NOTA: El siguiente artículo es un
resumen de varios otros ya publicados en el blog, sobre el tema del futuro del
país, es mi visión personal de lo que deberíamos hacer luego de nuestra segunda
independencia, sobre todo con nuestra Fuerza Armada, la cual debe ser
íntegramente reestructurada.
Tengo
una visión que he estado cultivando desde hace ya algunos años, y que he
adelantado en varios de mis escritos, sobre el futuro del país, una Fuerza
Armada, profesional, apolítica e institucional, es una institución
indispensable para un país de nuestras características geopolíticas por lo que
no podemos prescindir de ella, pero si debemos someterla a una reingeniería
para adaptarla al mundo actual y a las nuevas necesidades del país.
En
una primera instancia hay que modificar de una vez por todas nuestra
organización territorial, para un país de nuestro tamaño, 24 estados, un
distrito Capital, dependencias y territorios federales nos complica de manera
innecesaria la administración del país, Venezuela debería tener un máximo de 7
ecoterritorios, llamados así porque son las cuencas hidrográficas, el recurso
agua (su presencia o aunsencia), lo que debe determinar la delimitación
geográfica de los mismos, porque son las unidades fundamentales para cualquier
tipo de desarrollo que quiera darse con una unidad orográfica, geológica y de
ecosistemas.
Los
ecoterritorios ya vienen con una vocación dictada por la naturaleza, por
ejemplo, uno de los ecoterritorios que propongo es el frente oceánico con sus
territorios insulares, Venezuela posee una plataforma submarina tan grande como
la mitad del país, pero como no la vemos, ni siquiera sabemos que está allí, y
es un territorio subacuático de una riqueza y potencialidades prodigiosas,
solamente en su capacidad productora de algas y peces comestibles, es algo que
obnubila los sentidos, igual con las posibilidades del desarrollo de bancos de
energía eólica y de mareas, siempre he soñado en que Venezuela debería contar
con la mejor competencia de yates y veleros del mundo, nuestros sistema insular
es sin duda de una variedad impresionante para un circuito de alta gama, y
sería un polo de atracción turística inimaginable.
Igual
sucedería con el ecoterritorio llanero, andino, deltano, amazónico, cada uno es
de características tan particulares, que ya dicta sus propias necesidades de
desarrollo y para planificar su seguridad y defensa, habría que especializar a
la Fuerza Armada en cada uno de ellos, sus poblaciones deberían tenerlos como
referencia al momento de planificar sus urbanismos e integrar estos territorios
en un sistema nacional de ciudades interconectadas.
Se
debe conservar la estructura municipal pero mejorada, rescatar la figura de la
parroquia como núcleo del urbanismo, ligada a los intereses territoriales, poblacionales
y de desarrollo global en el que debemos embarcarnos cuanto antes.
Cada
ecoterritorio tendrá sus características propias naturales y de población y
será la base fundamental de su sustentabilidad, como no vamos a inventar de
nuevo la rueda, y como ya está en funcionamiento una economía global, le guste
a la gente o no, lo inteligente para un nuevo gobierno democrático y de plena
libertades económicas, sería la necesidad de insertar el país en esa economía
global, para aprovechar las ventajas del país y solventar de la mejor manera
posible nuestras necesidades productivas, de creación de empleos y de polos de
iniciativas e innovaciones.
Observando como el país se ha
desarrollado históricamente.
Para
todo el mundo es obvio que Venezuela ha tenido un desarrollo sostenido e
importante en la franja norte-costera, si se traza una línea recta de oriente a
occidente allí se encontrará con varias de las principales ciudades del país,
sus principales puertos y aeropuertos, obres de ingeniería destacándose
autopistas, represas y plantas generadoras de energía, y por supuesto parques
industriales, pero esta franja que ocupa todo nuestro frente oceánico tiene
varios problemas, el primero es que nunca ha sido integrado como un todo, no
hay enlaces de transporte por tierra que los una, cada ciudad, estado o región
ha crecido por su propia cuenta y lo ha hecho de manera irregular, aunque el
resultado sea que en esa franja se agrupa la mayor parte de la población, y aún
así, esa fachada caribeña nunca ha sido utilizada de manera sistemática y con
el propósito de establecer una interconexión segura y confiable con el comercio
de la región.
Si
bien es cierto que por allí entran y salen mercaderías y exportamos nuestro
principal producto que es el petróleo, nunca hemos utilizado esta magnífica posición geopolítica como un
centro de comercio internacional, desaprovechando la cercanía y la posibilidad
de hacer negocios con el principal centro financiero del mundo que es la ciudad
de New York.
Pero
dado el despliegue de la economía globalizada y que el futuro nos obliga a
integrarnos a esos corredores de bienes, productos, servicios y financiamiento
que pasan enfrente de nuestra puerta y no hemos hecho nada por aprovecharlo,
Venezuela debe prepararse para integrarse a este gran movimiento mundial y
hacerlo bien.
América
del Sur necesita de justamente de una cabeza de playa en ese preciso escenario,
en la fachada atlántica que da al Caribe y al Golfo de México, que sirva de
trampolín para abarcar esas tres principales ciudades del este Norteamericano
que son Miami, New York y Boston y que mueven una enorme cantidad del comercio
mundial en esa parte del mundo, un lugar que tenga las facilidades de
transporte marítimo y aéreo, de telecomunicaciones, de almacenaje, de maquila,
de manufactura de componentes, de manejo de materias primas y a granel, que sea
a su vez centro de operaciones de corporaciones regionales (como lo empezamos a
ser en algún momento antes de ésta malhadada revolución) con sus hoteles,
centros de convenciones, vida nocturna, espectáculos, oficinas, banca, clubes…
Que
resuelva un punto intermedio y de distribución de mercaderías para y desde los
EEUU, que sea eficiente, seguro y con todas las facilidades para que se den
estos intercambios, Venezuela es el propio lugar para resolver problemas
puntuales de envíos, recepciones, redistribución, consignación, venta, tráfico,
control, ensamblaje, y si a esto le agregamos una capacidad de almacenamiento
en frío para la conservación de productos perecederos, estaríamos hablando de
uno de esos famosos nodos del sistema global de comercio, lugares donde se
resuelven una serie de problemas y se le da valor agregado a las mercancías en
movimiento desde los centros de producción hasta sus mercados finales.
La
economía va por delante y detrás le sigue la seguridad, no al revés, esa es la
tendencia y lo inteligente del diseño de un estado mercado, y creo que la
dirección correcta es convertir a Venezuela en un nodo de comunicaciones y
transporte para todo el Caribe, norte de Latinoamérica y sur de Norteamérica,
lo que implicaría una red de facilidades portuarias, trenes rápidos (tendríamos
un tren expreso desde Güiria, en el extremo oriental del país, hasta el litoral
del Pacífico colombiano, y otro con dirección norte-sur desde Valencia hasta Boa
Vista en Brasil), autopistas, complejos de almacenes (mercadería seca,
almacenes en frío, para flores, animales, etc.) centros de maquila, servicios
financieros, turísticos, aparte de todo el complejo industrial de petróleo,
petroquímico y gas que deberíamos desarrollar bajo una nueva filosofía y diseño.
Pienso
que Caracas-Maracay-Valencia deberían constituirse en una megalópolis y ser
planificada como una sola unidad urbana, esto, para darle un sentido de capital
global e insertarla en la red mundial de servicios financieros y de
comunicaciones.
Nuestro
principal negocio debe ser el energético, con el petróleo y el gas como puntas
de lanzas y las demás energías alternativas como cohortes, pero no descarto que
podamos convertirnos en un emporio de servicios para el comercio global, lo
dicta nuestra ubicación geográfica, nuestra posición en el mundo es
definitivamente un privilegio y debemos hacerlo nuestro principal recurso.
Teniendo
en claro cuáles son los ecoterritorios y cuáles son nuestras prioridades
económicas, entonces podemos ocuparnos de las instituciones que nos van a
brindar la seguridad necesaria para que podamos trabajar y prosperar en paz, es
a partir de este momento que podemos determinar la estrategia insertarnos el siglo
XXI.
Un nuevo componente militar
El
concepto de lo militar en nuestro país está cargado de connotaciones negativas
y algunos significados francamente primitivos, la sola idea de que el militar
pertenece al cuartel, de que se trata de un ser diferente y extraño al conjunto
de la sociedad, es en realidad una rémora del pasado que se ha trancado en el
concepto de una peligrosa secta política y armada, con vida propia y diferente
al resto de nosotros, la sociedad venezolana no debe permitir nunca más que la
institución militar se convierta en una caja negra, donde la sociedad civil no
sepa que está sucediendo en su seno, eso debe cambiar.
De
igual manera su participación en la política, lo único que se le debe permitir
a sus efectivos es que voten como todo ciudadano, pero debe ser apolítico, no
deliberante, ni pertenecer a ninguna organización política mientras cumpla su
servicio, y la institución militar,
permanecer lo más alejado posible de las decisiones políticas, por lo
que pertenecer o tener un representante en el poder ejecutivo, formar parte del
gabinete o involucrar a los militares en la elaboración, ejecución o
planificación de políticas públicas debe ser un anatema.
Ningún
militar podrá ocupar un cargo público, dentro de los cinco años luego de
finalizado su servicio en la fuerza armada, de hecho se debería planificar su
inserción en la vida civil como profesionales en alguna actividad del sector
privado durante su carrera militar.
Todos
los venezolanos tenemos el deber de integrarnos en las actividades de seguridad
y defensa del país, los militares deben ser tratados como técnicos, expertos en
el asunto, por lo que les corresponde, en momentos muy especiales, liderar
estos esfuerzos.
Lo
militar es una carrera, como cualquier otra, pero por la naturaleza de sus
prácticas requiere de sitios especiales, de equipos de guerra que hay que saber
usar, mientras estén en el ejercicio de la profesión necesitan de cierta
disciplina y valores, no muy distintos de otras corporaciones, donde nunca se
debe obviar el respeto por los derechos humanos.
La
carrera militar debe ser corta, un general no debería pasar de los 35 años de
edad y no permanecer más de tres años en un puesto de mando, esto garantiza a
una persona en el tope de sus facultades ejerciendo uno de los trabajos más
difíciles y de mayor responsabilidad, solamente los muy brillantes y que hayan
demostrado especiales facultades se les permitiría continuar en la institución
militar a manera de consultores y planificadores, en este sentido me inclino
por favorecer el modelo israelita de las Fuerzas Armadas, es mucho más cónsono
con nuestro tamaño e idiosincrasia.
La
Guardia Nacional debe desaparecer por haberse envilecido como lo hizo, en su
lugar debe aparecer una policía administrativa nacional que llamaremos
Seguridad Territorial (ST), de carácter civil, con muchas de las atribuciones
de la GN, principalmente para la atención primaria de desastres naturales, como
primera respuesta a situaciones conmoción y orden público, su estructura y
especialidad debe estar dirigida a la seguridad de las fronteras, de puertos y
aeropuertos, y la custodia de la infraestructura estratégica del país.
El
ministerio de la defensa debe recomponerse y las FFAA debe reducir
drásticamente su tamaño, las necesidades de los ecoterritorios a su cargo
determinarán las necesidades tecnológicas y de movilización necesarias, de modo
de poder profesionalizar y preparar a los componentes que queden activos, por
medio de una oficina especializada en la guerra y la defensa, siempre bajo la
conducción del poder ejecutivo nacional y bajo la supervisión del congreso.
Para
garantizar el apresto y la preparación de estas fuerzas, el país pondrá a sus
militares al servicio de las misiones de paz de la ONU y la OEA, para que
adquieran experiencia en combate, manejo de situaciones de orden público, en
misiones de paz, de abastecimiento, manejo de desplazados y control en
situaciones de desastres naturales.
Los
servicios de inteligencia deben fundarse desde cero, lo que el país ha tenido
hasta el momento no son organizaciones de inteligencia como tales, sino policías
políticas, unas más eficientes que las otras, pero jamás se han ocupado de la
verdadera inteligencia y menos aún al servicio del desarrollo del país.
Los
nuevos servicios de inteligencia estarán para cooperar con los factores
económicos del país, colectando información, abierta y secreta, sobre
oportunidades, amenazas, riesgos y competencia de nuestros productos y
servicios, una de sus principales funciones será la de asegurar la ubicación y
el tránsito seguro de nuestras mercaderías por el mundo, garantizar las
inversiones en el país y explorar nuevas oportunidades en investigaciones y
desarrollo tecnológico, de nuevos mercados, servirán de apoyo a nuestras
misiones comerciales y velarán por la seguridad de nuestros empresarios
globales, teniendo siempre vigilados a quienes pudieran perjudicar al país y
sus planes de desarrollo.
La
nueva Fuerza Armada debe aplicar novedosas y más transparentes formas de hacer
sus adquisiciones, otorgar contratos y contratar servicios, debido a la
importancia y tamaño de la institución, y porque maneja importantes recursos
públicos, está obligada a convertirse en una generadora de empleos y
oportunidades productivas para el sector privado, con especial cuidado en
brindarle apoyo a sectores de desarrollo tecnológicos nacionales.
Los nuevos ambientes de seguridad
Las policías
ecoterritoriales, las municipales y las ST, deben adquirir su formación
partiendo primero, del conocimiento ecológico de cada región y luego, de la
planificación económica que le toque a cada región desempeñar en el conjunto de
la nación, una de las principales funciones de la policía consiste en el
resguardo del aparato productivo, y de las condiciones de paz y orden social,
para que los ciudadanos, visitantes e inversionistas puedan vivir y trabajar en
tranquilidad.
El
primer nivel económico del país estará ubicado en lo que llamo el Sistema de
Ciudades (ver mis artículos publicados sobre éste tema), que será, primario, en
toda la línea norte-costera de Venezuela, el secundario, que serán los
desarrollos urbanos-industriales y llevarán una distribución norte-sur, y
terciarios o productores de materia prima y alimentos.
Este
sistema nacional de ciudades estará al servicio de una red internacional de
ciudades que se encuentran en el arco este o atlántico del continente Americano,
e incluyen en nuestro caso New York, Miami, Ciudad de México, Bogotá, Cartagena,
Río de Janeiro y Sao Paulo, seríamos un nodo intermediario en el sistema de
intercambio de bienes y servicios de toda esa región hemisférica.
Se
creará sobre el nivel primario una interconectividad de última generación tanto
de transporte masivo, así como de servicios digitales de comunicaciones que
será justamente nuestra conexión con el resto del mundo y donde nos
integraremos al comercio globalizado, este nivel primario será el objetivo de
seguridad y defensa más importante del país y al que dedicaremos lo mejor de
nuestro esfuerzo para permitir y asegurar la entrada y salida de bienes,
servicios y personas de Venezuela con el mundo y viceversa, todo lo cual amerita una organización especializada en
movimientos migratorios de gran volumen, seguimiento y vigilancia de personas,
un sofisticado servicios de inteligencia financiera y oficinas expertas en
combatir el crimen organizado y la corrupción.
El
núcleo central de la Fuerza Armada consistirá en una unidad de despliegue y
acción rápida de 10.000 integrantes de tropas élites, con el mejor equipamiento
posible para el momento, capaz de combatir, asistir y asegurar el interés del
país y/o nuestros aliados, en ambientes de hostilidad extrema en cualquier
parte del país y del mundo.
La
Comandancia de la Fuerza Armada está en la obligación de tener a la
organización bajo su responsabilidad preparada para la guerra y ganarla, pero
fundamentalmente para evitarlas, al constituirse en una amenaza cierta y
contundente sobre el enemigo, para ello debe estar en la capacidad de funcionar
dentro de un esquema de operaciones conjuntas con nuestros aliados y tener por
sí sola, la capacidad de detener al menos, un primer ataque.
De
ahora en adelante el país, como una unidad, debe funcionar en dos modos, Paz y
Conflicto, e integrarse como un todo bajo estas circunstancias, los militares
tienen funciones que cumplir en tiempos de paz y los civiles las suyas en
tiempos de conflictos.
El
servicio militar en el país no será de carácter obligatorio, aunque todos los
ciudadanos están obligados a formar parte de la Reserva y entrenarse para la
misma al menos una (1) vez al año, pero le garantiza al ciudadano el derecho al
voto, el cual debe ser de exclusivo privilegio de personas alfabetos con un
grado de instrucción mínimas (secundaria) y un trabajo que garantice su
sustentabilidad, esto, debido al desastre producido por un muy mal entendido
derecho universal al sufragio, que le fue otorgado indiscriminadamente a
personas que no estaban en capacidad de ejercerlo responsablemente, y que
llegaron a “venderlo” a los enemigos de la patria por comida y dinero.
Esta
tesis de convertir el voto en un instrumento de la ciudadanía, que se ha ido
fortaleciendo dentro de algunos círculos de expertos politólogos, alejaría las
tendencias populista y comunistas que nos han hecho tanto daño, precisamente,
al entregarle este derecho político a elegir, a personas que no tienen la
capacidad mental ni las condiciones culturales para ejercerlo (por ejemplo
darle este derecho a un recoge latas, a una demente o a un analfabeto funcional,
desvirtúa la naturaleza de este importante privilegio democrático) revirtiéndose
en un arma en contra de los principios republicanos fundamentales de nuestra
sociedad, en este sentido, soy de los que piensa que la ciudadanía es un
proceso de formación, que culmina en la adquisición de derechos y
responsabilidades, que nos convierten en ciudadanos conscientes, sólo en este
momento podremos conformar un país.
El
ambiente de seguridad de las naciones están marcados por los adelantos
tecnológicos en el campo bélico, los recientes adelantos en computación,
inteligencia artificial, biotecnología, robótica, sensores remotos e implantes
cibernéticos, por ejemplo obligan a los ejércitos del mundo a tratar de estar
al tanto de estos desarrollos que podrían implicar la diferencia entre la
victoria y la derrota, es parte de la necesidad de aliarnos con gobiernos
amigos que compartan estas posibilidades con nosotros, y debemos aprovechar a
la nueva institución militar como vía para alcanzar esos niveles de ciudadanía
responsable.
Igualmente
el servicio militar contará con el beneficio de financiar la educación superior
de sus integrantes en áreas de especialización necesarias para el país,
créditos para viviendas y seguro social de primera línea, y para luego del
servicio, la institución colaborará para ubicarlo en el sector privado.
Debido
al alto margen de riesgo e incertidumbre que representa insertarnos en los
procesos de globalización, la Fuerza Armada debe estar dispuesta a brindarle al
estamento político venezolano la suficiente fuerza y credibilidad al momento de
tomar algunas posiciones que afectarán nuestros intereses en el orden
internacional, y debe, por sobre todas las circunstancias, estar preparada para
la defensa integral de la nación y sus ciudadanos, de su democracia y
libertades individuales. - saulgodoy@gmail.com
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