martes, 6 de diciembre de 2016

La inconsistencia de la MUD





Me molesta desde el punto de vista político, lógico, estructural y del discurso, el asunto del reconocimiento de los partidos políticos de la oposición hacia las instituciones del gobierno de Maduro, este es un asunto clave y principal para entender toda esta maraña de relaciones, contactos, negociaciones, estratagemas y políticas que se han fraguado desde la supuesta victoria electoral del chavismo en el año 2013.
La victoria electoral de Maduro estuvo empañada por una serie de acusaciones y reclamos que dejaron en entredicho la validez de la misma, la supuesta victoria fue por un estrecho margen, se interpuso el mecanismo para un reconteo de votos que el gobierno aceptó en un principio, pero luego ignoró, fue el mismo candidato Henrique Capriles quien al final, aceptó su derrota, a partir de ese momento el gobierno revolucionario socialista continuó con la imposición del llamado Plan de la Patria, que en mucho aspectos era un programa de gobierno inconstitucional y antidemocrático.
El gobierno de Maduro se caracterizó desde el primer momento, en gobernar a fuerza de decretos presidenciales y de poderes extraordinarios otorgados por situaciones de emergencia, acaparando para el Ejecutivo mayor control sobre diferentes ámbitos de la vida nacional, que ejercía de manera unilateral, sin ningún tipo de respeto o reconocimiento por el proceso democrático, sin consulta ni contraloría, desconociendo la separación de poderes.
No tardó el gobierno de mostrar, de manera abierta, su estrecha relación con el narcotráfico, con el contrabando, con la corrupción en el sector petrolero, con el crimen organizado alrededor del sistema cambiario nacional, se descubrieron cuentas secretas en el extranjero a nombre de funcionarios chavistas con enormes cantidades de dinero que no podían justificar.
El país fue descubriendo que teníamos un gobierno bandido, pero no nos dieron tiempo de pensar en ello, el ataque inmisericorde que le montó Maduro a la empresa privada venezolana, ahogándola con un excesivo control de su actividad y de toda posibilidad de conseguir divisas, igualmente lo hizo en contra del comercio formal para favorecer una economía informal, paralela, como todo lo que hace el comunismo, sustituyendo el proceso económico del libre mercado por uno socialista controlado por el estado, con una planificación central y una ejecución de medidas por parte de militares.
Luego del triunfo de la oposición el 6 de diciembre del 2015 donde se pudo recuperar la mayoría en la Asamblea Nacional hubo un cambio sustancial en la política del chavismo, ante aquella multitudinaria manifestación de que habían perdido el apoyo popular, decidió incrementar las medidas de biocontrol sobre la población, principalmente en lo referente a los alimentos y las medicinas, mientras nuestras reservas internacionales se iban a pique y se secaban las fuentes de financiamiento internacional, se aplicó un torniquete al país y lo que entraba por nuestros puertos era bajo su estricta supervisión del estado.
Paralelamente continuó el proceso de destrucción del aparato productivo del país, con la finalidad de eliminar empleos y fuentes de trabajo, aplicó un control férreo sobre la política monetaria, incrementando la existencia de dinero inorgánico en la economía nacional, todo lo que el país consumía, era importado, y pasaba necesariamente por sus manos.
A este dantesco cuadro de ruina sistemática del país se le unió la quiebra técnica de PDVSA, la imposibilidad de conseguir dinero fresco para seguir el endeudamiento, la destrucción de nuestros ecosistemas principales en una alocada actividad minera en busca de recursos para sostener al gigantesco estado en que se había convertido, un ogro filantrópico que permitía, que más y más venezolanos parasitaran de los cada vez menos recursos que disponía, de esta manera la nómina del estado creció de manera anormal en proporción inversa a su efectividad.
Un auge inusitado de la actividad delincuencial, de masacres y asesinatos horrorosos, de un incremento en los presos políticos, de pena de muerte y tortura, ahora institucionalizada por medios de las miserables OLP, que no eran otra cosa que grupos de exterminio del gobierno, eso, y la inflación galopante, marcaron la estrategia de Maduro: haz del país un infierno y podrás gobernar para siempre.
Por supuesto, a todas estas iniciativas diabólicas made in Cuba, las aderezó con la gigantesca campaña de propaganda que el país estaba bajo un despiadado ataque del Imperio, que había una guerra económica donde la oposición jugaba un papel estelar en contra de la nación.
¿Cómo podía enfrentar nuestra oposición, fundamentada en el liderazgo de los partidos políticos, esta situación tan difícil?
El único frente vivo que teníamos era la Asamblea Nacional que a pesar de contar con un enorme apoyo popular se sentía menos que el gobierno, y a pesar de las buenas intenciones, y de anunciar algunas iniciativas agresivas como la de intentar remover del poder a Maduro, muy pronto empezó a perder la confianza y aceptar imposiciones del gobierno.
Creo que una de las causas de esta caída de la confianza de nuestros diputados radicaba en que había figuras políticas importantes, que eran al mismo tiempo directores de sus partidos políticos, directores de la Asamblea Nacional y directores de la MUD, creando un conflicto de intereses, entre lo que le convenía a los partidos y lo que era mejor para sus representados.
Como acaparadores del poder, llevando tres sombreros al mismo tiempo, interfiriendo con las distintas agendas que debían administrar, provocaron cortocircuitos en cada una de las instituciones que representaban, lo que era bueno para sus partidos y sus intereses electorales, muchas veces no era necesariamente bueno para el resto del país y el rescate de la democracia.
Esa Mesa de la Unidad se constituyó para mantener cohesión entre la sociedad civil y el estamento político, una unidad que nace por la necesidad de enfrentar a un enemigo monolítico, de un único pensamiento y acción que era el PSUV a quien se le permitió confundirse con el gobierno.
Esa mesa de la unidad democrática tenía, querámoslo o no, muchas similitudes con la del PSUV, empezando por el principio de autoridad y disciplina, al mejor estilo de los partidos únicos estalinistas y maoístas, una estructura vertical, una cadena de mando que no se cuestionaba, con una sola estrategia y una sola acción.
Yo creo que hay factores dentro de la MUD que pretendían que nos comportáramos como chavista al momento de obedecer directivas sin chistar, la mentada “unidad” de la que nos hablaban, era la de obedecer como un solo hombre las órdenes del amo.
Pero afortunadamente el espíritu democrático, la diversidad de opiniones y puntos de vista, la disidencia y el juego de la libertad de opinión, prevalecieron a los intentos de dominar políticamente la agenda de la MUD, gracias a la participación de analistas, periodistas, opinadores profesionales, críticos e editorialistas en los medios libres de comunicación y en las redes sociales, se desnudaron situaciones verdaderamente preocupantes, reuniones secretas con el gobierno, agendas ocultas, negociaciones con mediadores extraños.
Gracias a estos “guerreros del teclado” que se oponían a los designios de una MUD pragmática, interesada en que el gobierno continuara consolidándose sin problemas, a cambio de unas supuestas participaciones electorales en las regiones, posiciones salidoras en unas elecciones a gobernadores y alcaldes, en la obtención de partidas presupuestarias retenidas, en liberar algunos líderes considerados esenciales para los intereses de la MUD, mientras que otros presos eran dejados al olvido por indeseables.
La oposición muy pronto se enteró que no todos en la MUD decían la verdad y defendían nuestros intereses, que habían partidos políticos que estaban utilizando medios y periodistas pagados para atacar a los guerreros del teclado y desprestigiarlos ante la opinión pública como fichas del gobierno, cuando la realidad era todo lo contrario, un truco muy chavista.
Todavía hay sectores dentro de la MUD que creen poder operar al viejo estilo de hacer política en el país, caudillista, personalista, sin consulta y sin rendir cuentas, pero los errores han sido demasiado notables, el daño causado no puede pasar inadvertido, sentarse de manera unilateral, en esas infames mesas de diálogo con el gobierno autista, con la excusa de que por estar involucrado el Vaticano, era razonable darle aire al gobierno de Maduro, atrapado en sus propias contradicciones, pudieron detener el “momentum” que llevaba la calle, pero no el empuje de todo un pueblo decidido a terminar con este gobierno fallido.
¿Pero cuál fue la estrategia de lucha que escogió la MUD para enfrentar al cíclope? Una muy razonable (aunque no es la que yo hubiera escogido), el apego estricto a la Constitución, y esto tiene su lógica, tenemos una Constitución que afortunadamente todavía protege los derechos fundamentales de los ciudadanos en democracia, donde pervive aún la separación de poderes y donde la legitimación de los gobiernos dependen de la voluntad popular.
El gobierno de Maduro tiene la gran desventaja que funciona fuera del marco constitucional, para poder llevar a cabo una gran parte de sus acciones políticas tiene que violar la ley e ignorar la Constitución, fue un gobierno que se aprovechó de los procesos electorales y de la voluntad popular para llegar al poder, mal que bien no debería obviarlos al momento de gobernar, pero lo hace, y al hacerlo se deslegitima, pierde autoritas, deja de ser institucional y se convierte en gobierno de facto.
Esta posición le ha acarreado innumerables problemas nacional e internacionalmente, actuando como un gobierno sin ley, con catadura de forajido, incumpliendo los mínimos acuerdos para la convivencia entre países civilizados, se ha convertido en un paria, en un leproso de bubas y úlceras malolientes, que intenta ser aceptado en el concierto de naciones como un igual.
Pero al apegarse al texto constitucional, la MUD, pareciera, que tiene la obligación de reconocer a instituciones que fueron constituidas de manera ilegal por el partido de gobierno, fuera de la letra de la constitución, empezando por la misma Presidencia de la República que la ocupa un ciudadano que no ha llenado los requisitos exigidos, el de la nacionalidad venezolana, por ejemplo, o el de los miembros del CNE, que ninguno es independiente y son activistas de partidos políticos, o el de los magistrados del TSJ tan malamente constituido en el término del último minuto de ejercicio de las facultades de los diputados salientes en la anterior Asamblea Nacional, sin llenar, los magistrados designados, los recaudos de ley.
Mi pregunta ¿A qué constitución se está apegando la MUD? Cuál es el argumento que los hace validar a unas instituciones ilegítimas y a respetarlas como si tuvieran un origen perfectamente constitucional y no producto de la trampa y la deslealtad a la República.
Me imagino que alguno de sus consultores legales, de esos sabios constitucionalistas que abundan en el entorno de la MUD, les habrá dicho que si querían ser reconocidos como Asamblea Nacional, debían reconocer a los otros poderes, secuestrados por el gobierno, así estén cojeando en su legitimidad.
El TSJ es absolutamente un producto del bandidaje y la falta de respeto a la inteligencia humana ¿Porqué darle reconocimiento? ¿Porqué acatar sus sentencias? Cuando todo el mundo sabe que son todas una ristras de delitos en contra de la Constitución.
¿Porqué sentarse a dialogar con unos narcotraficantes y asesinos? Que de bueno de puede sacar de un gobierno que usa vidas humanas, como es el caso de los presos políticos, como fichas de canje en unas conversaciones que no tienen ningún sentido, y que para complacer agendas de otros países, obligaron a pisar el freno de las manifestaciones del pueblo en la calle.
La ambigüedad del discurso de la MUD es impresionante, no tanto por las contradicciones en que incurre para demostrar que dialogar es lo que hacen los demócratas, sino por las pataletas que le dan a sus directores cuando son criticados por sus inconsistencias, dando un pésimo ejemplo de tolerancia e integridad, no es insultando a quienes critican, si se consideran verdaderos políticos profesionales debería aceptar responsabilidades y dar explicaciones plausibles, no comportarse como chavistas mal encarados tratando de imponer censura o haciendo campañas sucias.
Viene ahora una nueva directiva en la Asamblea Nacional, creo que debería haber también una renovación en las directivas de los partidos políticos, ¿Y por qué no? Un cambio en la directiva de la MUD, el país ahora está muy atento a lo que va a suceder.  -   saulgodoy@gmail.com





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