No se
escandalicen por el título, y vean qué países del mundo tienen bases militares
norteamericanas; la mayoría son países desarrollados, desde Inglaterra, pasando
por Francia, España, Italia, Alemania, Japón, Corea del Sur, Australia, Israel…
algunos no tan desarrollados, como Colombia, Arabia Saudita, Ecuador, Brasil,
Curazao, Nigeria, Somalia y en muchos otros lugares, algunos en zonas de
conflicto, otros en puntos muy alejados del planeta, como la base de Diego
García en el Océano Índico. Una base militar norteamericana no necesariamente
implica colonialismo, o presencia imperial; muchas de ellas pasan inadvertidas,
otras hacen obvio que están allí, pero todas tienen que ver con puntos
estratégicos para la seguridad de los intereses de los EEUU (que a su vez son
los garantes de la democracia y la libertad en el mundo, quiéranlo o no).
Hay
bases de diversos tipos, no necesariamente son todas un abrigo de tropas y
material de guerra, algunas son depósitos, centros de comunicaciones, puntos de
abastecimiento y soporte, de monitoreo de la actividad aérea o espacial,
algunas son secretas y otras son de investigación, muchas son de entrenamiento…
Todas
esas bases están allí porque tienen un propósito dentro de un plan de defensa
global del gobierno de Washington; todas se negociaron con los países
receptores y están sujetas a tratados especiales, donde claramente se estipula
sus actividades, deberes y derechos en sus ámbitos y sus relaciones con la
comunidad de la que son parte.
Algunas
de estas bases representan buenos negocios para los países receptores; los
norteamericanos son gente práctica y muy seria, pagan por todo y son muchas las
ventajas que reportan para los gobiernos involucrados, desde obras de
infraestructura a transferencia de tecnología; aparte de la buena voluntad y de
las óptimas relaciones que propician entre los países, tienen a la mano una
fuerza de tarea que les brinda protección, limitada, pero están allí.
Representan
un disuasivo para los enemigos de esos gobiernos; en caso de desastres
naturales y emergencias, siempre se puede contar con su colaboración; se trata
de instituciones totalmente apolíticas y no intervienen en los asuntos internos
de las naciones; dependiendo del tamaño y lo complejo de la base y sus
actividades, crean un micromercado bastante interesante para la economía
regional y nacional, pero creo que la gran ventaja radica en que, con una base
militar en sus territorios, los países ganan en seguridad y tranquilidad, que
se convierten en el incentivo perfecto para las inversiones extranjeras, el turismo
y los servicios de primera línea.
En el
caso de Venezuela, una vez que salgamos del régimen de terror chavista, viene
una etapa de reconstrucción intensa y extensiva, que va a requerir de mucho
apoyo y participación de diversos países, de organizaciones multilaterales y
mundiales, que va propiciar un enorme flujo de recursos; si no inspiramos
confianza, si no podemos ser garantes de que la locura del chavismo no se vuelva
a repetir, debemos contar con un punto de apoyo que nos lo permita, y nada
mejor que una base militar norteamericana.
Únicamente,
por el reforzamiento de nuestra imagen de país aliado a los EEUU, con intereses
comunes y con presencia física en el país de fuerzas de diverso tipo de esa
nación, para la defensa o ataque de los enemigos de occidente y de la libertad,
una base militar norteamericana nos ahorraría años de promesas e incertidumbre,
y los trabajos de reconstrucción podrían hacerse al ritmo y con la tranquilidad
deseada.
Las
bases militares de las potencias mundiales en países extranjeros tienen una
historia que se remonta a la Grecia antigua, son parte de las esferas de
influencias y de la distribución del poder de naciones poderosas en el mundo, y
así lo reconoce la ONU, que se maneja con dos instrumentos jurídicos
internacionales: el Acuerdo de Fuerzas en Visita (VFA, en inglés) y el Acuerdo
del Estatus de Fuerza (SOFA, en inglés), que regulan la presencia temporal de
fuerzas armadas extranjeras en los países.
Los
EEUU es el país con más bases militares operativas en el mundo; mantiene
acuerdos con una enorme cantidad de países de las más distintas culturas y
dentro de variados marcos legales, países con los que ha llegado a acuerdos de
diversa naturaleza, para bases aéreas, navales, para fuerzas terrestres,
centros de comunicaciones y de vigilancia, etc.
La
pregunta obligada sería: ¿Estaría los EEUU de acuerdo en tener una base militar
en Venezuela? Yo tengo la impresión de que sí; nuestra ubicación geoestratégica
es envidiable, porque tenemos una amplia fachada hacia el Atlántico y desde
nuestra ubicación podría dominarse no sólo todo el Caribe, el Golfo de México,
buena parte de Centro América, sino toda la región norte de América Latina y
buena parte del frente africano y Europa.
En
este sentido, una base principal de operaciones (o varias) en Venezuela le
daría una enorme coherencia al Comando Sur, ya que permitiría programas
acciones interrelacionadas entre las diferentes bases menores (quasi-bases) y la Base Principal de
Operaciones (MOB, en inglés) para misiones anti-drogas, anti subversión y apoyo
a las operaciones conjuntas con las MOB en el territorio continental de los
EEUU.
Nuestra
cercanía al Ecuador nos da una posición privilegiada para un espacio puerto, la
cercanía del mar permitiría el ingreso y el despliegue de diferentes tipos de
nave hacia y desde el espacio; contamos con extensas llanuras para hacer una
base aérea multipropósitos (incluso para bombarderos de largo alcance); aunque
tenemos pocos puertos de aguas profundas, contamos con un territorio insular
donde cabría con comodidad una mega base naval y para submarinos de primera;
nuestra diversidad de ecoregiones es ideal para bases de entrenamientos de
tropas, en casi todos los ambientes (menos los polares), y para las comunicaciones,
creo que estamos en el propio sitio de convergencia.
Lo
que quiero decir es que podríamos ofrecerle hospedaje a varias bases militares,
de diferentes tipos, que servirían de hub
o centros de operaciones para todo el hemisferio sur.
Tener
una base militar norteamericana en el país tiene sus ventajas; primero, queda
descartada la presencia en el país de los comunistas y de otros ejércitos de
ocupación, como el cubano, o cualquier otro; eso no significa que la base
militar norteamericana va a estar aquí para cuidarnos, pero garantiza cierta
paz mental, que es indispensable para que las inversiones foráneas venga al
país con confianza y desarrollen sus planes a mediano y largo plazo.
Esa
es la otra ventaja: nos ahorraríamos años de fortalecimiento institucional para
garantizar al mundo que somos capaces de defender y cuidar al país, su
infraestructura y sus inversiones, lo que la convertiría en un elemento
estabilizador, no solo para nosotros sino para toda la región; también creo que
el desarrollo de nuestras propias FFAA sería mucho más rápido y de altísima
factura.
A los
norteamericanos les interesaría prestar servicios de seguridad sobre las
reservas energéticas más importantes del continente; después de todo, van a ser
ellos los principales beneficiarios de garantizar todo el combustible que
pudieran necesitar para sus operaciones globales, lo que a su vez implicaría
una acelerada recuperación de nuestra industria petrolera, mucho más rápido que
en cualquier otro escenario posible.
A
nivel regional, recordemos, estas grandes bases traen consigo un desarrollo
económico local de alto crecimiento; sólo brindarles los servicios e insumos
que pudieran requerir tales bases (aunque ellas son plenamente autosuficientes)
implicaría una expansión tremenda de locales de entretenimiento, servicios de
todo tipo para el personal, cuando salga de permiso.
Las
desventajas, algunos problemas de contaminación con sustancias tóxicas,
producto del manejo de combustibles, mecánica, electrónica y otros elementos que
se desprenden del mantenimiento de los grandes sistemas de armas, pero eso es
algo que puede aliviarse y hasta controlarse con una buena negociación.
La
creación de distritos rojos (de comercio sexual) en las localidades, para
ofrecer esparcimiento al personal, tiene sus detractores, pero eso no es un
problema insalvable, que se puede evitar con una buena negociación y control de
las autoridades locales.
Con
una base militar norteamericana seríamos parte importante de un sistema de
guerra global, que se activa cada vez que los EEUU entran en conflicto; la
cuestión es asumir nuestra condición de aliado
incondicional, para responder a nuestra responsabilidad como tal, una
condición que, entre sus desventajas, nos pondría en el mapa como posible
blanco estratégico de los enemigos de los EEUU.
Hay
quienes se sentirían incómodos con la presencia militar de una potencian, como
los EEUU, en nuestro vecindario, por aquello de la soberanía y la
autodeterminación; pero, como evidencia la tradición de las bases militares
norteamericanas en el planeta, siempre se ha respetado la independencia de los
países donde se tienen estos convenios.
Y en
este punto debo hacer un paréntesis, creo que la principal oposición a esta
ideas vendría de sectores de venezolanos patrioteros y nacionalistas, que a
estas alturas del juego todavía creen que podemos desarrollarnos solos, por
nuestra cuenta, sin la participación de países amigos, grupos de personas que
todavía creen en que los venezolanos somos capaces de hacer milagros,
voluntaristas, que tienen fe en una inconmensurable capacidad de creación,
trabajo y milagro, que somos parte de una raza, cósmica, adánica, de seres
superiores…
Pura
paja, y me disculpan, pero todavía tenemos a los cubanos metidos en el país
destruyéndolo, simplemente porque un grupo de vagos y maleantes decidieron por
todos nosotros, que los cubanos, los rusos y los chinos iban a ser nuestros
nuevos aliados, que íbamos a tener futuro con ellos y miren ustedes el
resultado.
Yo
soy de los que creo que para ser alguien en este mundo globalizado hay que tener
aliados, socios y amigos de peso, que puedas trabajar con ellos y ellos
contigo, que sea una relación ganar-ganar para ambos, y por tradición e
históricamente los EEUU han sido esos aliados, el problema es la locura
socialista que nos invadió y nubló nuestros sentidos, y creímos el cuento que
eran nuestros enemigos, que quería explotarnos y pusimos una inmensa torta que
está a la vista de todo el mundo.
Por
ello les pido que piensen un momento, seríamos los socios y aliados del país
más poderoso y avanzado del planeta, que para colmo de la buena suerte es
nuestro vecino, si vamos hacer sus aliados que sea con todo, nos cuadramos con
ellos para lo que venga, estoy seguro que nos irá un millón de veces mejor que
con los cubanos, además, nuestra relaciones serían abiertas, públicas y no
secretas y esclavistas como con todos esos comunistas explotadores.
Recuerden,
se trata de contratos negociables, con un tiempo máximo de operatividad y
presencia, ellos asumen los costos y aportan una serie de beneficios importantes,
sobre todo cuando somos un país que ha sido prácticamente destruido por el
castrocomnismo; pero, por sobre todo, estos acuerdos tienen el añadido que
estas bases generan confianza instantánea en el país receptor, cosa que es
escasa en estos momentos y que la necesitamos ya para empezar nuestra
recuperación.
Estas
bases son de exclusivo uso del gobierno de los EEUU, operan como si fuera
territorio norteamericano, de modo que son sus leyes y normativas las que
tienen vigencia en su interior; no rinden cuentas, sólo acuerdan informar lo
necesario para una buena convivencia.
Yo
creo que nos conviene enormemente explorar y desarrollar, desde ya, una
iniciativa de este tipo. Sería una manera asertiva de acelerar nuestra
reconstrucción y descargaría una serie de gastos y responsabilidades inmediatas
de nuestros comprometidos presupuestos; además, nos abriría la posibilidad de
preparar técnicos y personal, espacios y servicios, que nos harían parte de esa
exitosa y vanguardista maquinaria de tecnología y poder.
Mi
recomendación es que pensemos seriamente en esta posibilidad y que si fuera
necesario, salgamos a las calles pidiendo con pancartas que los gringos tengan
sus bases en nuestro país, no una, sino varias.
-
saulgodoy@gmail.com
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