domingo, 14 de octubre de 2018

Organizando a la oposición



Hay muchas maneras de cómo los grupos sociales se organizan para alcanzar sus metas, uno de los modelos más simples y conocido es el del bloque unitario, una gran masa de personas atendiendo a un comando central que de manera vertical, del tope hasta la base, comunica sus órdenes, ideas y estrategias de acción, esta estructura de mando garantiza un orden homogéneo y que la comunicación sea clara y sin errores, esto en principio.
Este es el modelo que organizaciones como el PSUV, las FFAA y el gobierno central tienen instaurado para su funcionamiento, no es democrático, no es deliberativo ni participativo y obedece al principio de autoridad, éste modelo es el que tenían nuestros partidos políticos antes del chavismo, partidos que se decían democráticos, pero puertas adentro actuaban de manera hegemónica y unitaria.
Este es el modelo que escogió la MUD para dotarse de una organización capaz de combatir al chavismo, terminaron pareciéndose, con la diferencia de que los demócratas de verdad somos personas que apreciamos el debate de ideas y como buenos venezolanos detestamos las imposiciones.
Era un modelo probado en el tiempo, y que fue utilizado bajo diversas circunstancias, y manteniendo su operatividad y cohesión, garantizaba altas probabilidades de éxito en situaciones de conflicto, era uno de los favoritos dentro de las instituciones militares.
El modelo de un solo bloque, acaparó para sí el calificativo de “unitario”, porque describía en una sola palabra la imagen de contundencia y fuerza, que para mentes sencillas, era necesario tuvieran como paradigma organizativo, donde una sola respuesta, era la solución para todos los problemas existenciales y materiales, además, era sumamente conveniente y fácil de operar en situaciones electorales.
Fue sin duda fue el modelo favorito del fascismo, el nazismo, la monarquía absoluta y el comunismo; un solo líder, un solo pueblo.
Pero era también el modelo más fácil de derrotar, y contra el cual se practicaron diversas estrategias que anulaban su supuesta eficacia, el modelo unitario tenía la gran desventaja que su centro de control y la cabeza del sistema era fácilmente reconocible, sus canales de comunicación eran siempre los mismos y sus tiempos de respuestas eran predecibles.
Bastaba cortar la cabeza y el sistema se derrumbaba, o introducir basura en su sistema de comunicaciones y contaminabas el cuerpo completo, o engañabas al centro de control y sabías la respuesta que daría.
Es mucho más fácil predecir el comportamiento de un solo bloque que de una red con varias partes independientes, igualmente corrompiendo o engatusando a la cabeza, sembrabas la incertidumbre en la masa, y todo el bloque podía perderse en una sola acción cuando todo el conjunto recibe el golpe de la derrota.
El chavismo que funciona bajo el patrón de un solo bloque, prefiere mil veces tener a un contrincante unitario que a una red de nodos inteligentes e independientes, es por ello que todos sus colaboradores, espías, esquiroles, agentes y quintas columnas, infiltrados en la llamada oposición democrática, tratan con desespero de vendernos la receta de la unidad, y repiten como loros, como si no hubiera otra manera de organizarse, que la forma más inteligente, probada y práctica para combatir al chavismo es con la unidad.
Pero afortunadamente la misma realidad y la experiencia nos ha enseñado a los trancazos, nos ha obligado a ser creativos y a improvisar, y como ninguno de nosotros es bruto, porque nuestra verdadera naturaleza es la de un individualismo acendrado e independiente, hemos preferido organizarnos por nuestra cuenta en cada sector social, barrio, gremio y grupo de interés y desarrollar nuestras propias estrategias de sobrevivencia, muy distintas las unas de las otras, pero todas con un fin, prevalecer en el caos que el chavismo quiere imponer.
Nos hemos dado cuenta que la situación en Maracaibo es diferente que en Caracas y distinta que en Maturín, las regiones están signadas por sus propias circunstancias de modo que la realidad es distinta en Guayana que en Táchira y que en la región capital, cada una tiene sus debilidades y fortalezas, y las estrategias son diferentes, lo que sí es igual es la respuesta del gobierno que es la misma y unitaria; represión, control social, biopolíticas, propaganda y miedo.
Ahora, si lográramos quitarnos de los ojos esas telarañas de la unidad y convertirnos en una red de resistencia, con diferentes nodos de domando y control, con nuestros propios líderes locales pero con una agenda común de acciones y con un abanico de estrategias de lucha en contra de la tiranía, se nos abre un mundo de posibilidades.
De hecho ya hay diversos centros de control y comando actuando coordinadamente, en el área de la salud por ejemplo, en la educación, con los transportistas, ya estamos aprendiendo por medio de la ONG’s a canalizar de manera eficiente los reclamos internacionales, ya la diáspora de venezolanos en el extranjero se está organizando de mejor manera para hacer sentir la presión en los centros de poder del mundo, y se están dando las conexiones con el país y dentro de Venezuela, sin necesidad de que alguien nos diga que hacer, cómo y cuándo.
Estamos aprendiendo y a una velocidad vertiginosa, al punto que ya muchas organizaciones políticas se han quedado fuera del ruedo, no son pocos los que no saben qué hacer porque se han empecinado en concentrar su atención en el aparato electoral que se ha convertido en una pieza inútil hasta que el gobierno de Maduro abandone el gobierno.
Pero lo que están con en el cambio, los que están montados en la cresta en la ola no han podido entrarle como verdaderamente habría que aprovechar el momento, la oposición se encuentra en plena metamorfosis, pronto tendremos alas pero todavía necesitamos un plan de ruta y algo muy importante, ese grupo de hombres y de mujeres que nos permitan una transición audaz e inteligente, que comprenda el momentum y nos den las directrices macro, porque ya todos saben que hacer localmente.
Este cambio de paradigma organizativo lleva décadas en progreso, fueron las fuerzas armadas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial las que primero tuvieron que aprender a descentralizarse para poder abarcar diversos frentes de batalla y ser eficientes en todos, pero fue Mao en China y el Ejército Popular en Vietnam quienes probaron la superioridad del nuevo modelo de organización nodal, derrotando a ejércitos mucho más poderosos.
Estos avances en los nuevos modelos de organización social, tuvieron su correlación teórica con los modelos desarrollados por Edgar Morín sobre el pensamiento complejo en la segunda mitad del siglo XX, estos desarrollos fueron rápidamente adaptados por las organizaciones corporativas y empresariales que incursionaban en los mercados globales, descongestionando sus propias estructuras administrativas para permitir una mayor libertad y acelerar los tiempos de respuestas a problemas lejos de las casas matrices.
De modo que atrás quedaron esas estructuras organizativas como las de los partidos AD, Copey y el MAS que fueron paradigmas en su época de la infancia de la democracia, y que algunos insisten en tratar de revivir en pleno siglo XXI, no podemos ni debemos imitar al desvencijado chavismo con su modelo autoritario, eso ya no funciona ni siquiera para robar un banco; arruinaron al país, sí,  pero se entramparon en un callejón sin salida y acosta de cientos de miles de muertos, eso no es justo, de modo que si comprendemos lo que estamos haciendo y miramos hacia delante podríamos contar con una verdadera salida en muy poco tiempo.   -    saulgodoy@gmail.com




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