viernes, 5 de octubre de 2018

Rudolf Steiner y la antroposofía




Tú, cuyo aspecto exterior desmiente
la inmensidad de tu alma…

Wordsworth

Admiro a las personas cuyo reto personal es descubrir y entender el mundo de la mente que les pertenece, neurobiología aparte, pienso que sí existen esos horizontes del alma, y que el más grande de los triunfos en la vida, es poder morar en esos inmensos y etéreos salones interiores experimentando el conocimiento y el placer de respirar esos aires de arrebato e identidad con el universo, no importa si se es budistas, cristiano, islamita o judío, o de cualquier otra denominación, la religión en este caso es instrumental, nuestro tren de alta velocidad hacia esos mundos donde lo importante, es la experiencia mística.
Como en todo en esta vida, hay personas que les cuesta más que a otros llegar, creo que una buena parte de la humanidad nunca entra en estos terrenos de la experiencia religiosa, se quedan mirando desde afuera y sin entender a quienes dicen haberlo logrado, muchos de ellos nunca ha conocido a un maestro espiritual y menos, quienes han tenido la fortuna de tenerlos como guías, y en estos tiempos postmodernista, la experiencia interna, el reconocimiento de ese mundo interno, se ha convertido no en un lujo, sino en una verdadera rareza.
Colin Willson, uno de los escritores e investigadores británicos del ocultismo, en su biografía sobre Rudolf Steiner, el hombre y su visión (1861-1925) nos dice lo siguiente, resumiendo su importancia como uno de los maestros espirituales más destacados del siglo XX:

El mundo espiritual es, en realidad, el mundo interior del hombre. En efecto, Steiner dice: el pájaro es una criatura del aire, el pez es una criatura del agua, el gusano es una criatura de la tierra. Pero, esencialmente, el hombre es una criatura de la mente. Su verdadero hogar es un mundo que se encuentra dentro de él mismo. Es verdad que debemos vivir en el mundo exterior; pero… si queremos comprender ese mundo exterior debemos retirarnos hacia el interior de nosotros mismos. Para la mayoría de nosotros, es difícil retirarse a las profundidades de ese mundo interior; el mundo exterior y sus problemas no lo impiden continuamente. Steiner parece haber logrado una extraordinaria capacidad para descender a ese mundo interior. Y la afirmación central de su filosofía es que ese mundo interior no es el mundo espiritual, y que una vez que el hombre ha aprendido a entrar a ese reino, comprende que no es una mera imagen del mundo exterior sino un dominio que posee su propia realidad independiente.

Quienes se dejan dominar por el mundo exterior confrontan una vida áspera y ruda, de infinidad de momentos terribles que parecieran querer doblegarnos y romper nuestra voluntad, muchas veces hasta dejarnos agotados y sintiendo que el mundo nos avasalla, es cuando sentimos que nada valemos, que el universo está en nuestra contra, pero basta un recuerdo agradable, unas notas musicales, un olor u un sabor que despierta en nosotros experiencias interiores vividas, disfrutadas y guardadas en nuestra alma para que resurja en nosotros nuevas fuerzas y podamos seguir adelante.
Y no es simplemente un ejercicio de memoria, es una energía que se genera en nuestro interior que nos mueve y hace que el mundo cambie, que descubramos oportunidades donde antes no la veíamos, que de alguna manera las circunstancias se alineen con nosotros y podamos encontrar soluciones, ideas y visiones, cuando antes estábamos vencidos por los problemas.
Si eso sucede de manera accidental, de un momento a otro, imagine lo que podría resultar si la persona puede entrar en ese mundo a voluntad, recuperar para sí esas energías reparadoras y esclarecedoras y usarlas para cambiar el mundo exterior, de ese mundo interior es que surgen las fuerzas cuando nuestro cuerpo ya no puede más, lo que nos impulsa a dar esa otra brazada cuando estamos en el mar o correr ese kilómetro extra cuando sabemos que hemos llegado al límite.
Eso en cuanto al cuerpo, pero ¿Qué pasa cuando es cuestión de ánimo o de sentimientos? Cuando estamos deprimidos o nos sentimos derrotados, cuando estamos boqueando por una esperanza o una nueva oportunidad, buscamos en nuestro interior y conseguimos aliento, cualquier cosa que sea o si se trata de alguien que nos está robando energía, cuando entramos en nuestro interior encontramos el empuje necesario y de alguna manera cortamos la negatividad y nos levantamos de nuevo.
¿Existe ese mundo interior? Steiner acostumbraba a señalar que las filosofías materialistas, que arrinconan las capacidades mentales del hombre a simples fenómenos orgánicos, como quienes consideran que el pensamiento es producto de la actividad química del cerebro, son concepciones que empequeñecen al mundo, y hacen del hombre algo circunstancial y de poco valor.
Para combatir tales ideas acostumbraba a decir: “Cuando dices yo pienso, para afirmar simples procesos nerviosos, crees que es el cerebro actuando, igual cuando dices yo veo, o yo camino, pero observa que nunca dices mi cerebro piensa, mi cerebro ve o mi cerebro camina, si lo que dices es verdad deberías cambiar la forma de expresarte, porque cuando dices yo, estás mintiendo, porque el yo es tu conciencia de ti mismo, la experiencia de tu realidad sobrepasa a tu cerebro, lo que concluye que no es verdad que sea tu cerebro el que actúa”.
El joven Steiner aún antes de graduarse con un doctorado en filosofía de la Universidad de Rostock en Viena, ya era famoso gracias a su trabajo de ordenamiento y recopilación de la obra científica completa de Goethe, que hizo en los archivos del sabio en Weimar, y de dos libros que publicó posteriormente sobre la filosofía del ilustre germano, Filosofía de la Libertad y La visión del mundo de Goethe, obras respetadas por la academia de su época, al punto, que le valió la distinción de ser escogido por la hermana del filósofo Frederick Nietzsche,  para que hiciera el mismo trabajo con los archivos de su hermano.
Steiner conoció al filósofo aún con vida, pero en un lamentable estado de ausencia mental luego de su crisis de locura provocada por una sífilis en estado terciario, para ese momento Steiner ya tenía fama de ser un poderoso mentalista, de que se comunicaba con los espíritus, y había desarrollado una extraordinaria capacidad para la psicometría, la facultad de poder percibir de los objetos, su historia, con solo tenerlos en la mano, pero aclaremos, Steiner no se consideraba un médium, ni creía en el espiritismo, creía sí en un mundo suprasensible, espiritual  al que todos teníamos capacidad de acceder con un entrenamiento adecuado, de hecho Steiner era adorado por los ingleses precisamente por estas dotes, y podemos explicar tal admiración debido a la tradición de magos y nigromantes en la cultura británica, según queda registrado, nuestro ocultista, cuando visitó ese país, fue el primero en señalar que las ruinas de Stonehenge eran en realidad un observatorio astronómico primitivo, hipótesis que sería confirmada posteriormente.
Fue este aspecto de su extraordinaria carrera, la que finalmente le valió la injusta fama de embaucador, durante toda su vida, y Colin Wilson afirma fue la verdadera causa de su muerte, Steiner cumplió con un apostolado, haciendo consultas gratuitas a desconocidos que acudían a él para aliviar sus problemas, ser aconsejados o buscar soluciones a sus crisis personales.
Posiblemente frau Elizabeth Foster-Nietzsche, lo había requerido para conocer de esas percepciones supra sensoriales de Steiner sobre su hermano en estado catatónico, Steiner escribió un libro sobre el filósofo posterior a esta visita, pero declinó el proyecto de ocuparse del archivo del filósofo.
Otro personaje que Steiner recibió en dos consultas, fue al escritor en ciernes Franz Kafka, en lo personal daría lo que no tengo por enterarme lo que ocurrió en esas sesiones, imaginen, dos de los hombres más brillantes de su época, el primero un escritor desconocido y el segundo una celebridad en el mundo de lo paranormal, encerrados, discutiendo la crisis personal del joven escritor; de estos encuentros lo que quedó, fueron dos notas de Kafka donde demuestra su disgusto sobre Steiner.
Steiner creía en la reencarnación, en fantasmas, en demonios, en situaciones paranormales que luego recibirían el nombre de poltergeist, creía en telepatía y clarividencia, en el aura o ‘el cuerpo etérico’, creía que la mente humana era como una gran biblioteca de memorias de vida y recuerdos heredados de antepasados y del proceso evolutivo, dentro de cada uno de nosotros no hay un mundo, hay universos completos que esperan ser develados.
En la biografía escrita por Cristoph Lindemberg sobre Steiner (2012), nos dice de sus orígenes:

… de sus contemporáneos famosos o conocidos que, como él, nacieron en torno a 1860 en la monarquía danubiana: Sigmund Freud (1856), Edmund Husserl (1859), Gustav Mahler (1860), Theodor Herzl (1860), Arthur Schnitzer (1862) y Hermann Bahr (1863). Todos ellos procedían de la burguesía o de la gran burguesía, todos ellos crecieron de una manera natural en los mundos artísticos y pedagógicos de las postrimerías de la doble monarquía, algunos asistieron a los institutos vieneses más preeminentes que transmitían a sus alumnos la cultura estética e intelectual de la que luego creció el Modernismo Vienés. En cambio, en la familia Steiner no había ninguna tradición cultural digna de mención, ninguna estantería de libros y mucho menos una biblioteca. La religión tampoco desempeñada ningún papel, pues el padre se consideraba a sí mismo libre pensador. De modo que Rudolf Steiner creció sin haber sido favorecido ni consagrado por influencias culturales.

Hijo de un trabajador de estaciones de tren, Steiner no conoció una vida fácil, ni aun cuando podía que fue cuando se convirtió en la cabeza visible de uno de los movimientos espirituales más importantes y con recursos durante la Primera Guerra Mundial en Europa, siempre fue un hombre frugal y sencillo, se distinguió por sus maneras suaves aunque de una seriedad y dignidad a toda prueba, se convirtió en su tiempo en el conferencista más popular de la preguerra.
El idealismo y la epistemología heredada de Goethe, junto a sus dotes naturales hacia la espiritualidad hizo de Steiner un formidable contendor del materialismo científico, en especial del marxismo, estudió la mayor parte del pensamiento comunista y nunca lo pudo tragar, le parecía un error monumental anteponer la construcción de la utopía comunista por encima incluso de la preservación del espíritu humano, leyó con cuidado la doctrina elaborada por Marx y Engels y concluyó:

No me fue posible encontrar una relación interior con estos escritos. Me resultaba penoso que eran las fuerzas materiales y económicas las predominantes en la evolución del hombre, en tanto que lo espiritual era sólo una supertestructura ideal de esa base- verdaderamente real- Yo sabía que el espíritu era una realidad. Para mí
, lo que sostenían los teóricos del socialismo significaba cerrar los ojos a los hechos reales.

Esta fue una de las razones por las que chocó con otro brillante orador, Adolfo Hitler.
Los Nazi lo persiguieron bajo la acusación de ser un colaboracionista de la causa judía, en Múnich estuvo a punto de perder la vida cuando una horda de fanáticos nazis irrumpieron en una conferencia que dictaba con toda la intención de matarlo, tuvo que salir de Alemania para no volver nunca más.
Pero ya venían los problemas, se había corrido el rumor que Steiner fue el consejero del Jefe del Estado Mayor Alemán, Von Moltke, y que por su influencia, Alemania había perdido la guerra, pero creo que había un ingrediente adicional que provocó la animadversión de Hitler en contra de Steiner, y era toda la cosmogonía que representaba, y que chocaba con la suya propia, la de un templario negro.
Helena Petrovna Blavatsky, era la fundadora de la teosofía, una de las mujeres más poderosas y controversiales de finales del siglo XIX y principios del XX, una destacada médium y espiritista que viajó al oriente en busca de la sabiduría antigua, y trajo consigo los secretos de los maestros del Tíbet.
La teosofía es un cúmulo de creencias, doctrinas y prácticas de la más variada índole que fueron magistralmente tratadas por la prolífica mente de esta mujer, y en sus obras, las recrea de manera singular dándole coherencia a textos egipcios, hilvanados con conocimiento de los rosacruces y masónicos, cristianos e hindúes, con aspectos yogísticos y del budismo zen, todo este sincretismo con el único propósito de despertar en el hombre sus facultades espirituales latentes.
Llegado el momento Madame Blavatsky había creado una enorme y popular organización sobre sus ideas, y con su desaparición, buscaban a alguien que se hiciera cargo, y Rudolf Steiner llenaba todos los requisitos.
Dicen que fue una relación de conveniencia, Steiner obtuvo una plataforma mundial para lanzarse como figura principal de un movimiento en pleno crecimiento, y la teosofía obtenía a uno de los ocultistas más capaces y uno de los publicistas más efectivos que pudieron haber encontrado.
Fue una muy afortunada asociación que duró varios años, hasta que los directores del movimientos encontraron en la India al nuevo mesías, habían descubierto un niño con facultades mentales impresionantes, quería educarlo y convertirlo en el líder de la organización, su nombre era Jiddu Krishnamurti.
Steiner se separa del grupo y funda su propia organización, así nace la antroposofía.
Recordemos que estamos en una Europa de la entre guerras, apenas recuperándose de los estragos de la Primera Guerra Mundial y ya en el horizonte perfilándose los anuncios del próximo e inminente conflicto, la gente abrumada por problemas existenciales y materiales buscaba desesperadamente una guía, una esperanza, y todos estos movimientos religiosos cosechaban en una enorme audiencia.
Steiner se muda a Suiza y gracias a su labor como conferencista, publicista y recaudador de donaciones, consigue el dinero suficiente para construir un hermoso templo en la localidad de Dornach, hecho principalmente en madera, fue considerado una de las obras maestras de la arquitectura moderna, lamentablemente en 1922 el edificio se incendia y la pérdida es total, pero sin inmutarse Steiner vuelve hacer campaña y vuelve a levantar fondos para un nuevo edificio, esta vez lo construye en concreto reforzado.
Este hombre incansable no deja de escribir, de dictar conferencias, de viajar constantemente y de atender a largas colas de personas que quieren consultarlo, finalmente exhausto, muere a los 64 años en Dornach.
Este extraordinario hombre, tiene dos cualidades que admiro profundamente, la primera era que se trataba de un auténtico pensador, con una sólida formación científica en geometría, matemáticas y ciencias naturales, conoció y entendió de primera mano las principales teorías que cambiaban el mundo en su época, las de Einstein, Russell. Whitehead, Popper, Husserl, entendía a cabalidad la teoría evolucionista de Darwin y las propuestas matemáticas de Match, su trabajo sobre el pensamiento científico de Goethe es prueba de su talento.
Fue además un historiador y filósofo de valía, entendía perfectamente la filosofía de Kant de quien se convirtió en un estudioso por el resto de su vida, su tesis de doctorado fue sobre Fichte, estudió al detalle el pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche, de modo que no era un improvisado.
Pero lo que verdaderamente asombra fue su capacidad en abarcar conocimiento y hacerlos prácticos, está considerado como uno de los pioneros en la agricultura orgánica y tiene escritos profundos sobre ecología, escribió y dirigió obras de teatro que todavía hoy se representan en Alemania, creó una técnica de danza conocida como euritmia practicada entre otros artistas por Isadora Duncan, fue un arquitecto de valía, fundó el sistema de escuela Waldorf y un controvertido sistema educativo que sigue siendo popular en algunos países, tuvo notable influencia en la medicina aplicando su método antroposófico e inspiró la creación de la industria farmacéutica Weleda, que produce productos naturalistas, fue protector de los derechos humanos, reformador social con varios proyectos entre ellos uno de los primeros programas para la globalización, fue escultor, pintor, dibujante y fue uno de los escritores más prolíficos del mundo, sus obras selectas constan de 400 volúmenes, que incluyen apenas parte de sus conferencias.
Steiner es poco conocido en Latinoamérica, y estoy seguro, es  una inacabable fuente de conocimiento y ejemplo de una vida dedicada a cultivar el espíritu humano.  -   saulgodoy@gmail.com





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