Me molesta desde el punto de vista político, lógico, estructural y del discurso, el asunto del reconocimiento de los partidos políticos de la oposición hacia las instituciones del gobierno de Maduro, este es un asunto clave y principal para entender toda esta maraña de relaciones, contactos, negociaciones, estratagemas y políticas que se han fraguado desde la supuesta victoria electoral del chavismo en el año 2013.
La
victoria electoral de Maduro estuvo empañada por una serie de acusaciones y
reclamos que dejaron en entredicho la validez de la misma, la supuesta victoria
fue por un estrecho margen, se interpuso el mecanismo para un reconteo de votos
que el gobierno aceptó en un principio, pero luego ignoró, fue el mismo
candidato Henrique Capriles quien al final, aceptó su derrota, a partir de ese
momento el gobierno revolucionario socialista continuó con la imposición del
llamado Plan de la Patria, que en mucho aspectos era un programa de gobierno
inconstitucional y antidemocrático.
El
gobierno de Maduro se caracterizó desde el primer momento, en gobernar a fuerza
de decretos presidenciales y de poderes extraordinarios otorgados por
situaciones de emergencia, acaparando para el Ejecutivo mayor control sobre diferentes
ámbitos de la vida nacional, que ejercía de manera unilateral, sin ningún tipo
de respeto o reconocimiento por el proceso democrático, sin consulta ni
contraloría, desconociendo la separación de poderes.
No
tardó el gobierno de mostrar, de manera abierta, su estrecha relación con el
narcotráfico, con el contrabando, con la corrupción en el sector petrolero, con
el crimen organizado alrededor del sistema cambiario nacional, se descubrieron
cuentas secretas en el extranjero a nombre de funcionarios chavistas con
enormes cantidades de dinero que no podían justificar.
El
país fue descubriendo que teníamos un gobierno bandido, pero no nos dieron
tiempo de pensar en ello, el ataque inmisericorde que le montó Maduro a la
empresa privada venezolana, ahogándola con un excesivo control de su actividad
y de toda posibilidad de conseguir divisas, igualmente lo hizo en contra del
comercio formal para favorecer una economía informal, paralela, como todo lo
que hace el comunismo, sustituyendo el proceso económico del libre mercado por
uno socialista controlado por el estado, con una planificación central y una
ejecución de medidas por parte de militares.
Luego
del triunfo de la oposición el 6 de diciembre del 2015 donde se pudo recuperar
la mayoría en la Asamblea Nacional hubo un cambio sustancial en la política del
chavismo, ante aquella multitudinaria manifestación de que habían perdido el
apoyo popular, decidió incrementar las medidas de biocontrol sobre la
población, principalmente en lo referente a los alimentos y las medicinas, mientras
nuestras reservas internacionales se iban a pique y se secaban las fuentes de
financiamiento internacional, se aplicó un torniquete al país y lo que entraba
por nuestros puertos era bajo su estricta supervisión del estado.
Paralelamente
continuó el proceso de destrucción del aparato productivo del país, con la
finalidad de eliminar empleos y fuentes de trabajo, aplicó un control férreo
sobre la política monetaria, incrementando la existencia de dinero inorgánico
en la economía nacional, todo lo que el país consumía, era importado, y pasaba
necesariamente por sus manos.
A
este dantesco cuadro de ruina sistemática del país se le unió la quiebra
técnica de PDVSA, la imposibilidad de conseguir dinero fresco para seguir el endeudamiento,
la destrucción de nuestros ecosistemas principales en una alocada actividad
minera en busca de recursos para sostener al gigantesco estado en que se había
convertido, un ogro filantrópico que permitía, que más y más venezolanos
parasitaran de los cada vez menos recursos que disponía, de esta manera la
nómina del estado creció de manera anormal en proporción inversa a su
efectividad.
Un
auge inusitado de la actividad delincuencial, de masacres y asesinatos
horrorosos, de un incremento en los presos políticos, de pena de muerte y
tortura, ahora institucionalizada por medios de las miserables OLP, que no eran
otra cosa que grupos de exterminio del gobierno, eso, y la inflación galopante,
marcaron la estrategia de Maduro: haz del país un infierno y podrás gobernar
para siempre.
Por
supuesto, a todas estas iniciativas diabólicas made in Cuba, las aderezó con la gigantesca campaña de propaganda
que el país estaba bajo un despiadado ataque del Imperio, que había una guerra
económica donde la oposición jugaba un papel estelar en contra de la nación.
¿Cómo
podía enfrentar nuestra oposición, fundamentada en el liderazgo de los partidos
políticos, esta situación tan difícil?
El
único frente vivo que teníamos era la Asamblea Nacional que a pesar de contar
con un enorme apoyo popular se sentía menos que el gobierno, y a pesar de las
buenas intenciones, y de anunciar algunas iniciativas agresivas como la de
intentar remover del poder a Maduro, muy pronto empezó a perder la confianza y
aceptar imposiciones del gobierno.
Creo
que una de las causas de esta caída de la confianza de nuestros diputados
radicaba en que había figuras políticas importantes, que eran al mismo tiempo
directores de sus partidos políticos, directores de la Asamblea Nacional y
directores de la MUD, creando un conflicto de intereses, entre lo que le
convenía a los partidos y lo que era mejor para sus representados.
Como
acaparadores del poder, llevando tres sombreros al mismo tiempo, interfiriendo
con las distintas agendas que debían administrar, provocaron cortocircuitos en
cada una de las instituciones que representaban, lo que era bueno para sus
partidos y sus intereses electorales, muchas veces no era necesariamente bueno
para el resto del país y el rescate de la democracia.
Esa
Mesa de la Unidad se constituyó para mantener cohesión entre la sociedad civil
y el estamento político, una unidad que nace por la necesidad de enfrentar a un
enemigo monolítico, de un único pensamiento y acción que era el PSUV a quien se
le permitió confundirse con el gobierno.
Esa mesa
de la unidad democrática tenía, querámoslo o no, muchas similitudes con la del
PSUV, empezando por el principio de autoridad y disciplina, al mejor estilo de
los partidos únicos estalinistas y maoístas, una estructura vertical, una
cadena de mando que no se cuestionaba, con una sola estrategia y una sola
acción.
Yo
creo que hay factores dentro de la MUD que pretendían que nos comportáramos
como chavista al momento de obedecer directivas sin chistar, la mentada
“unidad” de la que nos hablaban, era la de obedecer como un solo hombre las
órdenes del amo.
Pero
afortunadamente el espíritu democrático, la diversidad de opiniones y puntos de
vista, la disidencia y el juego de la libertad de opinión, prevalecieron a los
intentos de dominar políticamente la agenda de la MUD, gracias a la
participación de analistas, periodistas, opinadores profesionales, críticos e
editorialistas en los medios libres de comunicación y en las redes sociales, se
desnudaron situaciones verdaderamente preocupantes, reuniones secretas con el
gobierno, agendas ocultas, negociaciones con mediadores extraños.
Gracias
a estos “guerreros del teclado” que se oponían a los designios de una MUD
pragmática, interesada en que el gobierno continuara consolidándose sin
problemas, a cambio de unas supuestas participaciones electorales en las
regiones, posiciones salidoras en unas elecciones a gobernadores y alcaldes, en
la obtención de partidas presupuestarias retenidas, en liberar algunos líderes
considerados esenciales para los intereses de la MUD, mientras que otros presos
eran dejados al olvido por indeseables.
La
oposición muy pronto se enteró que no todos en la MUD decían la verdad y
defendían nuestros intereses, que habían partidos políticos que estaban
utilizando medios y periodistas pagados para atacar a los guerreros del teclado
y desprestigiarlos ante la opinión pública como fichas del gobierno, cuando la
realidad era todo lo contrario, un truco muy chavista.
Todavía
hay sectores dentro de la MUD que creen poder operar al viejo estilo de hacer
política en el país, caudillista, personalista, sin consulta y sin rendir
cuentas, pero los errores han sido demasiado notables, el daño causado no puede
pasar inadvertido, sentarse de manera unilateral, en esas infames mesas de diálogo
con el gobierno autista, con la excusa de que por estar involucrado el Vaticano,
era razonable darle aire al gobierno de Maduro, atrapado en sus propias contradicciones,
pudieron detener el “momentum” que
llevaba la calle, pero no el empuje de todo un pueblo decidido a terminar con
este gobierno fallido.
¿Pero
cuál fue la estrategia de lucha que escogió la MUD para enfrentar al cíclope?
Una muy razonable (aunque no es la que yo hubiera escogido), el apego estricto
a la Constitución, y esto tiene su lógica, tenemos una Constitución que
afortunadamente todavía protege los derechos fundamentales de los ciudadanos en
democracia, donde pervive aún la separación de poderes y donde la legitimación
de los gobiernos dependen de la voluntad popular.
El
gobierno de Maduro tiene la gran desventaja que funciona fuera del marco
constitucional, para poder llevar a cabo una gran parte de sus acciones
políticas tiene que violar la ley e ignorar la Constitución, fue un gobierno
que se aprovechó de los procesos electorales y de la voluntad popular para
llegar al poder, mal que bien no debería obviarlos al momento de gobernar, pero
lo hace, y al hacerlo se deslegitima, pierde autoritas, deja de ser institucional y se convierte en gobierno de
facto.
Esta
posición le ha acarreado innumerables problemas nacional e internacionalmente,
actuando como un gobierno sin ley, con catadura de forajido, incumpliendo los
mínimos acuerdos para la convivencia entre países civilizados, se ha convertido
en un paria, en un leproso de bubas y úlceras malolientes, que intenta ser
aceptado en el concierto de naciones como un igual.
Pero
al apegarse al texto constitucional, la MUD, pareciera, que tiene la obligación
de reconocer a instituciones que fueron constituidas de manera ilegal por el
partido de gobierno, fuera de la letra de la constitución, empezando por la
misma Presidencia de la República que la ocupa un ciudadano que no ha llenado
los requisitos exigidos, el de la nacionalidad venezolana, por ejemplo, o el de
los miembros del CNE, que ninguno es independiente y son activistas de partidos
políticos, o el de los magistrados del TSJ tan malamente constituido en el
término del último minuto de ejercicio de las facultades de los diputados
salientes en la anterior Asamblea Nacional, sin llenar, los magistrados
designados, los recaudos de ley.
Mi
pregunta ¿A qué constitución se está apegando la MUD? Cuál es el argumento que
los hace validar a unas instituciones ilegítimas y a respetarlas como si
tuvieran un origen perfectamente constitucional y no producto de la trampa y la
deslealtad a la República.
Me
imagino que alguno de sus consultores legales, de esos sabios
constitucionalistas que abundan en el entorno de la MUD, les habrá dicho que si
querían ser reconocidos como Asamblea Nacional, debían reconocer a los otros
poderes, secuestrados por el gobierno, así estén cojeando en su legitimidad.
El
TSJ es absolutamente un producto del bandidaje y la falta de respeto a la
inteligencia humana ¿Porqué darle reconocimiento? ¿Porqué acatar sus sentencias?
Cuando todo el mundo sabe que son todas una ristras de delitos en contra de la
Constitución.
¿Porqué
sentarse a dialogar con unos narcotraficantes y asesinos? Que de bueno de puede
sacar de un gobierno que usa vidas humanas, como es el caso de los presos
políticos, como fichas de canje en unas conversaciones que no tienen ningún
sentido, y que para complacer agendas de otros países, obligaron a pisar el
freno de las manifestaciones del pueblo en la calle.
La
ambigüedad del discurso de la MUD es impresionante, no tanto por las
contradicciones en que incurre para demostrar que dialogar es lo que hacen los
demócratas, sino por las pataletas que le dan a sus directores cuando son
criticados por sus inconsistencias, dando un pésimo ejemplo de tolerancia e
integridad, no es insultando a quienes critican, si se consideran verdaderos
políticos profesionales debería aceptar responsabilidades y dar explicaciones
plausibles, no comportarse como chavistas mal encarados tratando de imponer
censura o haciendo campañas sucias.
Viene
ahora una nueva directiva en la Asamblea Nacional, creo que debería haber
también una renovación en las directivas de los partidos políticos, ¿Y por qué
no? Un cambio en la directiva de la MUD, el país ahora está muy atento a lo que
va a suceder. - saulgodoy@gmail.com
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