domingo, 9 de julio de 2017

La autopoiesis chilena


Se trata sin duda alguna de uno de los conceptos científicos más importantes desarrollados en el siglo XX por los científicos chilenos Humberto Maturana Romesín y Francisco J. Valera García, ambos doctores en biología de la Universidad de Harvard, y distinguidos profesores de diversas universidades en el mundo.
Sus trabajos científicos tienen que ver con el significado de la vida, que se dice fácil pero ha sido una de las labores más arduas y complicadas en las que un pensador pueda embarcarse, el sistema y los modelos a los que han llegado son tan adelantados y afectan a un sin número de parcelas del conocimiento, que todavía producen olas, tsunamis, en la comunidad científica, sobre todo en la neurobiología, en las ciencias cognitivas, en la inteligencia artificial, en psicología, pero sobre todo en filosofía y particularmente en la religión.
Maturana y Valera han escrito, entre ambos y por separado una enorme cantidad de libros de divulgación y materiales especializados, algunos son textos obligados en la carrera de biología, en las escuelas de medicina y otras disciplinas, son ambos figuras mundiales, citados, cuestionados, seguidos, admirados por la comunidad científica, invitados frecuentes en los círculos de conferencistas internacionales, reconocidos con innumerables premios.
Maturana, 13 años mayor que Valera, se inicia en la escuela de medicina de la Universidad de Chile luego de largos años de preparación en su país y en el extranjero con una inquietud fundamental, la cual expone en la obra De Máquinas y Seres Vivos, (2003), nos dice Maturana:
Los científicos como Oparin y Haldane que se habían ocupado con la pregunta por el origen de la vida, no proponían en su enfoque experimental o teórico nada que pudiese servir como una caracterización de lo vivo. Asimismo, científicos como von Bertalanfy que insistían en considerar a los seres vivos como totalidades con un criterio sistémico, hablaban de una visión organísmica, y parecían considerar que lo central para comprender a los seres vivos, era tratarlos como sistemas abiertos procesadores de energía. Yo, en cambio, pensaba que lo central para explicar y comprender a los seres vivos era hacerse cargo de su condición de entes discretos, autónomos, que existen en su vivir como unidades independientes.

La influencia del medio ambiente sobre los organismos vivos es tan importante que muchas veces se hace difícil separar a los seres vivos de su entorno, y es en extremo complicado encontrar la manera de demostrar precisamente su autonomía e independencia como organismos vivos.
Caracterizar a lo viviente, he allí el gran problema que nadie hasta los momentos había podido resolver ¿Qué es lo que hace a un ser vivo un sistema autónomo en el cual la vida se resuma y se resuelva en él? Para algunos la pregunta pareciera obvia pero es difícil de plantear y mucho más de probar. Sigue diciendo Maturana:
… la tarea central de un biólogo es explicar y comprender a los seres vivos como sistemas en los que tanto lo que pasa con ellos en la soledad de su operar como unidades autónomas, como lo que pasa con ellos en los fenómenos de la convivencia con otros, surge y se da en ellos en y a través de su realización individual como tales entes autónomos.

Y es interesante el problema que enfrentaba, un problema de lenguaje, específicamente de un uso errado de la metáfora que intentaba explicar el mundo utilizando figuraciones que en vez de aclarar, oscurecían el objeto observado haciendo presunciones que no le correspondían, cuenta Maturana que en el MIT, en Boston, su laboratorio estaba al lado del de Inteligencia Artificial y escuchaba a los expertos en robótica hablar de que ellos, lo que hacían era modelar los fenómenos biológicos, estaban equivocados, lo que hacían era modelar la apariencia de los fenómenos biológicos según su punto de vista como observadores, que no es lo mismo, ya que explicar la función que ellos percibían de estos fenómenos los distraía de los verdaderos procesos relacionales que les daban origen.
Maturana veía claramente dos dominios en la existencia de un ser vivo: 1- el ser vivo operando como totalidad, en un medio que es una totalidad, incluyéndolo, 2- la operación de cada componente que conforma la totalidad del ser vivo de manera local, es decir, quería ver a ese ser vivo que surge de la operatividad de sus componentes.
Su trabajo lo llevó a elaborar un esquema circular donde estaban comprendidas la dinámica de conservación productiva de todos los componentes de ese ser vivo autónomo, sin atribuirle un rol principal a ninguna de las partes y aquí se sitúa su gran descubrimiento que lleva el nombre inventado por él, de autopoiesis, que viene del griego poiesis, y que significa producción, conducta orientada a un fin, como podría ser versificar o construir en verso, los griegos aludía a la poiesis como a la creación divina y artística, Hesíodo en su Teogonía nos describe por medio de la poiesis como Caos se convirtió en Cosmos, nos dice Maturana:
Un ser vivo ocurre y consiste en la dinámica de realización de una red de transformaciones y de producciones moleculares, tal que todas las moléculas producidas y transformadas en el operar de esa red, forman parte de la red de modo que con sus interacciones: a) generan la red de producciones y de transformaciones que las produjo o transformó; b) dan origen a los bordes y a la extensión de la red como parte de su operar como red, de modo que esta queda dinámicamente cerrada sobre sí misma formando un ente molecular discreto que surge separado del medio molecular que lo contiene por su mismo operar molecular; y c) configuran un flujo de moléculas que al incorporarse en la dinámica de la red son partes o componentes de ella, y al dejar de participar en la dinámica de la red dejan de ser componentes y pasan a ser parte del medio.

Hay una verdadera belleza poética en esta descripción, que para algunos será de difícil comprensión, pero indudablemente, queda retratado un ser vivo de cuerpo completo.
Varela se encargó de elaborar los modelos matemático y computacionales que terminaron por formalizar esta propuesta, es de destacar que existen varios sistemas moleculares, pero sólo los sistemas moleculares autopoeiéticos corresponden a los seres vivos, pero las cosas pueden complicarse, continúa el autor explicando:
…es posible distinguir entre los seres vivos sistemas autopoiéticos de distintos órdenes según el dominio en que esta se realiza. En tal distinción, las células son sistemas autopoiéticos de primer orden en tanto ellas existen directamente como sistemas autopoiéticos moleculares, y los organismos somos sistemas autopoiéticos de segundo orden en tanto somos sistemas autopoiéticos como agregados celulares. Sin duda es posible hablar de sistemas autopoiéticos de tercer orden al considerar el caso de una colmena, o de una colonia, o de una familia, o de un sistema social como un agregado de organismos.

La cultura ha sido considerada como un sistema autopoiético de tercer orden, aunque Maturana lo rechaza ya que ninguno de los elementos culturales son organismos vivos, al menos que estemos hablando de vida creada en laboratorios sobre material molecular, ni siquiera el sistema social es autopoiético ya que surge como algo diferente a lo vivo, aunque lo vivo obtenga su realización al vivir en ellos.
La autopoiésis hace posible explicar el origen de los seres vivos en cualquier medio o planeta, si se dan las bases para las transformaciones moleculares apropiadas la vida puede surgir de manera autónoma y evolucionar en estructuras cada vez más complejas.
La autopoiésis tampoco es predecible, su dinámica es tal que la estructura se encuentra en constante cambio, sus estados futuros no pueden ser determinados, en este sentido explica el autor:
…la constitución de un linaje en la conservación reproductiva de un fenotipo ontogénico (o modo de vida, o configuración epigénica particular) es, también, un fenómeno sistémico. Y, por último, la constitución de un linaje, y por lo tanto la conservación reproductiva de cualquier identidad biológica, y en particular la especiación es, también, un fenómeno sistémico, no un fenómeno determinado desde un proceso genético molecular.

Con lo que la manipulación genética tiene sus límites ya que cualquier afectación a la estructura cambia la dinámica autopoiética del organismo con resultados impredecibles.
Si han llegado a este punto sin abandonar la lectura de este breve artículo les dejo un pensamiento profundo de Maturana que me impresionó, es un poco complicado pero léanlo tanta veces como sea necesario para comprenderlo, es fundamental, y dice así:
La dinámica de formación espontanea de sistema y medio, constituye, para el observador que no puede prever el surgimiento de un sistema porque no puede ver las coherencias estructurales desde donde surge, el surgimiento de orden a partir del caos. En este sentido, todo surge del caos en tanto surge como algo que se forma en el comienzo de la conservación de una organización que no preexiste, y que no se puede deducir desde las coherencias operacionales donde lo nuevo tiene sentido relacional para el observador. El fenómeno histórico es un continuo surgir del caos en tanto el presente es sólo comprensible a posteriori en su relación con el pasado, y la relación generativa que le da origen surge como una relación explicativa que el observador propone para relacionar dos dominios disjuntos conservando el determinismo estructural.

No es una lectura fácil pero se trata de ideas complejas y muy valiosas, sin duda recomiendo este pequeño libro que es una joya de la literatura de divulgación científica y siendo producido en nuestro continente, es un orgullo.
Por último un pensamiento final de Maturana lleno de mucha claridad:
Los seres vivos existimos en dos dominios, en el dominio de la fisiología donde tiene lugar nuestra dinámica corporal, y en el dominio de la relación con el medio donde tiene lugar nuestro vivir como la clase de seres que somos.  Estos dos dominios aunque disjuntos se modulan mutuamente de una manera generativa, de modo que lo que pasa en uno cambia según lo que pasa en el otro. Es en el dominio de la relación con el otro en el lenguaje donde pasa el vivir humano, y es, por lo tanto, en el dominio de la relación con el otro, donde tienen lugar la responsabilidad y la libertad como modos de convivir. Pero es allí, también, donde tienen lugar las emociones como modos de conducta relacional con el otro o lo otro, y es allí, en lo que es en el fondo el alma humana.  -

saulgodoy@gmail.com







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