miércoles, 3 de mayo de 2017

Un acto imposible de mantener







Lo que le está sucediendo al gobierno de Maduro dice mucho de su nomenclatura, de los supuestos líderes de ésta revolución fallida, son personas enfermas, ya sin orgullo, sin ningún contenido moral ni racional, son hombres y mujeres que ven su mundo derrumbándose y son incapaces de aminorar el daño que causan, o de salvar aunque sea la dignidad personal. Simplemente contemplan como la supuesta obra maestra de su líder, el para ellos, gigante y eterno creador de la revolución socialista del siglo XXI, Hugo Rafael Chávez Frías, se va por una cloaca ya congestionada por las ruinas y la sangre de un país deshecho, que muy contrario a sus sueños e ideales, se niega a morir y a desaparecer.
Nicolás Maduro tiene una carga muy pesada sobre sus hombros, todos los miembros del buró del poder de esa malhadada organización política, el PSUV, comparten esa responsabilidad histórica, que a medida que se nieguen a aceptar su derrota y fracaso en la conducción de ese legado que les fue entregado, y que ellos mismos se encargaron de malbaratarlo, lo que hacen es teñir de oprobio y vergüenza lo que pudo ser de esa promesa revolucionaria.
Han tenido la oportunidad, y creo que todavía la tienen, de producir un desenlace que le de alguna oportunidad al proyecto chavista de salir con bien de esta calamitosa situación, por lo menos la de una salida más o menos honorable, que le permita a una generación de relevo recoger el testigo y seguir compitiendo en el juego político, pero demasiados egos e intereses bastardos se mezclaron con el plan maestro que les dejó el Comandante, se obcecaron con el poder, permitieron que las ideas absolutas y totalitarias dieran al traste con la utopía chavista.
Ya vendrán los análisis y estudios, las investigaciones profundas de las causas de la derrota revolucionaria, y estoy seguro que muchas de esas razones apuntarán a personalidades equivocadas, a personajes que nunca comprendieron la naturaleza del proceso, de ese avanzar y retroceder, de esas negociaciones estratégicas y movimientos tácticos por los que era famoso Chávez, y que le permitieron sobrevivir en tiempos difíciles y peligrosos, pero lo más importante, que hizo posible avanzar en la consolidación de las metas revolucionarias.
Nadie en el gobierno de Maduro, ni siquiera el mismo heredero predestinado a consolidar el trabajo de su “padre”, y a quien muchos chavistas consideraban, el más “político” de la camada pudo controlar su ego, su familia y sus turbios negociados que terminaron por salpicar de dudas y temores su desempeño como líder del proceso, empezando por la manera tan torpe como manejó el asunto de su cuestionada nacionalidad.
Y lo mismo sucedió con su entorno, la corrupción y los intereses crematísticos predominaron por sobre los intereses revolucionarios, sus principales figuras descuidaron a un pueblo que creyó en sus promesas, se distrajeron en cómo aumentar sus cuentas bancarias y bienes personales, y no se ocuparon de atender a la base política que los sustentaba, de modo que en muy poco tiempo quedaron solos, con un cascarón vacío.
Se produjo una paradoja en el manejo de la cosa pública, cuando vino la inevitable y predecible baja de los precios petroleros, y el presupuesto nacional empezó a hacerse más y más enjuto, el hambre de la corrupción aumentaba y los mordiscos al erario público fueron cada vez mayores y desvergonzados, los estilos de vida se hicieron groseros al mismo tiempo que la pobreza aumentaba en el país, la atención de los funcionarios y representantes del pueblo, se concentraban más en los negocios, y menos en la gestión eficiente, que hubiera permitido sobrellevar la crisis y conservar el apoyo popular, pero estaban todos cebados y ya a nadie le importaba como andaba la nave del estado.
Para cuando se dieron cuenta que estaban a punto de encallar contra las rocas, era muy tarde, no sólo habían perdido credibilidad sino que estaban engolosinados con el poder, y para no perderlo, pues actuaba como una droga sobre cada uno de los que bailaban pegado en la punta de la pirámide, prefirieron la vía fácil de la violencia, la mentira y la amenaza para conservar una botella ya vacía.
No sé quien pudo aconsejarle a Maduro poner en práctica la idea de una asamblea constituyente comunal, pero fue un grave error tanto de estrategia, ya que no tienen pueblo ni organizaciones chavistas consolidadas para tal iniciativa, además que, se sale del marco constitucional que desesperadamente tratan de conservar como salvavidas, pero fue una jugada a destiempo, en el peor momento, cuando se ve a leguas el desespero por conservar el poder en medio de protestas generalizadas en el país y un rechazo mundial por querer seguir ganando tiempo ante lo inevitable.
La revolución se perdió, ya para el momento en que le escamotearon el referendo a la oposición, ya el proceso tenía sus días contados, pero aún así, actuaron como unos adictos irresponsables al poder, negaron la realidad y empezaron a construir un escenario de guerras económicas imaginarias, de ataques del imperio, de conspiraciones contrarrevolucionarias, de bloqueos, y la culpa de todo lo malo que sucedía era siempre de otros, la huída era hacia adelante.
El principal error consistió en querer sustituir un modelo económico capitalista burgués, que mal que bien funcionaba, por una quimera que sólo tenía vida en la afiebrada mente de los consultores e ideólogos de un sistema de economía comunitaria, manejada desde el estado centralista y planificador, bajo un estado dueño de todos los medios de producción sin capacidad de administración y sin dinero.
Se perdió un tiempo precioso en recomponer el cuadro nacional, Maduro se empecinó en seguir a pie y juntillas un Plan de la Patria que se había diseñado para otros tiempos y condiciones, no hubo la menor intención en rectificar, maniobrar, adaptarse a las circunstancias para poder sobrevivir (sobre todo en el escenario petrolero), la salida fue la más fácil, la de la avestruz, meter la cabeza en un hueco en la tierra y esperar que el peligro pasara… pero no pasó, arreció.
Y la corrupción imparable seguía escamoteando las posibilidades de una solución, a medida que arreciaban las calamidades públicas y la población empezó a pasar hambre y a morir de mengua por falta de medicinas, a medida que las fuentes de trabajo se iban perdiendo y las oportunidades de inversión se cerraban, el pueblo se fue llenando de rabia y desesperación, mirando como un gobierno y unos funcionarios trataban sin ningún recato de hacer negocios con sus miserias, y llegaron los CLAPS, y los aumentos salariales en medio de una voraz inflación, llegaron los carnet de la patria, las milicias, los colectivos armados, la represión…
Cuando un gobierno tiene que obligar bajo amenazas a los funcionarios públicos a asistir a un evento político y estos se resisten y no van, algo muy grave está sucediendo con la gobernabilidad, cuando las calles de las principales ciudades del país se convierten en barricadas y millones de personas salen a marchar protestando aún en contra de la lluvia de gases tóxicos, perdigonazos y ejecuciones en la vía pública, algo muy grave está sucediendo con ese supuesto “gobierno”.
Esconderse en los cuarteles y en el palacio de gobierno no es la solución, tampoco lo es encadenarse en estudios de televisión en medio de una hegemonía comunicacional y una férrea censura, el país se encuentra a la deriva y el gobierno de Maduro ya no tiene el control, persistir en una política de violencia y de negación de la realidad, lo que está acarreando es una cantidad de horrores y situaciones negativas, que no sólo hunden lo que queda de mérito de la revolución chavista, sino que pone en peligro real y presente la vida de muchas personas, del pueblo y del gobierno, de los civiles y de los militares.
El juego está trancado y le toca al gobierno llevarse la pistola a la cabeza y seguir jugando a esta ruleta rusa sin ningún sentido, el miedo es mala compañía y peor consejero, nadie quiere aceptar su responsabilidad en el fracaso de la gestión, hay demasiados egos tratando de salvar su reputación en medio de críticas y reclamos y en esta precaria condición, urgidos de tiempo que no tienen, de recursos de los que no disponen y de gente que se esfumó, los errores se amontonan uno tras otro, haciendo imposible una decisión ponderada, todo lo que se propone es heroico y extraordinario, la sensatez se ha perdido.
Pero hay una salida mucho más honorable que dejar que los fusiles hablen, y entregarse a la inmolación en la pira del sacrificio máximo, y es que Maduro renuncie a la presidencia para evitar un mal mayor, pero hacerlo con dignidad, no por miedo, ni porque la revolución ha sido derrotada, sino para que el pueblo decida su destino y el proceso chavista tenga una oportunidad de sobrevivir.
Se trata de una renuncia condicionada, que de alguna manera garantice la salida del país de los factores más comprometidos con actividades criminales y algún tipo de protección y garantías para quienes queden en el país, se trata de negociar términos y tiempo, respeto y justicia para los que forman parte del gobierno, es posible negociar una salida dentro del espacio necesario para la conformación de un nuevo gobierno de transición, tiempo suficiente para salir hacia otros destinos que no sea sucumbir en el caos social, tiempo para solventar arreglos y acomodos, pero repito, principalmente para que sobreviva el legado que no puede terminar en el estertor fascista de un gobierno fracasado y sin pueblo.
El ciclo del gobierno Chávez-Maduro llegó a su fin, es responsabilidad de Maduro lograr, dentro de las precarias condiciones en que se encuentra su gobierno, buscar la mejor negociación posible antes de que venga una decisión por indecisión, que son las que peores resultan.
Van a negociar con sus opositores de toda la vida, que ustedes conocen y con los cuales estoy seguro podrán concertar una salida razonable, en esa mesa se van a sentar los partidos, la sociedad civil y los militares, y estoy seguro que la comunidad internacional aceptará las resoluciones que impliquen el fin a la violencia y una normalización de la vida en el país, mientras no impliquen peticiones irracionales, ese escenario, el de una negociación para que entre un nuevo gobierno y salga el chavismo por una puerta lateral, es mucho mejor que enfrentar a una muchedumbre que cada hora que pasa se vuelve más incontrolable e impredecible y una comunidad internacional cada vez más agresiva.
Con la renuncia de Maduro en mano, créanme, que es una carta poderosa, podrán encontrar la mejor salida para ustedes y el país, piénsenlo, no hay mucho tiempo, pero es posible, los negociadores que tienen en frente son sus mejores aliados, y si lo ven fríamente, no es una desgracia, es una oportunidad, dejen de andar inventando soluciones absurdas, lo que hacen es avivar el descontento, acepten cumplir con las exigencias de la oposición y salgan de la trampa en que se han metido, hay cosas importantes que se pueden salvar, y el legado de Chávez es una de ellas.   –     saulgodoy@gmail.com



1 comentario:

  1. No hay ,tal legado ;la historia-contemporanea de la Nacion ,dira que seguramente,el zambo-fascista,es lo mas oscuro y sordido,que se asomo a su historia. Y que nunca-jamas,debe volver a pasar,semejante episodio en su devenir-historico.

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