La
última vez que hice un análisis del discurso fue sobre los textos
(entendiéndolos como narrativa) de Chúo
Torrealba, un ejercicio de crítica literaria o de teoría crítica, que apliqué
al dirigente socialista del partido político El Radar de los Barrios, hice
varios sobre Chávez, y anterior a esos análisis, el primero de ellos, fue en un
trabajo sobre la obra política de Francisco de Quevedo quien escribió en pleno
Siglo de Oro Español, eran los consejos a un príncipe cuando éste fuera
investido con el poder del Estado, eso fue hace más de veinte años, hoy me
atrevo a hacer algo mucho más arriesgado, no es el análisis de un discurso en
particular, de una obra o un texto proclamado.
Hoy
voy a atreverme a analizar la naturaleza de esa capacidad discursiva del
chavismo, sus basamentos, sus capacidades y objetivos, voy a confrontar
directamente al aparato narrativo no a una pieza oratoria, y digo confrontar
porque no se trata de un artefacto cultural inerme, un objeto que uno pueda
manipular y observar sin peligro, éste muerde e inyecta veneno, es una aparato
lleno de púas para que no pueda ser manipulado.
El
aparato discursivo chavista tiene antecesores, viene de una evolución que le ha
prestado atributos y maneras, contenido y dispositivos, es un aparato que ha
sido perfeccionado en forma y fondo, es un artefacto que se asemeja más a un
arma que a un medio de comunicación, de hecho, fue pensado para que sus
productos se asemejen a un discurso, cuando en realidad, se trata de un ataque
corrosivo en contra de la misma capacidad de comunicación que tenemos los seres
humanos.
Su
objetivo es el dominio del ámbito mental, la prevalencia de una visión del
mundo para ser impuesta sin crítica ni protesto, su fin último es la imposición
de una “realidad” dominante en un público colonizado y sin derecho a respuesta
alguna, es la máquina perfecta para hacer esclavos y para perpetuar en el poder
político a quienes lo utilicen.
Dice
el profesor Robert de Beaugrande de la Universidad de Florida en Gainesville,
en su papel de trabajo, Comparando
Teorías Críticas como Discursos (1984), lo siguiente:
El proceso del discurso se impuso sobre
la psicología cognitiva al concluir que la “realidad” es un modo de cognición más
bien que un verdadero y estable mundo externo. El orden en el mundo es el
resultado de un proceso humano ordenado. Objetos y eventos son considerados
reales cuando el proceso (individual o colectivo) obtiene resultados
consistentes y comparables con la experiencia que de ellos resulta. Estos
resultados están agrupados de manera gruesa dentro de un razonable y funcional
modelo mental que la sociedad acuerda llamar ‘realidad’ independiente de la
percepción humana. En cambio ‘objetividad’ es en el mejor de los casos un
proyecto continuo de ordenamiento de la experiencia y su validación con nuestro
modelo de realidad que nos provee con una orientación consistente con respecto
a esa experiencia.
Y
para comenzar debemos analizar en primera instancia en qué clase de mundo puede
existir un medio tan perverso como el aparato discursivo chavista, cual es el
“habitat” en que funciona, porque de ese entorno se nutren sus principales
piezas y mecanismos, porque así como decimos que una forma de vida está basada
en carbono, la nuestra en el planeta Tierra, por ejemplo, debemos preguntarnos
¿cuál es la composición molecular de tal ingenio?
El
aparato discursivo chavista nace, como todo medio de comunicación, de la
necesidad innata del ser humano en intercambiar sus pensamientos, sean estos
necesidades básicas para la sobrevivencia, ideas complejas de ingeniería,
afectos y sentimientos, reclamos y esperanzas, planes y temores, todos
reducidos a un discurso cuyo elemento primordial es el lenguaje.
Por
ser el humano un animal social, necesita principalmente la comunicación
política, es decir, el intercambio de ideas de cómo relacionarnos y evitar
conflictos, como cooperar y realizar proyectos, como ordenar nuestras vidas y
decidir quién gobierna y como.
Y
debido a que la necesidad de la comunicación a evolucionado en uno de los
principales derechos humanos, estamos en la presencia de una actividad
reconocida mundialmente que debe ser defendida y regulada dentro de ciertos
parámetros, de hecho, una democracia, que es uno de los muchos sistemas
políticos que existen, trata precisamente de que todos los ciudadanos, sin
importar sus creencias, puedan expresar a viva voz sus pensamientos sin otras
consecuencias que la crítica de quienes no están de acuerdo, la democracia
trata de permitir las discusiones, de dilucidar diferencias por medio de
acuerdos, de negociar posiciones y finalmente de que la opinión mayoritaria
prevalezca.
Eso
en teoría, en la práctica es mucho más complicado, aunque guiados por estos
principios, siempre hay una aproximación a ese estado ideal de las
comunicaciones, un ágora donde todos puedan expresarse, cuando si hay
desviaciones se puedan corregir, cuando hay excesos la idea es contenerlos,
cuando hay trampas, y estas son descubiertas, se castigan, lo importante es
mantener este “habitat” de comunicaciones operando sin sobresaltos ni
desviaciones y de la manera más transparente posible, permitiendo que las ideas
compitan por el favor de la audiencia.
Las comunicaciones y su ecología.
Para
que este “hábitat” funcione es necesario por un lado, contar con en lenguaje
común a todos y complementarlo con la libertad de informar y el derecho de estar
informado, es el mundo de las noticias, de las cifras oficiales, de las
estadísticas, de los programas de opinión, de los estudios de investigación, de
los datos, que conforman la llamada realidad, y sobre los cuales pueden existir
múltiples puntos de vista.
Eso
no impide que el público se equivoque, nuestra historia está llena de malas
ideas que han cautivado a las mayorías, y las sociedades se han extraviado en
su camino, hay mentiras y trucos en la comunicación de modo de presentar una
realidad por otra, o falsificar una visión del mundo, o excederse en ciertos
temas, cambiar el sentido de las palabras, no honrar la palabra empeñada, es común en la política que se diga una cosa y
se haga otra distinta.
En el aparato de comunicaciones, que es una creación
cultural y se vale de la tecnología para replicar los mensajes, se toma en
cuenta una característica fundamental de los hombres en sociedad y que el
filósofo español Adolfo Vázquez Roca en su ensayo, Sloterdjik: Modelos de
Comunicación Ocultos-Arcaicos y Modernos-Ilustrados, resume de la obra Esferas de Sloterdijk las siguientes
ideas:
Entre
los seres humanos, en la esfera de proximidad familiar funciona un juego
incesante de contagios afectivos. Son este tipo de inspiraciones mutuas
el fundamento de la asociación de seres humanos, asociaciones que van de la
burbuja mínima de gemelos a las comunas y pueblos. El espacio interpersonal
está saturado de energías que, concurriendo simbiótica, erótica y
miméticamente, generan esta corriente de contagios afectivos, desmintiendo con
ello la ilusión de la autonomía del sujeto. Para Sloterdijk el individuo, en el
sentido usual de las sociedades modernas, es una creación tardía de las
"altas" culturas. Mientras los lazos afectivos son muy estrechos, la
vida de cada uno trascurre amparada por el ruido constante del grupo…los seres
humanos viven sintonizados en un círculo de proximidad donde la ley fundamental
de la intersubjetividad, tal como se concibió en la época premoderna, es la de
la fascinación del ser humano por el ser humano. En estos grupos pequeños, que
viven bajo la ley de la mutualidad, el quehacer del uno es el quehacer del
otro; también los pensamientos de unos son generalmente los pensamientos del
otro.
Valiéndose
del concepto de comunicación de masas, aprovechando un sistema de múltiples
medios que abarcan los radioeléctricos, los visuales, orales, gráficos, de
comunicación simultánea, digital y global, el aparato comunicacional chavista,
que es un producto perfeccionado del aparato de comunicaciones del
comunismo-fascista que nació a mediados del siglo pasado, nace de la necesidad
totalitaria del control absoluto de la audiencia, el emisor del mensaje se
convierte en un controlador del pensamiento y el público receptor en destinatario
ciego y esclavo del mensaje.
No
existiendo la posibilidad de recibir otro tipo de información, resultando
imposible discutir, reaccionar, dialogar o constatar la veracidad de los
mensajes, al cabo de un tiempo y bajo continuo bombardeo comunicacional, la
realidad orweliana se convierte en la
única forma de conocimiento, la verdad de hace mentira y la mentira verdad.
Este
aparato de comunicaciones, propio de regímenes totalitarios, ha experimentado
una evolución en sus métodos y programas, de hecho, existen algunas ideologías
como la comunista, que tienen un aparato global de comunicaciones que utilizan
para servir a sus intereses y asociados, el chavismo como apéndice de esta
ideología, de las primeras cosas que hizo, fue crear una estructura
comunicacional regional con Telesur,
una televisora de noticias y programas de opinión al servicio de los movimientos
llamados de liberación, de terroristas, revolucionarios, subversivos, de todo
el planeta donde se daba rienda suelta a la propaganda antiimperialista, en
contra de occidente.
Lo
contrario ocurría en los países capitalistas de occidente, donde esa ecología
de las comunicaciones estaba en manos de las fuerzas del mercado, había una
gran cantidad de medios y de la más diversa índole, se podía cambiar de canales
o estación, comprar un diario diferente y constatar por diversas fuentes si una
información era objetiva, de modo que la opinión buscaba su propio equilibrio.
Pero
en regímenes totalitarios donde se promueve la hegemonía comunicacional, una
solo voz y un solo pensamiento, como fue el caso de Venezuela bajo el chavismo,
diariamente estamos expuestos a los discursos de que en nuestro país todo está
normal cuando nada lo está, que hay suficiente comida y todos estamos bien
alimentados, que los hospitales funcionan y están dotados de medicinas, que los
delitos en las calles han disminuido, que la gente está contenta, que el
gobierno gobierna efectivamente, que el presidente trabaja diariamente para
convertirnos en un país potencia, que contamos con el aprecio y la admiración
del mundo, y resulta que todo es mentira.
No
importa que la verdad sea todo lo contrario, que el mundo no pueda contener el
horror y la piedad por lo que nos sucede, que seamos el país más violento del
mundo, que el hambre y las enfermedades nos acosen a diario, que el gobierno
esté quebrado y diariamente tengamos que presenciar la ruina, la emigración o
la muerte de tantos venezolanos, que cada vez estemos más aislados y nadie en
el país sepa cuánto valen las cosas.
Pero
sí hay algo positivo de la experiencia venezolana, y es la enorme participación
de los ciudadanos en las redes sociales digitales, probablemente no sea posible
evaluar o caer en cuenta del poder y la amplitud de la sociedad del conocimiento
que se ha gestado en Internet, pero existe y funciona una enorme red de inteligencia social que ha sido la base de
soporte de la resistencia en el país, que ha tenido sus logros, y será una de
las herramientas para la transición, a pesar de sus detractores, que tratan de
minimizar el fenómeno refiriéndose a sus participantes como “guerreros del
teclado”, pero ese es tema de otro artículo.
Una red mundial de la mentira
La
prensa y las redes internacionales a favor del comunismo presentaban a Venezuela
como ejemplo de libertades y soberanía nacional, el gobierno chavista era
denominado como una democracia progresista y que creía en la multipolaridad, un
gobierno de raíces populares cuyo norte era la Justicia Social y la igualdad
para todos los pueblos, Chávez llegó a decir que su misión en la vida era
salvar al mundo de su propia destrucción.
Mientras
Hugo Chávez fue presidente de Venezuela, dilapidó una fortuna que no era suya
sino del país en promocionarse como líder mundial de las causas justas, denunció
al occidente perverso y al capitalismo inhumano, derrochó millones de dólares
en ayudas a distintas causas de la izquierda internacional, le dio varias veces
la vuelta al mundo llevando su credo de amor y paz, mientras en Venezuela
destruía el aparato económico, aplicó una política de apartheid en contra de la
oposición política, llenó las cárceles de presos políticos y conducía una
campaña regional de intervencionismo en los asuntos internos de naciones
vecinas, comprando conciencias, pagando elecciones manipuladas, amenazando a
sus enemigos e inundando al continente con información basura sobre las
bondades de los regímenes socialistas.
Pero
las contradicciones eran tan monumentales, que resulta difícil comprender como
puede el venezolano mantener la cordura y la sindéresis ante semejante
contraste, la información y el discurso oficial iban por un lado, la realidad
por otra, la propaganda que el chavismo hizo sobre los logros de su gobierno
eran espectaculares, pero la experiencia del día a día en el país mostraban
otra cosa, el mundo tardó mucho en darse cuenta.
Si
el gobierno admite algún error o problema, es porque hay alguien más que lo
provoca, o es producto de una guerra económica, si algo deja de funcionar, es
un sabotaje de los enemigos de la patria, si alguien protesta o se queja de
algo, está siendo pagada por la burguesía apátrida para crear angustia
colectiva, si hay voces críticas son mercenarios del Imperio.
El
gobierno se mantiene en el poder porque las armas de la República lo respaldan,
los militares están apoyando la gestión y coadyuvando en la administración del
país, estamos en puertas de un colapso económico total, un derrumbamiento del
orden social, y el aparato de comunicaciones sigue transmitiendo el veneno de
la desinformación.
Quizás
el peor mal que ha generado el discurso chavista, y esto ha sido diseñado así,
con todo el propósito de abrumarnos en la incertidumbre, es no poder
planificar, ser incapaces de ordenar nuestras vidas ante una realidad cada vez
mas distorsionada y sin control, que lo que genera es miedo e inseguridad.
Pero
como es imposible acallar el flujo global de las comunicaciones y la censura
total ha sido imposible de hacerla efectiva, las contradicciones internas aumentan
cuando la gente constata que la vida es diferente en los países vecinos y con
ello se enerva la disociación del pueblo, y empuje a la población a emigrar
buscando un poco de estabilidad y seguridad.
Lo
único que puedo concluir es lo siguiente, el experimento comunicacional
chavista ha sido un desastre, tuvo un primer momento de éxitos, sobre todo en
el extranjero, fabricando noticias y posturas que no eran reales y engañando a
la comunidad internacional con un desempeño que decían era democrático y justo,
resultando en un engaño imposible de sostener en el tiempo, el aparato ya no
funciona, sostenerlo es muy costoso y no existen los recursos, pero sobre todo,
el discurso se agotó y nadie está escuchando.
Veinte
años han pasado de desinformar al mundo y a los venezolanos sobre una realidad
pre-construida y falsa, pero la “realidad real” ha alcanzado a la mentira, que
tiene patas cortas y ya no puede correr, la contundencia de los hechos no deja
lugar a dudas que el aparato discursivo chavista ya no puede seguir en su juego
de espejos y excusas, pero lo siguen intentando, ya cayendo en el ridículo y en
una puesta en escena que da pena ajena.
El
gobierno de Maduro entró en una etapa de agonía, no solo es ilegítimo su origen
sino que se le hace imposible la gobernabilidad del país, se abraza al poder
con desespero, a pesar de las sanciones internacionales, de su ostracismo de
los principales foros internacionales, su plana mayor está siendo perseguida
como criminales y violadores de derechos humanos, pero mantienen a la población
del país como rehenes, se han convertido en una amenaza para la estabilidad
regional, pero su principal ocupación es ignorar la realidad, crearon el
aparato comunicacional para engañar a los demás y ahora, desesperados y
atrapados tratan de creerse sus propias mentiras.
A
pesar de que la violencia y el abuso de autoridad constituyen los pilares
fundamentales de la tiranía sobre los que sustenta su pretendida autoridad, su
aparato comunicacional es el alma de su política, se trata de un régimen
eminentemente mediático, sin los medios de comunicación a su servicio, sin los
discursos y amenazas que constantemente lanzan en contra del pueblo, el
chavismo se disuelve como el humo.
El
hecho de que no puede estar ni un minuto en silencio, en su constante
provocación e insultos, declarando sus mentiras y desviando la atención de los
graves problemas existenciales del venezolano, haciendo una parodia de gobierno
por televisión, buscando y señalando culpables que no son ellos, desmintiendo
sus guisos y negociados que le descubren a cada instante, todo indica que sin
el discurso no son nada, desparecen.
Ese
artefacto comunicacional para el discurso chavista, sirve hoy de asiento al
régimen, Maduro tiene sus gruesas posaderas sobre él, y cada vez que abre la
boca se escuchan sus giros y retruécanos, el aparato es ahora un supositorio
que empuja una cantidad de porquería que huele muy pero muy mal y que
simplemente nos está matando. - saulgodoy@gmail.com
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