domingo, 9 de julio de 2017

Mentes alienígenas


Tengo dos cosas en común con la profesora británica Susan Schneider, el amor por la filosofía y la ciencia ficción, una combinación que se hace cada vez más común entre filósofos profesionales, quizás por aquello de que es la única literatura que permite especular sin barreras sobre el futuro de la raza y la civilización humana.
En su profundo ensayo Allien Minds (2015) no dice, que según expertos del programa SETI, que buscan señales de vida inteligente en el espacio exterior por medio de las más poderosas radio antenas del planeta, el chance de que los humanos hagamos contacto con alguna forma de vida inteligente en los próximos cincuenta años es de un 5%, lo cual es un margen muy alto y que se irá incrementando con la nueva tecnología (al menos que ya lo hayamos hecho y lo desconocemos, lo cual es muy probable).
Ella hace una diferencia que es muy importante tener en cuenta entre las dos tendencias más importantes que están trabajando sobre el futuro del hombre, la postbiológica y la transhumanista, la primera asume que la inteligencia será artificial al 100%, la segunda no asume esto como necesario, continuaremos siendo humanos pero alterados artificialmente.
La inteligencia postbiológica será una superinteligencia que lo más probable no esté consciente de sí misma, lo cual nos crea un problema incluso de comunicaciones ya que uno de los puntos referenciales de nuestra inteligencia biológica es la experiencia de estar conscientes (los expertos dicen que esto no será un problema ya que una superinteligencia estaría en la capacidad de fabricar conciencia al instante si quisiera comunicarse con nosotros).
Nos dice Schnieder que un grupo de connotados científicos opina que la tendencia natural en el desenvolvimiento tecnológico es pasar de una inteligencia biológica a una artificial, ya estamos en la primera fase, introduciendo implantes neurales en nuestro organismo con fines medicinales, nos da el ejemplo de avanzadas técnicas utilizadas por una división de, Departamento de Defensa Norteamericano, Proyectos Avanzados de Investigación para la Defensa, DARPA, quienes con el programa ElectRx ya están utilizando implantes que hacen de interfases en el sistema neural de las personas para regular condiciones derivadas de el estrés postraumático, artritis, depresión, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Crohn.
Estas tecnologías están a un paso de en vez de monitorear y regular estados anómalos en nuestro organismo, lo que hagan es potenciar sus funciones y respuestas, mejorando significativamente nuestras capacidades naturales.
Susan Schneider va un paso más adelante al explicarnos:
Supongamos que estamos en el 2025 y siendo unos tecnófilos, adquirimos unos potenciadores cerebrales que ya venden en el mercado.  Primero, añadimos una conexión móvil de internet a nuestra retina, luego mejoramos nuestra memoria añadiendo circuitos neurales. Ahora somos oficialmente cyborg. Y si nos vamos al 2040, por medio de terapias de nanotecnología y potenciadores somos capaces de extender nuestra vida, y a medida que progresamos en el tiempo, continuamos acumulando mejoras en nuestro cuerpo. Para el 2060 luego de algunas modificaciones profundas nos convertimos en posthumanos…en este punto, nuestra inteligencia no sólo es superior en términos de velocidad de procesamiento mental; podremos hacer una cantidad de conexiones que eran imposibles anteriormente. Los humanos que no quisieron potenciarse o “naturales” nos parecen unos incapacitados intelectuales- tenemos tan poco en común con ellos- pero como buen transhumanista, les respetamos y asistimos en su derecho de no potenciarse. Con el tiempo y nuevos y mejores circuitos neurales ya no tenemos ninguna diferencia con la inteligencia artificial llamada superinteligente. La única diferencia real entre nosotros y una criatura de diseño estándar es uno de origen- nosotros fuimos originalmente “naturales”, pero ahora, luego de una reingeniería tecnológica, somos ahora parte de esa categoría conocida como forma de vida con inteligencia artificial.

La pregunta es muy sencilla ¿Quién no quisiera ser más inteligente, hermoso, fuerte, rápido y vivir más? Y la industria lo sabe y está preparada para ofrecer lo mejor a un precio razonable.
Y dentro de la argumentación a favor de estos cambios Susan arroja uno que es incontrovertible, para el proceso de pensamiento el silicón es mucho mejor que el carbono, según varias investigaciones las neuronas llegan a un tope de velocidad de 200 Hz, lo que está a siete órdenes de magnitud por debajo de los microprocesadores actuales, el cerebro compensa este hándicap con un paralelismo masivo, procesamiento en serie y diferente centros de distribución de información actuando al mismo tiempo y de manera coordinada, aún así, 10 billones de neuronas no es suficiente para ciertos procesos y no hay manera de que esto prospere dada nuestra capacidad craneana, que sólo utilizamos el 10% de nuestra capacidad cerebral, si pudiéramos superar esa barrera, ese 100% es siempre un límite que no nos permitiría abarcar ciertos horizontes de actividad (la propuesta del director de cine francés Luc Bensson, en su film Lucy, se explaya más en la especulación metafísica).
Las computadoras, en cambio, no tienen estos límites de capacidad, siempre pueden crecer y ocupar edificios completos o reducir su miniaturización y concentrar mucho más poder de procesamiento en espacios más pequeños que el que ocupa una neurona.
Por ahora, nuestro cerebro es más inteligente que el de una computadora, la misma DARPA tiene un programa llamado Synapse, en el cual están desarrollando una computadora que trabaje como si fuera un cerebro humano y la Universidad de Oxford ya tiene desarrollado un manual para descargar una mente humana en una computadora, pareciera ser solo cuestión de tiempo antes de que el cerebro humano se vea superado, y con creces.
Nick Bostrom de quien ya nos hemos referido en varios artículos dice al respecto: “Crear una superinteligencia puede que sea la última gran invención humana, a partir de ella ya se puede encargar de todos los desarrollos científicos y tecnológicos que hagan falta”.
La gente de SETI, que son unos optimistas a ultranza, concluyeron que una civilización alienígena sería mucho más antigua que nosotros “Todas las líneas de evidencia convergen en la conclusión que la máxima edad de una civilización alienígena sería de billones (millardos) de años, específicamente estarían entre los 1.7 y los 8 billones (millardos) de años”  Lo cuan presupone que sería mucho más inteligentes que nosotros, probablemente, superinteligentes.
Visto bajo estos estándares, la civilización humana está en su infancia.
Para aquellos interesados en el tema y que puedan leer en inglés, el artículo de Susan Schneider se encuentra en internet y es mucho más rico, denso y complejo que estas notas introductorias, una buena lectura para ponernos al día en estos temas tan ajenos a lo que vivimos los venezolanos en este viaje en el tiempo (para atrás) en que nos tienen embarcados los chavistas, se los recomiendo.  -  saulgodoy@gmail.com






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