martes, 6 de noviembre de 2018

De nuevo, los intelectuales



En la historia de la humanidad ese grupo de personas, llamados intelectuales, se distinguía, entre otras características, porque eran personas con una preparación que les permitía no sólo trasmitir conocimiento, sino ser críticos de los momentos fundamentales de sus tiempos y sociedades; y en este aspecto, tenían la capacidad de evaluar, diseccionar eventos puntuales, en su mayor parte traumáticos, decisivos, que afectaron o afectan la naturaleza y el destino de las culturas de las que son parte.
Estos análisis de hechos transformadores y decisivos tenían como objeto que el resto de sus conciudadanos pudieran comprender el alcance y efectos de los mismos; pero, principalmente, la intención era que no se olvidaran, registrarlos para la posteridad.
El compromiso del intelectual era tomar parte en la historia, no simplemente narrarla, y esto lo hacían desde un punto de vista, desde unos valores y principios que habían hecho suyos y por los cuales desmontaban los acontecimientos, les daban una coherencia y los explicaban, para que la gente comprendiera la importancia de los mismos, y para compartir esa experiencia, que es lo que construye la memoria de los países y del mundo.
Las guerras, los desastres naturales, las conmociones sociales, como revoluciones, golpes de estado, magnicidios, holocaustos… los cambios ideológicos y los grandes acontecimientos científicos y culturales, debían y tenían que ser explicados por personas que tuvieran alguna comprensión de los mismos; lo hacían escribiendo, opinando, utilizando los medios masivos de comunicación y, hoy en día, las redes sociales y el internet.
Muchos de esos asuntos eran complejos y necesitaban ser pensados, por ello la importancia de la libertad y la responsabilidad de cada uno de esos comentaristas (lo que, necesariamente, implica su silencio); pero todos, sin excepciones, estaban, y estamos, sometidos a los imperativos de la ideología, porque escribimos desde unas coordenadas, referenciados en el mapa del pensamiento humano, que no inventamos, ni dominamos.
Pero una cosa es escribir para un sistema de ideas que consideramos apropiados y que encajan en nuestras circunstancias, y otra es ponernos al servicio de un aparato de propaganda, ser pagados, mantenidos, sufragados y condicionados por grupos de intereses, que “necesitan” que esa visión de los acontecimientos sea expresada de una manera y no de otra, y que sean estos intelectuales arrendados los encargados de proporcionarles las municiones.
Y es lo que está sucediendo con La Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN) 2018, un evento en que el régimen de Maduro no ha escatimado gastos para avanzar en su proceso hegemónico de indoctrinación sobre el pueblo de Venezuela, con repercusiones en el escenario regional, siendo su principal propósito demostrar que, efectivamente, existe un “pensamiento” detrás de toda la destrucción de Venezuela; justificarlo viene a ser la tarea de filósofos, historiadores, poetas, novelistas e investigadores que se reunirán en Caracas para “echar el resto” ante la eminente caída del régimen de Maduro.
Difícil va a ser ocultarle a estos intelectuales traídos del extranjero, a costa del precario presupuesto de la nación, la escasez de gasolina en un país que alardea ser petrolero, las colas de los venezolanos para adquirir bienes básicos, desde dinero, hasta comida y medicinas, las matanzas de que hacen a traición la guerrilla del ELN de nuestros jóvenes pertenecientes a las FFAA.
Imposible será maquillarles la desbocada inflación que convierte los sueldos en sal y agua, el deterioro de la infraestructura, las fallas de los servicios básicos (alerta a todas las alimañas saboteadoras del sistema eléctrico, prohibido que se vaya la luz durante la feria), la pérdida de peso de los venezolano, la gente comiendo basura en la calle.
Creo que les tocará hacerse los ciegos, sordos y mudos ante la perturbadora desolación del país y se contentarán en leer sus ponencias humanistas, de mucha fe en el futuro del socialismo, en el progreso y la paz mundial, con el sumiso público rojo rojito, aullando y aplaudiendo a rabiar, gritando consignas y demostrando un contento y una alegría incontrolables, soñando con que, al final de la jornada, podrán acceder a una de las cajas de alimentos CLAP, a un pernil, a una transferencia bancaria a sus cuentas en bolívares soberanos, devaluados mil veces, para poder comprar un cartón de huevos y no morir de hambre.
Por todos lados verán las banderas y los afiches de los responsables de sostener el socialismo en la América liberada; en las calles se disfrutará de maromeros y circos de los barrios, montajes de titiriteros y otras expresiones del arte corporal (mucho come candela y mimos en cada esquina); en las tarimas se representará episodios de la independencia, de jóvenes disfrazados de héroes de la patria, de músicos regetoneros y raperos con sus himnos al perreo y a la justicia social, cuando no improvisadas representaciones míticas de la descolonización; muchos actos oficiales condecorando luminarias del trotskismo, del leninismo y del pensamiento libertario castrista.
Será la ocasión de comprar libros sobre el comunismo a bajo costo, reimpresiones de obras que nadie ha leído o de los clásicos que todo el mundo asegura haber leído, veremos las obras completas del Comandante Chávez en sus versiones impresas, digitales, en braille, en Mandarín, de audio, al lado de todos sus videos, el compendio de sus leyes, podremos adquirir bustos, miniaturas, escapularios, su correspondencia completa con Fidel Castro… será un acontecimiento apoteósico y memorable.
Los museos estarán abiertos para que el público vea lo que queda de ellos luego de la razzia revolucionaria del patrimonio artístico de la nación, el centro de Caracas se convertirá en una Disneylandia del socialismo del siglo XXI, las noches se vestirán de nostalgia con la Nueva Trova Cubana y las hipnóticas quenas bolivianas.
No faltarán discursos recordando a los camaradas caídos, a los mártires de la revolución y, en otros espacios, para un público más selecto, los imperturbables investigadores sociales de los Think Tanks financiados por el Foro de Sao Paulo analizarán, con rigor científico y en densos cuadros en Power Point, sus alucinaciones de los Latinoamericanos, siempre más felices bajo los gobiernos socialistas.
A mí no me cabe la menor duda, que estamos en la presencia de uno de los actos de colonialismo comunista más notorios, públicos y agresivos de la historia contemporánea Latinoamericana, FILVEN es el avance manipulador de la cultura de un país con más frentes y modalidades para inocular en la mente de los venezolanos, con todo el poder mediático de la hegemonía chavista, utilizando de manera concentrada todos los medios de comunicación, una visión distorsionada de la realidad, una utopía corrupta y fracasada, y un odio de clases propios del estalinismo más abyecto y grosero, nada de lo que sucederá en su transcurso es inocente.
Por cierto, será la oportunidad dorada para descargar ante las cámaras de TeleSur, Al-Yasira, Globovisión, y otros importantes medios continentales todo el veneno acumulado contra el recientemente electo presidente de Brasil, el Sr. Jair Bolsonaro, encarnación de todas las pesadillas revolucionarias comunistas de estas últimas décadas, hombre que , sin siquiera haber empezado a gobernar, ha recibido una advertencia de la flamante defensora de los DDHH de la ONU, la Sra. Bachelet que, en nombre del socialismo, le tiene el ojo puesto.
Esos intelectuales, al servicio de la propaganda y de la opresión de la extrema izquierda, inundarán nuestro país para condenar las sanciones de los EEUU contra el pueblo de Venezuela (no hay manera de que admitan, porque en el fondo entienden, que son medidas que sólo incumben a los ladrones, corruptos y lavadores de dinero del régimen de Maduro, pero se trata de sus aliados) y nos compararán con Cuba, la eterna agredida del capitalismo imperial, que no deja de lucirse como virgen impoluta, a pesar de su injerencia y su provocación de violencia armada en nuestro continente.
Vergüenza le debería dar al ministro Villegas por prestarse a este terrible sainete comunista, a los supuestos artistas, directores de cine, artistas plásticos y escritores que se dicen venezolanos, y van a quedar registrados como colaboracionistas del desastre nacional, tratando de ocultar los asesinatos, torturas, con sus discursos sobre el arte en socialismo, porque esta Feria no es otra cosa que la continuación del horror diseñado para nuestro país en Cuba.
Vamos a presenciar, una vez más, cómo personas que tienen el saber hacer y las herramientas para la crítica se pliegan a los regímenes más sanguinarios y espantosos por una bolsa de dinero ensangrentado; veremos su inmenso desprecio por la verdad y la sensibilidad humana, mientras tratan de lavarle el rostro a una de las tiranías más despreciables del planeta… pero, mientras estos artistas e intelectuales hacen relaciones públicas y buscan financiamiento para sus proyectos personales, en medio de brindis y canapés que los venezolanos pagamos y a los que no tendremos acceso, recuerden, amigos latinoamericanos, que familias enteras estarán, en ese preciso momento, tratando de huir del país e ingresando en los suyos, buscando no morir de inanición o por la violencia gubernamental.   -    saulgodoy@gmail.com






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