lunes, 11 de junio de 2018

Sobre la República de La Florida



Me imagino que Bolívar y McGregor sostuvieron varias reuniones de trabajo, conversaciones, veladas, donde la sobremesa era, precisamente, ese gran escenario estratégico que era el Caribe; principalmente, porque por allí entraban pertrechos, municiones, tropas e información, no sólo para los patriotas, sino también para la Corona Española.
Cuba y Puerto Rico eran dos inexpugnables bastiones realistas desde donde los españoles operaban sus fuerzas para atender a sus colonias, sobre todo garantizando la seguridad de sus posiciones y súbditos de la apetencia de otros reinos europeos, como Inglaterra, Francia y Holanda, que no perdían oportunidad de asaltar sus rutas comerciales, atacar sus intereses en tierra firme e invadir sus posesiones; pero, últimamente, el problema de los movimientos revolucionarios coloniales se les había convertido en un verdadero dolor de cabeza.
Y para ese año de 1817 España estaba de retirada ante las fuerzas napoleónicas en Europa, perdiendo una guerra que ponía en peligro todos sus logros como imperio; Fernando VII sabía que no podía apagar tantos fuegos al mismo tiempo y, por ello, el súbito interés del nuevo gobierno norteamericano por sus posesiones en la Florida se le reveló como un alivio oportuno, la idea de venderlas al nuevo gallo en el gallinero, en vez de dejarlas perder ante el avance de los ingleses, no se veía como un mal negocio.
El gobierno de los EEUU estaba cortejando a España para obtener la Florida; para completar su plan geopolítico de cierre de fronteras, era vital que esos territorios estuvieran bajo su control, para tener un completo dominio sobre la fachada atlántica; ellos mismos acababan de independizarse de la corona inglesa, y lo que menos les interesaba era una colonia inglesa en la Florida (los ingleses ya habían intentado dos veces la invasión armada de la Florida; en la última, el venezolano Francisco de Miranda se destacó por su valentía y comando en el sitio de Pensacola, donde ganó sus galones de Teniente Coronel).
El 11 de abril de 1803, el Congreso de los Estados Unidos aprueba la negociación con Francia para la compra, por 15 millones de dólares, de 2.100.000 km2, del territorio que comprendía los actuales estados de Arkansas, Missouri, Iowa, la zona de Minnesota al este del río Mississippi, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Oklahoma, la mayor parte de Kansas, Wyoming, el territorio de Colorado al este de las montañas Rocosas y el de Luisiana, al este del río Mississippi, con la ciudad de Nueva Orleáns. Cerrada la negociación que duplicó su extensión territorial, siete años después, en 1810, los Estados Unidos amenazaban con apropiarse de la Florida occidental, por considerarla como parte de la compra de Luisiana.
En esta negociación, los EEUU alegaba que la Florida oriental le pertenecía, ya que estaba contemplada en la compra que se le hizo a Francia por ser territorio de Luisiana; la Florida oriental se la anexaron una vez que un grupo de colonos norteamericanos se posesionó de ella, y la habían declarado territorio independiente (la República independiente de la Florida Oriental), por lo que el gobierno norteamericano les envió una partida militar desde New Orleans y tomó el territorio.
Una nueva transacción con España por la Florida significaría la culminación de este plan de consolidación territorial, más barato que una invasión y una guerra y, desde el punto de vista jurídico, la compra venta otorgaba mejores derechos.
Esta situación se producía en un momento bastante complicado en la región; los EEUU veían con simpatía los esfuerzos libertarios de las colonias de España, de hecho, se permitían ayudar cuando podían, como podían, sin involucrarse directamente, para no complicar su propia independencia que apenas había sido declarada en 1776. Pero aquella oportunidad de consolidar su plan territorial era el primer punto en su agenda, de modo que, a pesar de la tumultuosa situación en el Caribe, permitía que de sus puertos, principalmente el de Boston, salieran naves con pertrechos para las fuerzas españolas.
Tal como estaban planteadas las cosas, había dos planes geopolíticos en marcha: el de los EEUU, para la consolidación de su territorio, y el de los patriotas venezolanos por liberar a la Provincia de Venezuela de sus amos de España; en ambos, la Florida constituía un interés común, para la visión de Bolívar era la oportunidad de abrir operaciones en el norte, para distraer la atención de los españoles, cortar sus líneas de suministros y proceder a liberar a Cuba, Puerto Rico y Panamá.
Para los EEUU, la Florida era el cierre de su espacio vital, su importancia era estratégica para el dominio militar sobre el Atlántico, y para disolver, de una vez por todas, la amenaza de los ingleses próximos a su territorio.
Los dos planes eran excluyentes, no eran compatibles, competían por el territorio de la Florida e iban a enfrentar a Bolívar con el Presidente James Monroe, cuando el primero hizo una jugada audaz, rápida y sorpresiva, al invadir de manera inesperada la Florida.
Y en esta parte de la historia debo hacer una digresión y un llamado de alerta, este episodio histórico no es del conocimiento general, el tema ha sido manipulado intencionalmente por diferentes ideologías e intereses, sobre todo por Hugo Chávez, quien promovió la idea de que se trataba de una conspiración del gobierno de los EEUU para asesinar a Bolívar; de hecho, todo el acto de exhumación del cuerpo de Bolívar, se hizo para buscar trazas del veneno que, supuestamente, le habían suministrado los norteamericanos, quienes, en su obsesiva interpretación, vigilaban a Bolívar desde su llegada a Santa Marta, para capturarlo y asesinarlo, y para tales propósitos habían enviado una unidad militar especial.
Chávez pretendió utilizar este episodio para poner a Bolívar como el Libertador de la Florida, lo cual es un exabrupto, y acusar de conquistador e imperialista al gobierno de los EEUU, también quiso presentarlo como motivo para una conspiración en contra de la vida del Libertador por parte de los norteamericanos.
De nada de eso se tiene prueba, se hablaba de una supuesta carta donde Bolívar dice temer por su vida, pero todo ha quedado en el terreno de la especulación y los montajes; lo que sí es cierto es que ese año de 1817, el 25 de junio, el General George McGregor, por supuestas órdenes del Libertador, toma la isla de Amelia en las costas de Florida, derrota la resistencia española y declara posteriormente la independencia de la República de la Florida.
He dicho supuestas ordenes del Libertador, porque una cosa es discutir escenarios bélicos sobre los mapas, y otro es dar la orden para que se ejecuten, y no hay registro de que esa orden la dio Bolívar, lo que sí existe, es la expresa negación de éste al representante del gobierno norteamericano en Angostura, que él nunca estuvo involucrado en tales acciones.
De todas maneras, el episodio es poco mencionado y permanece como una curiosidad histórica, no muy popular en la tradición de los EEUU; pero, debido justamente al alboroto propiciado por Chávez, al utilizarlo como arma ideológica, reactivó la curiosidad de algunos historiadores, tanto de los EEUU como de Venezuela y España, para arrojar nuevas luces sobre el episodio y verlo en su justa perspectiva.
El General McGregor era un oficial de origen escocés que vino a Venezuela a ofrecer sus servicios para la causa independentista; estuvo a la orden primero, de Francisco de Miranda y, luego, con Bolívar, quien le tuvo en muy alta estima, sus relaciones profesionales fueron estrechas y, familiarmente, se vieron afianzadas cuando McGregor se casó con una prima de Bolívar.
Como dije al principio, la idea de hacer algo en la Florida venía tomando forma, desde hacía algún tiempo, en la mente de Bolívar, de modo que, cuando el momento fue propicio, encontramos a McGregor en la ciudad de Filadelfia en los EEUU, reunido con otros aventureros y patriotas, entre los que se encontraban el corsario francés Luis Aury, y contando con la participación de Pedro Gual, Luis Brión, Lino de Clemente, Juan Germán Roscio y Agustín Codazzi… allí se planificaron los detalles de la misión.
Entre ellos, me llamó especialmente la atención Luis Aury, personaje a quien desconocía y que el chavismo ha puesto en un pedestal, y de hecho, fue una de las personalidades más fascinantes de la gesta libertaria de Latinoamérica, uno de los mejores capitanes de mar de su tiempo, un indoblegable hombre de acción. Lamentablemente, Aury y Bolívar no se las llevaban bien.
En el ínterin, dos goletas norteamericanas habían sido capturadas por los patriotas, porque llevaban pertrechos militares para los ejércitos realistas; Bolívar las hizo confiscar, por estar ayudando al enemigo, y esto enturbió las relaciones con el país del norte, pues éste exigía su inmediata devolución y el pago de una compensación. Esta situación provocaría, posteriormente, la supuesta destrucción de un buque venezolano por invadir, supuestamente, de nuevo, aguas territoriales norteamericanas, son confusas, al punto que parecieran operaciones clandestinas de inteligencia montadas por ambas partes y luego convenientemente negadas.
Para hacerles la historia breve, la toma de la isla Amelia en las costas de la Florida sorprendió tanto a España como a los EEUU; fue una jugada audaz y planificada, sobre todo en el aspecto jurídico, ya que la creación de la nueva república era fundamental, y tenía no solo su bandera, su escudo de armas, sino también una Constitución, un cuerpo de administración y sus autoridades debidamente establecidos; nada se dejó al azar, con toda la intención de que fuera rápidamente reconocida como república soberana, nacida en la lucha de independencia contra la corona española.
En este punto la historia se hace oscura, los historiadores están divididos en si fue una iniciativa sólo de McGregor o si Bolívar estaba involucrado, tomar la isla y su fuerte no era tomar la península, queda en el misterio el porqué McGregor abandona apresuradamente la isla con la llegada de Aury, quien a partir de ese momento se hace cargo de las operaciones.
Fue indudablemente una operación de corto aliento, que apenas duró seis meses. Los EEUU también se movieron rápidamente; bajo la pretensión de que unos bandidos y piratas habían invadido la Florida, y aduciendo la amenaza de ataques de los indios seminolas contra el vecino estado de Georgia, prepararon una expedición militar conjunta con España para retomar la Florida. Fue una operación marítima y terrestre, con el General Andrew Jackson a cargo de las fuerzas movilizadas desde Galveston, en Texas, sin mucha resistencia la isla fue retomada y sus invasores expulsados.
La Guerra en la Venezuela exigió de Bolívar toda su atención y de casi la totalidad de los exiguos recursos con que contaba. La operación de la Florida no fue de gran envergadura y era menos importante que derrotar a las fuerzas militares en el continente, de modo que, llegado el momento, si recibía algún tipo de apoyo, fue abandonada a su suerte; para los norteamericanos era una cuestión de seguridad estratégica y ellos si vinieron con todo.
Una vez con el control de la Florida, los Estados Unidos y España se embarcaron rápidamente en negociar la compra y venta, que fue finalmente tranzada por cinco millones de dólares en 1819.
A McGregor, Auri y otros participantes les pusieron en una especie de alerta roja de aquellos tiempos, y fueron buscados por las autoridades norteamericanas para que respondieran a la justicia; a Bolívar ni lo tocaron, de hecho, pocos años después, cuando los españoles fueron expulsados de buena parte de nuestro territorio, los EEUU fueron de los primeros en reconocer al gobierno libre e independiente de Venezuela.
… Y así llegamos al día de hoy, con un pedacito de la historia de la Florida protagonizada por venezolanos, pero envuelta todavía en un manto de misterio.  -   saulgodoy@gmail.com


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