lunes, 27 de marzo de 2017

La desconstrucción de la estética


 Se trata de uno de los temas más complejos y difíciles de toda la disciplina estética, no apto para impacientes, nerviosos o con aspiraciones a sabios instantáneos, y tiene que ver con un tupido ramillete de especialidades entre las que se encuentran la fenomenología, la lingüística, la lógica, la historia del arte, la hermenéutica, la semiótica y la crítica literaria, ninguna de las cuales son fáciles, tienen su propio lenguaje y no pocas veces, se contradicen al abarcar un aspecto de los tantos temas que le son comunes.
Judith Butler, la filósofa norteamericana, experta en el tema de las identidades y la retórica de la formación de los sujetos, dijo en uno de sus enjundiosos estudios, que nosotros, los intelectuales, deberíamos dejarnos de esa pésima costumbre de querer ser siempre transparentes y claros en nuestras exposiciones hacia nuestro público, que hay temas necesariamente complicados que requieren de un lenguaje especializado, de un trabajo duro y doloroso con textos que no son accesibles sino a una comunidad de expertos, pero cuya investigación es necesaria para adelantar y explorar territorio no cartografiado del pensamiento.
Dice Butler que este tipo de académico o experto, se convierte fácilmente en cabeza de turco, en ejemplos de la pérdida de tiempo, recursos y esfuerzos de la sociedad en materias que en nada contribuyen al avance de la humanidad, lo cual es un error, porque las más de las veces, en la complejidad que proponen sus descubrimientos, nacen las teorías unificadoras, los avances, los nuevos horizontes.
Pues eso sucede con la desconstrucción estética, un movimiento clásicamente postmodernista que nació dentro de la especialidad de la teoría crítica literaria, y que fue aplicada al arte en general, que por su compleja estructura y funcionamiento, resulta en uno de los temas más peliagudos de las humanidades.
Dicho esto, voy a tratar en reincidir en mi pequeña obsesión de ser transparente, por lo menos hasta un nivel de exposición que bastará para darles una idea de lo que digo.
Dicen algunos expertos, que en la crítica literaria se acumulan las herramientas fundamentales para la comprensión de la realidad para la mente occidental, que fue esta disciplina la que se embarcó en sistematizar los modelos y aparatos conceptuales que hicieron posible que la filosofía pudiera avanzar en los pantanosos terrenos de la metafísica, sobre todo de la ontología.
Con el desarrollo de la hermenéutica, la filología y la semiótica se pudo entender como la mente humana captura, procesa y ordena la información que los sentidos recogen del mundo, y cómo se arma el gran rompecabezas de la realidad.
Esto se hizo primero con las traducciones, interpretaciones, estudios y síntesis de las llamadas obras sapienciales, entre las que se ubican los textos religiosos (revelados) antiguos y los códices y comentarios de derecho y jurisprudencia.
Ya en la Edad Media florecieron en los monasterios y universidades toda una corriente de estudio del lenguaje, la gramática, la dialéctica, de la retórica, se planteó el problema de los universales, de las categorías y conceptos, ya estaba muy desarrollado el trabajo de la crítica literaria sobre los textos clásicos, sobre todo la de los exégetas de la obra de Homero y de las tragedias griegas, se habían expurgado de errores y falsificaciones las grandes obras, se hicieron los primeros cánones de la literatura.
Había infinidad de escuelas de traductores que competían entre sí, la lógica era cultivada con gran esmero, famosas eran las argumentaciones de Juan Duns Escoto y Ockham, aparecieron las escuelas nominalistas y realistas, se empezó a desarrollar el orden geométrico; la exactitud de las palabras en la descripción del mundo que se estudiaba en Oxford, contrastaba con los elevados giros que alcanzó Dante en Florencia y Shakespeare en Straford para expresar los vuelos más arriesgados de los sentimientos humanos.
El campo de la estética estaba dado para el enfrentamiento entre la metáfora, que privilegia el sentido alegórico de la interpretación, y la metonimia, que privilegia el sentido literal de las obras, y aunque el concepto de texto siempre fue fundamental en la práctica de la hermenéutica, el mismo ha variado de manera singular a través de los tiempo, dejemos que sea el investigador mexicano Mauricio Beuchot (2008) quien nos explique el punto: “La misma noción de texto ha cambiado mucho. Los textos no son solo los escritos, como ha sido lo usual, sino también los hablados —en los que ha insistido Gadamer—, los actuados —las acciones significativas, de Ricoeur— y aun de otros tipos: un poema, una pintura y una pieza de teatro son ejemplos de textos; van, pues, más allá de la palabra y el enunciado. (Los medievales y los renacentistas llegaban a decir que el mundo mismo era un texto.)”
Con Descartes llega el rigor, y para muchos, la modernidad, la razón autónoma se hace cargo de la búsqueda de la verdad sobre el mundo, el método científico toma las riendas del progreso y los grandes misterios del universo parecen ya no resistirse a la curiosidad del hombre civilizado, las interpretaciones alegóricas se reducen al máximo, el empirismo y la racionalidad acorralan la hermenéutica.
Esta relación del lenguaje con el mundo y el conocimiento se hace cada vez más evidente, sobre todo en áreas tan abstractas y difíciles como la apreciación artística, la descripción de los valores y principios estéticos, la valoración del gusto y la expresión de lo sublime, describir una obra musical o una pintura en términos del lenguaje escrito y para ser leído por otros, confronta niveles de complejidad enormes, sobre todo si esta relación quiere hacerse desde un punto de vista científico o lo más cercano a la “verdad”, y más complicado aún cuando varias escuelas de filosofía ubican la expresión artística como uno de los niveles de mayor trascendencia espiritual de la persona humana.
La estética, controlada por mucho tiempo por los factores de poder en las sociedades (el estado, las religiones, el comercio, las academias etc.) había evolucionado, pero constreñida a normas y reglas rígidas, a la veeduría de unos cuerpos colegiados cuyos miembros nada tenían que ver con el arte ni con el artista, y que le asignaban a las obras no sólo su valor e importancia, sino hacían posible la sobrevivencia  de escuelas y talleres, de orfeones, orquestas, por medio del patronazgo y la contratación de servicios principalmente para las cortes reales.
Esa necesidad del ser humano por la belleza, por la justa proporción, por el equilibrio en medio del caos y el desorden ha sido una de las maneras que ha tenido el estado para el control de las poblaciones, hay ideología invasivas como el socialismo que utilizan el concepto de arte y belleza, su manipulación y aún su ausencias, para desequilibrar el espíritu de las personas y promover sus credos de obediencia y terror, el uso de la censura, la gerencia por parte de las instituciones del estado de los cánones de belleza y de arte oficial, son claramente instrumentos de opresión.
Ideologías corrosivas como el socialismo del siglo XXI que imponen el culto a la pobreza, a lo feo y miserable, al hambre y la muerte, a la enfermedad y el horror como paradigma estético, que bombardean a sus audiencias con gente horrible, mal vestida, peor hablada e inculta, violenta y desaseada como ejemplos de los nuevos hombres y mujeres, están claramente manipulando la psique del público para descéntralo, confundirlo e introducir elementos distorsionadores de la realidad, están utilizando una hermenéutica colonialista, de dominio con fines claramente políticos.
El llamado Sistema de Orquestas que opera en Venezuela, para las orquestas y grupos de cámara de la música clásica, que fue una buena idea en sus comienzos para el desarrollo de las capacidades artísticas en niños y jóvenes, fue convertido un instrumento de ideologización chavista y comunista, allí no hay margen para la interpretación de las obras de arte, se impone una sola manera de apreciación y decodificación del repertorio musical, el estilo de “banda show” se hace obvio, en vez de buscar la perfección de la interpretación de las partituras de los grandes compositores, se premia el efectismo, la ejecución circense, que lleva solapado un contenido intertextual ideológico, de un nacionalismo ramplón y vulgar.
Dentro del sistema existe una manera de relacionarse entre jóvenes tipo comuna, se trata de uno de los esfuerzos del colectivismo más exitosos del neomarxismo, su modelo operativo centralista, autoritario, comunal, dependiente del estado y convertido en maquinaria de propaganda socialista; le da la oportunidad de sobresalir solamente a aquellos talentos que estén comprometidos con la revolución chavista y hayan culminado un proceso de lavado de cerebro exitosamente, el producto final son no-personas, fichas del gobierno manipuladas a distancia y vacías de sentimiento e ideas.
Ha sido gracias al postmodernismo, en especial a la corriente deconstructivista (aquella que reduce la interpretación de los textos a su organicidad gramática y semántica) la que ha predominado en muchos claustros académicos en los países del primer mundo.
El postmodernismo cree en la relatividad de la palabra, en sus orígenes multívocos, en la imposibilidad de determinar sus raíces semánticas, por lo tanto “vale todo” en el mundo simbólico del lenguaje, que al convertirse en estructura fundamental del conocimiento, deviene en una imperfecta y muchas veces, poco confiable manera de abarcar la realidad.
El postmodernismo tiene una historia tan truculenta como sus productos intelectuales, para quien desee leer una historia de su nacimiento les recomiendo el libro de Perry Anderson, Los Orígenes de la Postmodernidad (1998), hay diferentes arranques y en distintos tiempos y modos, la postmodernidad tienen orígenes literarios, sociales, económicos, ideológicos que abarcaron distintos continentes y acontecimientos históricos, es una historia complicada ungida por un solo elemento en común: el cambio.
El filósofo francés Jean-Francois Lyotard en su obra La condition postmoderne (1979) dejó establecido su punto de vista: “la apuesta de la posmodernidad como un todo- no era -exhibir la verdad dentro del cierre de la representación, sino plantear perspectivas dentro del retorno de la voluntad”
Pero fue sin duda alguna en el ámbito de la investigación de las ciencias sociales donde se destacó una nueva manera de ver el conocimiento y de traerlo a la luz de las nuevas realidades, Perry lo describe magníficamente cuando dice:
Paralelamente a esos cambios en las artes, y a veces obrando directamente dentro de ellos, los discursos que se ocupaban tradicionalmente del terreno cultural han sufrido una implosión propia. Las disciplinas, antes rigurosamente separadas, de la historia del arte, la crítica literaria, la sociología, las ciencias políticas y la historia, empezaron a perder sus límites claros y a cruzarse unas con otras en unos estudios híbridos y transversales que ya no se podían asignar fácilmente a un dominio u otro. Jameson [Fredrick] observó que la obra de Michel Foucault era un ejemplo destacado de semejante trabajo inclasificable. Lo que venía a reemplazar las viejas divisiones entre las disciplinas era un nuevo fenómeno discursivo, designado insuperablemente por su abreviatura norteamericana: theory (teoría).

Los escritores Mailer, Ginsberg y Burroughs
Para el momento en que los modelos lingüísticos predominantes eran el formalismo y el estructuralismo, tanto en Europa como en los EEUU, sobrevino de parte de la literatura, principalmente del teatro y del cine, una avalancha de propuesta que golpeaban de lleno en la línea de flotación de estas aproximaciones “reaccionarias”, las novelas de Burroughs, la poesía neobarroca de Lezama Lima, las obras de teatro de Beckett y Sartre, las películas de Warhol y Buñuel, constituían apenas una muestra de la revolución que se estaba llevando a cabo en la expresividad de ciertas vanguardias.
El postmodernismo continental estuvo íntimamente vinculado con el marxismo luego de los sucesos de mayo del 68 en París, de allí partieron una serie de búsquedas e investigaciones que abrieron nuevos caminos sobre todo en el estructuralismo, el descontructivismo y el neohistorcismo, de hecho la crítica política ya no fue la misma utilizando el análisis crítico-lingüístico, donde ya se destacaba el tropos como vehículo por excelencia de la ideología.
Aquí ya estamos entrando en aguas profundas de modo que vamos a tratar de explicar la situación que tenemos por delante de la manera más sencilla posible, hay un territorio de conocimiento allá afuera que los expertos refieren como la poética, es decir, el análisis de de las formas y estructuras literarias, una de ellas es el tropo que es una figura semántica mediante la cual una palabra u oración toman un significado diferente de la significación propia de esos vocablos, una metáfora es un tropos.
Walter Benjamin, Riffaterre, Jauss, De Man, Eagleton y otros teóricos (la mayoría de ellos marxistas) se refieren a la ideología del lenguaje; en cada uno de los lenguajes, sus estructuras están conformadas de tal manera que en sus combinatorias saltan algunos chispazos, producto de su propia configuración, De Man los llamaba “aberraciones” de las que se desprenden significados otros de los del discurso que interpretan, un análisis crítico de cualquier texto (recuerden que puede tratarse de una pintura, o un edificio, o un video juego), y más si se trata de lo estético, requiere de diferentes lecturas para desentrañar los múltiples significados.
Para los desconstructivistas como De Man, solo desmontando estas múltiples lecturas es que podemos descubrir la verdadera hermenéutica, la interpretación de cualquier obra de arte es confrontar su gruesa capa de significados, una por una, muchos de ellas ocultas a simple vista, pero actuantes sobre la psique del individuo.
Me detengo en este punto para no abusar de su confianza, espero haberme explicado en esta breve introducción, en otros artículos veremos un poco de ese mundo fenomenológico que significa vivir dentro de un lenguaje y de la manera que afecta nuestra visión del mundo y nuestra realidad.   -   saulgodoy@gmail.com













1 comentario:

  1. OFERTA DE PRÉSTAMO ENTRE PARTICULARES FIABLE
    Buenos días,
    Piensa obtener un crédito rápido? Muchas personas necesitan dinero para financiar toda clase de cosas o tienen deudas, en realidad casi todo el mundo, para ser más realistas. Un préstamo puede ayudarle! Esto es su oportunidad de realizar su deseo; hago préstamos personales, préstamos inmobiliarios, créditos auto, rescates de créditos y otros con un porcentaje de interés al 3% y todo que va de 5000 a 2.000.000 dólares.
    Esperando leerle.
    Correo: mariadiosperez@gmail.com

    ResponderEliminar