Lo
actual nos bombardea sin misericordia con representaciones y estímulos
proveniente de los lugares y cosas de nuestra cotidianidad, lo que antes era
simple rutina y lugares comunes, ahora son vehículos de expresiones artísticas,
de lenguajes, de códigos, modas, tendencias, mercadeo, data mining, vigilancia remota y otras formas de expresiones hightech que impactan nuestras vidas y
apenas nos damos cuenta.
Estamos
irremediablemente atrapados en una red de comunicaciones cada vez más complejas
de la que muchas veces es imposible escapar, el día de hoy acumula más
información, más capas temáticas, mas conexiones que ayer, aún en países tan
deprimidos como Venezuela, el torbellino de imágenes que nos envuelve es
abrumador, tomando en cuenta que el gobierno totalitario de Maduro está
obligado a bombardear a la población de información a cada instante, para poder
mantener la ilusión de un país que no existe, sino en las redes de las
telecomunicaciones chavistas.
La
complejidad se ha tornado supercompleja a decir de Lev Manovich en su artículo Complejidad y Abstracción, cuantas
imágenes por hora captan nuestros ojos en los teléfonos inteligentes, laptops,
tabletas, televisores, en la calle mientras conducimos nuestros autos, en
nuestras oficinas y hogares… el lenguaje abstracto ha migrado de los talleres
de los artistas y museos a las oficinas corporativas, logos, hoteles, cuartos,
bolsas, muebles, ropa…
El
lenguaje visual se ha vuelto más abstracto, las imágenes son ahora
interactivas, se puede navegar en espacios virtuales, los diagramas, mapas,
diseños, planos arquitectónicos se pueden ahora manipular a nuestro gusto
verlos con la música que escojamos, con los colores que nos placen, en la
resolución que queramos y vistos desde el ángulo más extremo.
Nos
encontramos inmersos en el mundo de imágenes 3D sin percatarnos de ello, empezamos
jugando los juegos en nuestras computadoras donde nos sentíamos a gusto y ya
los tenemos en el ambiente urbano, en nuestros lugares de trabajo, en
simuladores, en la industria cinematográfica, en las imágenes médicas de
nuestros cuerpos, en maquetas para modelos, en scanner y fotocopias.
El
llamado “arte viejo”, procesado por medio de nuevas tecnologías ha dado a lugar
a sorprendentes imágenes híbridas que circulan ahora en llamativas franelas,
gorras, botones, portadas de compac disk, calcomanías, postales, vallas de
publicidad.
Y
detrás de toda esta magia, se encuentra una tecnología asombrosa, basada en
manipulaciones matemáticas y algoritmos, en filtros y programas cada uno especializado
en ciertos vectores o texturas, en imágenes sintéticas de un detalle increíble
y realizadas por un equipo técnico trabajando horas, días y meses hasta lograr
la perfección requerida, suficiente para que el espectador no sepa
diferenciarla de la realidad.
Como
bien lo expresó el filósofo venezolano José Rafael Herrera en su artículo Imaginación y Representación: “A wonderfull world-: el mundo de lo
fenoménico frente a lo nouménico, sustentado sobre la base de una cada vez más
sorprendente, poderosa y eficiente racionalidad instrumental: la ratio
técnica.”
Pues
bien, esta ratio técnica ha sido de una influencia notable en los estilos
artísticos del pasado reciente, y el fenómeno que hemos observado en los
artistas ante tal complejidad ha sido lo contrario de lo esperado, se han ido
por el paradigma de la reducción. Escribe Manovich:
En el contexto del arte, la abstracción
de Mondrian, Kandinsky, Delaney, Kupka, Malevich, Arp, y otros, representan la
conclusión lógica de un desarrollo gradual de las décadas precedentes. En
Manet, impresionismo, postimpresionismo, del simbolismo al fauvismo, y al
cubismo, los artistas metabolizaban progresivamente y abstraían la realidad
visible de manera que todos rasgos reconocibles de la apariencia del mundo eran
obviados. Esta reducción de la experiencia visual en el arte moderno fue un
proceso muy gradual que empezó al principio del siglo XIX, pero al principio
del siglo XX vemos todo el proceso desarrollado en una sola década- como en las
pinturas de Mondrian de un árbol que realizó entre 1908 y 1914. Mondrian
lo inicia con una detallada y realista imagen del árbol. Para el momento
en que termina, ha realizado una increíble compresión, solo la esencia, la
idea, la ley, el genotipo del árbol es lo que queda.
Al igual que ocurría en el mundo de la
tecnología y las ciencias, había un proceso de deconstrucción hacia los
elementos más básicos de la estructura, pero las cosas empezaron a cambiar
cuando interviene un nuevo elemento en la cultura (moderna o postmoderna, lo
dejo a su elección) y fue la complejidad.
Ya la fórmula estructuralista no
resultaba satisfactoria, sobre todo porque esa ratio técnica empezó a buscar en
la teoría del caos, la inteligencia artificial, los sistemas complejos y no
lineales, la autopoiesis y las redes neurales otros caminos para explicar el
orden espontáneo, la alteridad no programada, los vórtices aleatorios y
creadores de estabilidades momentáneas, necesitaba entender las nuevas
propiedades que observaba en los sistemas en interconexión, atribuibles a
fenómenos que nada tenía que ver con la naturaleza de sus componentes.
Hay un arte que se está desarrollando
utilizando software y exhibiéndolos on
line, son trabajos basados en una complejidad que nace de la posibilidades
gráficas de trabajar con retículas y clústeres de altísima resolución,
construcciones sumamente abstractas ya que no tiene referencias externas,
aunque parecen formas alienígenas o mapas genéticos de elaboradas filigranas,
de las cosas que llamaron mi atención es que los autores, o los artistas, son
talleres de alta tecnología, grupos de investigación o laboratorios de
cibernética.
Y aunque se puede conseguir de todo en
la producción de este arte basado en software, hay que buscar con cuidado las
joyas esparcidas entre el diseño industrial, el arte comercial, las versiones
sintéticas de las grandes obras, abunda el arte geométrico, los experimentos
cromáticos, el arte urbano, mucho animé y fotografía manipulada, pero siempre
aparecen las obras que destacan y son llevadas a las galerías.
Algunas de ellas son formas simbólicas
que asemejan elementos biológicos expuestos a un microscopio electrónico ¿Cuál
sería su explicación o relación con la sociedad contemporánea? Este nuevo arte
elaborado por humanos utilizando máquinas, softwares e interfases, no es del
todo artificial ni ajeno a nuestro mundo, todo lo contrario, en su monumental
complejidad hay cierta vulnerabilidad y una belleza elusiva que nos recuerda
que nuestra realidad es porosa, llena de huecos como un queso gruyere, donde
todo es posible simultáneamente, ser y no ser, como el gato de Schrödinger. -
saulgodoy@gmail.com
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