jueves, 30 de noviembre de 2017

Forastero en tierra extraña


Esa es una de las traducciones al castellano que se le ha dado a la novela de ciencia Ficción de Robert A. Heinlein (1907-1988), titulada en inglés Stranger in an stranger land, publicada en 1961, ganó el premio Hugo a la mejor novela en el 62, y aunque tuvo un auspicioso recibimiento fue a los tres años de su publicación, que se tornó en un verdadero bestseller, al principio su público estuvo dentro del movimiento hippie de los Estados Unidos, pero muy pronto se hizo en una de las novelas más leídas en las universidades y por el público “duro” de la ciencia ficción.
Lo recuerdo como si fuera ayer, en 1971, cuando llegué de joven a Norteamérica para estudiar mi carrera en comunicaciones, lo primero que hice, una vez establecido en el confortable y hermoso campus de Michigan State University, fue asistir a un concierto del joven pianista y cantante inglés Elton John, en su primera gira por América promocionando su álbum Mad man across the water, y leerme la novela famosa de Heinlein, a decir verdad no la comprendí del todo debido a mi rudimentario inglés, razón por la que guardé el libro para leerlo en un mejor momento, pues bien, ese momento fue la semana pasada, y les puedo decir que lo disfruté muchísimo.
Es la historia de Valentine Michael Smith, de padres terrícolas pero nacido y educado en el planeta Marte por marcianos, hijo bastardo de una científica y el Capitán de la nave que fueron parte de una primera misión exploratoria, y que se dio por perdida, es rescatado y llevado a la Tierra bajo estricta medidas de seguridad.
En la tierra, el Secretario General de la Federación se siente incómodo con el visitante, pues no solo se convierte en una espectáculo mediático de primera magnitud, sino que le teme a Smith ya que si las circunstancias legales se aclaran, sería el heredero de su madre, quien había inventado el método propulsor de las nuevas naves espaciales, y amasado una inmensa fortuna, también heredaría de toda la tripulación de la fallida expedición, ya que firmaron un testamento en grupo, dejándole sus bienes a quien fuera sobreviviente, convirtiéndolo en el principal accionista de Lunar Enterprises, la empresa, y ahora nación, reconocida por la Federación como soberanos de las colonias lunares, pero para colmo de su buena fortuna, de acuerdo a las leyes vigentes sobre colonización espacial, sería el único dueño de todo el planeta Marte, por los años de residencia en el planeta colonizado.
Es la razón por la que el relato empieza con una situación casi de secuestro que el Secretario General de la Federación tiene sobre el pobre Smith, hasta conseguir que le firme un documento donde el terrícola-marciano renuncia a sus fueros y posesiones a favor de la Federación.
Pero Smith escapa de su cautiverio ayudado por una enfermera, para caer en manos de uno de los personajes más memorables de la literatura de Heinlein, el rocambolesco empresario, médico y abogado, multimillonario y filósofo epicúreo, Jubal Harshaw, quien a su manera, decide ayudar al hombre de Marte, esforzándose por que los prejuicios terrícolas no contaminen su pureza.
Hay una escena entre Harsahaw y la enfermera Jill, quien liberó a Smith del cautiverio al que estaba sometido por el gobierno, sucede en la biblioteca de la mansión del primero, ella no quiere incomodar al doctor más de lo necesario y pretende irse y dejar su protección, llevándose consigo al hombre de Marte.
-Detente un momento Jill
-¿Señor?
-Siéntate y no trates de ser tan malo como yo; tú no tienes los años de práctica que tengo. Ahora, dejemos algo en claro; tú no me debes nada. Imposible- porque yo nunca hago algo que no quiera. Como no lo hace nadie, pero en mi caso yo lo sé. De modo que por favor no inventes una deuda donde no existe, porque dentro de poco estarás sintiendo gratitud- y ese es el traicionero primer paso hacia una completa degradación moral. ¿Tú lo “grock”?
Jill se mordió el labio, y sonrió-No estoy segura de lo que significa “grock”
-Yo tampoco, e intento tomar lecciones de Mike [El hombre de Marte] hasta entenderlo. Pero estoy hablando en serio. Gratitud es un eufemismo para resentimiento. No me importa el resentimiento de la mayoría de la gente- pero viniendo de chicas lindas es de mal gusto.
-Pero Jubal, no le tengo resentimiento- eso es tonto.
-Espero que no me lo tengas… pero lo tendrás sino desarraigas de tu pensamiento esta fantasía de que estas en deuda conmigo. Los japoneses tienen cinco maneras de decir gracias- y cada una de ellas se traduce como resentimiento, en varios grados. Tuviera la lengua inglesa esa misma honestidad en su estructura. El inglés puede definir sentimientos que el sistema nervioso humano es incapaz de experimentar. Gratitud, por ejemplo.
-Jubal, usted es un viejo cínico, yo siento gratitud hacia usted, y seguiré sintiendo gratitud
-Y tú eres una jovencita sentimental, eso nos convierte en una pareja que se complementa. Vámonos a Atlantic City por un fin de semana de placeres ilícitos, solo tú y yo.
-¡Pero, Jubal!
-¿Ves cuan profunda es tu gratitud para conmigo?
-Oh, estoy lista, ¿Cuando nos vamos?
-¡Hummph! Hemos debido ir cuarenta años atrás…

Para hacer la historia corta, Harshaw ayuda a Smith a fundar una nueva religión que entre otras característica estimula el canibalismo ritual (una costumbre ancestral marciana de mostrar respeto por los amigos, comiéndoselos al morir), el sexo libre (Smith no conoció el sexo sino cuando llegó a la tierra y con el ejemplo de Harshaw fue una experiencia bastante desordenada, por decir lo menos), mas toda una serie de rituales, creencias y cultivo de poderes extrasensoriales, muy al estilo de las practicas del monje tibetano Lobsang Rampa.
La novela no sólo está muy bien escrita, es inteligente, refrescante, con personajes y situaciones que escapan a lo normal y una presentación del futuro inmediato muy bien lograda, es la novela más extensa de Heinlein y continúa, aún hoy en día, apareciendo como una de las novelas favoritas de los lectores de la ciencia ficción clásica en el mundo entero.
La novela tiene otra historia, a finales de los años cincuenta Heinlein escribía Stranger in an stranger land, cuando se hizo patente que los EEUU iban a suspender los ensayos militares de armas nucleares, Heinlein un ex-militar y un hombre de la derecha, consideró aquello un error pues le daba un respiro a los enemigos de Norteamérica, los comunistas, de modo que hizo una serie de presentaciones públicas para hablar sobre el tema y decidió escribir su novela Starship Troopers, de la que hemos hecho una reseña que puede encontrar en este mismo blog.
Con Starship Troopers, convertida en su primer gran bestseller, y que también ganó el Premio Hugo en 1960, obtuvo una bien merecida fama de militarista, fascista, racista, machista, que sabía, afectaría su carrera de escritor; para corregir esa deriva inesperada de su fama, Heinlein hizo un giro de 180˚ con la novela que cocinaba, y fue con Forastero en tierra extraña que magistralmente lo logró, pero no por mucho tiempo, sigue siendo considerado un representante la derecha radical norteamericana.
Como si se tratara de un brujo preparando un elixir para convertirlo en un liberal, tal y como se entiende en USA, puso en el caldo una buena dosis de amor libre y de espiritualidad oriental, muy apropiado para ese momento en pleno auge del hipismo como fenómeno social, se esforzó por tener a un extranjero como héroe de su novela, un extraño, ese “Otro” del que hablaban los existencialistas de aquellos tiempos, y que mejor Otro, que un visitante interplanetario, inocente como un niño, maleable, pero con conocimientos y poderes ancestrales de una cultura alienígena.
Es interesante que en la novela aparece un ritual llamado “compartir el agua” que es una iniciación a la hermandad y la convivencia entre iguales, con un elemento como el agua, que era escaso en el planeta rojo, un ritual que fue adoptado por la infame familia Manson, los asesinos de la actriz Sharon Tate y LaBianca en California en 1969, al igual que la crítica a las religiones establecidas hechas en la novela, y que supuestamente inspiraron los asesinatos, pero que su líder, el recién desaparecido Charles Manson negaba fuera extraído de la obra de Heinlein.
El otro aspecto a destacar y que en lo personal me pareció genial, es el cuidado que se tomó el autor en investigar los aspectos semánticos y psicológicos de la transculturización por medio del lenguaje, como en el proceso de adquisición de un lenguaje surgen fenómenos hermenéuticos insospechados, que pueden hacer incomprensible una cultura y extraviar el proceso de comunicación, esta novela ha sido valorada por varios especialistas en semiótica, entre ellos, Benjamin Lee Whorf, de quien hemos escrito recientemente una reseña.
Una palabra de advertencia para quienes no conozcan la obra de Heinlein, que es vasta y compleja, la novela, Forastero en tierra extraña, es muy diferente al resto de sus trabajos, de modo que no representa una muestra de su estilo y temas, que fueron la de un escritor que no le tenía miedo a experimentar.
Es una novela entretenida con diálogos ágiles e inteligentes y que se lee de un tirón, la recomiendo sin ninguna reserva.  -  saulgodoy@gmail.com





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