Cuando en la Edad Media el poder político se organiza en
ciudades-estados, se dio uno de los fenómenos culturales que cambiaría
definitivamente la concepción del hombre y de su libertad, esto se realizó por medio del amor cortesano o el amor de los
trovadores.
Para los que no hayan manejado el tema parecería un detalle frívolo y
hasta folklórico, pero fue por medio de la exaltación al amor individual de las
damas de la corte, principalmente en la región de Occitana, que los hombres
tuvieron que dejar su violencia característica de sus vidas, y entrar en las
sofisticadas formas del cortejo que las damas de la corte habían desarrollado
para protegerse ellas, de la barbarie imperante.
Estas relaciones fueron bellamente expresadas por los trovadores en
poemas y cantos que se constituyeron en las bases de la literatura occidental,
también marcaron los ritos de la guerra y de los duelos, por primera vez, se
separaba al hombre del cuadro de la vida colectiva, y se hace el centro de
pasiones sublimes provocadas por una relación individualizada y controlada por
una mujer.
El amor cortesano, para autores como Lluis Racionero, es uno de los
impulsadores fundamentales de la existencia y el reconocimiento de la libertad
individual y gracias precisamente a la mujer.
Con el desarrollo de la escolástica, la discusión de la libertad se
trasladó a terrenos más profundos, e igualmente tuvo repercusiones en el campo
de la política.
Santo Tomás, utilizando las herramientas aristotélicas, descubrió un
mundo de sutilezas y relaciones ocultas en la hermenéutica de los libros
sagrados, que a su vez, aplicados al mundo del hombre, desarrollaron principios
que se tradujeron en dogmas por los siglos venideros.
Pero es con los pensadores de los siglos XIV al XVI como Burilan, San
Antonio de Florencia, Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Fernando Vázquez
de Menchaca que la escolástica apuntala las bases del pensamiento libertario.
Al hombre se le fue reconociendo una esfera propia de ser; sus
actuaciones tenían un origen, una responsabilidad y unas consecuencias. Los
escolásticos fueron elaborando nuevos derechos del hombre, más allá de los que
el Derecho Romano había normado, que ya eran uso de la vida cotidiana y aunque
parezca sencillo y obvio, el simple derecho a la vida tuvo que ser reconocido,
reglamentado y protegido para que tuviera valor en los tribunales y otras
instancias sociales.
Fue así como, por ejemplo, Burilan, desarrolla por primera vez los
fundamentos de la propiedad privada, al explicar el significado de libertad e
igualdad dice:”En lícito para cada uno
por igual el adquirir para sí mismo tanto como pueda, y poseer las cosas que ha
adquirido, y usarlas como bien disponga, con la condición de que lo haga sin
hacerle daño a la comunidad o a sus conciudadanos.”
Annabel S Brett en su libro Liberty,
and Nature: Individual Rights in Later Scholastic Thought, (Cambridge
University Press, 1997) destaca que con estos autores antes mencionados, se
encuentran los fundamentos del pensamiento libertario europeo, donde por
primera vez se relaciona el derecho a la propiedad privada, al fuero
fundamental de la persona.
Pero sigue siendo la religión el epicentro de los cambios sociales en
aquellos turbulentos siglos. En abril de 1534 Tomás Moro, ex Lord Chancellor,
abogado, escritor y filósofo fue llamado ante el entonces Rey de Inglaterra
Henry VIII para que prestara juramento al monarca como “Cabeza de la Iglesia de
Inglaterra”.
El asunto que encendió aquella situación era que el Rey se había
divorciado de su esposa Catherine y quería contraer nupcias con Anne Bolena,
quería que su amigo Tomás Moro bendijera aquella unión pero éste se opuso,
debía pedirle permiso al Papa y el Papa no se lo dio, Henry quiso entonces desligarse
de la Iglesia en Roma, y quiso fundar la Iglesia de Inglaterra y convertirse él
en la cabeza de la Iglesia, Moro no aceptó ser parte de aquella trama.
Ante la negativa de Moro, fue recluido en la Torre de Londres donde
pasó 14 meses entre interrogatorios, torturas y aislamiento. Tomas Moro era
católico y debía su lealtad al Papa, Moro se negó a jurar lealtad a quien
usurpaba la conducción espiritual del pueblo Inglés, a pesar de que si lo
hacía, le sería otorgada su inmediata libertad y la restitución de sus bienes y
cargos; lo que hizo fue un acto de la más genuina de las libertades, optó por
lo que realmente creía. Por ello fue decapitado el 6 de julio de 1535.
Continuando con Inglaterra, pero ahora en el siglo XVII, con James II, en el trono de Inglaterra, los
católicos volvieron al poder. Los
protestantes, perseguidos y tratados como segundones, hartos de la violencia y
las injusticias en su contra, le hicieron una invitación a William III de
Orange, Rey de Holanda para el momento, el más fuerte de los monarcas protestantes
en Europa, para que invadiera Inglaterra, este aceptó y el 14 de noviembre de
1688 entra en suelo Inglés, el Rey James prefiere huir a dar la pelea, y
William entra triunfante en Londres el 18 de diciembre de ese año.
William llama al Parlamento (que tenía tiempo sin funcionar) y lo restablece
en funciones, y este, le otorga el reinado a William y a Mary (hija de James)
de manera formal, era la primera vez en la historia de Inglaterra que el
Parlamento nombraba un Rey, pero lo más importante de esta historia, el
Parlamento introdujo la primera declaración de derechos del hombre de la
historia, donde se establecían los límites del poder real y la restauración de
las libertades y derechos de los súbditos, entre ellos, la libertad religiosa.
¿Qué tiene que ver todas estas historias con la libertad? Pues todo
desembocó en que por primera vez el poder divino de los reyes, absoluto por
mucho tiempo, fue limitado por un órgano del poder civil para darle espacio a
la libertad de los comunes, derechos que se fueron consolidando y extendiendo
en el mundo, pero lo más importantes, estos derechos fueron modificando el
principio de autoridad y la naturaleza del Estado y la Iglesia.
Estos sucesos ejercerían una influencia clave en la Revolución Francesa
y conformarían el basamento de la consolidación, racional y práctica, de los
fundamentos democráticos proclamados por la Revolución Norteamericana, y en
ambas revoluciones destacan la predominancia de los derechos del individuo.
La importancia singular de la discusión y aprobación de la Constitución
Norteamericana en aquel verano de 1787 en Filadelfia fue, que los
constituyentes centraron sus debates no tanto en el sentido de lo que era o no
democracia, sino en las definiciones y consecuencias de la libertad de los
ciudadanos.
El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Connecticut,
Everett Carll Ladd, en su artículo La
Constitución como ideología (The
Christian Science Monitor, 1987) hace una breve descripción de la
Constitución Norteamericana:
Derivada del liberalismo europeo de los siglos
XVII y XVIII y enriquecida por la experiencia en América, la ideología
estadounidense está determinada por la fuerza y la coherencia de un compromiso
trascendental con el individuo. De acuerdo con tal ideología, la sociedad en
general y el gobierno existen, o debería existir, para satisfacer los derechos
de cada uno en cuanto a – Vida, Libertad y la Búsqueda de Felicidad-. Con el
propósito de alcanzar sus derechos plenamente, los individuos deben tener
libertad, la oportunidad de elegir por sí mismos con un mínimo de
prohibiciones. El valor de cada individuo debe ser considerado equitativamente.
La propiedad privada es un recurso primario mediante el que los individuos se
definen a sí mismos, se protegen y establecen posición en la sociedad. Para que
los individuos sean fuertes y sus derechos protegidos, el gobierno debe estar
limitado y ser popular.
La Constitución Norteamericana ha sido modelo, para varias
constituciones en el mundo incluyendo la primera constitución de Venezuela y
México así como la de la India, Japón, Filipinas, El Salvador y Nigeria entre
otras.
Simón Bolívar en su Discurso de
Angostura (1819) reflejaba claramente la influencia de los principios
liberales en su pensamiento y acción calificándolos de: “…actos eminentemente liberales… los de Venezuela que al separase en
1811 de la nación española… ha recobrado su libertad, su igualdad, su soberanía
nacional… Constituyéndose en una República Democrática proscribió la monarquía,
las distinciones de la nobleza, los fueros, los privilegios; se declaró los
derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar, de escribir…”
Pero para 1788 el jurista español José de Torres Flores publica su Disertación sobre la libertad natural
jurídica del hombre, en la que estructura una libertad superior, absoluta y
sin límites que solo reside en Dios, y una libertad limitada “sujeta a la ley
que le prescribe su legislador” que es propia de los hombres, esta idea marca
una diferencia fundamental entre el concepto de libertad de raíz anglosajona y
la entendida por el Imperio Español.
Flores era un furibundo opositor a las ideas de Lutero, que en su
tratado de Libert. Christ, sostenía
el principio de la absoluta libertad del hombre, que no debe estar sujeto a
ninguna ley, permaneciendo todos sin distinción en una perfecta igualdad, para
Flores, la libertad del hombre no tenía ningún sentido sino estaba supeditada a
la razón de estado, la libertad era un gracia del poder, no un derecho del
hombre individual.
Las diferencias del concepto de libertad entre católicos y protestantes
fue determinante para la futura evolución de sus culturas y dominios, la
posición católica fue claramente recogida por otro jurista español, Martínez
Marina que a principios del siglo XIX hacía un contraste con la tradición
protestante y con el emergente liberalismo europeo, “no podía en su concepto quedar reducida a una decisión voluntaria de
adquisición de una condición política, individual o colectiva. No podía fundamentarse
en el verbo querer sino en el verbo deber… ser libre no consiste en hacer lo
que se quiere, sino lo que se debe y es capaz de contribuir a la consecución de
un bien sólido y permanente.” (Concepto
católico y contrarrevolucionario de libertad, Antonio Rivero García,
Araucaria, 2002.).
Los dos conceptos de libertad atravesaron el océano y echaron raíces en
América, la protestante en el norte y la católica en el sur, con estos
antecedentes y espesado el caldo con la ideología socialista y la preeminencia
del estamento militar, Latinoamérica escogió un tortuoso camino, que en muchas
ocasiones, llevó a sus gobiernos a negar la libertad de sus pueblos bajo el
pretexto del colectivismo y de nacionalismos, que terminaban todos en tiranías. -
saulgodoy@gmail.com

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