Sigo
muy de cerca la información sobre los descubrimientos científicos en física, en
sus dos extremos, en la cosmología: que trata, entre otras manifestaciones de multiversos,
galaxias, agujeros negros, y en el mundo cuántico, que en palabras del
astrofísico británico John Gribbin es el hábitat de los espectros atómicos; la
primera es el reino del universo como un todo, enorme, macro, no sólo de sus
partes sino del orden que lo rige, la segunda es el mundo de lo muy pequeño,
del átomo y sus partes, de los campos, de las coherencias y dimensiones, ambas disciplinas
físicas me interesan y por un motivo, quizás extraño para algunos, necesito
estar enterado de cómo está construido el cosmos para hacerme mi propia idea de
Dios.
No
soy persona fácil para revelaciones, ni mensajes en una botella, los humanos
padecemos de muchas imperfecciones y mañas para ser portadores de la verdad, y
como soy humano, me cuento entre los que pudieran equivocarse, o interpretar
mal la palabra, y más todavía viniendo de Dios.
Desde
hace mucho tiempo, no conforme con la idea de otros sobre Dios, he decidido
hacer yo mismo el trabajo, y la única manera de figurármelo, es teniendo una
buena idea de cómo es el universo donde existo, para tener una idea de cómo es
su creador.
Por
supuesto, jamás tendré la información completa de lo que necesito saber, a
pesar de lo mucho que ha avanzado la física en nuestro días, son muchas más las
preguntas que se hacen los investigadores que las respuestas que obtienen de
sus hallazgos, el universo sigue siendo un gran misterio al igual que Dios,
pero creo que estoy tras la pista, y me gusta enormemente la idea de irlo
descubriendo por mi cuenta: incompleta, limitada, a veces incomprensible, pero
es mi idea de Dios y estoy complacido con ella.
Lo
mejor de mi trabajo es que se trata de una obra en progreso, y cada cierto
tiempo, mi idea de Dios cambia, evoluciona, a veces involuciona (depende
también de cómo me sienta anímicamente, los sentimientos son inevitables en
este asunto de descubrir quién fue el creador de uno) pero es un Dios mucho más
personal y cercano a mí, que muchas de las versiones que me han querido vender.
Como
bien dijo la experta en religiones del libro y extraordinaria budista, Karen
Armstrong, en su obra Una Historia de Dios (1993), que ya
reseñé hace un tiempo:
La idea humana de Dios tiene una
historia porque ha significado siempre algo ligeramente distinto para cada
grupo de personas que se han servido de ella en distintos momentos. La idea de
Dios que un grupo de seres humanos crea en una generación puede carecer de
significado para otra generación. En efecto, la afirmación «yo creo en Dios» no
tiene un significado objetivo en sí, sino que —como cualquier otra afirmación—
sólo significa algo en un contexto, cuando es proclamada por toda una
comunidad. Por consiguiente, no hay una idea invariable contenida en la palabra
«Dios»; al contrario, la palabra contiene toda una gama de significados.
Los que siguen mis escritos se deben haber dado cuenta
de la importancia que tiene en mis investigaciones el tema de la conciencia, su
naturaleza, como trabaja, donde se produce y manifiesta, y últimamente la gran
cantidad de científicos que se han pronunciado sobre el origen cuántico de la
misma, sobre todo neurobiólogos, psicólogos cognitivos y filósofos, quienes
afirman que la conciencia se origina a nivel molecular, en el cerebro.
Sabiendo cómo se origina la conciencia, que es
nuestra herramienta fundamental para abarcar el universo, estaremos mucho más
cerca de saber sobre el paradero de Dios.
Y ha sido justamente en el conocimiento de la física
cuántica, difícil, de una enorme complejidad de donde he abrevado para
satisfacer mi sed de conocimiento, y hago constar que soy de formación
académica un humanista, no manejo como quisiera las matemáticas que es el
lenguaje natural de la física, ni dispongo de las otras herramientas
científicas adecuadas para probar por mis propios medios ese territorio
sorprendente de la nueva física, pero sí tengo amigos físicos que me explican
(con una gran paciencia) sus principios con tacos, si leo los escritos
divulgativos de los expertos a los comunes, me entero por las revistas
científicas de sus avances, no me pierdo programas de televisión sobre el tema.
Gracias a la física cuántica por lo menos un tercio
de la economía mundial se concreta en innovaciones, productos y servicios,
tecnologías, que han sido de una enorme utilidad y sin la cual, la vida tal
como la conocemos, sería impensable, en áreas como la ingeniería de la
informática, sensores remotos, escáner médicos y otros instrumento de
visualización avanzada, nanotecnología, biotecnología, energías alternativas y
otras muchas áreas donde la mecánica cuántica ha tenido un impacto profundo.
Y es algo notable, la teoría cuántica sirve para
hacer a muchos empresarios multimillonarios y para que la ciencia avance con
pasos agigantados, pero al momento de examinar sus alcances e impactos en el mundo, los físicos se
achicopalan, unos porque les parece que entran en terrenos especulativos y
hasta metafísicos, otros porque aceptar las implicaciones que la física
cuántica tiene sobre nuestra idea de la realidad es no menos que brujería.
¿Qué está pasando
con el mundo?
La física cuántica tiene su lado oscuro que aún
somos incapaces de comprender, y que como bien dijo uno de sus más notorios
representantes e investigadores, Erwin Schrödinger (1887-1961): “No me gusta y siento haber tenido alguna
vez algo que ver con ella”.
Las primeras nociones de la física cuántica se
venían dando a principios del siglo XX, pero no fue sino hasta la segunda
década, que Einstein logró formularlas correctamente aunque no muy cómodo con
sus implicaciones, los autores Bruce
Rosenblum y Fred Kuttner, en su obra Quantum Enigma. Physics encounters
consciousness (2006) nos explican que la mecánica cuántica:
…rige el comportamiento de los átomos. Se
comprobó que la energía de un átomo cambia solo a intervalos discretos, o cuantos,
de ahí la denominación de «mecánica cuántica», que se refiere tanto a las
observaciones experimentales como a la teoría que las explica. La teoría
cuántica está en la base de todas las ciencias de la naturaleza, desde la
química hasta la cosmología. La necesitamos para comprender el brillo del Sol,
las imágenes de un televisor, el verde de la hierba y el Big Bang que
dio origen al universo. Buena parte de la tecnología moderna se basa en
dispositivos que aprovechan efectos cuánticos… la teoría cuántica nos dice que
la observación de un objeto puede influir instantáneamente en el comportamiento
de otro objeto muy distante, sin que estén conectados por ninguna fuerza
física. Einstein rechazó estas influencias como «acciones fantasmales»,
pero ahora sabemos que existen. La teoría cuántica también nos dice que la
observación misma de la posición de un objeto causa su presencia ahí.
Por ejemplo, de acuerdo con la teoría cuántica, un objeto puede estar en dos, o
muchos, sitios a la vez (incluso muy distantes entre sí). Su existencia en el
punto particular donde se detecta su presencia se convierte en una realidad
solo si es objeto de observación (¿consciente?).
Estas
“acciones fantasmales” aludidas por Einstein no son poca cosa, implican que un
átomo o grupo de ellos, que esté enlazado o conectado con otro o con un sistema
(no importa donde se encuentre, así sea al otro lado de nuestra galaxia), el
cambio en uno de ellos implica el cambio en el otro, de manera simultánea, es
decir que las leyes de espacio-tiempo son obviadas, hay una teleportación
automática de la información, y eso me para los pelos de la nuca, tal y como le
debió suceder a Einstein, quien determinó que nada puede ir a una velocidad
superior a la de la luz. Durante más de ochenta años de experimentación en
laboratorios del mundo, una y otra vez éste fenómeno de transgresión del
espacio-tiempo se ha producido incluso en nubes grandes de átomos a muy bajas
temperaturas, o en sistemas superconductores.
Para científicos como Anton Zeilinger, profesor de
física de la Universidad de Viena y Presidente de la Academia de Ciencias de
Austria, nuestros conceptos de espacio-tiempo necesitan de una revisión
profunda, de la misma manera que fueron desbancados los conceptos de tiempo y
espacio absolutos de Newton por el investigador Ernst Mach a fines del siglo
XIX, existe la necesidad de un nuevo paradigma que incluya nociones frescas que
sustituyan a las primitivas fantasías del espacio-tiempo.
Y son estos enigmas los que ponen incómodos a los
científicos pues dan pie a muchas especulaciones fantásticas, entre ellas la
existencia de multiversos, la posibilidad de viajes en el tiempo, la misma
teleportación, la existencia de otras dimensiones, incluso la de la vida
eterna.
Las matemáticas aplicadas a la mecánica cuántica,
están abriendo puertas insospechadas, a partir del teorema de la incomplitud de
Kurt Gödel (1931) que ha creado tantos problemas para la física cuántica en
cuanto predecir eventos en la realidad, por aquello de que un sistema de
números naturales no pueden probarse dentro del propio sistema numérico, pero
aún así han hecho predicciones importantes como las ecuaciones de Maxwell que
postularon la existencia de la ondas de radio, los cálculos de Einstein que
sugerían que la gravedad podía curvar la luz y que el universo estaba en
expansión, o los ejercicios matemáticos de Paul Dirac que predijeron la
existencia de la antimateria, esto lo menciono porque muchas de esas
“especulaciones” que se derivan de la mecánica cuántica tienen basamentos
matemáticos, esas posibilidades que se elucubran tienen sentido en el papel (o
en el pizarrón, o en la pantalla del monitor), son construcciones matemáticas
que para muchos son meros ejercicios de la imaginación, pero que en algún
momento pudieran hacerse realidad.
Lo estamos viendo en la física teórica, ese mundo de
los grandes aceleradores de partículas donde las hacen colidir a grandes
velocidades, con la intención de investigar las estructuras básicas de la
materia, con marcos teóricos de nombres tan particulares como supersimetría,
cuerdas o tecnicolor, con modelajes como los de los huecos negros o de los
gravitones, o de la partícula de Higgs que se une al zoológico de partículas
como quarks, gluons, squarks, gluinos, etc., pero que constituyen las
fundaciones del edificio de la materia y energía de nuestro universo.
Se especulan en esos medios, que esta por probarse
ese enlace entre átomos del que hablábamos, esa red de interacciones es ahora
parte fundamental de la fuerza que mantiene el espacio unido, sin él, sería
algo amorfo y sin estructura, o que el espacio que algunos alegan existe detrás
de los huecos negros es producto de la creciente complejidad cuántica del
universo ¿Pueden imaginarlo, nuevos espacios detrás de la boca de los huecos
negros?
De la canción cuántica, la letra que más me gusta
porque es la que menos comprendo, es la de las computadoras cuánticas, que han
sido prometidas cada año que pasa y nunca aparecen, veo mi pequeña laptop
japonesa e imagino una cuántica, capaz de procesar la información de la que
está hecha el universo, la vida misma, por medios que no puedo imaginarme y de
una complejidad computacional nunca antes vista.
¿Para qué sirve una computadora cuántica? No tengo
la menor idea, dicen por allí que para resolver funciones Booleanas, supongo
que para procesar las radiaciones hawkings de los huecos negros, curvaturas
gravitacionales que afectan la trayectoria de la luz, a lo mejor mide materia
oscura en los confines del universo, lo que sí sé es que ya hablan de 40 o más quantum bits (qubits) programables en
una computadora portátil, que hará el trabajo de procesamiento de millones de
laptops japonesas como la mía, el sólo pensar la clase de artículos que podría
escribir con una de esas computadoras, me quita el aliento.
A quienes me hayan seguido hasta aquí, solo me resta
decirles que estamos a punto de un cambio sustancial de nuestra comprensión del
mundo y la realidad en que vivimos, nuestro planeta Tierra así como la
civilización humana, se encuentra en un período de turbulencia, entramos en un vórtice
de cambios, espirituales, políticos, económicos, morales y que afectan la
comprensión de nuestra propia naturaleza como humanos, y en esto, la física
cuántica jugará un papel fundamental.
Y entre las cosas que vamos a tener que revisar se
encuentra la noción de Dios… pero mientras eso sucede, debo volver a mi
realidad, en esta pobre y maltratada Venezuela, y pensar en cómo vamos a
quitarnos a esta garrapata del chavismo de la axila, antes de que nos chupe
toda la sangre y no podamos escuchar cómo termina la canción cuántica. - saulgodoy@gmail.com
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