domingo, 13 de octubre de 2019

A que no me conoces



Son un problema porque tratan de pasar por debajo del radar, haciéndose pasar por lo que no son; hablan como capitalistas, argumentan como defensores de la libertad del mercado, le tiran sus puyitas a la tiranía chavista, parecieran ser críticos de las posiciones estatistas, de la planificación centralizada, del colectivismo, de las fórmulas populistas de control social… pero, al momento de aclarar su pensamiento y precisar sus creencias, descubrimos que son unos socialistas disfrazados, que buscan perpetuar la dependencia de la sociedad de la voluntad de gobiernos que se hacen del poder para manejar el estado como si fuera una taguara.
Y si esas personas vienen de la empresa privada, de grupos financieros, del sector petrolero o de algún gremio que representa los intereses de inversionistas privados, el camuflaje les viene de maravilla, ya que pueden adelantar no solo sus propios intereses, ligados a un estado centralizado, fuerte y dadivoso, sino que comparten intereses con organizaciones políticas socialistas y de esta manera aseguran su participación en futuros gobiernos socialistas en los que jugosos contratos, posiciones privilegiadas y beneficios que sólo aquellos cercanos al poder pueden disfrutar ya que medran de la corrupción, del oportunismo, y pueden cosechar fabulosas ganancias en muy corto tiempo.
Este tipo de personas, estos empresarios socialistas de salón, se advienen a estos movimientos restauracionistas de gobiernos fuertes y benefactores, no por convicciones políticas sino por intereses estrictamente crematísticos, para ellos estar bajo la sombra de un gobierno que acapara la riqueza nacional y la redistribuye según criterios de justicia social, es asegurar su modo de vida.
Estamos hablando de empresarios, expertos en alguna actividad “productiva”, representantes de gremios, que han vivido toda su vida bajo la autoridad del superestado totalitario, al que nos hemos acostumbrado los venezolanos en los últimos sesenta años, y que ellos no quieren que cambie, pues no saben hacer otra cosa que parasitar del estado burocrático, poner a la orden de los políticos de turno en el poder a sus organizaciones empresariales, para explotar cada oportunidad de negocio que se les presente, lo cual no es malo, si fuera lícito, pero es terrible cuando lo que hacen es legitimar la corrupción.
Son figuras públicas que permanentemente hacen presencia en los medios de comunicación, edulcorando los cambios que pudieran venir, para apuntalar su ventaja estratégica, que no es otra que conocer y trabajar para ciertos políticos, a los que mantienen y cultivan como “inversión” para sus intereses particulares, en nuestro caso específico, se trata de empresarios haciéndole campaña política a ciertos sectores que pudieran tener la oportunidad de llegar al gobierno en medio de la tremenda crisis que sufre el país.
Su discurso es engañoso, pues aparentan estar con el surgimiento de un nuevo modelo de gobierno, pleno de libertad y oportunidades, en una apertura democrática de verdad, aquella que implica un estado reducido y mayor participación de la sociedad, plena de emprendimientos e inversiones en la reconstrucción de Venezuela… pero, si los escuchamos con cuidado y desmontamos sus narrativas, advertimos que lo que verdaderamente desean es que las cosas continúen como ellos las conocen y donde han sido tan exitosos, viviendo del estado.
Si vamos a comparaciones, tenemos un pueblo llano que está acostumbrado a los regalos, a las becas, a la caja CLAP que les reparte el gobierno, las cajas CLAP para nuestros empresarios endógenos y socialistas son mucho más grandes, sus becas más suntuosas y en divisas extranjeras, los obsequios más generosos… todo a cambio de su complicidad y sumisión.
Hay varios personajes que, estoy seguro, ustedes han detectado, igual que yo; son empresarios y algunos, líderes de asociaciones privadas, muchos de ellos miembros de importantes gremios que agrupan a empresarios honestos y trabajadores, expertos petroleros, dueños de empresas de comunicaciones, que aparentan ser los representantes de esos intereses establecidos, del status quo, que quieren un cambio para que nada cambie, hacer un enroque de nombres y rostros pero que el estado quede más o menos como ése que ellos han ayudado a construir y a sostener… se les ve por encima el terror que tienen a un nuevo país, a competir con libertad y sin padrinos.
Los empresarios socialistas han crecido favorecidos por medidas proteccionistas, burbujas monopólicas, beneficios fiscales, créditos favorables, condonación de deudas, participación en información privilegiada, contratos a granel con el estado, el simple hecho de hacerse acompañar por un alto funcionario al momento de retirar mercancía de las aduanas es ya una ventaja enorme sobre el competidor que sí está obligado a sufrir con las alcabalas.
Algunas empresas fabrican información a la medida de los intereses de los que gobiernan el estado, crean estadísticas para favorecer tendencias y servicios; otros utilizan con descaro los fondos sociales que se crean para favorecer a las grandes masas desposeídas, para medrar de sus compras e inversiones, crean las condiciones mediáticas favorables para ciertas medidas impopulares y, si están conectados en buenos niveles de decisión, consiguen anticipos, pagos por obras no ejecutadas, aprobación de sobreprecios, extensiones de los contratos…
Por pertenecer al sector privado ellos se creen estar libres de culpa en el desastre económico propiciado por el chavismo, pero necesariamente había colaboradores, socios y compinches en las escenas de los crímenes, de algún lado salían las comisiones, las coimas y los imprevistos en esas contrataciones multimillonarias.
Muchos empresarios que hoy son magnates, no todos afortunadamente, fueron y son parte activa de ese sistema corrompido y corruptor que ha desangrado a Latinoamérica por décadas, empresas como Oderbrecht, la misma PDVSA, las empresas del grupo Derwick que nos llenó de chatarra eléctrica, los bancos que hoy cierran sus puertas por insolventes, y muchas empresitas de maletín, que han recibido cuantiosos contratos que jamás cumplieron pero que sí cobraron, pueblan ese universo de mafias que se conformaron alrededor de los gobiernos socialistas.
De esos empresarios quedaron muchos de este lado, y ahora que huelen los cambios en el aire quieren tener “amigos” en el gobierno de transición, y andan por allí entusiasmados con un nuevo gobierno, rostros frescos, propuestas diferentes… con ellos sirviendo de catalizadores para los nuevos líderes; si reparan un poco y se fijan en los detalles, se trata de la misma pandilla, moviendo los hilos de las nuevas marionetas.
Esos empresarios y expertos que supuestamente abogan por una Venezuela diferente, que ahora hacen foros y predican las libertades del mercado, tienen una cola de paja muy pero muy larga; han vivido y se han acostumbrado a jugar en un capitalismo sucio y desvergonzado, se han impuesto a través de la corrupción y porque han hecho de la política “su negocio”, siguen apostando a ganador, porque saben que no pueden competir en condiciones justas.
Presten atención a sus mensajes: hablan de fondos sociales que no son sino maneras de sacar del presupuesto nacional, grandes cantidades de dinero para ser administrados de manera autónoma, proponen que la empresa y el estado deben ir agarrados de manos hacia un brillante porvenir, insisten en que sea el estado el dueño de las riquezas del subsuelo, no pueden evitar suscribir una nueva política paternalista, redistributiva, que financie planes de seguridad social universales… si escuchan atentamente sus conclusiones, se darán cuenta de que no han dejado de creer en el estado centralista, planificador, distribuidor de la riqueza, garante de la salud, la educación, la alimentación, el transporte del pueblo… si detallan lo que estos supuestos liberales tratan de decirnos, descubrirán a unos socialistas temerosos de que se les arrebate su cambur.
Estimados lectores, hay que tener mucho cuidado con los criptosocialistas; se esconden detrás del ropaje de ponderados conservadores y simulan ser hombres y mujeres de la derecha, pero sus nombres salen a cada momento afiliados a esos pseudo líderes democráticos, que tienen al chavismo como ejemplo a seguir si algún día llegaren al poder, y que dejan constancia con cada palabra que emiten, que lo suyo es rescatar el país que dejamos en 1999… con esa gente, ni a la esquina.   -    saulgodoy@gmail.com    




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