viernes, 25 de octubre de 2019

Los pesares de una analista,




Permítanme decirlo de nuevo, odio tener la razón y más cuando se tratan de sucesos que me afectan en lo personal, me saca de las casillas tener que decir “te lo dije”, pero cuando los acontecimientos pueden preverse en el tiempo, cuando las condiciones están dadas para que los analistas puedan construir escenarios factibles, “futuribles”, cuando es posible advertir de las amenazas antes de que están se conviertan en peligros, lo ideal es que estas opiniones y proyecciones hubieran sido tomadas en cuenta y preparar políticas y acciones conducentes a evitarlas o minimizarlas, eso sería muy satisfactorio pues se habrían cumplido las expectativas y la razón de ser de los análisis y analistas.
Pero no es hora de lamentos ni ucronías que ya no nos sirven, el punto ahora es saber qué es lo que los EEUU va a hacer con la situación en Latinoamérica, repito lo que he dicho en varios artículos anteriores, esto es un ataque directo en contra de los intereses y el modo de vida de los norteamericanos, los están asediando justo en sus fronteras, su espacio vital ha sido, no sólo vulnerado sino tomado por fuerzas enemigas, el pretender que van a poder vivir en paz levantando muros y aislándose del mundo es una grave equivocación.
Les repito, mi interés de que los EEUU salgan con bien de este problema es que no sólo representan el último reducto y defensa de la democracia, la libertad y los auténticos valores del humanismo en el planeta, si los EEUU pierde esta batalla, peligra para toda la humanidad la posibilidad de tener una vida decente y con miras a la prosperidad y un futuro como seres humanos.
La alternativa es el colectivismo, el totalitarismo, la hegemonía del partido único, el estado policial, la sospecha continua sobre la sociedad, la vigilancia constante y el terror, la opresión de una élite que gobierna en medio de privilegios y lujos, y un pueblo esclavizado y viviendo en la miseria.
Si bien en Latinoamérica los que creemos en la libertad y la democracia estamos luchando en condiciones de gran desventaja, y poniendo las victimas ante el avance implacable del castrocomunismo armado y violento, necesitamos de la rápida intervención de los únicos garantes de la estabilidad mundial, con la fuerza suficiente, único lenguaje que entiende el enemigo, para detenerlo primero y luego derrotarlo.
Y es que el grado de intervención y desorden que está provocando la izquierda extremista en nuestro continente sólo es posible con la comprobada ayuda de países como Rusia  y China, enemigos declarados de los EEUU, así como de los regímenes islámicos fundamentalistas, con la colaboración de una Unión Europea, que ante sus contradicciones ideológicas y de principios, no atina sino a enturbiar las aguas con políticas de “sí pero no”, por las organizaciones que conforman el comunismo y el socialismo internacional, por instituciones multilaterales penetradas por los intereses adversos a la democracia y al capitalismo.
Pero lo más vergonzoso y peligroso, por la participación del crimen organizado y las mafias más tenebrosas del mundo, las que sostienen una economía profunda y distorsionante, que necesitan de regímenes de fuerza de militares y dictadores para su funesta labor de corrupción de las naciones.
Latinoamérica ha caído en ese vórtice de violencia paramilitar, de sedición, de economías paralelas y gobiernos que quieren perpetuarse en el poder por medio de trampas electorales, utilizando las herramientas e instituciones democráticas a su favor para luego destruirlas, es lo que han hecho con los Asambleas Constituyentes, con las Cartas Magnas, con los tribunales de justicia y los principios de soberanía y no intervención en los asuntos internos de las naciones, la izquierda a desacralizado la verdad y la razón.
Todo esto nos ha llevado a un nihilismo suicida, un estado mental de locura contagiosa de creer que se puede vivir en paz con el comunismo, a ese punto hemos llegado por no hacerle caso a las señales de lo que venía, intentamos hacer política cuando la opción era claramente militar, no es tarde, pero va a ser más complicado, vamos a jugar en un tablero donde las fuerzas de la subversión y la revolución se siente como pez en el agua en su papel de víctimas, de libertadores bajo fuego, de santos mártires de la revolución.
Indudablemente que Venezuela debe ser el primer objetivo de una respuesta definitiva y reparadora, que si se puede hacer simultáneamente con una intervención en Cuba, sería lo ideal, pues serviría de disuasión para los otros países que están jugando con fuego como serían Nicaragua, México y Bolivia.
Hay una oportunidad en parar este ataque de raíz y es aplicando la Doctrina Monroe de manera compulsiva, no permitirle la acción a estos países, grupos e intereses actuando en favor de la destrucción del orden y la paz continental, a tener una presencia en la región, aislar en cuarentena a toda la América de cualquier oportunidad o posible nexo con estos factores que atenten en contra de la seguridad de los EEUU.
Aunque sabemos que el liderazgo local de este ataque se encuentra en Cuba, no menos cierto es que han logrado la construcción de una red organizaciones y personalidades, todas identificadas, y repartidas a lo largo del continente, con autonomías territoriales y cadena de comando propios, para ejecutar las órdenes de promoción del caos y la destrucción de los bienes de las repúblicas, no es nada nuevo, es el formato 2.0 de la lucha por la liberación de los años sesenta.
Ya Venezuela y su dictador Maduro están dados por perdidos, es decir, que el plan continuará sin ellos (aunque mantenerlos, crean mucho ruido, lo que favorece el proceso revolucionario) y claramente el Foro de Sao Paulo tiene las riendas de la situación conjuntamente con los frentes guerrilleros en Colombia y todos esos pequeños focos de rebelión ubicados en sindicatos, centros de estudiantes, partidos comunistas, ONG´s ambientalistas y de derechos humanos, repartidos por el continente en redes operativas, algunas actuando abiertamente, otras en la clandestinidad, pero la mayor parte de la población de nuestros países no acompaña a estos insurgentes, y el caso de Bolivia, y estoy seguro, de Argentina, hablan de ello.
Es claro, que para evitar el colapso de la subregión debe aplicarse una implacable censura a los medios de comunicación de la izquierda que son el aparato de propaganda sin el cual estas revoluciones no pueden existir, en Venezuela de seguro, si se le retirara la posibilidad de comunicación de masas al chavismo, éste desparecería en muy poco tiempo.
Es una medida extrema que habla de un estado de excepción, pero necesario para mantener al enemigo a raya, es absolutamente injustificable que con lo delicado de la situación en nuestros países, las principales vocerías mediáticas estén parcializadas con el enemigo, quien es justamente el que está provocando la inestabilidad y el desorden
Maduro y sus compinches están utilizando todos los medios de comunicación a su alcance para dar su versión de los acontecimientos y asegurarnos de que una nueva victoria de la izquierda extremista en el continente es un hecho consumado, en ejercicio de la dialéctica, expongo mi criterio y les digo, que lejos de una victoria, han alborotado un avispero que va a tener consecuencias drásticas, de carácter militar, para la que no están preparados.
Todo esto requiere de una coordinación con las fuerzas aliadas de la región para hacer el proceso de pacificación mucho más rápido y efectivo, que el aparato productivo de las naciones no se detenga y que la vida ciudadana siga funcionando con normalidad, atendiendo policialmente los casos disfuncionales.
El problema más peligroso es precisamente los actos de desafío de Rusia y China ante un cerco epidemiológico como el que proponemos, pero la política intervencionista y de operaciones encubiertas es de dos vías, si funciona para ellos, puede funcionar para los EEUU en sus propias áreas vitales, y esas son las cosas que se pudieran discutir en una mesa de negociación, a la que se llegará, luego de las tensiones que surjan al imponer con la fuerza esa zona de exclusión.
Es claro que el caso venezolano funcionará como vitrina de recuperación y fortalecimiento democrático, que debería ser con una atención humanitaria de inmediato y de inversiones masivas para levantar lo más pronto posible el aparato productivo del país, pero para ello hay que prescindir del colaboracionismo interno, de todos esos políticos y sus organizaciones, que están a la venta por un buen precio, con ellos no iremos a ningún lado y lo que harán, será hacernos perder tiempo y esfuerzos.
Ya no me queda la menor duda, el tramo político que había para tratar de solucionar los conflictos con la izquierda radical en Latinoamérica se agotó, ahora viene la parte militar que de eso hablaremos en otro momento y circunstancia.  -    saulgodoy@gmail.com


  

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