Permítanme decirlo de nuevo, odio tener la razón y más
cuando se tratan de sucesos que me afectan en lo personal, me saca de las
casillas tener que decir “te lo dije”, pero cuando los acontecimientos pueden
preverse en el tiempo, cuando las condiciones están dadas para que los
analistas puedan construir escenarios factibles, “futuribles”, cuando es
posible advertir de las amenazas antes de que están se conviertan en peligros,
lo ideal es que estas opiniones y proyecciones hubieran sido tomadas en cuenta
y preparar políticas y acciones conducentes a evitarlas o minimizarlas, eso
sería muy satisfactorio pues se habrían cumplido las expectativas y la razón de
ser de los análisis y analistas.
Pero no es hora de lamentos ni ucronías que ya no nos
sirven, el punto ahora es saber qué es lo que los EEUU va a hacer con la
situación en Latinoamérica, repito lo que he dicho en varios artículos
anteriores, esto es un ataque directo en contra de los intereses y el modo de
vida de los norteamericanos, los están asediando justo en sus fronteras, su
espacio vital ha sido, no sólo vulnerado sino tomado por fuerzas enemigas, el
pretender que van a poder vivir en paz levantando muros y aislándose del mundo
es una grave equivocación.
Les repito, mi interés de que los EEUU salgan con bien de
este problema es que no sólo representan el último reducto y defensa de la democracia,
la libertad y los auténticos valores del humanismo en el planeta, si los EEUU
pierde esta batalla, peligra para toda la humanidad la posibilidad de tener una
vida decente y con miras a la prosperidad y un futuro como seres humanos.
La alternativa es el colectivismo, el totalitarismo, la
hegemonía del partido único, el estado policial, la sospecha continua sobre la
sociedad, la vigilancia constante y el terror, la opresión de una élite que
gobierna en medio de privilegios y lujos, y un pueblo esclavizado y viviendo en
la miseria.
Si bien en Latinoamérica los que creemos en la libertad y
la democracia estamos luchando en condiciones de gran desventaja, y poniendo
las victimas ante el avance implacable del castrocomunismo armado y violento, necesitamos
de la rápida intervención de los únicos garantes de la estabilidad mundial, con
la fuerza suficiente, único lenguaje que entiende el enemigo, para detenerlo
primero y luego derrotarlo.
Y es que el grado de intervención y desorden que está
provocando la izquierda extremista en nuestro continente sólo es posible con la
comprobada ayuda de países como Rusia y
China, enemigos declarados de los EEUU, así como de los regímenes islámicos
fundamentalistas, con la colaboración de una Unión Europea, que ante sus
contradicciones ideológicas y de principios, no atina sino a enturbiar las
aguas con políticas de “sí pero no”, por
las organizaciones que conforman el comunismo y el socialismo internacional,
por instituciones multilaterales penetradas por los intereses adversos a la
democracia y al capitalismo.
Pero lo más vergonzoso y peligroso, por la participación del
crimen organizado y las mafias más tenebrosas del mundo, las que sostienen una
economía profunda y distorsionante, que necesitan de regímenes de fuerza de
militares y dictadores para su funesta labor de corrupción de las naciones.
Latinoamérica ha caído en ese vórtice de violencia
paramilitar, de sedición, de economías paralelas y gobiernos que quieren
perpetuarse en el poder por medio de trampas electorales, utilizando las
herramientas e instituciones democráticas a su favor para luego destruirlas, es
lo que han hecho con los Asambleas Constituyentes, con las Cartas Magnas, con
los tribunales de justicia y los principios de soberanía y no intervención en
los asuntos internos de las naciones, la izquierda a desacralizado la verdad y
la razón.
Todo esto nos ha llevado a un nihilismo suicida, un
estado mental de locura contagiosa de creer que se puede vivir en paz con el
comunismo, a ese punto hemos llegado por no hacerle caso a las señales de lo
que venía, intentamos hacer política cuando la opción era claramente militar,
no es tarde, pero va a ser más complicado, vamos a jugar en un tablero donde
las fuerzas de la subversión y la revolución se siente como pez en el agua en
su papel de víctimas, de libertadores bajo fuego, de santos mártires de la
revolución.
Indudablemente que Venezuela debe ser el primer objetivo
de una respuesta definitiva y reparadora, que si se puede hacer simultáneamente
con una intervención en Cuba, sería lo ideal, pues serviría de disuasión para
los otros países que están jugando con fuego como serían Nicaragua, México y
Bolivia.
Hay una oportunidad en parar este ataque de raíz y es
aplicando la Doctrina Monroe de manera compulsiva, no permitirle la acción a
estos países, grupos e intereses actuando en favor de la destrucción del orden
y la paz continental, a tener una presencia en la región, aislar en cuarentena
a toda la América de cualquier oportunidad o posible nexo con estos factores
que atenten en contra de la seguridad de los EEUU.
Aunque sabemos que el liderazgo local de este ataque se
encuentra en Cuba, no menos cierto es que han logrado la construcción de una
red organizaciones y personalidades, todas identificadas, y repartidas a lo
largo del continente, con autonomías territoriales y cadena de comando propios,
para ejecutar las órdenes de promoción del caos y la destrucción de los bienes
de las repúblicas, no es nada nuevo, es el formato 2.0 de la lucha por la
liberación de los años sesenta.
Ya Venezuela y su dictador Maduro están dados por
perdidos, es decir, que el plan continuará sin ellos (aunque mantenerlos, crean
mucho ruido, lo que favorece el proceso revolucionario) y claramente el Foro de
Sao Paulo tiene las riendas de la situación conjuntamente con los frentes
guerrilleros en Colombia y todos esos pequeños focos de rebelión ubicados en
sindicatos, centros de estudiantes, partidos comunistas, ONG´s ambientalistas y
de derechos humanos, repartidos por el continente en redes operativas, algunas
actuando abiertamente, otras en la clandestinidad, pero la mayor parte de la
población de nuestros países no acompaña a estos insurgentes, y el caso de
Bolivia, y estoy seguro, de Argentina, hablan de ello.
Es claro, que para evitar el colapso de la subregión debe
aplicarse una implacable censura a los medios de comunicación de la izquierda que
son el aparato de propaganda sin el cual estas revoluciones no pueden existir,
en Venezuela de seguro, si se le retirara la posibilidad de comunicación de
masas al chavismo, éste desparecería en muy poco tiempo.
Es una medida extrema que habla de un estado de
excepción, pero necesario para mantener al enemigo a raya, es absolutamente
injustificable que con lo delicado de la situación en nuestros países, las
principales vocerías mediáticas estén parcializadas con el enemigo, quien es
justamente el que está provocando la inestabilidad y el desorden
Maduro y sus compinches están utilizando todos los medios
de comunicación a su alcance para dar su versión de los acontecimientos y
asegurarnos de que una nueva victoria de la izquierda extremista en el
continente es un hecho consumado, en ejercicio de la dialéctica, expongo mi
criterio y les digo, que lejos de una victoria, han alborotado un avispero que
va a tener consecuencias drásticas, de carácter militar, para la que no están
preparados.
Todo esto requiere de una coordinación con las fuerzas
aliadas de la región para hacer el proceso de pacificación mucho más rápido y
efectivo, que el aparato productivo de las naciones no se detenga y que la vida
ciudadana siga funcionando con normalidad, atendiendo policialmente los casos
disfuncionales.
El problema más peligroso es precisamente los actos de
desafío de Rusia y China ante un cerco epidemiológico como el que proponemos,
pero la política intervencionista y de operaciones encubiertas es de dos vías, si
funciona para ellos, puede funcionar para los EEUU en sus propias áreas vitales,
y esas son las cosas que se pudieran discutir en una mesa de negociación, a la
que se llegará, luego de las tensiones que surjan al imponer con la fuerza esa
zona de exclusión.
Es claro que el caso venezolano funcionará como vitrina
de recuperación y fortalecimiento democrático, que debería ser con una atención
humanitaria de inmediato y de inversiones masivas para levantar lo más pronto
posible el aparato productivo del país, pero para ello hay que prescindir del
colaboracionismo interno, de todos esos políticos y sus organizaciones, que
están a la venta por un buen precio, con ellos no iremos a ningún lado y lo que
harán, será hacernos perder tiempo y esfuerzos.
Ya no me queda la menor duda, el tramo político que había
para tratar de solucionar los conflictos con la izquierda radical en
Latinoamérica se agotó, ahora viene la parte militar que de eso hablaremos en
otro momento y circunstancia. - saulgodoy@gmail.com
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