Dícese
de los venezolanos que tenemos una muy mala memoria, aunque una historia
copiosa, que apenas nos acordamos de lo que hicimos ayer, pero nuestra saga
como pueblo, llena volúmenes y volúmenes de relatos heroicos y epopeyas ¿Qué
dice eso de nosotros? ¿Cómo se explica que un momento no muy lejano fuimos una
sociedad camino a la prosperidad y el desarrollo, la democracia más sólida y
activa del continente, y ahora somos un país en ruinas y nuestra gente, unos
parias que nadie quiere, pidiendo limosna en países vecinos?
¿De
qué estamos hechos los venezolanos que permitimos que un extranjero nos mal
gobierne y unos criminales nos exploten y maten a nuestros hijos? ¿Qué sucedió
con aquellos hombres y mujeres que libertaron naciones y construyeron un país
moderno y de oportunidades? ¿Por qué estamos ahora sin saber qué hacer, en
manos de unos políticos cobardes, ignaros, oportunistas y para colmo,
pacifistas, justo cuando nos encontramos invadidos por el enemigo?
Son
preguntas difíciles para un momento azaroso, pero sin duda, hay que hacerlas y
debemos responderlas, se nos va la vida en ello.
En el
mundo académico de los países desarrollados, está evolucionando una nueva disciplina
que tiene apenas dos décadas de actividad, llamada Estudios de la Memoria, que
entre otras cosas está cambiando la naturaleza de la investigación de la
historia, y explicando, entre otras cosas, los mecanismos de lo que se conoce
como “la memoria colectiva” o “memoria cultural”, que son esas series de
eventos, tenidos como importantes, y cuyo recuerdo afectan la identidad e
imagen del grupo social.
De
las cosas que estas investigaciones han descubierto, es que muchos de estos
recuerdos compartidos por la sociedad son inducidos, no se producen de manera
accidental o espontánea, sino que son dirigidos y provocados, son producto de
una mediación cultural, principalmente por una primacía de textos e imágenes,
por una narrativa escogida para que sea publicitada, enseñada y aprehendida en
el proceso de formación de una identidad nacional.
Esto
es sumamente importante, porque ya basta de chuparnos el dedo y decir
fatalmente que los venezolanos somos así y punto, que somos producto de un
designio de la naturaleza o del medio ambiente, no, los venezolanos fuimos
moldeados de determinada manera, hubo responsables en hacer de nuestro espíritu
y conciencia como nación de una manera y no de otra, hay factores de poder, que
están manipulando nuestra memoria social y dándonos o negándonos herramientas
para el pensamiento crítico.
La
pregunta que me hago es, ¿Quiénes fueron los responsables de adelantar las
políticas culturales y educativas de Venezuela en los últimos treinta años,
para dejar al país prácticamente desnudo de identidad, sin armas para la lucha
por las libertades, sin espíritu de combate en contra del enemigo opresor? Porque
estoy seguro no fue solo el gobierno, también participaron instituciones como
la iglesia y las universidades, los empresarios dueños de los medios de
comunicación, los mismos comunicadores sociales, el mundo del arte, los
intelectuales…
¿Qué
fue lo que alimentaron en el espíritu del venezolano para que nuestra sociedad
se entregara en manos de violadores, rateros, asesinos y mentirosos? ¿De qué
sirvieron los grandes logros de nuestra democracia ante la estampida y el inmovilismo
de nuestros nacionales frente las dificultades? ¿Cuál fue el contenido de esas
memorias que nos hicieron imposible respondr adecuadamente ante el discurso de
los enemigos de la patria? Eso fue una labor que tomó mucho tiempo,
coordinación, consenso y voluntad, eso no pasó por un simple albur de la
historia y sus circunstancias.
Algo
muy grave debió suceder en nuestra historia reciente en la que perdimos un
tiempo y unos recursos preciosos para prepararnos para las dificultades y
amenazas que nos acechaban, el pueblo de Venezuela fue simplemente entregado en
manos de las personas más ruines y violentas para convertirnos en un estado
fallido, hay personas e instituciones que tienen una responsabilidad moral
insoslayable en nuestra calamitosa situación, lo que quiero dejar claro, es que
la memoria colectiva venezolana ha sido alimentada por espejismos, cuentos de
caminos, mitos, mentiras, que nos han llevado a una crisis humanitaria sin
precedentes, a un derrumbe del país sin parangón en nuestra historia.
Jan
Hassmann y su esposa Aleida, ambos alemanes, expertos en estudios de egiptología
y estudios de la cultura inglesa, han desarrollado un modelo de análisis para
los estudios de la memoria que se han convertido en importantes guías para los
investigadores actuales, Jan definía la memoria cultural en 1988, en los
siguientes términos: “El concepto de
memoria cultural comprende un cuerpo de
escritos, imágenes, rituales, reusables y específicos para cada sociedad y cada
época, y cuyo cultivo sirve para estabilizar y establecer la imagen que la
sociedad se tiene de sí misma.”
Assmann
sostiene que hay unos mecanismos de recuerdos y olvidos, que existen procesos
en la sociedad para archivar las memorias, para clasificarlas, que hay maneras
específicas para conformar las tradiciones y los ritos, el sociólogo francés Maurice
Halbwachs (1952) estableció que los nuevos eventos que ocurren en nuestras
vidas son inmediatamente relacionados con los recuerdos del pasado organizados
en nuestra mente o en la memoria colectiva, se hace una integración entre los
nuevo y lo antiguo y de allí resulta que los nuevos acontecimientos se transforman
en conocimiento.
La
memoria colectiva es una forma de adaptar los hechos del pasado a la situación
del presente, darle un marco y un sustento, y a veces, poco importa si estos
hechos del pasado son rigurosamente ciertos, la memoria colectiva no es
historia, pero definitivamente tiene vínculos con el pasado y una enorme
relevancia con el futuro.
Un
desfile militar, la celebración de conmemoraciones religiosas, los días
patrios, las fiestas patronales de las regiones, la celebración del natalicio
de un hombre o mujer importantes, que marcaron a un grupo social, son
expresiones de que existe una circulación impresionante de información y
conocimiento que integran nuestra cultura y que a su vez, conforman nuestro
sentido del pasado, nuestra identidad política y nuestra imaginación.
Si
bien es cierto existe la memoria personal, que son esos recuerdos de vida que
conforman nuestra experiencia como personas individuales, también es verdad que
compartimos unas memorias culturales y sociales que nos unen como cuerpo
colectivo, como comunidad y nación.
De
todas estas nuevas teorías que están surgiendo de los Estudios de la Memoria,
la que más me llamó la atención es la que le asigna a la “memoria cultural” la
cualidad de “memoria de trabajo”, sería algo como el equivalente a la memoria
RAM en las computadoras, la que nos permite operar en la cotidianidad sabiendo
quienes somos, donde estamos y lo que queremos lograr con nuestro esfuerzo
personal, y en este sentido, la relación de las personas con los medios de comunicación
se tornan relevantes, para la mayoría de nosotros nuestro vínculo fundamental
con el mundo es a través de los medios de comunicación, dependemos de los
medios para hacernos una visión de nuestro universo y de nuestro país.
Por
ello es importante conocer quiénes son los comunicadores sociales a los cuales
estos medios le brindan la oportunidad de expresar sus opiniones y a quienes
censuran, o simplemente, a quienes da voz y a quienes callan, quienes son los
protagonistas y voceros de las situación nacional, a que críticos y a cuales
críticas permiten expresarse y a cuales ignoran, cual es la vocería política que
privilegian y a quienes relegan, que tipo de entretenimiento o información
ofrecen, simplemente con esta decisiones, los dueños de los medios van
conformando la memoria cultural del pueblo.
Para
algunos académicos la aparición de esta nueva disciplina colide con la
reputación y tradición de los estudios de la historia formal, considerada como
disciplina científica, muchos historiadores tuvieron, desde hace varios siglos,
tratando de diferenciarse de la ficción literaria y de la memoria popular para
que ahora vengan a tener que partir límites con un constructo social como sería
la memoria colectiva, y que le resta seriedad a la historia como ciencia
objetiva.
Para
otros es una oportunidad de explorar nuevos caminos en la historia ya que son
dos conceptos y disciplinas diferentes, la historia es el estudio y la
representación del pasado en los últimos siglos con un método y un sistema que
trata de evitar errores y ser objetivo, en cambio la memoria es la relación del
pasado con el presente dentro de un contexto socio-cultural determinado y donde
el pasado está sometido a reinterpretaciones y modelajes obligados por el
presente.
La
memoria del venezolano ha sido duramente manipulada en los últimos lustros para
complacer intereses bastardos, principalmente ideológicos, económicos y
políticos de grupos de interés que, asociados con medios e instituciones,
monopolizaron ciertas áreas culturales para darle preferencia al comunismo y al
socialismo, pero ha sido durante estos últimos veinte años que la preeminencia
de la propaganda comunista, en especial de la ideología cubana, ha acaparado
los medios y las instituciones educativas para crear una cultura del servilismo
y la esclavitud.
¿Qué
es lo que conmemora el chavismo? Guerras, pillaje, revoluciones, asesinatos,
robos, ¿Cuáles son sus figuras representativas? Guerrilleros, militares,
bandidos, resentidos sociales, terroristas.
¿Cuáles
son los valores que estima? La obediencia, la ignorancia, los sentimientos, la
fidelidad al colectivo, el amor a la pobreza… el comunismo está trabajando
sobre la memoria colectiva de los venezolanos para infectarla con memorias
preparadas en laboratorios de propaganda de guerra, escogiendo personajes y
hechos recientes y asignándoles significados que quieren ligar con sentimientos
e ideales socialistas, para hacerse pasar como liberadores.
En
medio del caos social que han provocado, negándole a la gente trabajo digno,
oportunidad de auto sustentarse, una economía sana y confiable, el gobierno de
Maduro desplaza las causas a elementos externos, como sería el de la guerra
económica, las sanciones de los gobiernos en contra de sus funcionarios, por lo
que el hambre, la falta de medicinas y la interrupción de los más vitales
servicios públicos, son provocados por los enemigos de la patria, no por ellos
y sus ineficiencias, desfalcos, actos de corrupción e ineptitud.
Nos
remiten al pasado violento de la conquista, de las guerras de independencia y
las federales, de los recientes golpes de estado, para hacernos creer que todo
forma parte de un entramado de violencia en contra de los revolucionarios, de
gente como ellos que quieren cambiar al mundo y hacer justicia social, que se
trata de un proceso histórico que no ha terminado.
La
próxima reconstrucción de Venezuela debe ocuparse, como una de sus principales
tareas de desenmarañar los medios de comunicación en nuestro país, adecentar
sus cuadros directivos, sentarse con los representantes de las principales
instituciones que hacen vida en nuestro territorio, y ponerse de acuerdo en
cómo vamos a rehacer el nuevo espíritu del venezolano, que valores de nuestra
copiosa historia vamos a resaltar, que dejemos de adorar y enaltecer el
espíritu de los aventureros, pícaros, truhanes y oportunistas y nos
concentremos en enseñar el ejemplo de los constructores, de los que trabajan,
de los que crean y solucionan problemas, para que sean los principios de
libertad, autonomía, participación y emprendimiento, los ejemplos que prevalezcan
en los tiempos por venir. – saulgodoy@gmail.com
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