lunes, 20 de marzo de 2017

La política a la venezolana y Popper



Para entender la política en nuestro país debemos irnos a lo más básico y eso es la experiencia, principalmente recurriendo a la historia, fijándonos en el comportamiento político de los venezolanos en el tiempo, esto lo digo, porque si de entrada vamos a aplicar un concepto general, de los muchos que ya existen sobre lo que es política, nunca vamos a encontrarle sentido a la política nacional.
Ninguna descripción de lo que es política que provenga del campo de la sociología, de la psicología, de la antropología o de las mismas ciencias políticas, se conforma a nuestra manera de relacionarnos como grupo social, como gobierno, en interacción institucional, en conformación y adherencia a ciertas reglas de convivencia, o contacto entre ciudadano y estado, todos esos maravillosos conceptos que rigen para otros pueblos como bien común, nacionalidad, gobernabilidad, autoridad, ciudadanía, participación, no tienen nada que ver con la manera como los venezolanos hacemos la política.
Los venezolanos actuamos bajo un comportamiento social muy intuitivo, como las amebas, que repelen el medio ácido y se junta en un medio alcalino para hacer colonias y prosperar a la vera de la luz y los nutrientes, no buscamos la especialización de funciones ni la complejidad evolutiva, nos basta con gozar del rayito de sol que nos toca.
Esta manera de ser tiene que ver mucho con nuestro desprecio por las ciencias, por el lenguaje exacto con que trabaja la naturaleza, con descubrir otra realidad que aquella que construimos en nuestras locas cabecitas y que tiene que ver con mucho sentimiento, grandes ideales, con hacer las cosas con el mínimo esfuerzo, somos tribales, voluntariosos y enemigos de lo difícil, de lo que lleva tiempo para que cuaje, de allí nuestro gusto por lo que ya está hecho, por la producción en serie, por el consumismo, por la moda y lo pasajero, no hay posibilidad para proyectos de largo aliento, ni nos gusta controlar el futuro al menos que sea por la magia y los horóscopos, siempre con la oración en la boca, de que Dios proveerá.
Excepto por Rómulo Betancourt y algunos muy contados políticos venezolanos de excepción, en este período de modernidad que se inicia con el mandato del General Gómez, que con su obrar y pensamiento le entregaron al país no solo una visión coherente de construcción nacional, sino que avanzaron ideas sobre su posible destino, el grueso de nuestro panteón político es un yermo silencioso y vacío.
Bajo estas circunstancias, la política se hace algo pragmático, de negociación diaria, como si estuviéramos en el mercado tratando de conseguir la mejor oferta con el “marchante”, de que nos deje probar antes de comprar y que nos dé la “ñapita”, ese obsequio extra que todos sentimos nos merecemos.
Nos encanta una promesa, mientras más fantástica mejor, no somos realistas ni nos gusta que nos desnuden nuestra situación, preferimos las falsas esperanzas, las utopías, nos es más llevadero un engaño a la verdad, y esta predisposición a vivir en mundos fantásticos y desvirtuar nuestra condición, nos hace el blanco perfecto de encantadores de serpientes, vendedores de elíxires y videntes.
Es notorio como nuestros jóvenes políticos de la oposición, en vez de estar pensando en una reforma profunda del estado de modo de cambiar el paradigma del país, estén con la idea de conservar al estado tal cual lo han hecho los chavistas, centralizado, gigantesco, poderoso y omnipresente, pues creen que basta un cambio de personas en el gobierno para que éste empiece a funcionar correctamente.
En sus discursos nuestros políticos de la oposición, supuestamente democrática y garantes del republicanismo, se desprende la tesis de lo mucho que ellos pudieran hacer por el país simplemente haciendo un enroque de personajes, en vez de los ineptos e ignorantes chavistas, ellos, los demócratas y sus ideas de justicia social, serían suficiente para que las cosas empezaran a funcionar, basta que gente honesta y trabajadora, como ellos, lleguen al poder, para darle un giro total a nuestra situación y nos encaminemos a un futuro promisorio.
Este cambio de personas y no de sistema es justamente lo que nos ha traído la pesadilla totalitaria, el gobierno entendido como una opción autoritaria, decisionista, donde lo que importa es la buena voluntad del mandatario de turno.
Soy un gran admirador de las ideas del filósofo Karl Popper (1902-1994), en su Viena natal, Karl, venía de una familia acomodada y muy distinguida que se arruinó cuando sobrevino la Primera Guerra Mundial, en Viena el joven Popper militó en las filas socialistas y tuvo su bautismo de sangre en nombre del comunismo, al cual inmediatamente repudió, tuvo que exilarse a Nueva Zelanda durante la Segunda Guerra Mundial y finalmente encontró en Inglaterra un lugar seguro para su trabajo intelectual.
Toda esta vida agitada y las crisis que vivió siendo un demócrata, lo pusieron a la defensiva ante los enemigos de la sociedad abierta, uno de los propósitos de sus investigaciones fue precisamente tratar de fortalecer a las democracias señalando cuáles eran sus principales peligros y debilidades.
Las ideas políticas de Popper difieren en mucho con la complacencia y los acomodos de que son capaces nuestros políticos endógenos, su concepto de democracia difiere en mucho con el burdel que tienen en la cabeza nuestros jóvenes políticos, que solo ven la feria electorera, el clientelismo político y la obtención y posterior sustentación del poder, como la única manera de entender la política.
Popper tiene dos obras fundamentales en política (dedicó la mayor parte de su trabajo como filósofo a la crítica del método científico) que son La sociedad Abierta y sus Enemigos (1945) y La Miseria del Historicismo (1957) ambos trabajos están considerados como las refutaciones más brillantes en contra del marxismo.
Para este resumen de las ideas políticas de Popper utilizamos el excelente artículo del investigador David Levy (1978) que las sintetiza de la siguiente manera:
Su filosofía política es sobre todo, una filosofía de la libertad, un intento por descubrir las condiciones bajo las cuales presiones externas sobre el individuo pueden ser minimizadas dentro de la seguridad que solo el estado puede proveer. Fue su interés primordial sobre la libertad lo que lo llevó a su desencanto con el socialismo- Si pudiera existir algo como el socialismo combinado con libertad individual- escribiría- Yo sería todavía un socialista .  Ya que nada podría ser mejor que vivir una vida modesta, simple y libre en una sociedad igualitaria.  Me tomó un tiempo caer en cuenta que esto no era sino un bello sueño; que la libertad era más importante que la igualdad; que el intento de traer igualdad pone en peligro la libertad; y que una vez perdida la libertad, no puede haber igualdad entre quienes no son libres.

Para Popper una sociedad abierta es una en la que el individuo está continuamente confrontado con decisiones personales importantes, un universo de decisiones sociales libre de la perniciosa atmósfera de tabúes arcaicos e imposiciones autoritarias, pero sí de la libre y abierta discusión crítica de estos asuntos.
En una sociedad abierta la búsqueda de la verdad es siempre una aproximación, una constante indagación de causas y motivos, de procedimientos ajustados a la ley, de resultados que tienen consecuencias y responsabilidades. Popper huele el peligro cuando en una sociedad abierta un grupo intenta imponer cierto conocimiento como verdad, para acabar con la discusión y la libre especulación, o peor aún, cuando alega tener el conocimiento de ciertas leyes y tendencias de la historia que resultan en un destino específico del hombre y la sociedad.
Popper recomienda:
Trabaja por eliminar problemas concretos que afectan la sociedad en vez de gastar esfuerzos en la realización de promesas abstractas.  No pierdas el tiempo en tratar de alcanzar la felicidad por medios políticos, concéntrate en eliminar miserias reales. O dicho más directamente, lucha para reducir la pobreza con medios directos, por ejemplo, que todos gocen de un sueldo mínimo. O lucha por combatir epidemias y enfermedades construyendo más hospitales o ampliando las escuelas de medicina.  Combate la criminalidad mientras luchas contra el analfabetismo, siempre por vías directas.  Escoge, de los males sociales los que consideras más dañinos y trata, pacientemente de convencer a la gente de que se pueden aliviar. Pero no trates nunca de enfrentar estos problemas de manera indirecta diseñando y trabajando en un ideal distante en que la sociedad será perfecta.  Por más comprometido que este con estas ideas no pienses que estás obligado a trabajar para hacerlas realidad, o que es tu misión abrirle los ojos a la gente ante tanta belleza, no dejes que estos sueños te alejen de tu responsabilidad con los hombres que sufren ahora… ninguna generación debe ser sacrificada en función de generaciones futuras, por unos ideales de felicidad que pueden nunca se realicen. En resumen, es mi tesis que la miseria humana es el problema más urgente que hay que atender por medio de políticas públicas racionales, no es la felicidad el objetivo, este debe dejarse para que cada quien la obtenga como pueda.”

Más adelante agrega: “Lo más importante en política no es ¿Quién va a gobernar? Sino ¿Qué podemos hacer para organizar las instituciones políticas de modo de poder prevenir que gobernantes malos e incapaces le hagan  daño a la sociedad?”
Y la respuesta que da, es, desarrollando y preservando instituciones que nos permitan cambio de mandatarios sin derramamiento de sangre, son estas instituciones las que para Popper, distinguen a una sociedad democrática de otra que no lo es.
Para Popper el mandato de la mayoría es subsidiario, lo más importantes es tener el control igualitario tanto de los procesos electorales, como de quien representa a quien, en un gobierno supuestamente republicano.
Popper parte del supuesto que un sistema de mayorías puede, en determinado momento y circunstancia, poner un gobierno totalitario al mando de la nación, la mayoría puede equivocarse, pero una sociedad inteligente y organizada tendría que tener sus instituciones a punto para enfrentar estas graves circunstancias.
De modo que para aquellos políticos criollos que no les importa una reforma importante del estado venezolano, bajo la creencia de que solo importa que los hombres “buenos”, como ellos, accedan al poder para que todo funcione como debería, Popper les recuerda a estos cultores del “intervencionismo personal” que este estilo de hacer política solo crea inestabilidad en la sociedad y con ello, el sentimiento que la vida se hace impredecible y peligrosa, estos políticos pragmáticos deben internalizar, que a mayor discrecionalidad de un mandatario, su necesidad de aumentar su intervención se eleva exponencialmente, creándose un círculo vicioso donde finalmente empiezan a castigarse las libertades individuales.
En el caso venezolano, la reforma del estado es una tarea impostergable, delicada y que ya debería estar adelantada, vistas las perspectivas que se nos presentan en lo inmediato.    -    saulgodoy@gmail.com
  



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