miércoles, 27 de junio de 2018

V de Delcy, por Saúl Godoy Gómez




En La Divina Comedia de Dante Alighieri, en el Séptimo Círculo del Infierno, describe un lugar donde los violentos contra el prójimo purgan sus pecados por la eternidad, allí pagan sus culpas los chavistas, porque créanlo o no, los chavistas o resentidos sociales, existía ya para los tiempos del poeta florentino y desde ese entonces, cuando algún chavista pasa “el páramo”-como decimos en los Andes venezolanos- van a este lugar para ser atormentados hasta el fin de los tiempos.
Nos dice Dante:

… en medio de estas rocas hay tres círculos que se estrechan gradualmente como los que has dejado: todos están llenos de espíritus malditos; para que después te baste con sólo verlos, oye cómo y porque están aquí encerrados. La injuria es el fin de toda  maldad que se atrae el odio del Cielo, y se llega a este fin, que redunda en perjuicio de otros, bien por medio de la violencia, bien por medio del fraude. Pero como el fraude es una maldad propia del hombre, por eso es más desagradable a los ojos de Dios y por esa razón también los fraudulentos están debajo, entregados a un dolor más vivo. Todo el primer círculo lo ocupan los violentos, cuyo círculo está además construido y dividido en tres recintos; porque puede cometerse violencia contra tres clases de seres: contra Dios, contra sí mismo y contra el prójimo; y no sólo contra sus personas sino también contra sus bienes; por medio de la ruina, del incendio, o de los latrocinios. De aquí resulta que los homicidas, los que causan heridas, los incendiarios y los ladrones están atormentados sucesivamente en el primer recinto…

Con la declaración de Delcy Rodríguez, actual Vicepresidente del gobierno tiránico de Nicolás Maduro, “Mi venganza por la muerte de mi padre, es la instauración del socialismo en Venezuela”, esa frase lapidaria y rotunda resume de manera inequívoca lo que esta gente, los revolucionarios del Siglo XXI, consideran su deber con la destrucción de la democracia y del país.
Sigue el poeta florentino describiendo el Séptimo Círculo del Averno, donde el visitante se encuentra con los centauros quienes disparan sus flechas en contra quienes asoman sus horridos rostros entre la ciénaga fétida de sangre, uno de ellos se acerca al grupo de visitantes entre los cuales se encuentra el poeta y le dice de su trabajo:

Estos son los tiranos, que vivieron de sangre y de rapiña. Aquí se lloran las despiadadas culpas: aquí está Alejandro y el feroz Dionisio, que tantos años de dolor hizo sufrir a la Sicilia… En aquel punto donde la tiranía está condenada a gemir. Allí es donde la justicia divina ha arrojado a Atila, que fue su azote en la tierra; a Pirro; a Sexto, el cual eternamente arranca lágrimas con el hervor de esa sangre…

Para Dante, los violentos, tenían un destino, un lugar especial en las profundidades de la tierra, un paraje de horror y sufrimiento comparable al daño y sufrimiento que sus acciones había desencadenado durante sus vidas, para quienes creemos en los lenguajes cifrados del conocimiento oculto, del que Alighieri fue uno de sus más insignes representantes, la advertencia para estos espíritus inmundos no debería pasar inadvertido, el que la hace, la paga, sino en esta vida, peor… en la otra.
Porque Chávez, Maduro, Delcy y Jorge, y tantos otros, que se confabularon en contra de Venezuela para favorecer a los intereses de la Cuba de los Castro, de la violencia, la muerte y la ruina, los que aceptan en el silencio mas oprobioso la sentencia de la maltrecha Delcy, quien entre sus frustraciones, carencias y odios no le ha importado cobrarse la vida de inocentes venezolanos.
No importaba si eran niños, ancianos, madres, enfermos, que sin tener la culpa de los demonios que atormentan a los hermanos Rodríguez y ante la aquiescencia del chavismo completo, que calla y otorga el aval para una venganza a granel, sin discriminaciones, con una violencia ciega y torva que cobra vidas por el fraude y el robo, por la tortura y la prisión de venezolanos que sin ninguna culpa, excepto la de protestar el latrocinio y la opresión, han sentido la venganza susurrándoles la muerte al oído.
Estamos ante una confesión pública de motivos y propósitos que de inmediato descalifican a los principales miembros de la Tiranía para el ejercicio de cualquier cargo público, y esto es así porque con el silencio del régimen ante esta declaración, impulsada por una venganza personal en contra de un colectivo generalizado e innominado, contra personas que nada tuvieron que ver con el caso en particular de la muerte del padre de Delcy Rodríguez, ocurrido hace ya varias décadas, y de cuyos protagonistas no quedan sobrevivientes, estamos claramente ante un caso de insania mental y violencia gratuita, ninguna persona movida por el odio debería tener en sus manos los destinos de la sociedad, menos aún si se trata de una venganza en la que utiliza al gobierno como instrumento, ya hacerlo público constituye una declaratoria de incapacidad para el logro del bien colectivo.
Todos los venezolanos saben que la imposición del socialismo como ideología y pensamiento único ha sido por medio de la fuerza, por el uso ilegal de las armas y del monopolio que el Estado debería tener sobre la violencia legítima, que por ser producto de una usurpación de los poderes públicos vía unas elecciones fraudulentas, el desconocimiento continuado de la Constitución Nacional, la burla a las instituciones y la negación de la voluntad popular, ha producido como consecuencia no sólo el repudio internacional a la legitimidad del régimen, sino que le ha acarreado una serie de sanciones a sus principales responsables y convertidos en prófugos de la justicia internacional.
El socialismo impuesto como castigo, como fórmula de venganza, con el propósito expreso de producir un mal producto de una venganza, que no es contra una persona o grupos de personas, ni siquiera es contra una clase social o una ideología contraria al socialismo, es contra el país entero, y a la fuerza.
Lo cual se traduce en la comisión de un delito (tomar la justicia por propia mano), en contra de persona inocentes (un país entero), con la imposición (con la fuerza y la violencia) de una ideología (inhumana y antidemocrática) que le pertenece al grupo opresor (ilegítimo en origen y desempeño).
Ya no hay dudas de que estamos enfrente de una organización política de personas perversas, enfermas de la mente, delincuentes y asesinas, cuyo único fin es perpetuarse en el poder para seguir explotando y arruinando al pueblo de Venezuela, a quien han acorralado en una situación de pobreza extrema y hambruna, con el ánimo de “negociar” con la comunidad internacional, en lo que pudiera considerarse como el caso de la toma de rehenes más grande de la historia en Latinoamérica, con el fin no sólo de que les levanten las sanciones en su contra, sino que se les permita seguir siendo parte de la comunidad de naciones con el pleno goce de los derechos como si se tratara de una sociedad libre y en democracia.
La intención de venganza de la Sra. Delcy Rodríguez y el apoyo tácito del régimen de Nicolás Maduro a estas declaraciones y objetivos, constituyen uno de los actos de terrorismo más contundentes y abiertos desde la declaración de la Yihad (la guerra santa) por parte de los grupos fundamentalistas islámicos en contra de occidente, además de una clara burla al orden internacional y a los principios de libertad del continente Americano.  -   saulgodoy@gmail.com


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