domingo, 10 de septiembre de 2017

Carta a Maduro


Te considero no menos que un asesino serial ¿o debería decir masivo?, porque dudo mucho que sepas en realidad a cuántos venezolanos has asesinado; son muchos, quizás miles o decenas de miles, pero no creo que te importen, no los ves, no los sientes, ni escuchas sus gritos, ni sabes quiénes son, ni dónde están, para ti deben ser apenas un daño colateral a tus muchos y sucios negocios, entre ellos los más criminales, que tienen que ver con traficar con el hambre y la salud de los seres humanos.
Te denunciaron como uno de los capos de las infames cajas CLAP, por medio de una de tus empresas internacionales; la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, dejó constancia de tu papel en este asuntillo, una triangulación Hong Kong, México, Colombia… Venezuela participa con dólares de uno de los fondos sociales, a tasa preferencial, con los que compras comida de una bajísima calidad, para vendérsela luego como si fuera de primera a tus seguidores, registrados en tus programas de alimentación, con un sobreprecio que da pena ajena; se trata de un negocio con varias etapas de enriquecimiento ilícito, primero con los dólares, luego con la compra de los alimentos, después con la distribución y venta de las cajas CLAP.
¡Qué manera tan salvaje de enriquecerse! Eso ni siquiera es capitalismo salvaje, sobrepasa la usura y la avaricia, es simple y llanamente un negocio de la muerte, la muerte de un país.
Pero eres no sólo corto de mente y descuidado al hacer este tipo de negocio, justamente cuando la atención del mundo está sobre ti y tu pandilla, cuando debes tener sobre tu pista a cientos de agentes en el mundo, recabando la información de tus negocios y tus asociados, siguiéndole la pista al dinero, engordando tus cuentas en el extranjero…
Tengo la impresión de que todavía, a estas alturas de esa película de horror que ha sido tu gobierno, crees poder salir “liso” y andando por tus propios pies de este caos que has construido para más de 30 millones de seres humanos; por lo visto, sigues pensando que la cosa no es contigo, que por algún acto de magia vas a desparecer y vas a disfrutar de tu botín, con otra identidad, quizás con otro rostro, en algún lugar del mundo, sin ningún problema.
Pues estas equivocado, ni con el improbable manto protector de Raúl Castro en La Habana, ni con alguna promesa que te hayan hecho los chinos, los rusos, los bolivianos, o en Corea del Norte, vas a poder escapar de la justicia humana… ya no la divina, de la que me reservo el pronóstico.
¿Sabes acaso que eres uno de los hombres más buscados del mundo? ¿Que tu tufo a muerto te delata a donde vayas? ¿Que prácticamente has sido declarado enemigo de la humanidad?
Ni Pablo Escobar, en el período de su mayor popularidad, era tan reconocido como un criminal como lo eres tú hoy en día, porque esa pátina de revolucionario, como te gustaría ser recordado, no la vas a tener; tu prontuario como asesino, torturador, narcotraficante, mentiroso, pandillero, ignorante, mal viviente, secuestrador e impostor, no va a permitirte tu sueño de ser recordado como un Robin Hood Latinoamericano.
Solamente saca la cuenta de cuántos pronunciamientos oficiales de gobiernos del mundo se han hecho en tu contra; ni el mismísimo Kim Jong-um, con su terca campaña de amenaza de guerra nuclear, ha inspirado tanto rechazo de parlamentos, presidentes, organismos multilaterales, personalidades, partidos políticos, etc. En estos momentos, tienes el dudoso honor de haberte convertido en el peor enemigo de la humanidad, tu figura es rechazada con oprobio; lo que representas, tus ruines acciones, te mantienen en la picota pública mundial.
¿Te acuerdas de aquella película de nuestra época, La Pandilla Salvaje, de Sam Peckinpha, donde al final se muere hasta el gato del campamento mexicano, mientras la pandilla era cocida a tiros? Yo te imagino visualizando un final heroico de ese tipo, fantaseando que cuando te vengan a buscar no te vas a entregar, que vas hacer tu último acto de resistencia con el AKA 130 en las manos, con Cilita a tu lado, pasándote los cargadores en las escaleras de Miraflores.
Creo que lo mejor es que dejes de pensar en tanta pendejada y aterrices; estás entrampado y lo que te espera es cárcel, con una larga condena… y a tu edad, eso no es bueno.
Te voy a dar un consejo, y te lo doy porque soy bueno dando consejos y no cobro por ellos y porque, efectivamente, veo una media-salida a tu problema, así que siéntate en el baño de palacio, o en el bunker donde estés escondido y lee mis instrucciones con cuidado.
Primero, detén de inmediato cualquier otro negocio que tengas activado y que involucre apropiarte de lo que no es tuyo, deja de mandar presos políticos para tus mazmorras, detén algún cargamento de drogas que esté saliendo donde pudieras estar asociado; lo importante es no engrosar más tu expediente criminal, para que a partir de una fecha conocida puedas decirle al juez, fue el inicio de tu conversión hacia el camino del bien (dejar de actuar como un criminal te permitirá decirlo con convicción y podrá ser constatado como prueba a tu favor).
Entiendo que estás atrapado en una jaula caza bobos, donde ,por un lado, tienes a tus guardaespaldas cubanos con la orden de pegarte un tiro si te reformas, te vuelves loco o te conviertes en una amenaza para los intereses de tus amos; igualmente, Diosdado te debe tener supervigilado por las mismas razones; las FARC deben andar nerviosas y, de seguro, algún cartel de la droga mexicano o centroamericano también debe tenerte en la mira, ya que sabes demasiado… a estas alturas, eres un riesgo para mucha gente, por lo que sabes, la información que guardas (espero que hayas conservado documentos, fotos, cartas, copias de cheques o lo que fuera, que pudiera probar en una corte algunos de los crímenes de tus socios o alguna conspiración para cometer un delito, eso podría ayudarte).
Luego, vas a contactar al Departamento de Estado, no sé cómo, pero debes poder hacerlo sin que nadie se entere, y les vas a decir que cambias de bando, que quieres negociar una reducción de tu condena por los crímenes que has cometido, y que te protejan como un testigo estrella; vas a declarar y a probar que Cuba, Raúl y Fidel Castro y miembros de las FARC en Colombia tienen un plan conspirativo para hacerle daño a los EEUU, y que el dominio de Venezuela era la primera etapa de ese plan, que serviría para financiar, con su petróleo, la revolución en los países del área y luego para preparar una insurgencia social en las principales ciudades gringas.
¿Porqué te digo esto?, porque trasciende el terreno de un problema de drogas y ya está más allá de las posibilidades de la DEA negociar beneficios procesales y de reducción de penas; olvídate del FBI, ve directamente a los dueños del juego regional, al Departamento de Estado, pero preséntate con algo grueso, con algo que les abra el apetito, y revela los planes de Cuba de perturbar los intereses y la seguridad de USA en el Caribe, Centroamérica, Suramérica y en los propios EEUU… estoy seguro que, con la entrega de Raúl Castro y los cabecillas de la toma electoral de Colombia por parte de las FARC y sus asociados, tu suerte pudiera cambiar.
Es un juego duro, difícil, pero es una tentación irresistible para tu sed de aventuras, al fin y al cabo no has pasado de ser un segundón en esta historia…  y como nadie imagina tamaña temeridad de tu parte (porque te consideran apenas algo así como un perro ovejero de su rebaño en Venezuela), no hay manera de que puedan detenerte; si haces eso, te aseguro que harán una miniserie de tu vida y no quedarás como “el Coco”, que sólo sirve para asustar a los niños que se portan mal: “Si no haces la tarea, te voy a entregar a Cilia y Maduro para que hagan de ti una mula, caigas en la mano de la policía y pases el resto de tu vida pudriéndote en una cárcel…”
 Tus actuales asesores son muy malos, sus consejos sólo te han hundido en la paila de excrementos más grande de la modernidad política; haz éste giro y, te aseguro, podrás vivir tu vejez con otro nombre, muy lejos de aquí, vigilado, pero libre… y no te voy a cobrar, como ya te dije, por mi asesoría. Y, por favor, ni siquiera me lo agradezcas.   -   saulgodoy@gmail.com






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