El revoltillo indigesto que ha realizado el socialismo bolivariano, conjuntamente, a la ya decadente función de nuestros cuerpos armados, desembocó previsiblemente en la enorme crisis de seguridad por la que atraviesa el país, donde los enemigos de Venezuela, están dictando política de seguridad, no para favorecer nuestro resguardo y posibilidades de desarrollo, sino para arruinarnos y hacernos dependientes de sus mandatos colonialistas.
Hubo
en el pasado inmediato una reticencia para adelantar los cambios fundamentales
que necesitaban nuestras FFAA y servicios de seguridad nacional, justamente
porque desde adentro de las instituciones, grupos de conspiradores aliados con
factores extranjeros y algunas fuerzas políticas colaboracionistas, venían
preparando la llamada revolución bolivariana, que nos explotó en el rostro y
convirtió a nuestros cuerpos de seguridad y defensa en nuestros carceleros,
torturadores y enemigos.
Pero
como las crisis también son oportunidades, debemos aprovechar este punto de
tilde para renovar y cambiar las instituciones que deben brindarnos ese
servicio principalísimo del estado, que es el mantenimiento de la seguridad y
la paz pública.
Yo
tengo una visión que he estado cultivando desde hace ya algunos años y que he
adelantado en varios de mis escritos, en una primera instancia hay que
modificar de una vez por todas nuestra organización territorial, para un país
de nuestro tamaño, 24 estados, un distrito Capital, dependencias y territorios
federales nos complica de manera innecesaria la administración del país,
Venezuela debería tener un máximo de 7 ecoterritorios, llamados así porque son
las cuencas hidrográficas, el recurso agua, lo que debería determinar la delimitación
geográfica de los mismos, porque son las unidades fundamentales para cualquier
tipo de desarrollo que quiera darse con una unidad orográfica, geológica y de
ecosistemas.
Se
debe conservar la estructura municipal pero mejorada, simplificada y ligada a los
intereses territoriales y poblacionales.
Cada
ecoterritorio tendrá sus características propias naturales y de población y
será la base fundamental de su sustentabilidad, como no vamos a inventar de
nuevo la rueda, y como ya está en funcionamiento una economía global, le guste
a la gente o no, lo inteligente para un nuevo gobierno democrático sería la
necesidad de insertar el país en esa economía global, para aprovechar las
ventajas del país y solventar de la mejor manera posible nuestras necesidades.
Ya
existen diversos estudios que indican claramente cuáles son las ventajas
competitivas de nuestro país en esa red mundial de productividad y servicios,
una vez decidido nuestras prioridades económicas tendríamos claro el panorama
para determinar nuestras necesidades de seguridad, lo que requiere borrar de
nuestras mentes todos esos planes, proyectos y utopías de un cinturón de
seguridad, que al revés de lo que la razón indica, determinarían nuestra
productividad.
La
economía va por delante y detrás le sigue la seguridad, no al revés.
Teniendo
en claro cuáles son las ecoregiones y cuáles son nuestras prioridades
económicas, entonces podemos ocuparnos de las instituciones que nos van a
brindar la seguridad necesaria para que podamos trabajar y prosperar en paz, es
a partir de este momento que podemos determinar prioridades.
Y en
este punto tratemos el tema militar, el concepto de lo militar en nuestro país
está cargado de connotaciones negativas y algunos significados francamente
primitivos, la sola idea de que el militar pertenece al cuartel, de que se
trata de un ser diferente y extraño al conjunto de la sociedad, es en realidad
una rémora del pasado que se ha trancado en el concepto de una secta, con vida
propia y diferente al resto de nosotros, eso debe cambiar.
De
igual manera su participación en la política, lo único que se le debe permitir
es que vote como todo ciudadano, pero debe ser apolítico, no deliberante, ni
pertenecer a ninguna organización política mientras cumpla su servicio, y la
institución militar, permanecer lo más
alejado posible de las decisiones políticas, por lo que pertenecer o tener un
representante en el poder ejecutivo, formar parte del gabinete o involucrar a
los militares en la elaboración, ejecución o planificación de políticas públicas
debe ser un anatema.
Ningún
militar podrá ocupar un cargo público dentro de los cinco años luego de
finalizado su servicio en las fuerzas armadas
Todos
los venezolanos tenemos el deber de integrarnos en las actividades de seguridad
y defensa del país, los militares deben ser tratados como técnicos, expertos en
el asunto, por lo que les corresponde, en momentos muy especiales, liderar
estos esfuerzos.
Lo
militar es una carrera, como cualquier otra, pero por la naturaleza de sus
prácticas requiere de sitios especiales, de equipos de guerra que hay que saber
usar, mientras estén en el ejercicio de la profesión necesitan de cierta
disciplina y valores, no muy distintos de otras corporaciones, donde nunca se
debe obviar el respeto por los derechos humanos.
La
carrera militar debe ser corta, un general no debería pasar de los 35 años de
edad y no permanecer más de tres años en un puesto de mando, esto garantiza a
una persona en el tope de sus facultades ejerciendo uno de los trabajos más
difíciles y de mayor responsabilidad, solamente los muy brillantes y que hayan
demostrado especiales facultades se les permitiría continuar en la institución militar
a manera de consultores y planificadores, en este sentido me inclino por
favorecer el modelo israelita de las Fuerzas Armadas, es mucho más cónsono con
nuestro tamaño e idiosincrasia.
La
Guardia Nacional debe desaparecer por haberse envilecido como lo hizo, en su
lugar debe aparecer una policía nacional que llamaremos Seguridad Territorial,
de carácter civil con muchas de las atribuciones de GN, principalmente para la
atención primaria de desastres naturales, situaciones conmoción y orden
público, su estructura debe soportar la seguridad de las fronteras, de puertos
y aeropuertos, y de la custodia de la infraestructura estratégica del país.
El
ministerio de la defensa debe desaparecer y las FFAA debe reducir drásticamente
su tamaño, de modo de poder profesionalizar y preparar a los componentes que
queden, por medio de una oficina especializada en la guerra y la defensa, siempre
bajo la conducción civil.
Para
garantizar el apresto y el conocimiento de estas fuerzas, el país pondrá a sus
militares al servicio de las misiones de paz de la ONU y la OEA, para que
adquieran experiencia en combate, manejo de situaciones de orden público, de
abastecimiento, manejo de desplazados y control en situaciones de desastres
naturales.
Los
servicios de inteligencia deben fundarse desde cero, lo que el país ha tenido
hasta el momento no son organizaciones de inteligencia como tales, sino
policías políticas, unas más eficientes que las otras, pero jamás se han
ocupado de la verdadera inteligencia y menos aún al servicio del desarrollo del
país.
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El
primer nivel de económico del país estará ubicado en lo que llamo el Sistema de
Ciudades, que será, primario, en toda la línea norte-costera de Venezuela, el
secundario, que serán los desarrollos urbanos-industriales y llevarán una
distribución norte-sur, y terciarios o productores de materia prima y
alimentos.
Se
creará sobre el nivel primario una interconectividad de última generación tanto
de transporte masivo como de servicios digitales que será justamente nuestra
conexión con el resto del mundo y donde nos integraremos al comercio
globalizado, este nivel primario será el objetivo de seguridad y defensa más
importante del país y al que dedicaremos lo mejor de nuestro esfuerzo por ser
entrada y salida de bienes, servicios y personas de Venezuela con el mundo y
viceversa.
En
otros artículos seguiré desarrollando mi idea sobre seguridad y defensa para la
nueva Venezuela. - saulgodoy@gmail.com
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