miércoles, 31 de octubre de 2018

¿Qué está pasando en Venezuela?



Debemos hacer un análisis situacional en este momento para no perder el rumbo en esta delicada circunstancia histórica, demasiadas cosas nos han acaecido en muy corto tiempo, la guerra de información que tiene su epicentro en Venezuela nos tienen bailando fandango, la gente está mareada y ya no sabe en qué creer, y debido al tiempo que tenemos sin resolver nuestro problema de gobernabilidad, las opciones que se barajan internacionalmente en la mesa son las que reportan menos riesgos, extendiendo la resolución del escenario chavista en el tiempo, lo que significa, que Venezuela no es un tema urgente, por lo menos no es percibido de esa manera, ni siquiera para nuestro principal aliado que son los EEUU.
Soy un firme creyente que la realidad se entiende desde un marco lingüístico-conceptual que delimita la comprensión de la misma, si decimos que el régimen es narcoterrorista, por ejemplo, estamos planteando una descriptiva asumida por incontables manuales de seguridad, por tratados internacionales, por decisiones jurídicas, que inmediatamente sitúan el problema en la mente del analista o de los entes que deben decidir qué tipo de tratamiento aplicar, ubicando la situación en un marco de prioridades.
Ha sido sólo recientemente que el problema venezolano es conceptuado como un síntoma de un mal mucho mayor que afecta el mundo entero, la decisión de Rusia y China por seguir interviniendo para sostener a Maduro, asistirlo para corregir errores, no sólo debe verse como una reacción del comunismo internacional (le digo comunismo para utilizar un denominativo, ya no es comunismo según se entendía en el siglo XX) al avance de los gobiernos de derecha y de la democracia en el mundo.
Para este momento mucha gente ya habrá caído en cuenta que nuestros graves problemas no son únicamente generados por una banda de delincuentes liderados por Maduro, sino que esto es algo más grueso, que somos una unidad dentro de una red que opera a nivel mundial, y donde se dan cita unos intereses muy oscuros que ni siquiera hablan castellano, sostener un régimen como el actual cuesta una enorme cantidad de dinero y mal que bien, lo están recibiendo, hay un apoyo transnacional, que le resuelve problemas para tranzar el oro que se roba, apoyar la creación de su criptomoneda, ocultar el lavado de dinero de la corrupción, crear apoyos en foros internacionales, por lo que soluciones locales, de elecciones preparadas por el gobierno, de partidos políticos que quieren negociar con el gobierno, se caen por su propio peso, nuestra lucha es a otro nivel y con otra gente.
La actual coyuntura política también están desplazando de manera significativa a los gobiernos populistas, y eso afecta una serie de intereses políticos y económicos que están conformados en el bloque euroasiático, y que tienen bajo su control a la mayoría de la población en el mundo.
Hay un grupo de países y movimientos sociales que han llegado a la conclusión que el planeta Tierra ha sobrepasado su límite de sustentabilidad, y que ya el planeta confronta problemas de gobernabilidad, entre otras cosas, porque la energía, el agua y los alimentos se han hecho escasos, y para mantener a tanta gente necesitada bajo cierto orden, hay que aplicar un régimen de fuerza, de controles biopolíticos a las poblaciones, y de una disminución significativa de las libertades individuales y colectivas, y aún así, se dicen democracias, con la que la democracia, tal como la hemos entendido hasta el momento, también está en proceso de cambio.

Todos los términos y conceptos están cambiando.

Las cuentas que sacaba el profesor Samuel P. Huntington, el famoso politólogo norteamericano, sobre el número de países en democracia no son iguales a la masa poblacional que soporta cada uno de ellos, igual, estuvo bien para los años sesenta y setenta asentar sus pronósticos de más y mejor democracia en base a la disminución de las guerras irregulares (guerrilla, subversión, revoluciones) lo que significaba que la resolución de conflictos iban hacia los lados de la consulta democrática, y sus cuentas sobre producción y desarrollo mundiales, no tomaba en consideración la producción efectiva de bienes y servicios, y atendía principalmente el enriquecimiento meramente financiero, sólo tomando en cuenta los recursos monetarios y crediticios de los países.
Trump como hombre que viene de la empresa privada, inmediatamente se da cuenta de que el comercio mundial está en problemas, plagado de errores, ficciones, injusticias y mucho abuso, y que los EEUU estaba pagando un costo muy alto para mantener ese estado de cosas, se estaba rápidamente descapitalizando, principalmente de sus industria fundamentales (tecnológicas, automotrices, de energía) que migraban a otros países, para favorecer un plan de globalización donde los EEUU jugarían un papel de segundones, lo cual no le parecía mal al ex presidente Obama, quien había puesto todas sus fichas en un gobierno mundial socialista por intermedio de la ONU, y motivado al cambio climático, en cambiar el patrón energético de combustible fósiles a energías alternativas, sobre las cuales tenía la esperanza de que los EEUU conservara el liderazgo.
Cuando Trump llega al poder, el problema venezolano ya estaba en la peor etapa de canibalismo internacional, estaban dejando al país en el hueso, y esparciendo en la región toda su fuerza desestabilizadora, Cuba, que había sido privilegiada por Obama, al punto que ya estaba acordada una apertura para los negocios y el turismo, la desaparición de la base de Guantánamo, y la vuelta del régimen de los Castro a la mesa de naciones democráticas. Aún cuando evidentemente no era una democracia.
Lamentablemente, por cuestiones de identificación ideológica, el partido demócrata durante los gobiernos de Carter, Clinton y Obama, no se tomaron muy en serio la amenaza cubana, creyeron que simplemente sobándoles la cabeza y tirándole un hueso de vez en cuando, podrían mantenerlos a raya, Obama fue el más arriesgado, tratando de negociar con ellos, unas intervenciones “benignas” como la que estaba en curso en Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Perú y buena parte del Caribe que ya estaban en las garras del socialismo.

Desmontando el “espacio vital”

Lo que no se dieron cuenta los políticos estadounidenses, o si se dieron, lo ignoraron, es que sus enemigos del bloque de Eurasia estaban cambiando el mapa del continente americano, para avanzar un plan ofensivo en contra de los EEUU, y lo primero que hicieron fue dentro de la doctrina militar desarrollada por Clausewitz, ir reduciéndole a Norteamérica lo que es conocido como su “espacio vital”.
Se trata de ese espacio, de aire, tierra y mar que fue tan importante, en el caso de Hitler (GroBraum) y teorizado por Carl Schmitt, en su afán de imponer su imperio milenario en el mundo, avanzando y conquistando naciones vecinas, pero al revés, el bloque de Eurasia promovían la ocupación de territorios contiguos a los EEUU, infiltrando su población.
Los EEUU renueva constantemente su población interna con emigrantes (que son todos los norteamericanos, es básicamente un país de emigrantes) bajo un esquema vigilado y controlado para ir sustituyendo bajas demográficas y capacidades en conocimiento.
El bloque euroasiático y sus países satélites se aprovecha de las debilidades en el sistema para posicionar a sus fichas dentro de los lotes que son escogidos en estos programas de emigrantes con el fin de ir transformando el paisaje político a lo interno, para que sea favorable a sus propósitos ideológicos, y una de sus metas ha sido la toma de la capital de los EEUU, Washington, por gente afecta a los intereses del bloque euroasiático.
Esto lo lograron gracias a la simpatía y el trato cordial que los gobiernos demócratas les brindaron a sus más encarnizados enemigos, permitiéndoles desarrollar una amplia gama de contactos, asociaciones, y representaciones ante los poderes más conspicuos de la nación.
Estos factores extranjeros, por medio de sus cuerpos diplomáticos, agencias de lobby, despachos de abogados, e incluso congresistas a quienes contribuían generosamente en sus campañas políticas, otorgando jugosos contratos a grandes empresas, pudieron posicionar elementos afines a sus intereses en puestos con cierto poder y desde allí, valiéndose de las minorías justamente, pero no sólo de razas, sino feministas, gays, comunidades cristianas, pacifistas, ambientalistas, etc., todo aquel que tuviera un reclamo de justicia e inclusión social, era reclutado por estos políticos convertidos en campeones de la igualdad, esparciendo de esta manera, un clima de tolerancia hacia los gobiernos y la mentalidad socialistas.
Los Think Tanks euroasiáticos llegaron a la misma conclusión que llegó Karl Popper antes de la Segunda Guerra Mundial, que el talón de Aquiles de toda democracia es justamente, la de permitir participar en su política a los enemigos de las sociedades abiertas, que con un buen disfraz y un discurso de justicia social, podrían acceder al poder político y controlar el destino de las naciones.
Todos estos individuos preocupados por temas humanísticos, de cambios, interesados por su entorno y educación, por la igualdad y la fraternidad con el “otro” diferente, fueron presa fácil de las corrientes nihilistas del pensamiento postmodernista, de allí que el ambiente académico fue un terreno propicio para la siembra de este cosmopolitanismo mal entendido, que hizo que el socialismo en Norteamérica fuera bien visto.
Latinoamérica era perfecta para estos movimientos anticolonialistas y de liberación, que se alimentaban de las frustraciones por falta de identidad, no hay mejor sentimiento para el comunismo que el resentimiento social, siempre fue así y siempre lo será, pero no contaban con esa vena conservadora y de derecha que todavía latía profundo en nuestro patio, tan acendrada en Colombia como en Brasil, e incluso en Argentina, que tan pronto olieron que en los EEUU cambiaba el aire de dirección, sus iniciativas de sobrevivencia florecieron.
Estemos claros en una cosa, este cambio hacia la derecha no hubiera sido posible si el movimiento de izquierda latinoamericano no hubiera fracasado de manera tan estrepitosa como lo hizo, la corrupción y la ineptitud, arruinó el plan de aislar a los EEUU en una burbuja contenida por altos muros inexpugnables, incluso en estos momentos, muchos norteamericanos no se han dado cuenta todavía del peligro que corren, están siendo atacados, aislados del mundo, y lo que han hecho es apertrecharse en el fuerte, como en El Álamo, y todos sabemos cómo terminó ese episodio.
Trump es un empresario, no es un guerrero, pero está rodeado de los más inteligentes guerreros y con un poder en sus manos que ninguna fuerza en el mundo a dispuesto en la historia, pero han preferido esperar, para ver si el menú de sanciones y otras presiones funcionan en el caso de Venezuela, tampoco tomaron medidas urgentes en el caso de Nicaragua, Cuba sigue jugando su papel neocolonialista para Eurasia sin ninguna restricción, creo que permitir esa situación es un error, les están desmontando su zona de seguridad, su espacio vital.
Y pareciera una contradicción en términos, pero los EEUU está desarrollando una iniciativa de seguridad espacial, entrenando incluso una fuerza armada con capacidad de intervención en el espacio exterior, pero han permitido que su propio espacio vital fuera invadido y tomado por el enemigo, permitir que el comunismo maneje a voluntad los destinos de países como Venezuela, Nicaragua y la misma Cuba demuestran una debilidad estructural en el sistema de defensa importante.

Una respuesta urgente, obligada y necesaria.

Ya China y Rusia se han pronunciado en que seguirán con la ayuda a los regímenes comunista de Venezuela, Nicaragua y Cuba, si los EEUU no reacciona adecuadamente, es decir, ignorar a los voceros del socialismo internacional que quieren proteger a Maduro, a Noriega y al nuevo gobierno títere de Cuba, morder la estrategia distractora de la atención al plan de ataque que vienen desarrollando Eurasia en contra de Norteamérica, van a perderse en el juego electoral y de las provocaciones de los medios, para no atender lo importante.
Y la reacción necesaria es lanzar a una ofensiva continental de intervenciones militares humanitarias, con el propósito primero de aliviar el sufrimiento de tanta gente víctimas de la discriminación y la violencia, y luego, para contener lo que queda del fascismo de izquierda, y en esta tarea, tienen que incluir obligatoriamente a Cuba, para desplazar a estos regímenes de fuerza que está dislocando la estabilidad regional, si no lo hicieren, el juego podría trancárseles, ya tienen al enemigo adentro, todavía lo pueden controlar, yo espero que el partido republicano gane en estas próximas elecciones y se pueda recomponer lo dañado, pero si no hay contundencia en la respuesta a Venezuela, Nicaragua y Cuba, los enemigos de la sociedad abierta se harán más arriesgados en sus iniciativas y más peligrosos para la seguridad mundial.
Eurasia está tratando de distraer a Trump con el tema comercial, nuclear y de movimientos tácticos que amenazan a Europa y a socios en Asia, mientras siguen con su plan de dejar a los EEUU sin espacio vital, cercándolos, obligándolos a tomar medidas antipopulares en contra de su propia población, no tiene ningún sentido soportar un estado de sitio en su propia región, inexplicablemente los guerreros de Trump no han podido tomar la iniciativa de atacar y reconquistar su espacio vital, algo que debió haber sido una respuesta rápida, frontal y que implique el descabezamiento de los regímenes de facto.
Quiero para finalizar, decir que, efectivamente, como venezolano tengo un interés especial en que se resuelva nuestro problema lo más rápido posible, nosotros ya no podemos, estamos agotados, vigilados y nuestra población está siendo desplazada, lo que hicimos a costa de enormes sacrificios no fue suficiente, nuestro adversario, vuelvo a repetirlo, es transnacional, pero mi preocupación mayor, y eso me atormenta, es que los EEUU en su condición de potencia mundial, es el líder y el protector indiscutible de la libertad y la democracia en el mundo, si perdemos a los EEUU, el totalitarismo triunfará en el mundo entero.
Trump tiene ahora la oportunidad de contar con los presidentes Duque y Bolsorano como aliados “duros” en la región, el momento de mover las fichas en el tablero es ahora, la táctica del desgaste ha resultado, en el sentido que ni Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela van a aguantar mucha candela, no tiene sentido permitir que se fortalezcan, que se rearmen y que ganen adeptos a su causa, nunca han estado tan débiles y con tanta impopularidad, además, un buena muestra de poder en la región desarticulará cualquier plan que México, Bolivia o incluso España pudieran tener, para revivir el fascismo de izquierda.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Qué está pasando en Venezuela? Hay una lucha por la sobrevivencia y por la libertad, el pueblo democrático no se ha entregado ni doblegado, pero las circunstancias son extremadamente difíciles, veinte años de dictadura disfrazada de democracia es demasiado tiempo y el futuro inmediato es aterrador.
¿Por qué no se ha podido resolver el caso de Venezuela? Hay demasiada complicidad en la región de parte de una estructura internacional socialista, que todavía funciona para parar o modificar cualquier intento de solución al problema; el deseo de las mafias que operan el país es seguir participando en cualquier intento de rescate, reconstrucción, o gobernabilidad, lo que quieren es que todo siga igual, con otro nombre, con otros rostros, pero su propósito es perpetuarse en el poder… y cuando trato de comprender el trance es el que estamos, sólo hace sentido preguntándose ¿A quién beneficia lo que está sucediendo en Venezuela?   -  saulgodoy@gmail.com





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