Y
digo pequeño porque es casi inexistente, yo veo y siento unidad en el país, en diversos
sectores, grupos y regiones están muy claros en lo que son y lo que quieren,
son los socialistas los que están orinando fuera del perol, son sus líderes los
que están llorando y pidiendo participación por medio de unos show mediáticos,
como fue el del Frente Amplio en la UCV.
En
Venezuela hay unidad en cuanto a que ya la gente se cansó del chavismo, está
obstinada del socialismo, en cualquiera de sus formas, pero sobre todo en las
lamentos de los buró sindicales que son todos de origen marxista, estructurados
para funcionar en socialismo, medrando de las empresas privadas y contando con
un estado paternalista que lo que hace es darle reivindicaciones a cambio de
nada, inflando el valor del trabajo por encima de cualquier cuota razonable de
productividad.
Todos
esos gremios, conducidos por marxistas, creen que la clase obrera existe y que
el paraíso será de ellos, que no puede haber gobernabilidad sin sindicatos, y
que los trabajadores son la mies de la tierra, creo que tienen que hacerse un reality check, porque los tiempos son
otros.
Hemos
descubierto por la vía más dura y penosa, que Dios no era socialista, sino un
banquero que le gusta ver sus ganancias multiplicadas, de igual manera estamos ante la disyuntiva
existencial de escoger socios y aliados en un mundo globalizado y altamente
integrado, para unos pocos venezolanos, la escogencia se resume entre los
chinos o los rusos, porque son comunistas y ven en estos dos poderes el futuro
de la humanidad.
Hay
otros que comulgan con ese espíritu de independencia, con esa peligrosa
fantasía de que los Latinoamericanos somos una raza cósmica, y que somos
nosotros, quienes lideraremos el mundo, a éste grupo le basta con seguir la
conducción de Cuba y quedar rezagados del progreso mundial con tal de llamarnos
falsamente “hombres libres”.
Pero
somos una gran mayoría de venezolanos los que creemos en el dicho: “Si a buen árbol te arrimas, buena sombra te
cobija” y nos hemos educado y absorbido, por el simple hecho de ser su
vecino, la cultura y el modo de vida de los norteamericanos, que para nuestra
fortuna o desgracia, es la nación más poderosa y rica del planeta.
Para
esa gran mayoría de venezolanos que hemos vivido en carne propia la experiencia
fatal, producto de una enorme estupidez socialista, de asociarnos con otras
potencias con las cuales no tenemos ninguna conexión ni empatía, de tratar de
cambiar nuestro modelo económico que iba tan bien, de desconectarnos de USA y
convertirnos en sus enemigos, y terminar como un país de parias y mal
vivientes, pensando que somos algún tipo de ejemplo moral para el mundo, es una
necesidad volver al seno de naciones aliadas a Washington.
Para
este grupo de venezolanos, que repito, somos mayoría, no hay otra vía para
nuestro desarrollo que ser socios y amigos de los Estados Unidos de América,
con quienes compartimos intereses y estilos de vida, que es nuestra mejor
opción para salir de este marasmo en que hemos caído, y que en nuestro caso,
que sabemos seremos bien recibidos de nuevo, entre otras cosas, porque tenemos
mucho que ofrecerle y la relación sería de mutuo beneficio, que son las mejores
relaciones posibles.
Ya la
imagen del trabajador con la llave para apretar tuercas en la mano y vestidos
de braga manchadas de aceite, con la mirada perdida en el futuro, tal y como lo
glorificaban en enormes monumentos, en la extinta Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, son un anacronismo.
La
supuesta clase obrera venezolana fue la primera en caer bajo el embrujo de Hugo
Chávez, y fueron también los primeros en ser violados por la Revolución
Bolivariana, siguiendo como zombis al militar desquiciado, coadyuvaron en la
destrucción del aparato productivo nacional, siguiendo como ratones al flautista
de Hamelin, pensaron que su turno para hacerse con las empresas y los mercados
había llegado.
Ese
voluntarismo ciego e ilusorio, los condujo a cortarse con cuchillo sus propias
gargantas, y fueron ellos mismos, los sindicatos, los que incendiaron sus
fábricas hasta los cimientos, con la idea de destruir el viejo orden para
construir el comunismo vivificador, ahora no tienen trabajo, ni sustento, y
pretenden ahora, volver a ser lo que eran, una clase parasitaria de la economía
nacional.
Han
pasado veinte años de un pavoroso régimen que nos ha dejado como si una guerra
hubiera desolado al país, destruyeron hasta la industria petrolera, el orgullo
del país que creía en un porvenir de abundancia, sólida, altamente tecnificada,
muy bien montada y productiva, al punto de que estaba considerada una de las
mejores empresas del mundo.
Ahora
pretenden volver al juego político con sus caras bien lavadas y de yo no fui
¿Para qué? ¿Para repetir el desastre? Porque la verdad es que sus discursos no
han cambiado, siguen pensando en que van a ser explotados, que necesitan a papá
estado para discutir sus contrataciones colectivas, exigen una serie de
prerrogativas, días libres y con paga, servicios de primera línea para ustedes
y sus familias, planes vacacionales, bonificaciones, seguros, plan de retiro y
pensiones, comisariatos, aumentos progresivos de sueldo, liquidaciones
generosas, prestamos para vivienda y otras prebendas ¿A cambio de qué?
No se
han visto en un espejo, huelen a esclavos, parecen esclavos y piensan como
esclavos, son incapaces de darse cuenta que el país está destruido y en ruinas,
que ustedes ayudaron a desmontarlo, fueron utilizados por el peor de los
comunismos, el mismo que les decía que tenían un presidente obrero, un chofer
de autobús que ustedes pusieron en Miraflores porque creyeron que les había
llegado la hora feliz, y los obligaron a practicarle fellatio a los cubanos por
unas cajas CLAP.
Se
están muriendo de hambre y todavía se niegan a reconocer que pusieron la gran
torta, que les inculcaron la falsa creencia que el capitalismo era el infierno,
que los empresarios eran unos demonios y que el trabajo podía dignificarlos,
prefirieron irse por la ruta fácil, le entregaron su futuro a unos burócratas,
mucho más ignorantes que ustedes.
Esa
dirigencia que todavía se atreve a poner canciones de Alí Primera en un acto de
una supuesta oposición democrática, en donde entregaban “planes” para salir de
este hueco en que estamos metidos, que quiere formar parte del esfuerzo de
reconstrucción, le están telegrafiando al resto del país que ustedes todavía no
aterrizan en la realidad… señores, el país está en escombros, no tenemos ni con
qué comer al menos, que otras naciones, por un gesto humanitario, nos alimenten
y nos den medicinas.
Están
también los partidos políticos tradicionales, que no son otra cosa que
cofradías del socialismo, clubes clientelares que buscan imponer sus intereses
en las instituciones presionando a legisladores, jueces, negociadores, ONG’s, y
otras organizaciones políticas, con actitudes mafiosas, que se han ganado un
doctorado en colaboracionismo con el régimen de Nicolás Maduro y cuyos líderes
se niegan a reconocer sus responsabilidades en la debacle de la llamada
oposición democrática.
Partidos
que mantienen una representación en los principales cargos en la Asamblea
Nacional y no pierden oportunidad en robar cámara y recordarnos que sin ellos
no somos nada, que la anti política está al acecho, y que tienen el secreto de
la felicidad que develarán en las próximas elecciones, que están a un tirito de
producirse.
Y
algo muy interesante, un oxímoron viviente, el chavismo descontento, que según
algunos analistas políticos, sin ellos no podemos ir a ningún lado, son
importantes, tienen una masa crítica que si no participan no será posible el
futuro, las preguntas de las sesenta mil lochas: ¿Con que parte del chavismo
están descontentos y cuál es la parte del legado de Chávez con el que se
identifican?
Ponerse
de acuerdo con unos comunistas militaristas, amante de la doctrina de Fidel
Castro, es pedir como mucho ¿No? Y más si se lo que se pretende es levantar a
Venezuela de la postración que esa doctrinas y prácticas produjeron.
Por
último pero no menos interesante, una cohorte de los llamados intelectuales
(ver las firmas en depósito en su documento declarativo) que nadie sabe quiénes
son, pero que todos tememos, que tengan su corazoncito en el lado izquierdo,
donde debe estar.
Y en
última fila, casi hechos los tontos, como quien no quiere la cosa, la
administración de la UCV, los que permitieron que esa casas de estudios se
convirtiera en la cuna de la ideología que nos entrampó, y ahora se presta para
que el socialismo tenga su segundo o tercer debut.
A mí
me da la impresión, de que todo este chiripero, sabe que viene un tren, quizás
el último tren que tendrá el país hacia un futuro de progreso, y que la
comunidad internacional nos envía para que no perdamos la esperanza, y que
todos estos cabezas de rúcano, con sus ideas prehistóricas y sus sueños de una
utopía del “verdadero socialismo” que sólo ellos saben cómo logarlo.
Pareciera
que no se han dado cuenta que la gente está harta de la injerencia del estado
en asuntos que no le atañen, de que sea el estado el dueño de todos los
recursos y de las empresas más importantes, que sea el principal empleador, el
que decide todo sin consultar a los ciudadanos, de que gaste nuestro dinero y
no rinda cuentas, que sea el primer transgresor de las normas y que existan
personas y organizaciones políticas que pretendan dirigir a ese estado anormal
y perpetuarse en el poder hasta el fin de los tiempos.
Están
dando la impresión que quieren no sólo ser parte de la gran cruzada nacional,
sino que quieren volver a dirigirla, ser ellos los maquinistas de ese gran
estado, de esa locomotora que arrastrará al resto del país hacia un horizonte
de justicia social, de igualdad y de solidaridad…
Vamos
a comenzar esto de nuevo, porque creo que no han comprendido de que se trata,
si estos grupos de comunistas disfrazados de demócratas quieren participar en
la reconstrucción del país, la buena noticia es que no va a ser bajo la égida de un plan socialista, la mala noticia,
es que van a tener que trabajar, y muy duro, van a tener que competir con
países que nos llevan una morena de ventaja y a quienes tenemos que superar.
Que éste
nuevo país que vamos a levantar, va a contar con la dirección de sus ciudadanos
libres y demócratas organizados, dentro de un sistema de libre mercado, con un
estado mínimo, con un respeto absoluto por la propiedad privada, donde se
reconozca el mérito, el conocimiento y la inventiva, con libertad de
pensamiento y de expresión y en un estado de derecho, con normas claras y
oportunidad para todos.
Y
esto no es un plan impuesto, o una hegemonía de pensamiento, o una ideología
triunfante, se trata de la única forma práctica de poder retomar una vida de
trabajo y rescatar nuestra dignidad, sin recurrir al veneno del colectivismo,
para volver a empantanarnos y quedarnos pegados en los lodos de la miseria más
absoluta, es una fórmula probada que funciona.
Por
primera vez en nuestra historia vamos a actuar con absoluta responsabilidad
individual, sin cargarle a los otros, nuestras carencias y necesidades, sin
esperar que el estado venga en nuestro auxilio, sin convertirnos en parásitos,
eso es un pasado que no vamos a repetir.
Ya la
oposición democrática venezolana está testeando a los pocos líderes visibles
que nos quedan luego del deslave del chavismo, vienen tiempos duros, de
definiciones y sacrificios, no nos podemos poner a inventar fórmulas salvadoras
o salidas mágicas, necesitamos políticos realistas y planes concretos, es una
necesidad limpiar nuestra casa y sacar la basura que nos incomoda.
Bajo
esos términos, y sin música de Alí Primera, creo que se puede conversar. -
saulgodoy@gmail.com
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