforma y oculta buena parte de sus ataques y desmanes, manipulando a su favor los desesperados intentos de la población por defenderse.
¿Cuánto puede aguantar una población conducida por sus líderes para soportar tal cantidad de castigo por parte de un gobierno corrupto y asesino? ¿Cuál es el límite humanamente posible de tanto pacifismo? ¿Acaso la Constitución le ordena al pueblo asimilar tan brutal tratamiento sin posibilidad de que responda de la misma manera? ¿Es acaso una actitud democrática la de despachar a los sectores más vulnerables de la sociedad a una muerte segura, para complacer una regla moral que no está escrita en ninguna parte?
La MUD ha llevado esta ordalía hasta el punto de mantener a la población en un desesperado control para que no recurra a la violencia política, para que no se desborde ante el obvio intento del gobierno por exterminar a los que se oponen por medio de las armas, el hambre y la desesperación, mientras ellos, los políticos de lo posible, ensayan su agenda de diálogo y conversaciones, bajo la pretensión de que 30 millones de personas son incapaces de defenderse de 150.000 agresores armados.
Esta aprensión enfermiza de los líderes de la MUD de negar la posibilidad de otra forma de lucha política, con violencia ante la violencia, ha llevado a la oposición a que sean percibidos como unos cobardes y aguantadores de lo que sea, como si esta actitud fuera la más racional, aplaudida y encomiada en el mundo; de hecho, ya lo que provocamos en risa y lástima, un pueblo que no quiere defenderse, no porque no sabe, sino porque sus supuestos líderes quieren competir por el premio Nobel de la Paz, un pueblo que no merece respeto alguno, ni tiene derecho a tener un país y, menos, un gobierno democrático.
¿Qué le pasa a esa gente? ¿De dónde salieron? ¿Quién los puso allí?
Veo que el vocero de la Unidad, el Sr.Torrealba se ha distinguido como un predicador de una torcida moral, que descarta de plano el principal deber de un ser humano, que es mantenerse con vida y con dignidad; su retórica es enfermiza, llena de incongruencias, de lugares comunes (“la violencia lo que genera es más violencia”, por ejemplo) y un discurso cristiano decadente, de argumentos circulares, de marchas y contramarchas, todas perfectamente justificadas en su mundo de perfectos ciudadanos cumpliendo la ley.
Torrealba es la punta visible de un oscuro iceberg socialista y principista,  pero detrás de él están los verdaderos operadores de esta carnicería humana, los Borges, los Capriles, los Ramos Allup, los Timoteos Zambrano, que parecieran estar en contubernio con los criminales y enfermos del régimen, para perpetuar la matanza mientras ellos les mantienen a los chavistas el rebaño apacible.
Si ésta es la labor de los partidos políticos (que no lo es), entonces deberíamos prescindir de ellos hasta que tomemos el control del país y del gobierno; no podemos permitir que esos energúmenos sigan saqueando a nuestra Venezuela con absoluta impunidad.
Al Vaticano ni al Departamento de Estado les interesa nuestro destino, ningún país latinoamericano derramará una lágrima por nuestros muertos, nadie prestará uno solo de sus soldados por nuestra causa, hasta que nosotros no hayamos enfrentado nuestro destino, no como víctimas propiciatorias, sino como buenos padres de familia, que harían todo lo posible por preservar la integridad de su hogar, luchando contra el enemigo, no negociando con él sin haber disparado un solo tiro, sin importar el costo; porque es preferible morir en el intento por liberarnos del yugo comunista, que tener que mal vivir como esclavos, sirviéndoles.
Lo que hicieron los dirigentes de la MUD fue un acto de irresponsabilidad supina, no sabiendo cómo actuar en estas circunstancias, se plegaron desesperadamente a las faldas de una sotana que no tiene la menor idea de cómo solucionar nuestra crisis, excepto apostarle a quien tiene el garrote para que no nos dé tan duro.
Se lavaron las manos, le pasaron la responsabilidad al Vaticano rojo rojito y un coro de vestales que nos piden aguantarnos a los criminales, la MUD renunció a su liderazgo de la manera más oprobiosa y cobarde, luego de convocarnos y constatar que todo el país está harto de la situación provocada por Maduro, en vez de renunciar, de poner sus cargos a la orden, que hubiera sido lo más honesto, para que un relevo de dirigentes tomara las nuevas iniciativas, prefirieron, como buenos chavistas, aferrarse al poder y pasarle la papa caliente al Papa comunista.

¿Y que puede haber detrás de esta jugada para el cogollo que rige la MUD? Pues estoy seguro deben estar negociando con el chavismo alcaldías y gobernaciones, contratos y regiones, deben tener reuniones secretas para avanzar en su estrategia electoral a costa de todos nosotros, la pregunta es ¿Se lo vamos a seguir permitiendo?
Todavía resuena en mi cabeza el terrible comentario del dictador Maduro: “la oposición tiene que acostumbrarse a dejarse gobernar por la revolucion”.
Al menos… al menos que todos nosotros seamos como la MUD, unos insignes habladores de pendejadas, y en el fondo, unos sumisos masoquistas.   -   saulgodoy@gmail.com




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