Para entender la política en nuestro país debemos irnos a lo más básico y eso es la experiencia, principalmente recurriendo a la historia, fijándonos en el comportamiento político de los venezolanos en el tiempo, esto lo digo, porque si de entrada vamos a aplicar un concepto general, de los muchos que ya existen sobre lo que es política, nunca vamos a encontrarle sentido a la política nacional.
Ninguna
descripción de lo que es política que provenga del campo de la sociología, de
la psicología, de la antropología o de las mismas ciencias políticas, se
conforma a nuestra manera de relacionarnos como grupo social, como gobierno, en
interacción institucional, en conformación y adherencia a ciertas reglas de
convivencia, o contacto entre ciudadano y estado, todos esos maravillosos
conceptos que rigen para otros pueblos como bien común, nacionalidad,
gobernabilidad, autoridad, ciudadanía, participación, no tienen nada que ver
con la manera como los venezolanos hacemos la política.
Los
venezolanos actuamos bajo un comportamiento social muy intuitivo, como las
amebas, que repelen el medio ácido y se junta en un medio alcalino para hacer
colonias y prosperar a la vera de la luz y los nutrientes, no buscamos la
especialización de funciones ni la complejidad evolutiva, nos basta con gozar
del rayito de sol que nos toca.
Esta
manera de ser tiene que ver mucho con nuestro desprecio por las ciencias, por
el lenguaje exacto con que trabaja la naturaleza, con descubrir otra realidad
que aquella que construimos en nuestras locas cabecitas y que tiene que ver con
mucho sentimiento, grandes ideales, con hacer las cosas con el mínimo esfuerzo,
somos tribales, voluntariosos y enemigos de lo difícil, de lo que lleva tiempo
para que cuaje, de allí nuestro gusto por lo que ya está hecho, por la
producción en serie, por el consumismo, por la moda y lo pasajero, no hay
posibilidad para proyectos de largo aliento, ni nos gusta controlar el futuro
al menos que sea por la magia y los horóscopos, siempre con la oración en la
boca, de que Dios proveerá.
Excepto
por Rómulo Betancourt y algunos muy contados políticos venezolanos de
excepción, en este período de modernidad que se inicia con el mandato del
General Gómez, que con su obrar y pensamiento le entregaron al país no solo una
visión coherente de construcción nacional, sino que avanzaron ideas sobre su
posible destino, el grueso de nuestro panteón político es un yermo silencioso y
vacío.
Bajo
estas circunstancias, la política se hace algo pragmático, de negociación
diaria, como si estuviéramos en el mercado tratando de conseguir la mejor
oferta con el “marchante”, de que nos deje probar antes de comprar y que nos dé
la “ñapita”, ese obsequio extra que todos sentimos nos merecemos.
Nos
encanta una promesa, mientras más fantástica mejor, no somos realistas ni nos
gusta que nos desnuden nuestra situación, preferimos las falsas esperanzas, las
utopías, nos es más llevadero un engaño a la verdad, y esta predisposición a
vivir en mundos fantásticos y desvirtuar nuestra condición, nos hace el blanco
perfecto de encantadores de serpientes, vendedores de elíxires y videntes.
Es
notorio como nuestros jóvenes políticos de la oposición, en vez de estar
pensando en una reforma profunda del estado de modo de cambiar el paradigma del
país, estén con la idea de conservar al estado tal cual lo han hecho los
chavistas, centralizado, gigantesco, poderoso y omnipresente, pues creen que
basta un cambio de personas en el gobierno para que éste empiece a funcionar
correctamente.
En
sus discursos nuestros políticos de la oposición, supuestamente democrática y
garantes del republicanismo, se desprende la tesis de lo mucho que ellos
pudieran hacer por el país simplemente haciendo un enroque de personajes, en
vez de los ineptos e ignorantes chavistas, ellos, los demócratas y sus ideas de
justicia social, serían suficiente para que las cosas empezaran a funcionar,
basta que gente honesta y trabajadora, como ellos, lleguen al poder, para darle
un giro total a nuestra situación y nos encaminemos a un futuro promisorio.
Este
cambio de personas y no de sistema es justamente lo que nos ha traído la
pesadilla totalitaria, el gobierno entendido como una opción autoritaria, decisionista,
donde lo que importa es la buena voluntad del mandatario de turno.
Soy
un gran admirador de las ideas del filósofo Karl Popper (1902-1994), en su
Viena natal, Karl, venía de una familia acomodada y muy distinguida que se
arruinó cuando sobrevino la Primera Guerra Mundial, en Viena el joven Popper
militó en las filas socialistas y tuvo su bautismo de sangre en nombre del
comunismo, al cual inmediatamente repudió, tuvo que exilarse a Nueva Zelanda
durante la Segunda Guerra Mundial y finalmente encontró en Inglaterra un lugar
seguro para su trabajo intelectual.
Toda
esta vida agitada y las crisis que vivió siendo un demócrata, lo pusieron a la
defensiva ante los enemigos de la sociedad abierta, uno de los propósitos de
sus investigaciones fue precisamente tratar de fortalecer a las democracias
señalando cuáles eran sus principales peligros y debilidades.
Las
ideas políticas de Popper difieren en mucho con la complacencia y los acomodos
de que son capaces nuestros políticos endógenos, su concepto de democracia
difiere en mucho con el burdel que tienen en la cabeza nuestros jóvenes
políticos, que solo ven la feria electorera, el clientelismo político y la
obtención y posterior sustentación del poder, como la única manera de entender
la política.
Popper
tiene dos obras fundamentales en política (dedicó la mayor parte de su trabajo
como filósofo a la crítica del método científico) que son La sociedad Abierta y sus Enemigos (1945) y La Miseria del Historicismo (1957) ambos trabajos están
considerados como las refutaciones más brillantes en contra del marxismo.
Para
este resumen de las ideas políticas de Popper utilizamos el excelente artículo
del investigador David Levy (1978) que las sintetiza de la siguiente manera:
Su filosofía política es sobre todo, una
filosofía de la libertad, un intento por descubrir las condiciones bajo las
cuales presiones externas sobre el individuo pueden ser minimizadas dentro de
la seguridad que solo el estado puede proveer. Fue su interés primordial sobre
la libertad lo que lo llevó a su desencanto con el socialismo- Si pudiera
existir algo como el socialismo combinado con libertad individual- escribiría-
Yo sería todavía un socialista . Ya que
nada podría ser mejor que vivir una vida modesta, simple y libre en una
sociedad igualitaria. Me tomó un tiempo
caer en cuenta que esto no era sino un bello sueño; que la libertad era más
importante que la igualdad; que el intento de traer igualdad pone en peligro la
libertad; y que una vez perdida la libertad, no puede haber igualdad entre
quienes no son libres.
Para Popper una sociedad abierta es una en la que el
individuo está continuamente confrontado con decisiones personales importantes,
un universo de decisiones sociales libre de la perniciosa atmósfera de tabúes
arcaicos e imposiciones autoritarias, pero sí de la libre y abierta discusión
crítica de estos asuntos.
En una sociedad abierta la búsqueda de la verdad es
siempre una aproximación, una constante indagación de causas y motivos, de
procedimientos ajustados a la ley, de resultados que tienen consecuencias y
responsabilidades. Popper huele el peligro cuando en una sociedad abierta un
grupo intenta imponer cierto conocimiento como verdad, para acabar con la
discusión y la libre especulación, o peor aún, cuando alega tener el
conocimiento de ciertas leyes y tendencias de la historia que resultan en un
destino específico del hombre y la sociedad.
Popper recomienda:
Trabaja por eliminar problemas concretos
que afectan la sociedad en vez de gastar esfuerzos en la realización de
promesas abstractas. No pierdas el
tiempo en tratar de alcanzar la felicidad por medios políticos, concéntrate en
eliminar miserias reales. O dicho más directamente, lucha para reducir la
pobreza con medios directos, por ejemplo, que todos gocen de un sueldo mínimo.
O lucha por combatir epidemias y enfermedades construyendo más hospitales o
ampliando las escuelas de medicina.
Combate la criminalidad mientras luchas contra el analfabetismo, siempre
por vías directas. Escoge, de los males
sociales los que consideras más dañinos y trata, pacientemente de convencer a
la gente de que se pueden aliviar. Pero no trates nunca de enfrentar estos
problemas de manera indirecta diseñando y trabajando en un ideal distante en
que la sociedad será perfecta. Por más
comprometido que este con estas ideas no pienses que estás obligado a trabajar
para hacerlas realidad, o que es tu misión abrirle los ojos a la gente ante
tanta belleza, no dejes que estos sueños te alejen de tu responsabilidad con
los hombres que sufren ahora… ninguna generación debe ser sacrificada en
función de generaciones futuras, por unos ideales de felicidad que pueden nunca
se realicen. En resumen, es mi tesis que la miseria humana es el problema más
urgente que hay que atender por medio de políticas públicas racionales, no es
la felicidad el objetivo, este debe dejarse para que cada quien la obtenga como
pueda.”
Más adelante agrega: “Lo más importante en política no es ¿Quién
va a gobernar? Sino ¿Qué podemos hacer para organizar las instituciones
políticas de modo de poder prevenir que gobernantes malos e incapaces le hagan daño a la sociedad?”
Y la respuesta que da, es, desarrollando
y preservando instituciones que nos permitan cambio de mandatarios sin
derramamiento de sangre, son estas instituciones las que para Popper,
distinguen a una sociedad democrática de otra que no lo es.
Para Popper el mandato de la mayoría es
subsidiario, lo más importantes es tener el control igualitario tanto de los
procesos electorales, como de quien representa a quien, en un gobierno supuestamente
republicano.
Popper parte del supuesto que un sistema
de mayorías puede, en determinado momento y circunstancia, poner un gobierno
totalitario al mando de la nación, la mayoría puede equivocarse, pero una
sociedad inteligente y organizada tendría que tener sus instituciones a punto
para enfrentar estas graves circunstancias.
De modo que para aquellos políticos
criollos que no les importa una reforma importante del estado venezolano, bajo
la creencia de que solo importa que los hombres “buenos”, como ellos, accedan
al poder para que todo funcione como debería, Popper les recuerda a estos
cultores del “intervencionismo personal” que este estilo de hacer política solo
crea inestabilidad en la sociedad y con ello, el sentimiento que la vida se
hace impredecible y peligrosa, estos políticos pragmáticos deben internalizar,
que a mayor discrecionalidad de un mandatario, su necesidad de aumentar su
intervención se eleva exponencialmente, creándose un círculo vicioso donde
finalmente empiezan a castigarse las libertades individuales.
En el caso venezolano, la reforma del
estado es una tarea impostergable, delicada y que ya debería estar adelantada,
vistas las perspectivas que se nos presentan en lo inmediato. -
saulgodoy@gmail.com
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