jueves, 22 de junio de 2017

Por la Constitución


James Madison fue una de las mentes más preclaras que tuvo los EEUU en el momento y el lugar adecuado, fue uno de los redactores de la Constitución de ese país; cuando escribía para El Federalista, una publicación que explicaba a los norteamericanos que conformaban las distintas colonias como podrían funcionar como bajo un sólo gobierno, y trabajar como un país, decía:
Si los hombres fueran ángeles, no habría necesidad de tener un gobierno. Demarcando un gobierno que sea administrado por hombres para otros hombres, la parte más difícil sería la siguiente: debemos primero permitir que el gobierno controle a los gobernados; y a continuación obligarlo a que se controle a sí mismo.

Los padres fundadores de los EEUU, herederos de la ilustración, vieron claramente que la solución a esta enorme dificultad estaba en el mandato de la ley: la ley podía mantener dominada la ambición de los hombres que estaban muy lejos de ser ángeles, y la ley podía moderar los excesos de gobiernos que trataran de abusar de sus poderes.
De allí la importancia de las constituciones, por ello se les conoce como “el pacto social fundamental”, de allí es que se derivan todas las demás normas y regulaciones que harán posible la vida en sociedad, por ello la importancia que tiene que todos los ciudadanos conozcan su constitución, de respetarla, y por parte del gobierno, de acatarla con rigor.
A los venezolanos nos ha tocado aprender la letra constitucional de la manera más difícil y ruda posible, con sangre. El caso venezolano repite la tendencia histórica de ciertos líderes, grupos de poder, sectas, que llegan al gobierno utilizando la constitución, aparentan respetarla, incluso, elaboran una a su medida, pero llegado el momento de ejercer el poder absoluto, cuando están cerca de su objetivo del dominio totalitario sobre el pueblo que le brindó su confianza, y ya la constitución se les hace incómoda, resuelven adulterarla y como en el caso de Nicolás Maduro, desconocerla.
Detrás de cada una de las constituciones de los países democráticos del mundo hay una historia de sacrificios y de trabajo de incontables generaciones de ciudadanos, muchos de los cuales tuvieron que luchar en guerras, sufrir privaciones, sembrar esperanzas; cada constitución vigente en el mundo, es el producto de la historia de sus pueblos, en los países desarrollados la veneran pues entienden que esas palabras escritas son las que han hecho posible que los pueblos tengan patria, que cada uno de nosotros tenga un hogar al cual cuidar, engrandecer y donde nuestras familias se sientan seguras y puedan prosperar.
Todos estos hombres que construyeron países, y entre ellos destaco la figura de Simón Bolívar, conocían de primera mano cuando las naciones eran gobernadas por reyes, quien se erigía como la ley encarnada en su persona, que hacían lo que les venía en gana y tenían el poder absoluto sobre sus súbditos, sabían de los problemas que acarreaba el poder concentrado en una sola persona y vieron las revoluciones que los enfrentaba.
Estos hombres y mujeres fundadores de naciones, sabían que solamente bajo el imperio de la ley podían sustraerse del dominio de los hombres fuertes que querían hacer su voluntad sin importarle la voluntad y la opinión de los demás, por ello redactaron constituciones, para dejar muy claro cuáles eran los derechos de los gobernados y cuáles eran los límites del gobierno, pero sobre todas las circunstancias y avatares de la sociedad, establecía como garantía esencial al imperio de la ley, que el soberano era el pueblo, que no había instancia superior a la voluntad popular, expresada en un voto para cada ciudadano y cuya mayoría decidiría el destino de la nación.
Con las constituciones no había presidente, o juez, o militar, o cualquier otro funcionario, que pudiera ponerse por encima de la ley, para ello se escogían a expertos, a ciudadanos comprometidos con el país a redactar estas palabras que claramente indicaban el lugar, las responsabilidades y los límites de sus jurisdicciones, todas estas propuestas se discutían, se votaban y finalmente se promulgaba para que fuera la ley de la tierra, de ese país, y se publicaba para que todos la conocieran, que supieran a qué atenerse y le brindase seguridad jurídica a todo el que estuviera viviendo o de paso en esa nación.
Por supuesto, hubo con el transcurso de la historia de la humanidad, otras formas de gobierno que no eran democráticas y otras constituciones, en las cuales la soberanía era encarnada por un soberano otro que el pueblo, grupos religiosos, partidos políticos, dictadores, etnias dominantes, se dieron el título de soberanos y subyugaron al resto de la población principalmente por medio del terror y la violencia.
Los sistemas democráticos, debido principalmente a su característica apertura a estilos de vida y de conocimiento, de creencias y pensamiento políticos de diferente origen y naturaleza, trata de acuerdo a las leyes y la tolerancia, de darle cabida a la diversidad de ideas para que convivan en paz y armonía en un mismo grupo social, pero a veces resulta que grupos e ideas, enemigos de la democracia logran infiltrarse y posicionarse dentro de una sociedad para empezar una labor de corrosión y disolvencia del tejido democrático, aprovechándose justamente de que se trata de sociedades abiertas.
Hay que entender que el sostenimiento de las libertades y la democracia es un proceso continuo que compete a cada uno de los ciudadanos, no hay descanso en este sentido, la construcción de la democracia es una actividad que cada día se hace más perfectible, que puede mejorarse tanto en sus formas como en sus resultados, que necesita de la participación del pueblo, que esté preocupado y ocupado en conservarla, mejorarla y hacerla cada día mejor.
Los enemigos de la democracia, esas voluntades totalitarias, esas ideologías radicales, esas creencias que en un primer momento parecen bellísimas y perfectas, tienen escondido el germen del autoritarismo y la opresión, porque el hombre puede ser vano y egoísta, y el poder actúa como una droga, por ello es que las sociedades democráticas deben defenderse de estos ataques, pero para defenderse deben ubicar el peligro que muchas veces se presenta como algo inocuo y disfrazado de buena voluntad, de una utopía donde no hay injusticias ni desigualdades.
Las democracias tienen muchas formas de defenderse, siendo la primera línea de batalla, la opinión pública, la libertad de información y de opinión, ese derecho de informar y estar informado es vital para una sociedad democrática, porque cuando los medios de comunicaciones de una sociedad están “entubados” con una sola visión de la realidad, cuando no hay crítica ni posibilidad de conocer de otras opiniones aparte de la dominante, cuando existe la censura y los gobiernos o los dueños de los medios prefieren callar o simplemente favorecer una sola idea, es la oportunidad que tienen los enemigos de la democracia para imponer su ideología y esclavizar la mente de los ciudadanos.
Es por ello que un gobierno que se jacta y promueve la llamada hegemonía comunicacional, claramente no es un gobierno democrático, tener acaparado todos los espacios de las comunicaciones para solo escuchar una sola voz y ver una sola visión de la realidad, es el primer paso para crear una sociedad de esclavos.
La otra gran defensa y que solo se utiliza en casos de extrema gravedad es la que nos brinda la misma constitución; todas las constituciones del mundo tienen mecanismos establecidos para la defensa del mandato de la ley y entre ellos destacan la desobediencia civil hacia el usurpador, la obligación de resistir, y luchar para la defensa de la constitución, la de restituir a cualquier precio el imperio de la ley.
Los venezolanos estamos viviendo en carne propia varias de estas lecciones que les he referido, por un lado descuidamos la defensa de la democracia, por innumerable razones los ciudadanos dejaron de participar en la vida política del país y lo dejaron todo en manos de los partidos políticos que lamentablemente se engolosinaron con el poder y empezaron a pelear entre ellos olvidando al país, descuidaron lamentablemente la educación cívica de sus ciudadanos, la puesta al día de los mecanismos de participación y la discusión pública de los asuntos públicos.
Cuando nos infiltraron los enemigos de la democracia no solo no pudimos reconocerlos, sino que creímos eran la solución a nuestros problemas, como no teníamos desarrollado un sistema de protección autoinmune, simplemente se hicieron gobierno gracias al apoyo popular, para cuando nos dimos cuenta del error, ya era tarde.
Nos dejamos imponer la hegemonía comunicacional, el gobierno empezó a desconocer la constitución, principalmente obviando las garantías de nuestros derechos ciudadanos, empezando por la propiedad privada, nacionalizando, expropiando o simplemente robándose los medios privados de producción, cercenando puestos de trabajos y oportunidades para la gente, imponiendo una serie de misiones sociales con toda la intención de captar clientela política, se dio inicio a una discriminación masiva, un apartheid con toda la intención de crear odio social, politizó a las FFAA hasta desfigurarlas y se entregó a los intereses cubanos.
Tanto Chávez como Maduro manipularon para sus fines particulares la constitución, que afortunadamente conservó los rasgos fundamentales de una forma republicana y democrática de gobierno, lo que no la salvaba de ser violada, malinterpretada, manipulada, pero era una manera de conservar cierta legitimidad y reconocimiento de los otros países, pero sin desviarse de los fines de imponernos un socialismo revolucionario, es por ello que los hemos visto con las constitución en la mano predicando su vigencia pero buscando las maneras de traicionarla.
Ya con el desastroso gobierno de Maduro, con la ruina del país y la total militarización del gobierno era inocultable el objetivo final de los enemigos de la democracia, sacar a la constitución del medio e imponer una constituyente comunal, que es la fórmula dictatorial cubana, con lo que la constitución nacional quedaría definitivamente abolida, pero el país estaba en resistencia y en estos momentos se prepara para entrar en franca rebelión en contra de la dictadura.
El gobierno del dictador Maduro ha movido a todas sus fichas en el tablero internacional para proteger su proyecto totalitario, se ha proveído de respaldos difíciles de comprender viniendo de países supuestamente democráticos y que eran antiguos aliados de la democracia venezolana, esta jugada está tratando de bloquear cualquier medida que vaya en contra de su gobierno asesino y violento, parecen no darse cuenta nuestros ubicuos vecinos, que si Maduro triunfa en sus propósitos, la región entera no tendrá ni paz ni orden posible.
Los ciudadanos venezolanos que creemos que nuestras libertades y dignidad están siendo seriamente amenazadas, nos estamos preparando para el enfrentamiento, que será cruento y rápido, para muchos de nosotros, preferimos morir libres que vivir de rodillas.   -   saulgodoy@gmail.com







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