jueves, 13 de septiembre de 2018

¿Quién paga los platos rotos?



Iba a escribir ¿Quién paga el peo? Que es mucho más coloquial y directo, pero tratándose de un título, es mejor guardar las formas, y la verdad es que el chavismo se entrampó él solito y de la manera más estúpida posible, se creyeron los amos del universo, actuaron como tales, y resulta que no mandan ni en sus casas, ni siquiera sobre sus personas.
El pronunciamiento lapidario de hace algunas horas de la Sra. Nikki Haley, representante de los EEUU en la ONU, y presidenta del Consejo de Seguridad de esa organización, en contra del funcionario Diosdado Cabello, llamándolo ladrón y narcotraficante en el foro más público del planeta, marca la suerte definitiva de este hombre, que por mucho tiempo ha tratado de eludir señalamientos y acusaciones de éste tipo, incluso llegando a extremos de demandar judicialmente a personas y medios de comunicación que se atrevían a pronunciarse en este sentido.
Con este acto queda develada la cúpula corrupta y violenta del chavismo, un movimiento político populista y fascista en Venezuela, utilizado por las mafias internacionales del crimen organizado para manejar el país, e influenciar, o tratar de intervenir en la política mundial, cosa que logró durante un tiempo, pero que ahora se le revierte en su contra.
Pero con mucha habilidad y dictado por la desesperación, el gobierno de Nicolás Maduro está tratando de desenrollar la madeja socioeconómica que ha tejido en el país y que ha sido la causa principal de la ruina y la pobreza en Venezuela, hasta hace muy poco un próspero país petrolero y hoy, una nación en descomposición, con un gobierno inviable, con una economía insostenible, sujeto de sanciones internacionales por su relevante violación masiva de derechos humanos, acusado de una de los actos de corrupción de mayor envergadura en la historia contemporánea del mundo.
Gracias a las complicidades y ayudas de países socialistas, de gobiernos que le apostaron a esta nueva forma de poder político, a los grandes capitales que quieren apoderarse de la riqueza petrolera y mineral de nuestro país, a personas ocupando importantes cargos en la política mundial y que ven con simpatía esta nueva forma de controlar los destinos de las naciones débiles e inestables para dirigirlas en contra de la supremacía occidental, del llamado “imperio”, que no es otra cosa que el poder del libre mercado, la democracia liberal y el estado de derecho, representado mundialmente por los Estados Unidos de Norteamérica.
Venezuela ha sido transformada en un tablero de la lucha política planetaria, en donde quiere participar, ya de manera formal, el crimen organizado como alternativa de poder, Venezuela ha sido el epicentro de esta lucha que ha contagiado a muchos países del área como Brasil, Argentina, Ecuador, Colombia, Nicaragua, Cuba y otros, justamente en el área de influencia y en la esfera de seguridad nacional del país del norte, esta acción envolvente de enemigos del modo de vida norteamericano, se realizó gracias a erradas políticas y ayudas expresas hacia el socialismo, por parte de importantes factores de la política de izquierda en Washington.
Y en este punto tengo que insistir es que ha sido por medio del socialismo y de un cristianismo muy mal entendido, promovido por el las actuales figuras del Vaticano, por unas políticas que responden al lineamientos de la izquierda internacional para tomar el control de la globalización, principalmente bajo el disfraz de campañas ecológicas, para evitar el cambio climático, para reducir la desigualdad en el mundo y por ende, de la pobreza, como es que estos nuevos regímenes de populistas fascistas, se han posicionado como una alternativa política, donde la principal víctima ha sido precisamente la democracia y las libertades individuales.
Maduro está tratando de desandar el camino de una sociedad y una economía controlada, de una planificación descentralizada, de la restitución de ciertas libertades económicas para darle alivio a su problema de destrucción de la economía productiva, ha sido tanto el desfalco a las arcas de la nación, ha sido tan extensivo el daño al aparato productivo, que estas medidas llegan demasiado tarde, en un clima de desconfianza y con un piquete digno de un tramposo.
Maduro y su claque está tratando por todos los medios posibles que seamos todos los venezolanos quienes paguemos ahora la enorme deuda y la descapitalización de la que los chavistas fueron culpables, está metiendo las manos en nuestros bolsillos para sacarnos hasta el último centavo para mantener a su régimen en el poder, ya no sólo es una inflación galopante que hacen de sus conos monetarios un dolor de cabeza para los venezolanos, sino sus estafas con criptomonedas que no existen y supuestos certificados por oro que nadie puede ver y menos tocar.
Este intento por liberar la economía, con una supuesta libertad cambiaria para que los empresarios puedan tener libre convertibilidad de sus dólares sin riesgo a ser penalizados, dolarizando los precios mas no los salarios, obligando al empresario a convertir al estado en su socio pagando el grueso de los aumentos salariales, utilizando el carnet de la patria como palanca política para acceder a un financiamiento que sigue siendo de dinero inorgánico, controlando precios a como dé lugar para mantener a su núcleo de adeptos recibiendo becas sin trabajar, obligando a los bancos a reactivar los emprendimientos de todo tipo, por medio del crédito con intereses bajos, pero sin ninguna política efectiva de control parta el gasto público, siguiendo con su dañina política de subsidios y donaciones a países como Cuba y otros, entregándoles petróleo y contratando con ellos servicios leoninos.
La tuerca fundamental que falta en todo este engranaje, es la confianza, la fama de maula, de tramposo y de falto de palabra que tiene el régimen, cambiando las reglas del juego cuando le da la gana, irrespetando el estado de derecho, sometido a mil presiones por parte de los grupos de intereses que le exigen respuesta, y sobre todo, de la amenaza de los militares descontentos porque sus negocios en el país no funcionan y algunos trabajan en pérdida, hacen de estos próximos tres meses unas aguas turbulentas en las cuales navegar.
La comunidad internacional no ceja de encerrar al chavismo en un cerco de sanciones, amenazas, juicios, embargos y prohibiciones que hacen al gobierno prácticamente inoperante en el mercado mundial, sus principales fichas están vigilados, muchos con prohibiciones de viajar libremente, una buena parte en las listas policiales del mundo, y un gran grupo de gente viviendo en el exterior, en un exilio dorado, pero siempre bajo la amenaza de amanecer con la casa o la oficina allanada por un tribunal.
La imagen que el régimen de Maduro está dejando ante la comunidad de naciones civilizadas es que se trata de un grupo de hombres y mujeres obcecados con la ideología, alucinados con sus propias mentiras, no puede ser posible que se enfrenten a investigaciones hechas por más de ochenta organizaciones especializadas cada una en su campo de acción social y económico y vengan sus representantes a negarlas una y otra vez, afirmando que todo está normal en Venezuela, que no hay un problema de desplazados, que no hay hambre en el país y que se respetan los DDHH, a pesar del cúmulo de evidencias en su contra,  niegan la realidad como si la cosa no fuera con ellos.
La vida se le ha complicado de tal manera a Maduro y su combo, que muy pocos de ellos pueden dormir o llevar una vida normal, se la pasan en un salto de rama, padeciendo de enfermedades terminales, de vicios y abuso de sustancias que los están matando, viendo a sus familias y fortunas colgando de un hilo; el cerco se cierra y todo el chavismo lo resiente.
Y he aquí la gran paradoja, lo que está sucediendo en los países vecinos donde el socialismo se empoderó, se corrompió y cayó estrepitosamente, que es el caso de Brasil, Argentina y Ecuador nos hablan de unos cuantos líderes que van a pagar la cuenta de los desafueros por el banquete de pordioseros que se dieron mientras pudieron; esos políticos  acusados aceptaron ser los chivos expiatorios, y están presos, en medio de procesos judiciales donde claramente van a cumplir largas condenas, unos tras las rejas, otros en fuga, aún otros cantando como sopranos ante los jueces todo lo que saben y escucharon, entregando pruebas incriminatorias en contra de asociados.
Pero hay algo que tiene mucho sentido, están cayendo los líderes pero los partidos los sobreviven, como es el caso del partido justicialista argentino quien se deslindó de su fundadora Cristina de Kirstchner, o el de los Trabajadores, acostumbrándose a la ausencia de Lula, o el partido de Correa en Ecuador, que ya se olvidó de quien una vez lo condujo, incluso en Cuba, que en un amago de traspaso de poder a nuevas generaciones, pone ante la opinión pública a Raúl Castro en las duchas, aunque siga mandando bajo las cuerdas.
Este sacrificio necesario se hace en las mejores condiciones posibles, los asociados de estos políticos caídos en desgracia se encargan de sus cuentas y negocios, de que la familia no sufra, de que sus gastos en los procesos y durante sus condenas estén cubiertos de la mejor manera, y que al final, cuando salgan de la cárcel, tengan con que vivir dignamente, es un pacto que evita muchos daños colaterales.
Los partidos, tienen los símbolos, las banderas, la militancia, el aparato, esas organizaciones están a salvo, siguen funcionando; en Venezuela, es el único lugar donde los líderes se niegan a dar el salto de la tabla del barco hacia el profundo mar azul, en nuestro país Maduro y Diosdado, entre tantos otros, no quieren sacrificarse por un bien superior y esperan hundirse con el partido, no importa si se llevan el legado de Chávez con ellos, no importa la inversión enorme que fue hecha en recurso, tiempo y trabajo que han gastado en ver surgir al PSUV como la principal fuerza política del país, no es posible ni equitativo que por un grupito, tengan que pagar cientos de miles revolucionarios, tienen que aceptar la derrota y hacerse a un lado, tienen que asumir su obligación de pagar por el peo que ustedes mismos crearon.
Maduro, Diosdado, los hermanos Rodríguez, Carreño, Aristóbulo, Ramírez, Arreaza, Bernal, Jáua, y una lista corta de otros chavistas, ya no valen nada, son puros “bates quebrados”, de hecho, luego de cerca de veinte años enriqueciéndose a costa de los venezolanos y del país, su obra de gobierno es impresentable, se han convertido en un peso muerto para la nave del chavismo, huelen muy mal y nadie quiere retratarse con ustedes.
Diosdado ya tiene en exclusiva y a la espera, la quinta paila del infierno, Maduro ya tiene un pie dentro de la Corte Penal Internacional, no hay manera de salvarlo de esa terrible situación, los otros o están en las lista de Interpol, la DEA y el IRS, o deben declarar en algún tribunal en el extranjero sobre bienes y cuentas congaladas, y no tienen manera de evitar sus capturas más temprano que tarde.
Mientras tanto,  el PSUV está revuelto, la militancia roja rojita no los quieren, el principal motivo, no hay dinero para sostener a la base, los nuevos dirigentes esperan impacientes por un pronunciamiento, los militares están cansados de verlos jugando con sus intereses y fortunas personales, los socios internacionales ya no confían en sus gestiones, los empresarios chavistas están nerviosos, sus patrimonios se reducen con cada día que pasa, en medio de absurdos económicos y políticas elaboradas entre gallos y amaneceres.
No tienen otra opción sino entregarse, preferiblemente aquí en el país, que la gente tenga en sus procesos y condenas algún tipo de retribución, de justicia, que compensen sus sufrimientos, alguien tiene que asumir esos costos, y ese buró de funcionarios, creadores de este desastre, son los indicados.
Sería una imprudencia y una falta de hombría (o feminidad) rehuir de sus responsabilidades para con la historia, deben renunciar, entregarse, y no poner en peligro el futuro de la organización política que ayudaron a fundar; se equivocaron, se fueron por otro camino, pero hicieron las cosas como creyeron deberían hacerse, nadie podrá quitarles lo bailado.
Me imagino que debe ser muy duro vivir en la angustia y el miedo que los atenaza, sus propios camaradas deben estar muy nerviosos, la solución obligada pasa por que salgan del poder y permitan que otros tomen el timón y tengan su oportunidad, caso contrario… creo que muy pocas chavistas estarán dispuestos a enterrase vivos con ustedes.
El ambiente está muy cargado, en el horizonte se ven las nubes se una tormenta perfecta, la única manera posible de salvar al chavismo en Venezuela es que alguien pague el peo, y ese alguien tiene nombres y apellidos.    -     saulgodoy@gmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario