Hoy
quiero analizar con ustedes la complejísima noción de socialismo que tenía el
escritor británico H.G. Wells (1886-1946), de la cual se desprendieron muchas
de sus obras y actos que marcaron los tiempos en que vivió, y para hacerlo,
vamos a analizar la utopía que construyó en el transcurso de su carrera como
escritor, que tuvo una evolución, pero terminó en una derrota personal que lo
sumó en una larga depresión, y su perdida en la fe sobre un brillante destino para
la humanidad.
La
mayor parte de nosotros conocemos las grandes novelas de ciencia ficción de
Wells, tales como: La Máquina del
Tiempo, La Guerra de los Mundos, La isla del Dr. Moreau, El Hombre Invisible,
El Primer Hombre en la Luna y otras menos conocidas, pero fue un escritor
prolífero, abarcó temas históricos, ensayos políticos, de divulgación
científica, novelas románticas, dio incontables discursos y publicó
innumerables panfletos, tiene más de cien libros en su haber y como hombre
público, su opinión sobre los asuntos del mundo era constantemente requerida y
recogida por diversos medios.
Fue
uno de los primeros grandes futuristas de la edad moderna, fue considerado como
un visionario en su país, su prestigio y opiniones lo llevaron a codearse con
los principales mandatarios del mundo y a ser reconocido como uno de los
fundadores de la Sociedad de Naciones, antecedente de las Naciones Unidas.
Se
graduó como biólogo y zoólogo en la universidad de Londres y durante un tiempo
fue profesor en ambas materias, Wells tuvo la fortuna (algunos autores afirman
que fue una desgracia) de tener como
guía al renombrado T.H. Huxley, amigo personal de Charles Darwin y
defensor a ultranza de la teoría evolucionista, al punto que fue conocido como
el “bulldog de Darwin” por las ardientes e implacables discusiones que sostenía
defendiendo la tesis de su amigo.
Huxley
marcó definitivamente a Wells, y la teoría evolucionista se convirtió en una
impronta en el tipo de socialismo que Wells desarrolló posteriormente, y que
propulsó su ateísmo, Wells decía en su ensayo Anticipations of the Reactions of Mechanical and Scientific Progress
Upon Human Life and Thought (1902): “La
Iglesia siempre supo de la evolución y del lugar del hombre en la Naturaleza,
como siempre supo del orden del sistema solar en el universo… pero prefería
ocultarle estos hechos al pueblo para mantenerlos en la oscuridad”.
La
evolución contradice de raíz la doctrina del Génesis, que es la base de la
cristiandad y sobre la que se erige la caída del hombre, y su posterior
redención con el sacrificio de la venida de Cristo a la Tierra, todo esto deja
de tener sentido, expresaba.
En la
misma obra reseñada, dice que gracias a los trabajos científicos de Malthus,
Darwin y Wallace: “… se destruyó
calladamente, pero por entero, la creencia de la igualdad del hombre que está
implícita en todos los movimientos de liberación del mundo… a las masas no se
le puede dar la oportunidad de confiarles el poder tal y como se hace con gente
superior, y esto porque su debilidad característica es contagiosa y opera en
detrimento del objetivo de la civilización”.
Luego
de su conversión de creyente, al ateísmo militante, Wells entró de lleno al
mundo de las ideas socialistas, primero de la mano de Marx, otro de los
convertidos a la teoría de la evolución de Darwin, y posteriormente flirteó con
las ideas del comunismo al estilo soviético, solo para decepcionarse de ambas
al final de su vida.
Su
primera y exitosa novela La Máquina del
Tiempo (1895) que publicó a sus 29 años, era ya una mezcla de marxismo y
darwinismo, y reflejada en esa obra subyace la gran desconfianza que abrigaba
en contra del capitalismo, y donde sentó las bases de su propia utopía
socialista que iría desarrollando con el tiempo.
Yo
parto de la idea de que no puede existir ningún socialista sin tener en
correspondencia una utopía, ese ideal de una sociedad perfecta son uña y carne
en esa doctrina política, el capitalismo es diferente, puede o no tenerla
porque el capitalismo es mucho más práctico y no requiere de un acto de fe como
en el socialismo, por ello creo sin ninguna duda que Wells abandonó la religión
cristiana por la religión socialista-darwiniana, de las que se convirtió en uno
de sus principales apóstoles, el problema fue que se enredó en el aspecto
eugenésico derivado del evolucionismo, y quedó atrapado en sus redes.
Como
ustedes recordarán el viajero del tiempo se traslada a Londres del año 802.701,
fecha en la cual las diferencias de clases y la desigualdad han sido tan
marcadas, que el hombre ha evolucionado en dos especies distintas, los Morlocks
que fueron las clases explotadas, las masas de trabajadores, despojadas de la
posibilidad de ser propietarios de la tierra, y poco a poco fueron empujados a
vivir en cuevas, se animalizaron y se convirtieron en bestias predadoras, y por
otro lado estaban los Eloi, quienes representaban la aristocracia, que se han
convertido en unos seres pasivos y poco inteligentes, que vivían en la
superficie convertida en un jardín del Edén.
Y es
que en la época victoriana en que vivió Wells había dos clases principales, los
aristócratas y los comunes, los primero eran los dueños de la tierra y vivían
de sus inversiones, y los comunes haciendo el trabajo sucio, duro en las
fábricas y en los campos, en esta fantasía de Wells, los aristócratas habían
empujado a los comunes a vivir como esclavos de los ricos, pero a medida que el
tiempo pasaba ese proletariado se fue transformando en animales de presa y los
aristócratas, débiles y ya sin iniciativa, se convirtieron en su comida.
Por
supuesto había una incipiente clase media compuesta principalmente de
profesionales y técnicos, pequeños comerciantes, intermediarios, funcionarios
públicos, que empezaban a hacer vida entre las dos grandes clases y que es
justamente donde prende la idea del socialismo que fue claramente expresada por
los principios de la Sociedad Faviana que rezaba: “Por lo tanto apuntamos a la reorganización de la sociedad por medio de
la emancipación de la tierra y del capital industrial de la propiedad
individual para investir a la comunidad en general de sus beneficios. De esta
sola manera puede toda la gente del país
beneficiarse…”
En la
novela de Wells, la industrialización había hecho exigencias de los obreros,
las grandes fábricas se construyeron debajo de la tierra para dejar la
superficie para jardines y el paisajismo para los ricos, obligando a los
trabajadores a ocupar más y más tiempo en sus lugares de trabajo sin tener
tiempo de tomar aire fresco o ver el sol.
Los
aristócratas se convirtieron en personas inútiles, sin curiosidad, apegadas a
las costumbres y con temor al cambio, claramente Wells previó una clase hiperrefinada y decadente y otra
cruda y degenerada, Jonas Wackfelt, en su ensayo sobre la sociedad del futuro y
en su análisis sobre la distopía de La Máquina del Tiempo (2012), alega que es
justamente el viajero en el tiempo, quien representa para Wells, lo mejor del
hombre de su época, dice Wackfelt:
Él [el viajero en el tiempo] es el
hombre blanco estereotipado de la Inglaterra Victoriana: de clase media,
inteligente, atrevido y seguro de sí mismo. Representa definitivamente el que
debe soportar la carga del hombre blanco, cree que su deber es tratar de
civilizar a los bárbaros que encuentra en el futuro… es la esencia del hombre
moderno, el tipo de persona que se sabe no pertenece al bando de los
conservadores que pudiera transformarse en un Morlock o un Eloi, que analiza la
situación de manera científica; es igualmente un hombre feliz con sus
descubrimientos y aventuras. Es el balance entre lo bueno y lo malo de la
novela; es también el que reconoce la distopía que existe debajo de la
superficie aparentemente perfecta.
Lo que realmente trasmite Wells en su descripción de
los Morlocks es su temor a una guerra de clases, a una revolución sangrienta
que busque restituir el balance social violentado, las grandes diferencias
sociales lo que trae es rompimiento del orden y era justamente lo que se
respiraba en la Inglaterra de Wells, de allí su irrestricto apoyo a las
reformas sociales impulsadas por el socialismo. Volviendo a la opinión de
Wackfelt, La Máquina del Tiempo fue una novela escrita antes de la Primera
Guerra Mundial, exponía el problema social que veía, se incubaba en la sociedad
victoriana (el mismo problema que Marx vio en sus días en Londres) con el
capitalismo y el industrialismo en Inglaterra, pero no daba ninguna solución.
A partir de ésta narración, y luego de los avatares
que tuvieron que atravesar los británicos durante la guerra, entre ellos, la
pérdida de una gran parte de sus jóvenes sacrificados en las trincheras en el
continente, Wells se embarca en una larga revisión de sus ideas utópicas que en
muchos de sus escritos están referenciadas directa o indirectamente, no menos
de diez de sus obras tratan sobre el tema de la utopía bien en ficción como en
trabajos de reflexión, ensayos o notas, pero fue luego de la Gran Guerra cuando
Wells empieza a trabajar en detalle su plan de una sociedad perfecta y para
ello recurre a la ciencia, principalmente a la eugenesia.
La tendencia
socialista en hacer grandes purgas sociales.
En obras como Una
Utopía Moderna (1905), Hombres como
Dioses (1923), Las Formas de las
Cosas que Vienen (1933), por nombrar algunas, Wells va describiendo paso a
paso la evolución de la sociedad humana, desde una ápoca de frustraciones hasta
lograr el Estado Moderno controlador de la vida, donde gracias a la educación y
a la eugenesia se ha podido crear un nuevo hombre, mucho más perfecto y
adelantado que nosotros.
La eugenesia nace de la creencia que el ser humano
no es el logro supremo de la evolución natural, de acuerdo a muchos
evolucionistas el ser humano pudo ser producto de un accidente, puede ser un
resultado momentáneo de la evolución natural, y cuyo destino final es la
regresión, o un fenómeno temporal, en términos de la escala geológica, que va
encaminado a su extinción, para los eugenesistas como Wells, la manipulación
genética de la especie es la única seguridad para producir un ser superior,
para mejorar la raza humana.
Pero contrario a la manipulación genética in vitro,
o a experimentos de injertos biológicos como los que describió con horror en su
novela La Isla del Dr. Moreau, Wells creía en el control poblacional, en
permitir que solo aquellos humanos con características superiores se
reprodujeran, y en “poner a dormir” a aquellos humanos con características
indeseables, es decir, darles una muerte piadosa.
Decía Wells en su libro Anticipations, que ya reseñamos, lo siguiente: “…la procreación de lo que es bueno y eficiente y bello en la
humanidad- cuerpos hermosos y fuertes, mentes claras y poderosas… y controlar
la procreación de los tipos comunes y serviles… de todo lo que es feo y bestial
tanto en almas, cuerpos o hábitos del hombre.”
Su intención era dominar las leyes de la
evolución de modo que el hombre se sirviera de ellas y no ser su esclavo, entre
las personas que había que controlar estaban los infectados con enfermedades
transmisibles, con desordenes mentales, con deformaciones en el cuerpo, los
dementes criminales, e incluso los alcohólicos incurables, todos debían ser
eliminados pero dándoles primero opiáceos para que no sufrieran.
En
cuanto a las razas inferiores, entre ellos los judíos, a quienes consideraba
feos, materialistas y vulgares, creía poder hacer desaparecer estas viles
características por medio de cruces, pero a los que no perdonaba era a los
negros, a los pardos, a los morenos y a los amarillos- “ellos deben irse”- sentenciaba.
Wells
estuvo muy cerca de conceptualizar la “solución final” que implantó Hitler en
la Alemania Nazi, la gran diferencia consistió en que Wells lo pensó y Hitler
lo llevó a cabo, ambos inmersos en sus propias utopías socialistas, y aunque el
escritor británico nunca se retractó de sus ideas, posteriormente suavizó su
postura y en vez de eliminar a los seres inferiores, los quería esterilizar,
pero no vayan a creer que estas ideas eran locas e impopulares, en 1913 el
Parlamento Británico aprobó el Acta de Deficiencia Mental, donde definía las
tres categorías de los deficientes mentales (idiotas, imbéciles y pobres de
mentes) prescribiendo su reclusión en instituciones especializadas, sin
esterilización (la cual fue discutida pero no logró el apoyo necesario), y fue
publicitado como un gran logro socialista.
En
aquella época del declive del imperialismo inglés y de las guerras en Europa,
había en Inglaterra un temor real por la degeneración de su stock genético,
muchos pensaban que las nuevas generaciones eran débiles y venían con muchos
defectos que iban no sólo en contra de la seguridad de la nación, sino que
ponía en entredicho su sobrevivencia, el caso de la Guerra contra los Boers
desató una polémica sobre la Eficiencia Nacional dada la muy pobre calidad de
los reclutas que resultaron en la perdida de ese conflicto.
Wells
propugnó por implantar un gobierno mundial socialista, un estado planetario que
pudiera corregir las muchas fallas humanas que venían inscritas en nuestra
naturaleza, y que provocaban una gran inestabilidad y violencia, sobre todo
guerras; se involucró con la Sociedad Faviana, el brazo socialista de la
Internacional Comunista, para penetrar Inglaterra y a los EEUU y conquistar a
sus gobiernos y pueblos para la causa socialista.
Ya
para terminar esta breve reseña sobre Wells y su idea de controlar a los
pueblos por medio de un gobierno socialista, tiene la intensión final de hacer
una purga poblacional para lograr los fines de una sociedad perfecta, todos los
socialismos, aun los más benignos, padecen de este problema, que a la larga,
llevan al totalitarismo.
En
Venezuela, mi país, el chavismo y su Revolución Bolivariana tienen un Plan de
la Patria con un fuerte contendido eugenesista, pretenden acabar con las razas,
para ellos consideradas como inferiores, como son los indígenas o etnias
originales, como les gusta llamarlas, aunque en sus discursos dicen preservar
sus culturas y respetar sus territorios, la verdad está a la vista, los están
exterminando de la manera más salvaje y cruel posible.
Igualmente
están en el proceso de exterminar a los que ellos llaman “pobres”, a los
ancianos, enfermos, personas con incapacidades, retirándoles toda la ayuda
alimentaria, de atención médica y de recursos, están erradicando a toda persona
que sepa leer y escribir, cancelando todos los programas educativos en el país,
excepto aquellos que sirven para preparar milicianos y policías, represores del
resto de la población.
Es
claro que el régimen de apartheid en contra de los llamados burgueses y
propietarios de los medios de producción son medidas eugenésicas destinadas a
purificar el ideal socialista de la sociedad perfecta, según el régimen castro-chavista,
es lo que dije al principio, el socialismo no puede funcionar sin una utopía,
en nuestro caso, como en el caso de la Máquina del Tiempo de Wells, en una
distopía, Venezuela está siendo gobernada por unos Morlocks muy degenerados, y
los Eloi venezolanos, acostumbrados a que otros le hagan el trabajo sucio, se
están dejando matar. - saulgodoy@gmail.com
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