En
estas noches estaba reunido con amigos en una amena tertulia sobre política y
uno de ellos me dijo: - Mira Saúl, desde
que tengo uso de conciencia estoy escuchando que lo que el país necesita es un cambio
de modelo político… una fórmula mágica hecha a la medida de nuestro carácter y
necesidades para resolver todos nuestros problemas, cuando en realidad lo que
necesita el país es trabajo y más trabajo, producir, que los sueldos alcancen
para cubrir las necesidades básicas de la familia, trabajos estables y dignos,
actividades que produzcan riqueza material, todo tipo de productos en nuestros
mercados, que la gente se pueda comprar un carrito o financiar una casa, que
puedan viajar en vacaciones y estén bien atendidos por servicios públicos que
funcionen, que enciendas la luz y la sala se ilumine, que abras el grifo y
salga agua limpia.
Aquello
me puso a pensar porque aunque me la paso elucubrando sobre teoría política,
sobre ideologías y formas de gobierno, mi amigo había expresado una gran
verdad, si la sociedad no cumple con su deber de solucionar para sus miembros
el problema básico de la sobrevivencia, de una vida digna, todo lo demás son
lujos que no sirven para nada.
Enredarnos
en problemas de filosofía política sobre poderes públicos, conceptos de
justicia, tipos de elecciones, la naturaleza de las instituciones y límites del
poder, esos pensamientos no nos arreglan los problemas básicos… excepto cuando
medimos el grado de intervención del estado, como dirían en aquella famosa
serie de televisión: - Recórcholis
Batman, el tamaño del estado si importa… si interviene en todo y regula todo,
hace imposible cualquier actividad comercial o industrial y no habrá trabajo
para nadie…
Me
quedé pensando un momento, es cierto, el trabajo es producto de múltiples
factores interactuando, se hace necesario crear un clima necesario para que
existan los emprendimientos, y se puedan crear puestos de trabajo, y ese clima
se logra haciendo realidad un conjunto de ideas que engloben el funcionamiento
de la sociedad como un todo.
Si a la
industria o el comercio se le exige impuestos que estén más allá de sus
posibilidades, si les regulan los precios, si les hacen imposible conseguir la
materia prima para elaborar sus productos, si les paran los camiones en las
alcabalas y le decomisan la mercancía, esa industria no podrá sobrevivir, se
verá obligada a despedir empleados pues no podrá pagar la nómina, y
probablemente tenga que cerrar sus puertas.
De
igual manera, si un empleado recibe su sueldo el quince y el último y no le
alcanza para llevar comida para su casa, o pagar el colegio de los muchachos, o
reparar la tubería que gotea, o la necesidad de tener para pagar el transporte
todos los día para su trabajo, algo muy malo debe estar sucediendo, el
trabajador o el obrero se da cuenta que recibe un pago por cientos de miles de
bolívares que no le alcanzan para comprar un pote de leche que le cuesta
millones de bolívares, pero peor todavía, aún si tuviera los millones de bolívares
no lo consigue porque hay escasez…
Eso
que llaman inflación lo producen los gobiernos que son malos administradores,
que se ponen a fabricar dinero que no tiene valor y lo lanzan a la calle para
pagar sus deudas, de modo que la gente tiene puñados de billetes que no valen
nada y muy pocas cosas que comprar, porque el gobierno está quebrado y no puede
traer comida.
¿Y
porque hace un gobierno tal barbaridad? Por
una creencia ideológica, no cree en la libertad del mercado ni en la
propiedad privada, pero sí en un estado intervencionista, en el irrespeto por
el esfuerzo individual, un estado socialista como el venezolano lo que hizo fue
expropiar a los dueños de las empresas que eran los que sabían producir, y se
las entregó a sus trabajadores que no tenían la menor idea de cómo llevar el
negocio, al poco tiempo, la fábrica quebró y la gente se quedó sin trabajo.
De
modo que repensando aquel comentario de mi amigo- lo que necesita el país es
trabajo- habría que ver bajo qué condiciones se da ese trabajo, porque si se
trata de un estado voraz, gigantesco e ineficiente como el que ha construido el
chavismo lo que tenemos es una máquina de producir pobreza y miseria, y si no
lo creen, miren a los millones de venezolanos que han escapado y siguen
saliendo del país porque se les ha hecho invivible.
El
modelo sí importa, la filosofía política es necesaria para que no vengan
políticos inescrupulosos a ofrecernos modelos caducos de un estado bienestar
como aquel Brasil de Lula, o el modelo socialista de los países escandinavos, o
la socialdemocracia alemana, que funcionará por allá en Europa pero aquí, lo
que ha traído es corrupción y vicios.
Tengo
muchos amigos que están de acuerdo con el modelo de justicia social y del
estado fuerte de los demócratas en los EEUU, gente que piensa que Carter,
Clinton y Obama estaban construyendo un modelo de gobierno de la gente y para
la gente, cuando en realidad lo que montaron fue un estado monstruoso que
interviene en cada aspecto de la vida privada de los norteamericanos, una sociedad
de control social que se asemejaba al panóptico de los que creen, que vivir en
libertad es vivir bajo un estado de sospecha perenne, afortunadamente ganó
Trump y está desmontando esa camisa de fuerza donde la necesidad está por
encima de la productividad.
El
chavismo ha forjado en mi país, Venezuela, un estado oprobioso que se solaza en
la violencia y la mentira, que lo que hace es robar a la gente, explotarla y
asesinarla para ellos prevalecer en el lujo y los privilegios, a eso lo llaman
socialismo del siglo XXI, y es una fórmula para construir un estado policial
con un sistema electoral, que les permite estar en el poder para siempre, es la
tiranía perfecta vestida con los harapos de una democracia disfuncional y
perversa.
Si
los empresarios y libres pensadores como mi amigo no quieren saber ni de
ideología ni de formas de gobierno, no creo que su ilusión de obviar la teoría
política les dure mucho, el simple hecho de querer trabajar sin controles y en
plena libertad es ya de por sí, una ideología y solamente fortaleciéndola,
creando las instituciones adecuadas a su alrededor podrán defenderla de sus
enemigos naturales, los comunistas.
Por
eso es tan importante que los empresarios y los que creen en el liberalismo
democrático deben aunar esfuerzos para llevar la palabra a las masas, al
pueblo, lo que vemos en la calle son los predicadores del comunismo arengando
en contra de la propiedad privada, haciéndole creer a las personas que el
colectivismo es la panacea a los problemas sociales, pero no escuchamos los
argumentos a contrario, solo en libertad seremos prósperos.
La
simple idea del trabajo ya tiene un trasfondo político por el que se han hecho
revoluciones y pagado un alto precio en vidas, el marxismo es una de esas
ideología que se ha apropiado de la idea del trabajo para unir debajo de sus
banderas a los que gustan de linchar empresarios que piensan que lo mejor es el
libre mercado.
Esa
discusión sobre políticas de izquierda y derecha, y que muchos quisieran
enterrarla y darla por superada, ahora más que nunca nos puede servir de
referencia sobre lo que nos ofrece el mercado de la política, la gente que
quisiera cancelar la discusión sobre políticas de derecha y de izquierda son
por lo general comunistas haciéndose pasar por liberales.
No me
cansaré de decirlo, la oposición política venezolana en un 90% son gente de
izquierda que quieren hacerse pasar como de centro derecha, como moderados,
pero les encanta un estado fuerte, las políticas de bienestar, el concepto de
justicia social, la distribución equitativa de la riqueza, que el estado sea el
dueño del petróleo y todos los minerales bajo la tierra, creen en un estado
empresarial, en la planificación centralizada, en la dignidad de la pobreza, en
que las necesidades marquen la dirección de la economía y no la productividad,
en fin, son buenos muchachos, con un corazón de oro y un cerebro lleno de paja,
y en mi opinión no deben conducir este país hacia el futuro. -
saulgodoy@gmail.com
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