viernes, 22 de junio de 2018

El discurso Chavista, un análisis



La última vez que hice un análisis del discurso fue sobre los textos (entendiéndolos como narrativa) de  Chúo Torrealba, un ejercicio de crítica literaria o de teoría crítica, que apliqué al dirigente socialista del partido político El Radar de los Barrios, hice varios sobre Chávez, y anterior a esos análisis, el primero de ellos, fue en un trabajo sobre la obra política de Francisco de Quevedo quien escribió en pleno Siglo de Oro Español, eran los consejos a un príncipe cuando éste fuera investido con el poder del Estado, eso fue hace más de veinte años, hoy me atrevo a hacer algo mucho más arriesgado, no es el análisis de un discurso en particular, de una obra o un texto proclamado.
Hoy voy a atreverme a analizar la naturaleza de esa capacidad discursiva del chavismo, sus basamentos, sus capacidades y objetivos, voy a confrontar directamente al aparato narrativo no a una pieza oratoria, y digo confrontar porque no se trata de un artefacto cultural inerme, un objeto que uno pueda manipular y observar sin peligro, éste muerde e inyecta veneno, es una aparato lleno de púas para que no pueda ser manipulado.
El aparato discursivo chavista tiene antecesores, viene de una evolución que le ha prestado atributos y maneras, contenido y dispositivos, es un aparato que ha sido perfeccionado en forma y fondo, es un artefacto que se asemeja más a un arma que a un medio de comunicación, de hecho, fue pensado para que sus productos se asemejen a un discurso, cuando en realidad, se trata de un ataque corrosivo en contra de la misma capacidad de comunicación que tenemos los seres humanos.
Su objetivo es el dominio del ámbito mental, la prevalencia de una visión del mundo para ser impuesta sin crítica ni protesto, su fin último es la imposición de una “realidad” dominante en un público colonizado y sin derecho a respuesta alguna, es la máquina perfecta para hacer esclavos y para perpetuar en el poder político a quienes lo utilicen.
Dice el profesor Robert de Beaugrande de la Universidad de Florida en Gainesville, en su papel de trabajo, Comparando Teorías Críticas como Discursos (1984), lo siguiente:

El proceso del discurso se impuso sobre la psicología cognitiva al concluir que la “realidad” es un modo de cognición más bien que un verdadero y estable mundo externo. El orden en el mundo es el resultado de un proceso humano ordenado. Objetos y eventos son considerados reales cuando el proceso (individual o colectivo) obtiene resultados consistentes y comparables con la experiencia que de ellos resulta. Estos resultados están agrupados de manera gruesa dentro de un razonable y funcional modelo mental que la sociedad acuerda llamar ‘realidad’ independiente de la percepción humana. En cambio ‘objetividad’ es en el mejor de los casos un proyecto continuo de ordenamiento de la experiencia y su validación con nuestro modelo de realidad que nos provee con una orientación consistente con respecto a esa experiencia.

Y para comenzar debemos analizar en primera instancia en qué clase de mundo puede existir un medio tan perverso como el aparato discursivo chavista, cual es el “habitat” en que funciona, porque de ese entorno se nutren sus principales piezas y mecanismos, porque así como decimos que una forma de vida está basada en carbono, la nuestra en el planeta Tierra, por ejemplo, debemos preguntarnos ¿cuál es la composición molecular de tal ingenio?
El aparato discursivo chavista nace, como todo medio de comunicación, de la necesidad innata del ser humano en intercambiar sus pensamientos, sean estos necesidades básicas para la sobrevivencia, ideas complejas de ingeniería, afectos y sentimientos, reclamos y esperanzas, planes y temores, todos reducidos a un discurso cuyo elemento primordial es el lenguaje.
Por ser el humano un animal social, necesita principalmente la comunicación política, es decir, el intercambio de ideas de cómo relacionarnos y evitar conflictos, como cooperar y realizar proyectos, como ordenar nuestras vidas y decidir quién gobierna y como.
Y debido a que la necesidad de la comunicación a evolucionado en uno de los principales derechos humanos, estamos en la presencia de una actividad reconocida mundialmente que debe ser defendida y regulada dentro de ciertos parámetros, de hecho, una democracia, que es uno de los muchos sistemas políticos que existen, trata precisamente de que todos los ciudadanos, sin importar sus creencias, puedan expresar a viva voz sus pensamientos sin otras consecuencias que la crítica de quienes no están de acuerdo, la democracia trata de permitir las discusiones, de dilucidar diferencias por medio de acuerdos, de negociar posiciones y finalmente de que la opinión mayoritaria prevalezca.
Eso en teoría, en la práctica es mucho más complicado, aunque guiados por estos principios, siempre hay una aproximación a ese estado ideal de las comunicaciones, un ágora donde todos puedan expresarse, cuando si hay desviaciones se puedan corregir, cuando hay excesos la idea es contenerlos, cuando hay trampas, y estas son descubiertas, se castigan, lo importante es mantener este “habitat” de comunicaciones operando sin sobresaltos ni desviaciones y de la manera más transparente posible, permitiendo que las ideas compitan por el favor de la audiencia.

Las comunicaciones y su ecología.

Para que este “hábitat” funcione es necesario por un lado, contar con en lenguaje común a todos y complementarlo con la libertad de informar y el derecho de estar informado, es el mundo de las noticias, de las cifras oficiales, de las estadísticas, de los programas de opinión, de los estudios de investigación, de los datos, que conforman la llamada realidad, y sobre los cuales pueden existir múltiples puntos de vista.
Eso no impide que el público se equivoque, nuestra historia está llena de malas ideas que han cautivado a las mayorías, y las sociedades se han extraviado en su camino, hay mentiras y trucos en la comunicación de modo de presentar una realidad por otra, o falsificar una visión del mundo, o excederse en ciertos temas, cambiar el sentido de las palabras, no honrar la palabra empeñada,  es común en la política que se diga una cosa y se haga otra distinta.
En el aparato de comunicaciones, que es una creación cultural y se vale de la tecnología para replicar los mensajes, se toma en cuenta una característica fundamental de los hombres en sociedad y que el filósofo español Adolfo Vázquez Roca en su ensayo, Sloterdjik: Modelos de Comunicación Ocultos-Arcaicos y Modernos-Ilustrados, resume de la obra Esferas de Sloterdijk las siguientes ideas:

Entre los seres humanos, en la esfera de proximidad familiar funciona un juego incesante de contagios afectivos. Son este tipo de inspiraciones mutuas el fundamento de la asociación de seres humanos, asociaciones que van de la burbuja mínima de gemelos a las comunas y pueblos. El espacio interpersonal está saturado de energías que, concurriendo simbiótica, erótica y miméticamente, generan esta corriente de contagios afectivos, desmintiendo con ello la ilusión de la autonomía del sujeto. Para Sloterdijk el individuo, en el sentido usual de las sociedades modernas, es una creación tardía de las "altas" culturas. Mientras los lazos afectivos son muy estrechos, la vida de cada uno trascurre amparada por el ruido constante del grupo…los seres humanos viven sintonizados en un círculo de proximidad donde la ley fundamental de la intersubjetividad, tal como se concibió en la época premoderna, es la de la fascinación del ser humano por el ser humano. En estos grupos pequeños, que viven bajo la ley de la mutualidad, el quehacer del uno es el quehacer del otro; también los pensamientos de unos son generalmente los pensamientos del otro.

Valiéndose del concepto de comunicación de masas, aprovechando un sistema de múltiples medios que abarcan los radioeléctricos, los visuales, orales, gráficos, de comunicación simultánea, digital y global, el aparato comunicacional chavista, que es un producto perfeccionado del aparato de comunicaciones del comunismo-fascista que nació a mediados del siglo pasado, nace de la necesidad totalitaria del control absoluto de la audiencia, el emisor del mensaje se convierte en un controlador del pensamiento y el público receptor en destinatario ciego y esclavo del mensaje.
No existiendo la posibilidad de recibir otro tipo de información, resultando imposible discutir, reaccionar, dialogar o constatar la veracidad de los mensajes, al cabo de un tiempo y bajo continuo bombardeo comunicacional, la realidad orweliana se convierte en la única forma de conocimiento, la verdad de hace mentira y la mentira verdad.
Este aparato de comunicaciones, propio de regímenes totalitarios, ha experimentado una evolución en sus métodos y programas, de hecho, existen algunas ideologías como la comunista, que tienen un aparato global de comunicaciones que utilizan para servir a sus intereses y asociados, el chavismo como apéndice de esta ideología, de las primeras cosas que hizo, fue crear una estructura comunicacional regional con Telesur, una televisora de noticias y programas de opinión al servicio de los movimientos llamados de liberación, de terroristas, revolucionarios, subversivos, de todo el planeta donde se daba rienda suelta a la propaganda antiimperialista, en contra de occidente.
Lo contrario ocurría en los países capitalistas de occidente, donde esa ecología de las comunicaciones estaba en manos de las fuerzas del mercado, había una gran cantidad de medios y de la más diversa índole, se podía cambiar de canales o estación, comprar un diario diferente y constatar por diversas fuentes si una información era objetiva, de modo que la opinión buscaba su propio equilibrio.
Pero en regímenes totalitarios donde se promueve la hegemonía comunicacional, una solo voz y un solo pensamiento, como fue el caso de Venezuela bajo el chavismo, diariamente estamos expuestos a los discursos de que en nuestro país todo está normal cuando nada lo está, que hay suficiente comida y todos estamos bien alimentados, que los hospitales funcionan y están dotados de medicinas, que los delitos en las calles han disminuido, que la gente está contenta, que el gobierno gobierna efectivamente, que el presidente trabaja diariamente para convertirnos en un país potencia, que contamos con el aprecio y la admiración del mundo, y resulta que todo es mentira.
No importa que la verdad sea todo lo contrario, que el mundo no pueda contener el horror y la piedad por lo que nos sucede, que seamos el país más violento del mundo, que el hambre y las enfermedades nos acosen a diario, que el gobierno esté quebrado y diariamente tengamos que presenciar la ruina, la emigración o la muerte de tantos venezolanos, que cada vez estemos más aislados y nadie en el país sepa cuánto valen las cosas.
Pero sí hay algo positivo de la experiencia venezolana, y es la enorme participación de los ciudadanos en las redes sociales digitales, probablemente no sea posible evaluar o caer en cuenta del poder y la amplitud de la sociedad del conocimiento que se ha gestado en Internet, pero existe y funciona una enorme red  de inteligencia social que ha sido la base de soporte de la resistencia en el país, que ha tenido sus logros, y será una de las herramientas para la transición, a pesar de sus detractores, que tratan de minimizar el fenómeno refiriéndose a sus participantes como “guerreros del teclado”, pero ese es tema de otro artículo.

Una red mundial de la mentira

La prensa y las redes internacionales a favor del comunismo presentaban a Venezuela como ejemplo de libertades y soberanía nacional, el gobierno chavista era denominado como una democracia progresista y que creía en la multipolaridad, un gobierno de raíces populares cuyo norte era la Justicia Social y la igualdad para todos los pueblos, Chávez llegó a decir que su misión en la vida era salvar al mundo de su propia destrucción.
Mientras Hugo Chávez fue presidente de Venezuela, dilapidó una fortuna que no era suya sino del país en promocionarse como líder mundial de las causas justas, denunció al occidente perverso y al capitalismo inhumano, derrochó millones de dólares en ayudas a distintas causas de la izquierda internacional, le dio varias veces la vuelta al mundo llevando su credo de amor y paz, mientras en Venezuela destruía el aparato económico, aplicó una política de apartheid en contra de la oposición política, llenó las cárceles de presos políticos y conducía una campaña regional de intervencionismo en los asuntos internos de naciones vecinas, comprando conciencias, pagando elecciones manipuladas, amenazando a sus enemigos e inundando al continente con información basura sobre las bondades de los regímenes socialistas.
Pero las contradicciones eran tan monumentales, que resulta difícil comprender como puede el venezolano mantener la cordura y la sindéresis ante semejante contraste, la información y el discurso oficial iban por un lado, la realidad por otra, la propaganda que el chavismo hizo sobre los logros de su gobierno eran espectaculares, pero la experiencia del día a día en el país mostraban otra cosa, el mundo tardó mucho en darse cuenta.
Si el gobierno admite algún error o problema, es porque hay alguien más que lo provoca, o es producto de una guerra económica, si algo deja de funcionar, es un sabotaje de los enemigos de la patria, si alguien protesta o se queja de algo, está siendo pagada por la burguesía apátrida para crear angustia colectiva, si hay voces críticas son mercenarios del Imperio.
El gobierno se mantiene en el poder porque las armas de la República lo respaldan, los militares están apoyando la gestión y coadyuvando en la administración del país, estamos en puertas de un colapso económico total, un derrumbamiento del orden social, y el aparato de comunicaciones sigue transmitiendo el veneno de la desinformación.
Quizás el peor mal que ha generado el discurso chavista, y esto ha sido diseñado así, con todo el propósito de abrumarnos en la incertidumbre, es no poder planificar, ser incapaces de ordenar nuestras vidas ante una realidad cada vez mas distorsionada y sin control, que lo que genera es miedo e inseguridad.
Pero como es imposible acallar el flujo global de las comunicaciones y la censura total ha sido imposible de hacerla efectiva, las contradicciones internas aumentan cuando la gente constata que la vida es diferente en los países vecinos y con ello se enerva la disociación del pueblo, y empuje a la población a emigrar buscando un poco de estabilidad y seguridad.
Lo único que puedo concluir es lo siguiente, el experimento comunicacional chavista ha sido un desastre, tuvo un primer momento de éxitos, sobre todo en el extranjero, fabricando noticias y posturas que no eran reales y engañando a la comunidad internacional con un desempeño que decían era democrático y justo, resultando en un engaño imposible de sostener en el tiempo, el aparato ya no funciona, sostenerlo es muy costoso y no existen los recursos, pero sobre todo, el discurso se agotó y nadie está escuchando.
Veinte años han pasado de desinformar al mundo y a los venezolanos sobre una realidad pre-construida y falsa, pero la “realidad real” ha alcanzado a la mentira, que tiene patas cortas y ya no puede correr, la contundencia de los hechos no deja lugar a dudas que el aparato discursivo chavista ya no puede seguir en su juego de espejos y excusas, pero lo siguen intentando, ya cayendo en el ridículo y en una puesta en escena que da pena ajena.
El gobierno de Maduro entró en una etapa de agonía, no solo es ilegítimo su origen sino que se le hace imposible la gobernabilidad del país, se abraza al poder con desespero, a pesar de las sanciones internacionales, de su ostracismo de los principales foros internacionales, su plana mayor está siendo perseguida como criminales y violadores de derechos humanos, pero mantienen a la población del país como rehenes, se han convertido en una amenaza para la estabilidad regional, pero su principal ocupación es ignorar la realidad, crearon el aparato comunicacional para engañar a los demás y ahora, desesperados y atrapados tratan de creerse sus propias mentiras.
A pesar de que la violencia y el abuso de autoridad constituyen los pilares fundamentales de la tiranía sobre los que sustenta su pretendida autoridad, su aparato comunicacional es el alma de su política, se trata de un régimen eminentemente mediático, sin los medios de comunicación a su servicio, sin los discursos y amenazas que constantemente lanzan en contra del pueblo, el chavismo se disuelve como el humo.
El hecho de que no puede estar ni un minuto en silencio, en su constante provocación e insultos, declarando sus mentiras y desviando la atención de los graves problemas existenciales del venezolano, haciendo una parodia de gobierno por televisión, buscando y señalando culpables que no son ellos, desmintiendo sus guisos y negociados que le descubren a cada instante, todo indica que sin el discurso no son nada, desparecen.
Ese artefacto comunicacional para el discurso chavista, sirve hoy de asiento al régimen, Maduro tiene sus gruesas posaderas sobre él, y cada vez que abre la boca se escuchan sus giros y retruécanos, el aparato es ahora un supositorio que empuja una cantidad de porquería que huele muy pero muy mal y que simplemente nos está matando.    -   saulgodoy@gmail.com


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