martes, 3 de julio de 2018

La canción cuántica



Sigo muy de cerca la información sobre los descubrimientos científicos en física, en sus dos extremos, en la cosmología: que trata, entre otras manifestaciones de multiversos, galaxias, agujeros negros, y en el mundo cuántico, que en palabras del astrofísico británico John Gribbin es el hábitat de los espectros atómicos; la primera es el reino del universo como un todo, enorme, macro, no sólo de sus partes sino del orden que lo rige, la segunda es el mundo de lo muy pequeño, del átomo y sus partes, de los campos, de las coherencias y dimensiones, ambas disciplinas físicas me interesan y por un motivo, quizás extraño para algunos, necesito estar enterado de cómo está construido el cosmos para hacerme mi propia idea de Dios.
No soy persona fácil para revelaciones, ni mensajes en una botella, los humanos padecemos de muchas imperfecciones y mañas para ser portadores de la verdad, y como soy humano, me cuento entre los que pudieran equivocarse, o interpretar mal la palabra, y más todavía viniendo de Dios.
Desde hace mucho tiempo, no conforme con la idea de otros sobre Dios, he decidido hacer yo mismo el trabajo, y la única manera de figurármelo, es teniendo una buena idea de cómo es el universo donde existo, para tener una idea de cómo es su creador.
Por supuesto, jamás tendré la información completa de lo que necesito saber, a pesar de lo mucho que ha avanzado la física en nuestro días, son muchas más las preguntas que se hacen los investigadores que las respuestas que obtienen de sus hallazgos, el universo sigue siendo un gran misterio al igual que Dios, pero creo que estoy tras la pista, y me gusta enormemente la idea de irlo descubriendo por mi cuenta: incompleta, limitada, a veces incomprensible, pero es mi idea de Dios y estoy complacido con ella.
Lo mejor de mi trabajo es que se trata de una obra en progreso, y cada cierto tiempo, mi idea de Dios cambia, evoluciona, a veces involuciona (depende también de cómo me sienta anímicamente, los sentimientos son inevitables en este asunto de descubrir quién fue el creador de uno) pero es un Dios mucho más personal y cercano a mí, que muchas de las versiones que me han querido vender.
Como bien dijo la experta en religiones del libro y extraordinaria budista, Karen Armstrong, en su obra  Una Historia de Dios (1993), que ya reseñé hace un tiempo:

La idea humana de Dios tiene una historia porque ha significado siempre algo ligeramente distinto para cada grupo de personas que se han servido de ella en distintos momentos. La idea de Dios que un grupo de seres humanos crea en una generación puede carecer de significado para otra generación. En efecto, la afirmación «yo creo en Dios» no tiene un significado objetivo en sí, sino que —como cualquier otra afirmación— sólo significa algo en un contexto, cuando es proclamada por toda una comunidad. Por consiguiente, no hay una idea invariable contenida en la palabra «Dios»; al contrario, la palabra contiene toda una gama de significados.

Los que siguen mis escritos se deben haber dado cuenta de la importancia que tiene en mis investigaciones el tema de la conciencia, su naturaleza, como trabaja, donde se produce y manifiesta, y últimamente la gran cantidad de científicos que se han pronunciado sobre el origen cuántico de la misma, sobre todo neurobiólogos, psicólogos cognitivos y filósofos, quienes afirman que la conciencia se origina a nivel molecular, en el cerebro.
Sabiendo cómo se origina la conciencia, que es nuestra herramienta fundamental para abarcar el universo, estaremos mucho más cerca de saber sobre el paradero de Dios.
Y ha sido justamente en el conocimiento de la física cuántica, difícil, de una enorme complejidad de donde he abrevado para satisfacer mi sed de conocimiento, y hago constar que soy de formación académica un humanista, no manejo como quisiera las matemáticas que es el lenguaje natural de la física, ni dispongo de las otras herramientas científicas adecuadas para probar por mis propios medios ese territorio sorprendente de la nueva física, pero sí tengo amigos físicos que me explican (con una gran paciencia) sus principios con tacos, si leo los escritos divulgativos de los expertos a los comunes, me entero por las revistas científicas de sus avances, no me pierdo programas de televisión sobre el tema.
Gracias a la física cuántica por lo menos un tercio de la economía mundial se concreta en innovaciones, productos y servicios, tecnologías, que han sido de una enorme utilidad y sin la cual, la vida tal como la conocemos, sería impensable, en áreas como la ingeniería de la informática, sensores remotos, escáner médicos y otros instrumento de visualización avanzada, nanotecnología, biotecnología, energías alternativas y otras muchas áreas donde la mecánica cuántica ha tenido un impacto profundo.
Y es algo notable, la teoría cuántica sirve para hacer a muchos empresarios multimillonarios y para que la ciencia avance con pasos agigantados, pero al momento de examinar sus alcances  e impactos en el mundo, los físicos se achicopalan, unos porque les parece que entran en terrenos especulativos y hasta metafísicos, otros porque aceptar las implicaciones que la física cuántica tiene sobre nuestra idea de la realidad es no menos que brujería.

¿Qué está pasando con el mundo?

La física cuántica tiene su lado oscuro que aún somos incapaces de comprender, y que como bien dijo uno de sus más notorios representantes e investigadores, Erwin Schrödinger (1887-1961): “No me gusta y siento haber tenido alguna vez algo que ver con ella”.
Las primeras nociones de la física cuántica se venían dando a principios del siglo XX, pero no fue sino hasta la segunda década, que Einstein logró formularlas correctamente aunque no muy cómodo con sus implicaciones,  los autores Bruce Rosenblum y Fred Kuttner, en su obra  Quantum Enigma. Physics encounters consciousness (2006) nos explican que la mecánica cuántica:
…rige el comportamiento de los átomos. Se comprobó que la energía de un átomo cambia solo a intervalos discretos, o cuantos, de ahí la denominación de «mecánica cuántica», que se refiere tanto a las observaciones experimentales como a la teoría que las explica. La teoría cuántica está en la base de todas las ciencias de la naturaleza, desde la química hasta la cosmología. La necesitamos para comprender el brillo del Sol, las imágenes de un televisor, el verde de la hierba y el Big Bang que dio origen al universo. Buena parte de la tecnología moderna se basa en dispositivos que aprovechan efectos cuánticos… la teoría cuántica nos dice que la observación de un objeto puede influir instantáneamente en el comportamiento de otro objeto muy distante, sin que estén conectados por ninguna fuerza física. Einstein rechazó estas influencias como «acciones fantasmales», pero ahora sabemos que existen. La teoría cuántica también nos dice que la observación misma de la posición de un objeto causa su presencia ahí. Por ejemplo, de acuerdo con la teoría cuántica, un objeto puede estar en dos, o muchos, sitios a la vez (incluso muy distantes entre sí). Su existencia en el punto particular donde se detecta su presencia se convierte en una realidad solo si es objeto de observación (¿consciente?).
Estas “acciones fantasmales” aludidas por Einstein no son poca cosa, implican que un átomo o grupo de ellos, que esté enlazado o conectado con otro o con un sistema (no importa donde se encuentre, así sea al otro lado de nuestra galaxia), el cambio en uno de ellos implica el cambio en el otro, de manera simultánea, es decir que las leyes de espacio-tiempo son obviadas, hay una teleportación automática de la información, y eso me para los pelos de la nuca, tal y como le debió suceder a Einstein, quien determinó que nada puede ir a una velocidad superior a la de la luz. Durante más de ochenta años de experimentación en laboratorios del mundo, una y otra vez éste fenómeno de transgresión del espacio-tiempo se ha producido incluso en nubes grandes de átomos a muy bajas temperaturas, o en sistemas superconductores.
Para científicos como Anton Zeilinger, profesor de física de la Universidad de Viena y Presidente de la Academia de Ciencias de Austria, nuestros conceptos de espacio-tiempo necesitan de una revisión profunda, de la misma manera que fueron desbancados los conceptos de tiempo y espacio absolutos de Newton por el investigador Ernst Mach a fines del siglo XIX, existe la necesidad de un nuevo paradigma que incluya nociones frescas que sustituyan a las primitivas fantasías del espacio-tiempo.
Y son estos enigmas los que ponen incómodos a los científicos pues dan pie a muchas especulaciones fantásticas, entre ellas la existencia de multiversos, la posibilidad de viajes en el tiempo, la misma teleportación, la existencia de otras dimensiones, incluso la de la vida eterna.
Las matemáticas aplicadas a la mecánica cuántica, están abriendo puertas insospechadas, a partir del teorema de la incomplitud de Kurt Gödel (1931) que ha creado tantos problemas para la física cuántica en cuanto predecir eventos en la realidad, por aquello de que un sistema de números naturales no pueden probarse dentro del propio sistema numérico, pero aún así han hecho predicciones importantes como las ecuaciones de Maxwell que postularon la existencia de la ondas de radio, los cálculos de Einstein que sugerían que la gravedad podía curvar la luz y que el universo estaba en expansión, o los ejercicios matemáticos de Paul Dirac que predijeron la existencia de la antimateria, esto lo menciono porque muchas de esas “especulaciones” que se derivan de la mecánica cuántica tienen basamentos matemáticos, esas posibilidades que se elucubran tienen sentido en el papel (o en el pizarrón, o en la pantalla del monitor), son construcciones matemáticas que para muchos son meros ejercicios de la imaginación, pero que en algún momento pudieran hacerse realidad.
Lo estamos viendo en la física teórica, ese mundo de los grandes aceleradores de partículas donde las hacen colidir a grandes velocidades, con la intención de investigar las estructuras básicas de la materia, con marcos teóricos de nombres tan particulares como supersimetría, cuerdas o tecnicolor, con modelajes como los de los huecos negros o de los gravitones, o de la partícula de Higgs que se une al zoológico de partículas como quarks, gluons, squarks, gluinos, etc., pero que constituyen las fundaciones del edificio de la materia y energía de nuestro universo.
Se especulan en esos medios, que esta por probarse ese enlace entre átomos del que hablábamos, esa red de interacciones es ahora parte fundamental de la fuerza que mantiene el espacio unido, sin él, sería algo amorfo y sin estructura, o que el espacio que algunos alegan existe detrás de los huecos negros es producto de la creciente complejidad cuántica del universo ¿Pueden imaginarlo, nuevos espacios detrás de la boca de los huecos negros?
De la canción cuántica, la letra que más me gusta porque es la que menos comprendo, es la de las computadoras cuánticas, que han sido prometidas cada año que pasa y nunca aparecen, veo mi pequeña laptop japonesa e imagino una cuántica, capaz de procesar la información de la que está hecha el universo, la vida misma, por medios que no puedo imaginarme y de una complejidad computacional nunca antes vista.
¿Para qué sirve una computadora cuántica? No tengo la menor idea, dicen por allí que para resolver funciones Booleanas, supongo que para procesar las radiaciones hawkings de los huecos negros, curvaturas gravitacionales que afectan la trayectoria de la luz, a lo mejor mide materia oscura en los confines del universo, lo que sí sé es que ya hablan de 40 o más quantum bits (qubits) programables en una computadora portátil, que hará el trabajo de procesamiento de millones de laptops japonesas como la mía, el sólo pensar la clase de artículos que podría escribir con una de esas computadoras, me quita el aliento.
A quienes me hayan seguido hasta aquí, solo me resta decirles que estamos a punto de un cambio sustancial de nuestra comprensión del mundo y la realidad en que vivimos, nuestro planeta Tierra así como la civilización humana, se encuentra en un período de turbulencia, entramos en un vórtice de cambios, espirituales, políticos, económicos, morales y que afectan la comprensión de nuestra propia naturaleza como humanos, y en esto, la física cuántica jugará un papel fundamental.
Y entre las cosas que vamos a tener que revisar se encuentra la noción de Dios… pero mientras eso sucede, debo volver a mi realidad, en esta pobre y maltratada Venezuela, y pensar en cómo vamos a quitarnos a esta garrapata del chavismo de la axila, antes de que nos chupe toda la sangre y no podamos escuchar cómo termina la canción cuántica.   -   saulgodoy@gmail.com

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