viernes, 21 de julio de 2017

Lo que Venezuela se está jugando


El destino de nuestro país se está decidiendo en dos escenarios, el primero corresponde al marco internacional donde juegan las potencias mundiales, principalmente los EEUU, Europa, Rusia y China (ambos gigantes convertidos en una especie de club de acreedores, con ánimos colonialistas, debido a los grandes compromisos que tiene el gobierno de chavista con estos países) y un elenco de países menores, pero no menos importantes entre los que se incluyen Cuba, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México y el resto de países de la sub-región que son afectados por la situación de Venezuela.
El otro escenario es el interno, el de los partidos políticos de la llamada oposición democrática reunidos en torno a la MUD, el partidos de gobierno, el PSUV, una gama variada de movimientos, organizaciones y representación de minorías políticas, algunas disidentes de la MUD y del PSUV, y unos carteles militares que agrupan diversos intereses económicos (monopolios) algunos en el crimen organizado y otros en funciones de gobierno (empresas del estado).
Ambos escenarios se solapan, lo que hace a veces muy difícil establecer donde empieza uno y termina el otro, sobre todo en términos de los campos ideológicos que para fines ilustrativos los llamaremos con sus apelativos tradicionales, el campo de la izquierda y el de la derecha.
Estos campos ideológicos están configurados dentro de los términos de la globalización, son maneras de ver el mundo que influyen de manera determinantes en las políticas y programas de los gobiernos del mundo y que son mejor reconocidos como socialismo y capitalismo (que es un sistema económico y que genera una ideología, la liberal).
Estas dos ideologías pueden convivir sin problemas determinando sus áreas de influencia, sus límites y competencias, el socialismo y el capitalismo en sus versiones “light” han sido instrumentadas como herramientas de desarrollo en muchas áreas y cumplir múltiples funciones pero hay que tener una gran claridad de sus limitaciones, ambas tienen extremos como sería el socialismo real y el capitalismo de estado, que por lo general degeneran en regímenes de fuerza y totalitarismos, ambos extremos pueden ser perjudiciales para la vida de las naciones.
La Venezuela bajo el signo del Socialismo del Siglo XXI, ha degenerado en ambas, en un capitalismo de estado bajo la forma de una dictadura de corte militarista, y un socialismo real, diseñado como una gran burocracia centralista y totalitaria que pretende servirse de los ciudadanos venezolanos de manera autoritaria y a costa de sus libertades.
Para el día de hoy, el gobierno chavista manejado por el ciudadano colombiano Nicolás Maduro Moros tiene montado un estado policial y represor, que pretende acallar los reclamos y protestas de los ciudadanos, e imponer una Constituyente comunal, que no es otra cosa que una copia del modelo de estado policial y represor que existe en Cuba y que es conocido como castrocomunismo, una versión tropicalizada del marxismo leninista soviético.
El chavismo sería como una especie de franquicia, puesta al día y mercadeada mundialmente bajo el nombre de Socialismo del Siglo XXI, reconocida como una de las expresiones del socialismo y/o comunismo, con la clara intención de participar en la política mundial y acceder por medio de las elecciones al poder político, en España por ejemplo, esta franquicia se le conoce con el nombre de PODEMOS que nació gracias, al financiamiento del chavismo, cuando éste se apropió de la riqueza petrolera de Venezuela.
Debido a este esfuerzo de difusión y creación de nuevos partidos en la subregión de Latinoamérica surgieron igualmente versiones exitosas de esta franquicia que lograron hacerse con el poder en Ecuador, Nicaragua y Bolivia, en Argentina entró en alianza con la corriente peronista y en Chile ha tenido su impacto en todos los movimientos de izquierda.
Con el apoyo del presidente socialista Lula Da Silva de Brasil, el Socialismo del Siglo XXI fue integrado como parte de la organización conocida como Foro de Sao Paulo, que es la fachada civil, académica y legal de todos los movimientos subversivos y en armas, sembrados por el régimen de Fidel Castro de Cuba en todos los países de Latinoamérica.
Si queremos entender la situación actual del país, no debemos de perderle la pista a esta internacionalización del socialismo y del comunismo, dentro de esta inmensa organización de la izquierda mundial existen los partidos socialistas democráticos (incluimos a los cristianos) que conviven con esta inmensa fauna de tendencias unas más radicales que otras, pero todas aciertan en darse mutuo apoyo y soporte, al estilo de una cofradía de hermanos en la ideología.
Casi todos los partidos políticos venezolanos son de izquierda, y de alguna manera pertenecen a esta gran familia, donde lo quieran o no, hay puntos de afinidad y de entendimiento en algunas áreas programáticas, de doctrina y hasta de políticas públicas, el chavismo no está muy lejos de AD o de COPEI, o de Primero Justicia, o de todos esos partidos progresistas que creen en un gran estado benefactor, poderoso, redistributivo de la riqueza nacional, que comulgan fervientemente en la llamada Justicia Social que es uno de los términos más elusivos y multívocos que existen en el léxico de la izquierda.
El chavismo se asienta en su interés por resolver las desigualdades de la población más vulnerable y fue en base a este interés que se llevó a cabo toda una gestión que terminó discriminando a una importante parte de la población, arruinando el aparato productivo de la nación e introduciendo en el orden social grupos anárquicos, todo en nombre de la justicia social y el combate en contra de la pobreza, ¿Qué tiene de diferente el plan presentado por la MUD?
El compromiso de la izquierda con la eliminación de la pobreza y la reivindicación de los más necesitados, los hace ser partidos de masa que apelan a las diferencias de clase, a las grandes mayorías, que pueden confundirse con el populismo y generar un enorme clientelismo político, que si se le agrega algo del pensamiento revolucionario y liberacionista del comunismo bolchevique, lo más seguro es que se produzca una indigestión de contradicciones que terminen por desfigurar la democracia.
La guerrilla, la teología de la liberación, la filosofía de la liberación, las tesis anticolonialistas y antiimperialistas, la lucha armada, la revolución popular, el igualitarismo, las comunas y los movimientos obreros, campesinos e indígenas son parte importante de estos movimientos, que algunos se extravían en la violencia, y en sus versiones más benignas, pueden convivir en democracia.
Esta tendencia a actuar como un cuerpo coherente, organizado y de mutuo apoyo no es común en la ideología de la derecha, que por sus principios del respeto a la individualidad y la autonomía de sus políticas y acciones, no tiene esa red de relaciones y mutuo apoyo que nació de las iniciativas de la internacionalización del socialismo desde los tiempos de Carlos Marx, los partidos políticos de la izquierda, sobre todo los europeos llevan la vanguardia en haber domesticado su socialismo en los términos de la democracia, el caso del chavismo es un caso de experimento ideológico-político post guerra caída del muro de Berlín que ha sido muy provechoso para el régimen cubano, los hermanos Castro han tenido la habilidad de venderlo como un proyecto humanista, que ha cumplido con todos los protocolos de esa cofradía, donde la revolución cubana tiene una antiguo prestigio y una indudable habilidad en manejar sus intereses.
El chavismo ha tenido quien lo defienda y por mucho tiempo, aún en contra de la evidencia de que estaba enfermo de autoritarismo e imperialismo, y no arruguen el rostro, el chavismo es una ideología conquistadora, avasallante, que no cree en superiores, su tendencia militarista es de naturaleza dominante, no reconoce fronteras y está dispuesto a todo con tal de lograr y mantener el poder, y es parte de su ADN el proceso de internacionalización de su franquicia, de eso los venezolanos tenemos una larga y triste experiencia, pues la hemos financiado a costa de nuestra seguridad alimentaria y de salud.
El Socialismo del Siglo XXI no ha sido enterrado y olvidado, todo lo contrario, está sufriendo una reingeniería en el marco de los procesos de pacificación en Colombia, el proyecto venezolano, mejorado y repotenciado lo compraron las FARC y el presidente Juan Manuel Santos, un hombre de izquierda, amigo de Cuba y perspicaz observador del proceso venezolano.
Santos está apostando a que las FARC se desmovilicen y se incorporen a la vida civil y política de Colombia utilizando el esquema inaugurado por Chávez y Maduro, el futuro político de Santos en su país está pensado sobre un piso político de fuerzas de izquierda, incluyendo a los miembros de las FARC, que le garanticen a Colombia una paz socialista, es decir un Socialismo del Siglo XXI a la colombiana.
Maduro se ha manejado de manera tan errática y peligrosa para el socialismo internacional que se ha convertido en una forma de socialismo impresentable para el mundo, incluso para Cuba que atrapada en un franco retroceso en sus relaciones con el nuevo gobierno de Donald Trump, está dispuesto a sacrificar a Maduro para no descuidar el futuro de la franquicia en Colombia. Y seguir cultivando su influencia en el continente.
Daniel Ortega y el fanático de Evo Morales han enviado mercenarios de sus países para ayudar a su camarada Maduro a sostenerse en el poder, son parte de los matones que el gobierno utiliza en contra de nuestros estudiantes y quienes disfrazados de Guardias Nacionales se destacan por su crueldad y sangre fría en su represión, hay registros secretos de esta “ayuda” que saldrán a la luz una vez que la lucha por la libertad termine.
El socialismo europeo está jugando fuertemente en tratar de desmontar el monstruo chavista de Venezuela y apostar al nuevo orden en Colombia, para Venezuela ha escogido a Chúo Torrealba, un comunicador popular y luchador social como su ficha para convertirlo en el nuevo mesías socialista en Venezuela, un hombre que funcione dentro de los patrones democráticos y con un fuerte acento en el nuevo Socialismo del Siglo XXI, para ello, lo está preparando y conduciendo, para que lidere ese inorgánico mundo de la izquierda venezolana.
Hay un liderazgo socialista venezolano que tiene y debe ser renovado en el corto tiempo, afortunadamente se levanta una nueva camada de políticos, que a pesar de su poca experiencia ha sabido cosechar logros importantes, son jóvenes se han fogueado en la contrarrevolución, muchos de ellos han sido víctimas del régimen, han demostrado ser buenos gerentes públicos y tienen la capacidad de adaptación necesaria en este ambiente de incertidumbre.
Pero el problema es Maduro, quien ha decidido atrincherarse en sus posiciones absolutistas y de fuerza, no va a abandonar su nefasto proyecto de la Constituyente comunal que no es otra cosa que un intento público, notorio y comunicacional ante la comunidad internacional, de acabar de manera violenta con una de las democracias más importantes de Latinoamérica, y eso, la comunidad internacional, el socialismo internacional y los EEUU no lo van a permitir.
Maduro es prisionero de su propio designio, su contacto con la corrupción, el narcotráfico y las más retrógradas ideas del arsenal comunista, lo han convertido en un paria, rodeado de cómplices buscados por la ley internacional, se encuentra atrapado entre intereses y amenazas que lo tienen de brinco en brinco en medio de un país que lo rechaza.
De modo que desde hace ya un tiempo, se han venido dando negociaciones en el exterior entre las potencias y gobiernos extranjeros, sobre cómo abordar una solución para Venezuela que sea lo menos costoso y traumática para el ya precario orden político de la región, en estas rondas de negociación la presencia de representantes de Venezuela es mínima cuando no inexistente, de hecho, el cambio de casa por cárcel al preso político Leopoldo López, se llevó a cabo en estos círculos de poder.

Ahora veamos lo que sucede en el tablero de la política local, como ya les expliqué el mundo de los partidos políticos en Venezuela está saturado de partidos de izquierda, en Venezuela no hay partidos representativos de la derecha venezolana, pero existe el pensamiento, principalmente en círculos académicos y de analistas políticos, yo soy uno de ellos y como yo, un importante grupo de intelectuales (algunos de ellos filósofos y politólogos de pensamiento avanzado) que hemos sido la contraparte en esta difícil situación ideológica creada y alimentada por el socialismo venezolano.
Sucede algo muy característico en nuestra sociedad, en otros países las organizaciones de la derecha son sostenidas y promocionadas por los empresarios y comerciantes, en Venezuela, la gran mayoría de los dueños de los medios de producción son socialistas, y sus simpatías son canalizadas hacia los partidos de la izquierda, que al final es cuchillo para su propia garganta; espero de verdad, que luego de superar esta pesadilla socialista en la que tenemos más de 50 años, los hombres y mujeres con verdadera conciencia de patria, responsabilidad y trabajo, apuesten a las corrientes conservadoras, al pensamiento neoliberal, a todo ese mundo de ideas que representa el capitalismo avanzado y globalizado, que son las tendencias cosmopolitas que créanlo o no, están verdaderamente resolviendo el problema de la pobreza en el mundo.
El socialismo venezolano se destaca por una carencia de ideas que da grima, muchos de los lideres más destacados se quedaron estancados en la ideología de los años 70 del pasado siglo, no hay nuevas propuestas, no hay discusiones doctrinarias, la ideología chavista lo que hizo fue echar el reloj para atrás en cuanto a ideas y eso se ve claramente en el documento que acaba de sacar la MUD sobre un Pacto de gobernabilidad donde empiezan con la declaración de combatir la pobreza y garantizar la justicia social.
Nada mas setentoso y socialista trasnochado que ese panfleto para un país que quiere avanzar hacia el siglo XXI, la falta de imaginación y de un esfuerzo mental es absoluto, no se compadece el sacrificio que están haciendo las nuevas generaciones en la calle, dejando sus vidas por un mejor futuro, y que venga el socialismo y les presente ese bodrio reencauchado de esperanzas de una izquierda en franca decadencia y una clara demostración que nuestros partidos políticos no son sino escuelas de samba que sólo saben hacer fiestas electoreras.
Cada uno de esos líderes de los partidos de oposición tiene su propia agenda, que no es malo, pero los distrae de lo que el pueblo en la calle les está pidiendo, hay gente allí que no quiere asumir responsabilidades, ni tomar decisiones duras, sino en unas elecciones, donde puedan sacar provecho a sus intereses personales, mantienen de manera precaria un clientelismo político que los presiona para no dejarse quitar los “espacios” adquiridos durante esta lucha, hay una pelea a cuchillo por protagonismo entre los nuevos actores y los tradicionales, todos sufren de un voluntarismo que supera con creces su capacidad de generar ideas viables, respuestas a los urgentes problemas del país.
Bajo estas circunstancias y porque son todos de izquierda, no les es repugnante la idea de cohabitar con el chavismo, por ello la insistencia en las negociaciones, preferiblemente secretas, que se llevan a cabo con el gobierno de Maduro, a espaldas de los venezolanos, y aquí hay un elemento fundamental, esa oposición política siempre ha tenido una muy mala relación con los militares, los pocos contactos que han tenido han acabado de mala manera con un saldo negativo para los uniformados, no han sabido y no les ha interesado tender puentes con ese gran segmento de las FFAA que son los llamados, institucionales, es más, le tienen miedo porque los consideran un peligro para sus pretensiones políticas y sus “espacios” electorales.
Cualquier iniciativa militar para resolver el problema en nuestro país le antecede el prefijo de “golpe”, que ha decir verdad se lo han ganado, pero elimina cualquier solución concertada entre ambas partes y que por los vientos que soplan, si no hay una actuación más asertiva de nuestros políticos civiles, la situación se va a deteriorar de manera acelerada a grados de violencia e inestabilidad social, que los militares van a tener que actuar, aún teniendo a la oposición civil en contra, que sería el peor escenario posible.
Está visto que la oposición prefiere negociar con el corrupto e inestable campo madurista, que con los llamados militares institucionales, quienes son los que podrían avalar un cambio por la vía rápida de nuestra crisis política restituyendo la vigencia de la Constitución de 1999.
El socialismo venezolano insiste que la solución a nuestra crisis es política, mi opinión es que es militar, por lo menos en su primera fase, fue así que diseñamos las estructuras de poder en el país, el chavismo ha llenado Venezuela de armas y de grupos violentos, a quienes ha dado patente de corso, si no acabamos con esa violencia desatada primero, no hay manera de avanzar políticamente, y los únicos preparados para enfrentar esas hordas anárquicas son las FFAA, esa gran mayoría de oficiales y efectivos que han permanecido a la expectativa y en silencio ante la tragedia del país.
De igual manera, el problema de los diferentes grupos de militares chavistas que se encuentran medrando del patrimonio de la nación, que son una minoría, también debe ser resuelto entre los militares, yo estoy seguro, que si hay un grupo de militares que restituyan la vigencia constitucional, estos entregarán el poder a los civiles una vez que el país se encuentra pacificado, y lo digo porque nadie en su sano juicio, al menos que lo impulse un verdadero amor por la patria, se va a hacer cargo de un país en condiciones tan deplorables como se encuentra Venezuela en los actuales momentos.
Ya en anteriores artículos he explicado el rediseño que se le debe aplicar a las FFAA, y como me inclino más por el modelo israelita, el desarrollo de fuerzas de intervención rápidas y tener una inteligencia que permita prevenir y modificar peligros y amenazas, la labor de los militares para la nueva Venezuela será tan complicada e intensa, que no tendrán tiempo para querer involucrase en la política.
Durante más de un lustro el socialismo ha sido la ideología que ha llevado adelante los cambios en nuestro país, todo lo bueno y lo malo que tenemos se lo debemos a esta visión del mundo y del hombre que yo considero superada e inoperante bajo las actuales circunstancias, el país necesita un cambio de paradigma, lo está pidiendo a gritos.
La constituyente comunal, ese fraude gigantesco que está armando el gobierno desvergonzadamente, ante los ojos de todos los venezolanos con el protagonismo del CNE, consiste en superar con amplio margen el techo de los 7.5 millones de votos recogidos por la oposición democrática el 16 de julio pasado, para ello se están valiendo de todos los subterfugios y las trampas que el manual chavista para ganar elecciones contiene, están jugando desesperadamente con la esperanza y el hambre de sus seguidores, prometiéndoles lo que no pueden cumplir, dándoles bolsas de comida que consiguieron en el último minuto sin importarles la calidad sanitaria de las mismas, prometiendo con sus carnets de la patria el premio gordo de la lotería.
No importa, será una victoria pírrica, al país ya lo perdieron, a la juventud que pretenden engañar ya la apalearon y torturaron, a los empleados públicos que van bajo amenaza a darles el voto ya saben que lo que viene son las vacas flacas, los militares que utilizan están contestes en que no podrán en contra de la voluntad del pueblo, perdieron la calle, los barrios, a los trabajadores, sólo les queda gente descerebrada, zombis cuyos votos van a multiplicar por 1000 para poder abultar las cifras, después del 30 de julio la resistencia democrática se convierte en confrontación por la sobrevivencia y eso los tiene muy nerviosos, Venezuela jamás será una nueva Cuba.
A nuestro liderazgo político los alcanzó el Principio de Peter, sus capacidades y habilidades para manejar la situación del país ha llegado a su límite, y de aquí en adelante se necesita de un relevo que justamente se encuentra en la derecha venezolana, que repito, no estamos organizados políticamente, pero es fecunda en ideas e iniciativas, lo malo es que no hemos sido tomados en cuenta, somos demasiado “radicales” para los gustos progresistas, pacifistas y moralistas de algunos dirigentes.
Los socialistas venezolanos se han tragado el cuento de que hay algunos de ellos que representan a la derecha venezolana, no son pocos quienes creen que Capriles, Leopoldo o María Corina son la derecha venezolana porque Chávez y Maduro así los han señalado, no es verdad, son todos de izquierda, son todos demócratas, sí, pero afectados en su pensamiento por las ideas infantiles de la izquierda decimonónica, son todos peones útiles para el socialismo internacional que en mi opinión, y lo he expresado en innumerables artículos, está totalmente equivocado en cuanto a su percepción del mundo y de nuestro país.
No estoy diciendo que los socialistas no son necesarios, todo lo contrario, creo que son excelentes gerentes de programas sociales, buenos administradores y conserjes municipales, son muy buenos montando elecciones, serían mejores si pudieran mantener e imponer sus resultados, no tienen competencia para administrar los programas humanitarios y de recuperación de la infraestructura, en eso creo que son ideales, pero no para diseñar un programa de gobierno actualizado, ni para proyectar un país en un horizonte de veinte años, ni para levantar nuestra golpeada economía, y menos todavía para defender a nuestra sociedad de sus enemigos, son demasiado amigables y confiados, sus sentimientos sociales y moral cristiana convierten fácilmente la planificación en una herramienta al servicio de sus ideales como benefactores y redistribuidores de la riqueza.
De modo que en este escenario interno también se está negociando, y ambas negociaciones se tocan buscando siempre la estabilidad y la salida menos costosa para todos los intereses en juego, pero en estas negociaciones internas privan las agendas personales de los líderes de los partidos, no el interés del país, repito el plan presentado por la MUD es la prueba más clara y rotunda que esa oposición política ha llegado al tope de sus capacidades, se le agotaron las ideas.
Pero el pueblo sigue en la calle, la gente se desespera todos los día cada hora un poquito más y más, y esa fuerza incontenible de los ciudadanos que Maduro pretende tener a raya a fuerza de pura represión, tiene la verdadera agenda del país que la MUD pretende reducir en esas dos generalidades, la eliminación de la pobreza y sed de justicia social, como principales necesidades.
Con ese programa el país no va a ningún lado, los objetivos planteados son tan generales y etéreos que es muy fácil extraviar el camino, son las mismas palabras que utilizaba Chávez en sus programas políticos electorales, no es un verdadero plan, ni siquiera se acerca a una visión de nuestro problema existencial, es más de lo mismo.
Esta es mi visión de nuestra situación.  -   saulgodoy@gmail.com
















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