Me
sorprende la cantidad de material que le otorga a la inteligencia cubana una
fama de excelencia, para mí, totalmente inmerecida; es más, es tan abundante y
siempre tan favorable, que no dudo se trate de una campaña orquestada desde la
misma Dirección General de Inteligencia (DGI), conocida popularmente como G2
(nomenclatura norteamericana para designar oficiales de inteligencia en los
organigramas), para enaltecer, con propaganda y relaciones públicas, unas
operaciones que no pasan de ser dignas de una banda de maleantes comunes que le
cae a palos a un disidente.
La
mayor parte de los “éxitos” de las operaciones cubanas han sucedido porque los
soviéticos han estado involucrados, haciendo el trabajo fino en las sombras,
permitiendo que sus pares del trópico hagan el trabajo sucio; las redes de
espionaje montadas por los cubanos dentro de los EEUU reflejan más la torpeza y
los errores de la CIA, al confiarse de sus sistemas de seguridad, que la
astucia de unos operadores clandestinos y un aparato sofisticado de espionaje.
Fidel
había creado un cerco de espionaje en el sur de Florida para vigilar a los
exiliados cubanos que estaban conspirando en su contra; aprovechó para
infiltrar algunos de sus agentes dentro del Comando Sur, que tiene su sede en
el área, y convencer a algunos ciudadanos norteamericanos criptocomunistas, de
espiar para ellos, como fue el caso del matrimonio Álvarez en la Universidad
Internacional de Florida, el matrimonio Meyers en el Departamento de Estado, la
agente Ana Montes, una analista de inteligencia que pasó información sensible
hasta que fue capturada, entre otros, todos simpatizantes de la causa comunista
y algunos hacían su trabajo ad honoren.
Los
cubanos tienen una enorme delegación, tanto en la ONU en New York como en su
embajada en Washington, que estuvo muy activa durante la presidencia de Obama;
mientras éste intentaba su aproximación amistosa al gobierno de Cuba, el G2
aprovechó la oportunidad para penetrar más profundamente tanto en el seno del
partido Demócrata, en el mundo académico, así como en las instituciones que
manejan el lobby político en esa capital.
En la
década de los 70, cuando a la Unión Soviética se le cerraron las puertas
diplomáticas en Europa, y con medidas como la expulsión masiva de personal de
su embajada de Londres, se vieron afectadas sus operaciones de espionaje, por
lo que transfirieron algunas de sus tareas a los cubanos, quienes, por ejemplo,
tenían en España una exagerada representación diplomática con el propósito de
adquirir tecnología occidental, que no podían conseguir dado el embargo que
sostenía EEUU contra la isla; y, simplemente, desde sus embajadas, empezaron a
vigilar a las naciones miembros de la OTAN y a reportar a los soviéticos. Como
los ojos y oídos de los soviéticos, hicieron bien su papel, pues eran
supervisados y controlados por Moscú.
Los
golpes maestros del G2 en el mundo son burdos asesinatos, actos de terrorismo,
operaciones de narcotráfico, secuestros y simples robos de información, nada
extraordinario que una buena organización criminal no pueda ejecutar.
Pero
así como digo que son pésimos espías, así mismo afirmo que en sus operaciones
militares son muy buenos, sobre todo en el montaje de la guerra irregular; son
los maestros en el arte de la guerra de guerrillas a nivel mundial, allí si me
quito el sombrero.
En
Enero de 1966 se celebra en La Habana la Conferencia Tricontinental, a la que
acuden delegados de Asia, África, Europa del Este y del Oeste y, por supuesto, de
Norteamérica y Latinoamérica; allí se decide poner en marcha una estrategia
global para combatir el Imperialismo occidental, principalmente, el
norteamericano, y a los pocos meses se inauguran los primeros campos de
entrenamiento guerrillero en Cuba. Ya desde 1959, se había intentado crear
células revolucionarias, pero apenas fueron experimentos; cuando la Unión
Soviética decide apoyar el programa, estas escuelas de la subversión armada
aparecen como hongos en África.
De
acuerdo al periodista Jorge Tamames, en su artículo A War on Solidarity, rememorando la victoria militar de los cubanos
y las fuerzas de la subversión en contra de las tropas surafricanas en el sitio
Cuito Cuanavale, en Angola, nos dice que, desde 1963 hasta 1991, Cuba tuvo 17
diferentes intervenciones en África, una época muy fértil en actuaciones que tomaron
la forma de misiones humanitarias, militares, hasta de asesoría política, todas
con el aparato de inteligencia soviético por detrás, para promocionar las
guerras de liberación contra el colonialismo.
Los
cubanos administran varios campos de entrenamiento para guerrillas y fuerzas
paramilitares alrededor del mundo, en Argelia, Libia, Yemen del sur, Irak,
Siria… han tenido, sobre todo, el entrenamiento de equipos latinoamericanos de
terroristas; el venezolano conocido como El Chacal fue una de sus más
importantes fichas, en esos campos preparan a la gente en tácticas de insurgencia,
sabotaje y explosivos. Fue en África que los cubanos se enamoraron del uso de
las armas biológicas y químicas que los rusos les permitieron manejar, y la
razón de que invirtieran en su propia industria farmacéutica para supuestamente
elaborar vacunas, pero en realidad se encuentran fabricando armas químicas
prohibidas.
El mazacote de guerra irregular y
e inteligencia política.
Pero
era la inteligencia militar, que funciona bajo el Ministerio de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, la que los rusos entrenaban y cuidaban para sus
propósitos, en sus escuelas de Minsk y Moscú y, sobre todo, en Praga y en las
escuelas de Hungría y Alemania del Este; ensayaban los trucos para movilizar
personal y material por “los caminos verdes”, es decir, rutas no
convencionales, conocían la administración de presupuestos cortos con el mejor
resultado, aprendían a ser autónomos en el terreno y obtener financiamiento
rápido con programas de extorción, robos y asaltos, secuestros, narcotráfico… recibían
preparación en propaganda y reclutamiento, de comunicaciones, de interrogatorios,
torturas y guerra psicológica.
Esto
lo aprendieron en campañas en diversos países Latinoamericanos, en Eurasia y
los Balcanes con los rusos, en Europa, pero sobre todo en África, donde se
sienten como en casa; la necesidad los hizo unos espalderos perfectos, que saben
conformar anillos de seguridad, trazar planes de protección a personalidades, convirtiéndose
en perfectos guardaespaldas, y cobrando buen dinero por ello.
Pero
a medida que la Guerra Fría avanzaba los soviéticos se vieron en la necesidad
de impulsar aún más el espionaje en contra de los EEUU, para ello necesitaban
agentes en el campo, la inteligencia humana que los cubanos podías
proporcionarles dentro de las entrañas del Imperio.
De
allí que el entrenamiento a los cubanos cambió para darles habilidades para
reclutar y controlar agentes, infiltrando organismos internacionales, sobre
todo aquellos que prestan ayuda humanitaria en sitios en conflicto; sus propias
organizaciones de médicos y entrenadores deportivos les daban la cobertura
perfecta; sus avanzadas culturales, aunque se han venido a menos, en los años
sesenta eran unos motores de información clasificada y abierta, sus embajadores
culturales eran todos espías, incluyendo al famoso escritor Alejo Carpentier,
embajador en Francia, y reclutaron a un sinnúmero de intelectuales que fueron
usados para avanzar sus propósitos e intereses, entre ellos el poeta chileno
Pablo Neruda, en Uruguay Mario Benedetti, el novelista y periodista colombiano
Gabriel García Márquez y el escritor venezolano Miguel Otero Silva, fundador
del diario El Nacional, el mismo que hoy sufre la persecución y la censura del
régimen castrocomunista de Maduro.
Los
cubanos contaban con una ventaja competitiva envidiable, Fidel Castro era una
figura con un cariz romántico que impedía ponerlo en justa perspectiva, eludía
con éxito que se le culpara de masacres e intervenciones militares, y su papel
como opresor de su propio pueblo era obviado, al ser Cuba un país pequeño y
subdesarrollado, era visto con simpatía ante los grandes colosos del Primer
Mundo; su gente tenía la capacidad de amalgamarse, sin problema alguno, en
cualquier sociedad, sobre todo en la norteamericana, donde podía pasar
inadvertida.
La
economía cubana fue siempre precaria, necesitaba de recursos para sostener una
actividad tan costosa como el espionaje, así que ingresando a los circuitos del
terrorismo internacional podía contar con una serie de ventajas tácticas y
estratégicas, desde refugios y protección diplomática en embajadas de países
amigos, documentación, acceso a rutas, valijas diplomáticas para transporte de
armas, drogas, dinero, oro o diamantes, con los que financiaban las actividades
secretas, sabían negociar los votos a favor en organismos internacionales, eran
expertos en convocar la solidaridad con grupos de presión en los diferentes
países… era un paraguas muy amplio de posibilidades que les permitían buena
movilidad por el mundo.
El
pertenecer al exclusivo club de los terroristas les daba la proyección y la facultad
de poder moverse por el mundo en una red subterránea de contactos, esta
facultad es la que impresionan a autores como Brenemelis y Conteh quienes se
asombran de esa facultad de ubicuidad que parecen tener los cubanos.
De
allí la útil y legendaria simbiosis entre los soviéticos y Cuba, la KGB ponía
el entrenamiento y los recursos, y los cubanos ponían los espías; fue una
relación provechosa, que le permitió a los soviéticos hacerle daño a los
intereses occidentales en el mundo, toda una avanzada de desestabilización,
guerras y conflictos, pero sin perder el objetivo: derrotar al gobierno
norteamericano, infiltrarlo, debilitarlo, confundirlo, una lucha sorda y
secreta que aún continúa sin tregua.
El caso Venezuela
Venezuela
siempre estuvo en la lista de prioridades del comunismo internacional, primero
por su valor estratégico como productor de petróleo y su posición privilegiada
en la cuenca del Caribe y entrada para el sur de América, solamente durante
Rómulo Betancourt y Raúl Leoni el país tuvo como defenderse de sus enemigos,
contábamos con una buena inteligencia y una fuerza antiguerrillera efectiva,
luego fue decayendo hasta que finalmente, la nación se quedó sin sus perros de
ataque, entonces fue constantemente intervenida y mucha de su élite ideologizada,
el estamento militar fue finalmente penetrado, era cuestión de tiempo para que
cayera en las redes del comunismo, y esto se logró cambiando la estrategia de
las armas por la política.
Las
universidades venezolanas, al igual que la Iglesia, estaban atrapadas en las
redes del socialismo, de la teología de la liberación, del foquismo del Ché, de
las teorías del subdesarrollo elaboradas por el CELAC, en especial la UCV, de
la que salieron las principales fichas del chavismo, y que todavía hoy no
quiere reconocer el papel importante que jugó en esa conspiración y se jacta de
ser la casa que derrotó a las sombras, cuando fue, todo lo contrario, la
principal promotora y refugio del comunismo.
Para
cuando Chávez se hace candidato, Venezuela estaba condenada a entrar en oscuro
túnel del que no ha podido salir; los cubanos habían hecho el trabajo menudo,
suplantando las ideas de independencia y libertad por aquellas ligadas al
colectivismo y la justicia social, de las pocas voces autorizadas que advirtieron
aquellos peligrosos cambios, debemos recordar, con mucha honra y aprecio por su
claridad y valentía, a Carlos Rangel.
Con
el chavismo, toda esa corriente de actividad terrorista, subversión,
totalitarismo se convirtieron en un martillo que aplastó la democracia y la
decencia; cuando los estudiosos sobre temas de seguridad consideramos los
aspectos de inteligencia que los cubanos le brindaron a los socialistas
venezolanos durante estas décadas de socialismo bolivariano, nos encontramos
con un sistema bastante primitivo y crudo.
Se
podría pensar que ha sido gracias a un sofisticado juego de inteligencia la
manera como los chavistas han perdurado en el poder, que fue la experiencia
acumulada de tantos años de operaciones internacionales por parte de Cuba la
que pudo hacer efectiva la permanencia de Venezuela como colonia de la Habana,
pero la gran sorpresa es que no ha sido así.
En
Venezuela se ha aplicado la fórmula del terror medioeval, de la tortura más
descarnada y cruel, de las desapariciones, secuestros y asesinatos que se
pudiera esperar de cualquier mafia local, que no tiene cerebro pero sí músculo;
el hecho de practicar controles biopolíticos sobre las necesidades básicas de
la población, principalmente en lo relacionado con la alimentación, la salud y
los servicios básicos, demuestran que la receta aplicada tiene más de un siglo,
y fue la misma que Lenin y Stalin utilizaron en la Rusia postrevolucionaria.
El
fracaso de la contrainteligencia cubana, puertas adentro de la Fuerza Armada,
donde todavía tienen que estar buscando conspiradores y planes de golpes de
estado, indica que nunca han tenido el control sobre el enemigo interno; el
rotundo quiebre de la industria petrolera, la gallina de los huevos de oro de
la que dependía Cuba, sólo indica que no tenían la preparación para asumir algo
tan complejo, el exceso de errores en política exterior acumuló una serie de
posturas que se hicieron insostenibles en el tiempo, lo que demuestra que no había
coherencia en la inteligencia que debió informar a los cuadros del PSUV.
La
inteligencia del G2 no pudo contener la derrota del peronismo en Argentina, ni
la del socialismo en Brasil, perdieron al Ecuador, no pudieron en el Perú, el
manejo de las conversaciones de paz de Colombia entre las FARC y el gobierno
tampoco fueron favorables, el Caribe está dando un vuelco hacia occidente y su
relación con los EEUU y Europa, Nicaragua ha sido una desagradable sorpresa
para Raúl Castro, solo les queda la esperanza de ganar terreno en México pero
desde una posición harto delicada con un Trump ya en sobre aviso y en guardia.
Todo
esto indica que Venezuela fue fácilmente conquistada porque el país se
encontraba indefenso, no había ninguna línea de defensa que pudiera contener al
comunismo, de hecho fueron los mismos venezolanos quienes cometieron el error
garrafal de llevar a Chávez al poder casi que sin ninguna resistencia.
Para
lo que sí han servido nuestro país es para que de Cuba enviaran algunos de sus
gorilas que, disfrazados de Guardias Nacionales, asaltaron y les cayeron a
palos a indefensos venezolanos en manifestaciones pacíficas, asesinaron a
varios de nuestros jóvenes por puro gusto, o se lucieron invadiendo edificios
residenciales, como el de Los Verdes en la urbanización El Paraíso, en donde
mataron hasta las mascotas… veinte años de dominio absoluto del supuesto
aparato de inteligencia más perfecto del hemisferio y todavía le temen a unas
elecciones, su hombre de confianza apenas les manda ayudas y petróleo de lo que
queda… perdieron su tiempo y quedaron en ridículo, la inteligencia que manejan
es parecida a la que practican los pranes
o colectivos, inteligencia policial y social, más nada.
¿Se
puede llamar esto el triunfo de la inteligencia Soviética y sus peones cubanos?
Desde que Chávez obtuvo el poder hasta la hegemonía de Maduro, con la fuerza de
las armas, la receta siempre fue la destrucción de Venezuela y los venezolanos,
hay en proceso un plan de aniquilamiento total del país y en esto están colaborando
supuestos venezolanos, no sé si con la idea y la esperanza de ir a vivir a
Cuba, porque no hay otra manera de
entender como unos nacionales se presten a ejecutar este holocausto sin sentido
en contra de su propia patria, entre ellos los juristas del horror que quieren
legislar sobre delitos de traición a la patria ¿incongruencia, oportunismo o
simple desplazamiento de la culpa?
Entiendo
que Venezuela era una carta que se jugaba Cuba para negociar el fin del embargo
y el restablecimiento de relaciones con USA, pero algo no les funcionó en el
manejo de la situación, y creo que fue el hambre de corrupción de los chavistas-maduristas,
gente desordenada y sin principios, que no entendían el juego geopolítico, y
arruinaron al país hasta dejarlo hecho un erial lleno de refugiados y
apestosos, convirtiéndolo en un problema humanitario.
No
hay inteligencia ni designio en lo que ha sucedido en nuestro país, los rusos
salieron descamisados, al igual que los chinos, creyeron que podían hacer de la
aventura en Venezuela un buen negocio, y se fueron con las tablas en la cabeza,
robados por sus mismos socios, sin poder controlar lo que hasta hace muy poco
iba tan bien; es cierto que tuvieron que asesinar a Chávez y creyeron que
Maduro iba a resultar en un buen sucesor, pero la brutalidad y la banalidad del
chofer de autobús no tiene parangón, destruyó con los pies lo que el G2
construyó por tantas décadas, se ganó la animadversión del mundo entero, su
desempeño da asco y se convirtió en un oprobio de la causa comunista… a los
cubanos, que quieren permanecer como vendedores de secretos, no les quedó más
remedio sino borrar a Venezuela del mapa, hacer desaparecer la evidencia de su
peor fracaso, en eso están. - saulgodoy@gmail.com
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