miércoles, 18 de julio de 2018

La utopía de H.G. Wells, por Saúl Godoy Gómez



Hoy quiero analizar con ustedes la complejísima noción de socialismo que tenía el escritor británico H.G. Wells (1886-1946), de la cual se desprendieron muchas de sus obras y actos que marcaron los tiempos en que vivió, y para hacerlo, vamos a analizar la utopía que construyó en el transcurso de su carrera como escritor, que tuvo una evolución, pero terminó en una derrota personal que lo sumó en una larga depresión, y su perdida en la fe sobre un brillante destino para la humanidad.
La mayor parte de nosotros conocemos las grandes novelas de ciencia ficción de Wells, tales como: La Máquina del Tiempo, La Guerra de los Mundos, La isla del Dr. Moreau, El Hombre Invisible, El Primer Hombre en la Luna y otras menos conocidas, pero fue un escritor prolífero, abarcó temas históricos, ensayos políticos, de divulgación científica, novelas románticas, dio incontables discursos y publicó innumerables panfletos, tiene más de cien libros en su haber y como hombre público, su opinión sobre los asuntos del mundo era constantemente requerida y recogida por diversos medios.
Fue uno de los primeros grandes futuristas de la edad moderna, fue considerado como un visionario en su país, su prestigio y opiniones lo llevaron a codearse con los principales mandatarios del mundo y a ser reconocido como uno de los fundadores de la Sociedad de Naciones, antecedente de las Naciones Unidas.
Se graduó como biólogo y zoólogo en la universidad de Londres y durante un tiempo fue profesor en ambas materias, Wells tuvo la fortuna (algunos autores afirman que fue una desgracia) de tener como  guía al renombrado T.H. Huxley, amigo personal de Charles Darwin y defensor a ultranza de la teoría evolucionista, al punto que fue conocido como el “bulldog de Darwin” por las ardientes e implacables discusiones que sostenía defendiendo la tesis de su amigo.
Huxley marcó definitivamente a Wells, y la teoría evolucionista se convirtió en una impronta en el tipo de socialismo que Wells desarrolló posteriormente, y que propulsó su ateísmo, Wells decía en su ensayo Anticipations of the Reactions of Mechanical and Scientific Progress Upon Human Life and Thought (1902): “La Iglesia siempre supo de la evolución y del lugar del hombre en la Naturaleza, como siempre supo del orden del sistema solar en el universo… pero prefería ocultarle estos hechos al pueblo para mantenerlos en la oscuridad”.
La evolución contradice de raíz la doctrina del Génesis, que es la base de la cristiandad y sobre la que se erige la caída del hombre, y su posterior redención con el sacrificio de la venida de Cristo a la Tierra, todo esto deja de tener sentido, expresaba.
En la misma obra reseñada, dice que gracias a los trabajos científicos de Malthus, Darwin y Wallace: “… se destruyó calladamente, pero por entero, la creencia de la igualdad del hombre que está implícita en todos los movimientos de liberación del mundo… a las masas no se le puede dar la oportunidad de confiarles el poder tal y como se hace con gente superior, y esto porque su debilidad característica es contagiosa y opera en detrimento del objetivo de la civilización”.
Luego de su conversión de creyente, al ateísmo militante, Wells entró de lleno al mundo de las ideas socialistas, primero de la mano de Marx, otro de los convertidos a la teoría de la evolución de Darwin, y posteriormente flirteó con las ideas del comunismo al estilo soviético, solo para decepcionarse de ambas al final de su vida.
Su primera y exitosa novela La Máquina del Tiempo (1895) que publicó a sus 29 años, era ya una mezcla de marxismo y darwinismo, y reflejada en esa obra subyace la gran desconfianza que abrigaba en contra del capitalismo, y donde sentó las bases de su propia utopía socialista que iría desarrollando con el tiempo.
Yo parto de la idea de que no puede existir ningún socialista sin tener en correspondencia una utopía, ese ideal de una sociedad perfecta son uña y carne en esa doctrina política, el capitalismo es diferente, puede o no tenerla porque el capitalismo es mucho más práctico y no requiere de un acto de fe como en el socialismo, por ello creo sin ninguna duda que Wells abandonó la religión cristiana por la religión socialista-darwiniana, de las que se convirtió en uno de sus principales apóstoles, el problema fue que se enredó en el aspecto eugenésico derivado del evolucionismo, y quedó atrapado en sus redes.
Como ustedes recordarán el viajero del tiempo se traslada a Londres del año 802.701, fecha en la cual las diferencias de clases y la desigualdad han sido tan marcadas, que el hombre ha evolucionado en dos especies distintas, los Morlocks que fueron las clases explotadas, las masas de trabajadores, despojadas de la posibilidad de ser propietarios de la tierra, y poco a poco fueron empujados a vivir en cuevas, se animalizaron y se convirtieron en bestias predadoras, y por otro lado estaban los Eloi, quienes representaban la aristocracia, que se han convertido en unos seres pasivos y poco inteligentes, que vivían en la superficie convertida en un jardín del Edén.
Y es que en la época victoriana en que vivió Wells había dos clases principales, los aristócratas y los comunes, los primero eran los dueños de la tierra y vivían de sus inversiones, y los comunes haciendo el trabajo sucio, duro en las fábricas y en los campos, en esta fantasía de Wells, los aristócratas habían empujado a los comunes a vivir como esclavos de los ricos, pero a medida que el tiempo pasaba ese proletariado se fue transformando en animales de presa y los aristócratas, débiles y ya sin iniciativa, se convirtieron en su comida.
Por supuesto había una incipiente clase media compuesta principalmente de profesionales y técnicos, pequeños comerciantes, intermediarios, funcionarios públicos, que empezaban a hacer vida entre las dos grandes clases y que es justamente donde prende la idea del socialismo que fue claramente expresada por los principios de la Sociedad Faviana que rezaba: “Por lo tanto apuntamos a la reorganización de la sociedad por medio de la emancipación de la tierra y del capital industrial de la propiedad individual para investir a la comunidad en general de sus beneficios. De esta sola  manera puede toda la gente del país beneficiarse…”
En la novela de Wells, la industrialización había hecho exigencias de los obreros, las grandes fábricas se construyeron debajo de la tierra para dejar la superficie para jardines y el paisajismo para los ricos, obligando a los trabajadores a ocupar más y más tiempo en sus lugares de trabajo sin tener tiempo de tomar aire fresco o ver el sol.
Los aristócratas se convirtieron en personas inútiles, sin curiosidad, apegadas a las costumbres y con temor al cambio, claramente Wells previó  una clase hiperrefinada y decadente y otra cruda y degenerada, Jonas Wackfelt, en su ensayo sobre la sociedad del futuro y en su análisis sobre la distopía de La Máquina del Tiempo (2012), alega que es justamente el viajero en el tiempo, quien representa para Wells, lo mejor del hombre de su época, dice Wackfelt:

Él [el viajero en el tiempo] es el hombre blanco estereotipado de la Inglaterra Victoriana: de clase media, inteligente, atrevido y seguro de sí mismo. Representa definitivamente el que debe soportar la carga del hombre blanco, cree que su deber es tratar de civilizar a los bárbaros que encuentra en el futuro… es la esencia del hombre moderno, el tipo de persona que se sabe no pertenece al bando de los conservadores que pudiera transformarse en un Morlock o un Eloi, que analiza la situación de manera científica; es igualmente un hombre feliz con sus descubrimientos y aventuras. Es el balance entre lo bueno y lo malo de la novela; es también el que reconoce la distopía que existe debajo de la superficie aparentemente perfecta.

Lo que realmente trasmite Wells en su descripción de los Morlocks es su temor a una guerra de clases, a una revolución sangrienta que busque restituir el balance social violentado, las grandes diferencias sociales lo que trae es rompimiento del orden y era justamente lo que se respiraba en la Inglaterra de Wells, de allí su irrestricto apoyo a las reformas sociales impulsadas por el socialismo. Volviendo a la opinión de Wackfelt, La Máquina del Tiempo fue una novela escrita antes de la Primera Guerra Mundial, exponía el problema social que veía, se incubaba en la sociedad victoriana (el mismo problema que Marx vio en sus días en Londres) con el capitalismo y el industrialismo en Inglaterra, pero no daba ninguna solución.
A partir de ésta narración, y luego de los avatares que tuvieron que atravesar los británicos durante la guerra, entre ellos, la pérdida de una gran parte de sus jóvenes sacrificados en las trincheras en el continente, Wells se embarca en una larga revisión de sus ideas utópicas que en muchos de sus escritos están referenciadas directa o indirectamente, no menos de diez de sus obras tratan sobre el tema de la utopía bien en ficción como en trabajos de reflexión, ensayos o notas, pero fue luego de la Gran Guerra cuando Wells empieza a trabajar en detalle su plan de una sociedad perfecta y para ello recurre a la ciencia, principalmente a la eugenesia.

La tendencia socialista en hacer grandes purgas sociales.

En obras como Una Utopía Moderna (1905), Hombres como Dioses (1923), Las Formas de las Cosas que Vienen (1933), por nombrar algunas, Wells va describiendo paso a paso la evolución de la sociedad humana, desde una ápoca de frustraciones hasta lograr el Estado Moderno controlador de la vida, donde gracias a la educación y a la eugenesia se ha podido crear un nuevo hombre, mucho más perfecto y adelantado que nosotros.
La eugenesia nace de la creencia que el ser humano no es el logro supremo de la evolución natural, de acuerdo a muchos evolucionistas el ser humano pudo ser producto de un accidente, puede ser un resultado momentáneo de la evolución natural, y cuyo destino final es la regresión, o un fenómeno temporal, en términos de la escala geológica, que va encaminado a su extinción, para los eugenesistas como Wells, la manipulación genética de la especie es la única seguridad para producir un ser superior, para mejorar la raza humana.
Pero contrario a la manipulación genética in vitro, o a experimentos de injertos biológicos como los que describió con horror en su novela La Isla del Dr. Moreau, Wells creía en el control poblacional, en permitir que solo aquellos humanos con características superiores se reprodujeran, y en “poner a dormir” a aquellos humanos con características indeseables, es decir, darles una muerte piadosa.
Decía Wells en su libro Anticipations, que ya reseñamos, lo siguiente: “…la procreación de lo que es bueno y eficiente y bello en la humanidad- cuerpos hermosos y fuertes, mentes claras y poderosas… y controlar la procreación de los tipos comunes y serviles… de todo lo que es feo y bestial tanto en almas, cuerpos o hábitos del hombre.”
 Su intención era dominar las leyes de la evolución de modo que el hombre se sirviera de ellas y no ser su esclavo, entre las personas que había que controlar estaban los infectados con enfermedades transmisibles, con desordenes mentales, con deformaciones en el cuerpo, los dementes criminales, e incluso los alcohólicos incurables, todos debían ser eliminados pero dándoles primero opiáceos para que no sufrieran.
En cuanto a las razas inferiores, entre ellos los judíos, a quienes consideraba feos, materialistas y vulgares, creía poder hacer desaparecer estas viles características por medio de cruces, pero a los que no perdonaba era a los negros, a los pardos, a los morenos y a los amarillos- “ellos deben irse”- sentenciaba.
Wells estuvo muy cerca de conceptualizar la “solución final” que implantó Hitler en la Alemania Nazi, la gran diferencia consistió en que Wells lo pensó y Hitler lo llevó a cabo, ambos inmersos en sus propias utopías socialistas, y aunque el escritor británico nunca se retractó de sus ideas, posteriormente suavizó su postura y en vez de eliminar a los seres inferiores, los quería esterilizar, pero no vayan a creer que estas ideas eran locas e impopulares, en 1913 el Parlamento Británico aprobó el Acta de Deficiencia Mental, donde definía las tres categorías de los deficientes mentales (idiotas, imbéciles y pobres de mentes) prescribiendo su reclusión en instituciones especializadas, sin esterilización (la cual fue discutida pero no logró el apoyo necesario), y fue publicitado como un gran logro socialista.
En aquella época del declive del imperialismo inglés y de las guerras en Europa, había en Inglaterra un temor real por la degeneración de su stock genético, muchos pensaban que las nuevas generaciones eran débiles y venían con muchos defectos que iban no sólo en contra de la seguridad de la nación, sino que ponía en entredicho su sobrevivencia, el caso de la Guerra contra los Boers desató una polémica sobre la Eficiencia Nacional dada la muy pobre calidad de los reclutas que resultaron en la perdida de ese conflicto.
Wells propugnó por implantar un gobierno mundial socialista, un estado planetario que pudiera corregir las muchas fallas humanas que venían inscritas en nuestra naturaleza, y que provocaban una gran inestabilidad y violencia, sobre todo guerras; se involucró con la Sociedad Faviana, el brazo socialista de la Internacional Comunista, para penetrar Inglaterra y a los EEUU y conquistar a sus gobiernos y pueblos para la causa socialista.
Ya para terminar esta breve reseña sobre Wells y su idea de controlar a los pueblos por medio de un gobierno socialista, tiene la intensión final de hacer una purga poblacional para lograr los fines de una sociedad perfecta, todos los socialismos, aun los más benignos, padecen de este problema, que a la larga, llevan al totalitarismo.
En Venezuela, mi país, el chavismo y su Revolución Bolivariana tienen un Plan de la Patria con un fuerte contendido eugenesista, pretenden acabar con las razas, para ellos consideradas como inferiores, como son los indígenas o etnias originales, como les gusta llamarlas, aunque en sus discursos dicen preservar sus culturas y respetar sus territorios, la verdad está a la vista, los están exterminando de la manera más salvaje y cruel posible.
Igualmente están en el proceso de exterminar a los que ellos llaman “pobres”, a los ancianos, enfermos, personas con incapacidades, retirándoles toda la ayuda alimentaria, de atención médica y de recursos, están erradicando a toda persona que sepa leer y escribir, cancelando todos los programas educativos en el país, excepto aquellos que sirven para preparar milicianos y policías, represores del resto de la población.
Es claro que el régimen de apartheid en contra de los llamados burgueses y propietarios de los medios de producción son medidas eugenésicas destinadas a purificar el ideal socialista de la sociedad perfecta, según el régimen castro-chavista, es lo que dije al principio, el socialismo no puede funcionar sin una utopía, en nuestro caso, como en el caso de la Máquina del Tiempo de Wells, en una distopía, Venezuela está siendo gobernada por unos Morlocks muy degenerados, y los Eloi venezolanos, acostumbrados a que otros le hagan el trabajo sucio, se están dejando matar.  -   saulgodoy@gmail.com






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