jueves, 12 de abril de 2018

Las catástrofes y el progreso



El chavismo es una fuerza maligna que sabe jugar sus cartas, y por ello nos obliga a sentarnos a la mesa a jugar su juego diabólico, porque ellos creen que nunca van a perder, y eso será verdad mientras cuenten como aliado con la estupidez humana.
Me parece premonitorio que el partido político que encabeza el candidato Henri Falcón lleve por nombre Avanzada Progresista, que sea un ex militar, un ex chavista, un supuesto socialista, y se encuentre rodeado de apostadores en su carrera electoral en contra de Maduro, una carrera que como todas, tiene elementos de suerte, de preparación, de trampas, de expectativas, de ilusiones, en toda carrera hay un elemento que se deja a la suerte, en esta no hay ninguno, es una carrera sólo de dos candidatos, donde uno de los candidatos es el dueño del otro candidato.
Si Falcón está corriendo en esta carrera es porque Maduro lo está montando y conduciendo ¿o es que nadie se ha dado cuenta del proceso de descarte de los posibles contendores llevado a cabo por el chavismo fascista? Si no pregúntese ¿Contra quién puede medirse un dictador? ¿Por qué Falcón entre otros tantos posibles candidatos que fueron dejados fuera de la carrera? ¿De dónde saca los recursos Falcón para su campaña en medio de esta espantosa crisis? ¿Por que la oferta electoral de Falcón se reduce a que él es distinto que Maduro? No porque lo vaya hacer diferente, o mejor, sino porque él no es Maduro.
Es la campaña más vacía de contenido que hemos visto en mucho tiempo, no hay un programa, no hay ideología, no hay un plan, sino solamente ganar una apuesta, el que no juegue ni gana ni pierde, solo jugando existe la posibilidad de obtener algo, en eso se basa la campaña, de resto, son todas espirales de humo, promesas de dolarizar la economía, de darle oportunidades a las empresas privadas, de aumentar los bonos y premios, de traer la paz al país…
Pero los jueces de la carrera son los mismos, la cámara en la meta final está echada a perder, no hay sistema de sonido ni hay narrador, el hipódromo está vacío… la gente tendrá que contentarse con la decisión del CNE, que contará los millones de votos que supuestamente apostaron al ganador, al único posible, la continuidad del chavismo en el poder, cambiar para que no cambie nada, como se decía en El Gatopardo.
Total, estamos ante unas elecciones fraudulentas que no van a ser reconocidas por la comunidad internacional, y que a pesar de la intensa campaña que tiene el gobierno para que la gente acuda a votar, y tratar de legitimarlas, no van a mover sino a gente comprometida con el régimen, y a la usual manada de idiotas morales que creen que su voto decide.
Revisando los argumentos marxistas sobre el progreso, me encontré con un excelente y breve ensayo de Jonathon Catlin de la Universidad de Princeton, Catástrofe, Contingencia y Progreso en Adorno (2016) donde los neomarxistas opinan que las catástrofes son eventos muy violentos que exponen las contingencias del orden establecido, pudiendo provocar la ruptura necesaria para que las sociedades avancen, por lo menos alejándose de las causas y motivos que produjeron la catástrofe, aunque siempre existe la posibilidad de un retroceso hacia la catástrofe total, que según Adorno, sería el suicidio en masa de una sociedad.
Las catástrofes son útiles porque nos enseñan la realidad de los sistemas totalitarios, nos descubren sus falacias y horrores, y ante tal barbarie, lo que harían las personas conscientes y que desean sobrevivir y buscar una vida que valga la pena vivirla, es alejarse lo más posible de quienes produjeron la catástrofe.
Maduro se ha convertido en la personificación de la catástrofe, su régimen ha sido percibido como un desastre mayor que nadie quiere que le suceda, ese ha sido la mayor contribución hasta el momento, de lo que nos ha ocurrido a los venezolanos, todos los países de la región mira horrorizados como la desgracia arropa al país y hacen todo lo posible para que no les suceda a ellos.
Pero el totalitarismo y el crimen internacional es una animal de muchos recursos y no se da por vencido fácilmente, el chavismo manejado a control remoto desde Cuba ha ideado una carrera especial para los idiotas venezolanos creyentes en el culto al voto, y Maduro ha escogido a su contendor en una contienda electoral, se llama Henri Falcón, y votar por Falcón se ha convertido en la única manera posible de salir de la catástrofe, por lo menos eso es lo que quieren hacernos creer, porque la verdad es que Falcón representa la catástrofe total, un arreglo con el chavismo de perdón y paz, y la continuación de nuestra ordalía hacia la destrucción total del país.
Eso es lo que viene a vender el diabólico Zapatero desde España, Falcón es la esperanza ante el holocausto, si para Theodore Adorno, Auschwitz era la catástrofe anunciada por la modernidad, la Venezuela de Maduro era la catástrofe para la postmodernidad, aunque en términos de horror y muertes, Venezuela sobrepasa con creces todos los campos de concentración juntos de la Alemania Nazi.
El progreso, esa idea burguesa de un avance perpetuo gracias a la acumulación de experiencias y conocimiento, de tecnologías y capital, que justificaban el predominio de un status quo y que en un principio fue rechazado por el marxismo, luego fue convenientemente adaptado a las necesidades del socialismo, a ese “progresismo populista” que auguraban tiempos de igualdad y justicia social, es ahora rechazado por el neomarxismo como la perpetuación de la misma injusticia, o en palabras de Adorno “En la sociedad en que vivimos, cada acto progresista que se da, es a costa del individuo o de grupos que están condenados a ser aplastados por sus ruedas”
Por esto decía Walter Benjamin, otro de los marxistas de la Escuela de Fráncfort, que el progreso funciona como una ideología que perversamente legitima al statu quo.
De nuevo los cubanos nos tienen ante una decisión diabólica, escoger entre dos males, uno conocido, el otro por conocer, pero al final, es la misma gente, el mismo esquema, la misma trampa, pero con nuevos oportunistas vendiéndonos elíxires mágicos, pociones para la felicidad, y ungüentos milagrosos.
La posición de los venezolanos debe ser la de “cero” colaboracionismo con el régimen, hay que dejar que se autodestruya solito, ya que no tenemos capacidad de defendernos, que se siga pudriendo y que los miembros se le caigan en pedazos ante el asco del mundo, tendremos que aguantar hasta que decidamos, en medio de la desesperanza y el dolor, en tomar la decisión correcta (que es justamente la que los políticos demócratas, constitucionalistas y pacifistas no quieren que tomemos), la única que nos puede liberar de la opresión.
Yo no pierdo la esperanza en una intervención humanitaria internacional, la situación de Venezuela está desestabilizando la región a pasos acelerados, nos hemos convertido en una amenaza para los intereses norteamericanos, somos una vergüenza para los países civilizados de occidente y mientras el régimen chavista exista, multiplicamos el peligro de una conflagración que puede salirse de control, hay quienes piensan que tal intervención es una fantasía, pero la historia nos dice lo contrario, cuando las condiciones y la necesidad lo exigen, siempre hay un representante de la ley y el orden que se impone, y eso va a suceder.   -    saulgodoy@gmail.com





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