domingo, 20 de octubre de 2019

Un triunfo pírrico



Lo que sucedió el pasado jueves 17 de Octubre en la ONU con la elección del representante de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, a un puesto Consejo de Derechos Humanos en representación de los países Latinoamericanos, reitera de manera fehaciente lo que he estado señalando desde hace ya un tiempo: se trata de una tendencia mundial que viene incrementándose con fuerza desde finales del pasado siglo, que inclina a las democracias no consolidadas hacia los gobiernos totalitarios y socialistas.
Este suceso me da la oportunidad de seguir elaborando sobre los escenarios que se plantean en el mundo para el 2040, y que Venezuela está siguiendo a pie juntillas, como haberse convertido en un globo de ensayo de los factores de poder de la izquierda radical que, de tener éxito, y hasta el momento lo ha tenido, conformará un modelo exportable a otros países del próximo orden mundial.
Se trata de un plan para imponer un sistema mundial de aniquilamiento de la libertad y la democracia, y la supremacía del bloque neocomunista, liderado por Rusia y China, con el fin de instaurar un nuevo orden global, un gobierno global de la izquierda más extremista, autoritaria y militarista, para un control efectivo del planeta y sus recursos en manos de una élite internacional de partidos y personalidades, que creen que la humanidad es un rebaño domesticable, de mano de obra barata (esclava) al servicio de sus fines de dominación.
No se trata de paranoia, ni de un maniqueísmo calenturiento; los hechos están a la vista, el mundo se hace cada vez más propenso a las intervenciones sino-soviéticas, tanto bélicas y diplomáticas como militares y económicas, y los EEUU se hacen cada vez más regresivos y con tendencia a encerrarse en sus fronteras; la política del presidente Trump, de asegurarse la buena salud de su Norteamérica primero, pareciera estar debilitando, más que fortaleciendo, las posibilidades de sobrevivencia de los Estados Unidos en el nuevo milenio, como líder mundial de la democracia y la libertad.
No me queda la menor duda del inmenso daño que le propinó Barack Obama al lugar que le correspondía a USA como primera potencia mundial, porque se rodeó de intelectuales derrotistas, que daban por sentada la fuerza emergente de China en el mundo y, simplemente, se apartaron, permitiendo que ésta avanzara sin oposición; se replegaron a un segundo y hasta un tercer lugar. Los Estados Unidos ya no querían ser líderes en el mundo, su presencia en los lugares remotos y exóticos no sólo les resultaba costoso, tampoco le veían sentido político.
El papel que jugaba los EEUU como policía del mundo no era del agrado de los nuevos políticos norteamericanos, pero era un rol que garantizaba el libre pasaje en las principales rutas comerciales del mundo, era el precio que había que pagar por tener factorías en países fuera de la Unión, muchas de estas unidades productivas, emplazadas en sitios lejanos de Asia y Eurasia, y cercanos a sitios potencialmente inestables y conflictivos; igual sucedía con su interés de mantener accesibles materias primas y recursos naturales, como era el caso de los países productores de petróleo.
Para salvaguardar ese equilibrio planetario era necesario no sólo contar con un músculo tecnológico y financiero, sino también militar, y el único que lo tenía era los EEUU, y fue de esta manera como se consolidó un orden mundial diferente, luego de la Segunda Guerra Mundial, con una sola potencia mundial y un comunismo internacional tratando de prevalecer.
Pero el modelo cansó a las nuevas generaciones de norteamericanos, que veían injusto que tuviera que soportar sobre sus hombros las mayores responsabilidades de seguridad y defensa, y un mundo se estaba mostrando inquieto y respondón, por lo que estos gastos crecían al igual que las responsabilidades… pero, de nuevo, era el costo del liderazgo mundial, o lo aceptabas o lo dejabas, y se lo dejabas estaba el neocomunismo dispuesto a asumirlo.
Estaba en la carrera Europa, que era el otro complemento del predominio occidental, pero aún no estaba madura, no se había consolidado su unión, sus economías no eran tan fuertes, estaban aquejadas de un socialismo de mercado, y cebados con los aportes de USA, sobre todo en su seguridad y defensa… una teta que era difícil de dejar.
Pero Rusia y China estaban experimentando crecimientos importantes, quizás no económicos, pero sí políticos, militares, demográficos y culturales.
Desde que se dio la revolución bolchevique, a principios del siglo XX, el comunismo se configuró como un movimiento internacional de gran fuerza; su tendencia natural era crecer, y lo hizo por la fuerza, de modo que no era nada extraño que fuera esta ideología la propulsora, primero, de la Sociedad de Naciones y, luego, de la Organización de las Naciones Unidas; se veía allí reflejada con claridad su pretensión abarcadora y globalizante para un Nuevo Orden Mundial.
Tampoco fue fácil para el comunismo implantar su hegemonía entre estas ideas cosmopolitas, ya que el libre mercado y el liberalismo necesitaban, igualmente, incursionar entre los países, para conformar mercados globales y redes de producción, distribución y venta de sus productos y servicios.
Desde la misma fundación de la ONU, en 1945, estas dos ideologías, la de los “obreros del mundo uníos” para conformar un socialismo mundial, y la de del capitalismo, buscando en las democracias los mercados y clientes para sus productos, estuvieron enfrentadas por el predominio y control de esta organización.
La carta fundacional le daba a la ONU el objetivo de prevenir guerras en el futuro, de asegurar seguridad y paz en el mundo, fomentar la amistad entre naciones y cooperar para su desarrollo; el asunto de los Derechos Humanos se formalizó posteriormente, aunque el tema siempre estuvo gravitando en la organización, recordemos que en 1949 la señora Rooselvet culminó una agresiva política de promoción de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, hasta que la ONU la adoptó como estándar de comportamiento para sus miembros.
Fue a partir de 1966 cuando la ONU empezó a suscribir importantes tratados internacionales, que obligaban a sus miembros a respetar una serie de derechos políticos, sobre todo hacia minorías, la mujer, los niños… hasta que, en 1993, se fundó la Comisión de los Derechos Humanos.
La importancia de las actividades de la ONU sobre los derechos humanos empezaron a tomar importancia a medida que se hacía evidente del número de personas afectadas por violaciones a estas disposiciones, que se hacían no sólo endémicas sino sistemáticas, sobre todo en el tema de los refugiados y desplazados por las guerras; no pasó mucho tiempo para que las naciones miembros de la ONU se percataran de que, tanto el tema del desarrollo económico como el de la asistencia humanitaria, iban de la mano de los derechos humanos.
Durante todo este tiempo, la organización ha tenido sus altas y bajas, sus momentos de triunfo y derrota, sus ineludibles errores y grandes aciertos, sobre todo el trabajo que se hizo luego de la Guerra Fría sobre los procesos de descolonización, que fueron importantes para la paz mundial; en el ínterin, el seno de la ONU se convertiría en una arena de conflictos ideológicos, principalmente entre el comunismo y el liberalismo, a medida que la izquierda mundial se iba ajustando a sus grandes derrotas, entre las cuales la caída del Muro de Berlín fue definitoria; de la misma manera se iban ajustando sus parcelas de poder dentro de la organización.
La experta en la ONU, la investigadora Emily Paddon Rhoads, en su artículo Poniendo los Derechos Humanos al frente (2019), nos explica como la imparcialidad ha sido un método de trabajo dentro de la organización que se ha respetado al máximo, justamente para evitar acusaciones infundadas, hechos no probados, señalamientos temerarios, entre sus miembros.
En nombre de la imparcialidad se han permitido situaciones incomodas con su secuela de efectos negativos, las misiones de paz y humanitarias son asuntos muy delicados que deben estar más que justificados y aprobados por el más amplio consenso, son actividades que toman tiempo y un gran esfuerzo técnico.
La izquierda se posicionó de las parcelas culturales, sociales, ambientales y allí construyó unas instancias a su imagen y semejanza, de modo que las estructuras, el personal y buena parte de la ideología que se manejan en esos foros estban plenamente identificados con sus intereses colectivistas e igualitarios, lo que dejaba un margen bastante estrecho para el ejercicio de la democracia y la libertad.
Las opiniones y programas de estas instancias marcaban de manera importante los intereses sino-soviéticos en el mundo, protegían sus redes de influencia internacionales y se enmarcaban en unos giros postmodernistas que ayudaban a adelantar las agendas de los radicales izquierdistas, sobre todo de los revolucionarios y más extremistas, en el uso de la violencia como medio para la “liberación del hombre”.
En el terreno de los derechos humanos, la lucha apenas empieza; todos los países considerados potencias mundiales y que tienen el privilegio del veto en la Asamblea General, sobre los demás miembros de la organización, lo han utilizado en algún momento para proteger sus acciones y lineamientos en momentos que han violentado esos derechos, que son los primeros en sufrir desconocimiento cuando se aplica medidas de fuerza unilaterales.
Pero hay un cambio fundamental en la naturaleza del totalitarismo mundial, que está marcando de manera importante el balance de la lucha mundial entre la libertad y la esclavitud, y es el cambio en la dirección que le está imprimiendo el gobierno Chino a su manera de gobernar esa gran nación.
Justamente, gracias a los avances de la tecnología de las comunicaciones y del manejo de la información se han podido crear grandes y muy efectivos sistemas de vigilancia masivo sobre las poblaciones (control sobre el contenido de las redes digitales, reconocimiento de rostros, minería de data, referencias cruzadas de grandes bases de datos, registros automatizados, monitoreo de las personas, etc.); el Partido Comunista China ha podido inaugurar una nueva forma de totalitarismo que, en palabras del experto en China, Stein Ringen, en su libro La Perfecta Dictadura (2016) nos recuerda: “Impone a su población una forma compulsiva de lo que es, sin duda alguna, una victoria silenciosa del totalitarismo… no es fácil imaginarse que un país se esté desarrollando hacia un sistema capitalista, según lo ven algunos, y continuar siendo leninista…”
Para el doctor David Bartel, otro experto en China, el Partido Revolucionario Chino se ha convertido en el único régimen económicamente exitoso en el mundo, que cumple con sus promesas de una civilización estatista, con ánimos de poder mundial y con medios para lograrlo, se trata de un estado totalitario que ha madurado lo suficiente para ser tomado en serio.
El gobierno chino le permite a sus ciudadanos ciertas libertades, y hasta un punto, controla todo lo que estos pueden ver, escuchar y hasta pensar (ya que no lo pueden expresar), con lo que no hay posibilidad de manifestación política alguna, excepto la que permite en partido en sus filas y allí el control es mayor; llegados al límite permisible, tiene los elementos para forzar cualquier prohibición, controla y conduce el comportamiento de sus ciudadanos a cualquier nivel, desde los más pudientes, a los más pobres, desde los más poderosos funcionarios hasta los miembros del partido, todo el mundo es controlado aún en situaciones límites como la corrupción o en los actos de rebeldía en contra del gobierno, la última palabra la tiene siempre el gobierno, nunca el pueblo.
El programa Chino, conocido como La Iniciativa de la Correa de Caminos (the Belt Road Initiative) y que la licenciada Elizabeth Haley Speyer describió en su tesis, con elegante rigor, para la Universidad de Pennsylvania (2019), es una nueva versión de aquella famosa Ruta de la Seda y consiste fundamentalmente en hacer grandes inversiones en países pobres, ubicados en sitios estratégicos, para acceder no sólo a los principales mercados del mundo, sino a fuentes de recursos naturales y rutas de comercio mundial, para llevar la influencia China, comercial y militar, a donde no tenía como llegar.
El plan es de una simpleza magistral, hacer inversiones en infraestructura moderna, en transporte y comunicaciones, complejos industriales de alta tecnología, con empresas y para empresas chinas, que el país receptor jamás podrá pagar, para ellos posesionarse de estos puntos (principalmente puertos, redes ferroviarias, desarrollos energéticos) por medios de tratados y convenios por cien y más años (como hicieron los Ingleses con ellos, en Hong Kong).
Ustedes ven el mapa donde esto se está dando, y les aseguro que se les paran los pelos de punta, los chinos van en serio a la conquista del planeta, y Venezuela ha sido una de sus apuestas tempranas.
Lo que sucede es que los revolucionarios chavistas los estafaron, se robaron todas esas inversiones… aunque queda el petróleo bajo la tierra, una garantía nada despreciable para sus planes hegemónicos mundiales y en las narices de su archienemigo, los EEUU.
A China les queda su influencia sobre los revolucionarios chavistas, justamente en el momento en que el crecimiento de la economía China se ha visto afectado por una crisis estructural, no quieren soltar un proyecto que les ha costado tanto dinero y con un atractivo geoestratégico tan importante.
En este sentido, no hay sino que conectar los puntos y hacer el dibujo, ¿Qué tenemos? Por un lado la tiranía de Maduro, importando golosamente la tecnología China de control de masas, para utilizar todas esas técnicas y tecnologias totalitaristas para controlar la situación política del país (crear su propia oposición y negociar con ella, mantener contentos a los colaboracionistas, impedir que se levante una verdadera oposición…).
El triunfo pírrico de la tiranía chavista en la ONU, ganándose ese puesto en la Comisión de Derechos Humanos, demuestra dos cosas: la influencia de Rusia y China en la ONU y el desesperado esfuerzo por salvarle el pellejo a Maduro, quien está en puertas de ser un reo de la Justicia Penal Internacional.
Y digo que se trata de un triunfo pírrico porque haber permitido que Venezuela conforme ese Consejo es un tiro en el pie de la organización de la ONU; el tema de los derechos humanos se convierte cada día en el Santo Grial de las relaciones internacionales, y no se corresponde ni con la importancia ni con la gravedad de la situación mundial que una parcela, tan estratégicamente importante como los DDHH, sea entregada a una banda de torturadores, como la que representa Maduro, por lo que creo que la alegría cubana y de los demás regímenes que oprimen a sus pueblos, durará muy poco.
Las acusaciones de violaciones de derechos humanos en contra de Venezuela, parecieran no estar probadas suficientemente como para evitar que la tiranía de Maduro se postulara y ganara el asiento en el Consejo, lo que no significa que las investigaciones se vayan a detener, aunque estamos seguros que desde su nueva investidura, los chavistas van hacer lo imposible por impedirlas.
La situación política en Venezuela es tal que ninguno de nuestros genuinos representantes democráticos y de la verdadera oposición venezolana se encuentra en el campo de juego; todos están por fuera, luchando como pueden, porque los colaboracionistas tienen acaparadas todas las posiciones de gobierno efectivas y legítimas… y para los colaboracionistas sólo hay coimas, sobornos, regalos, comisiones y simples robos, mientras los rusos, chinos y cubanos hacen fiesta con el país y nuestra situación se perpetúa.
No sé lo que está esperando los EEUU para una intervención humanitaria urgente con sus aliados en nuestro país; hay algo que debo estar obviando en esta complicada situación, hay un factor, una pieza del rompecabezas que no estoy considerando… de lo que sí estoy seguro es de que la intervención viene, no porque nos vayan a hacer un favor, ni por nuestra cara bonita, la intervención viene porque es vital para los intereses norteamericanos, porque cada día que pasa el problema venezolano se convierte en un hierro al rojo vivo, difícil y cada vez más peligroso de sostener.  -   saulgodoy@gmail.com


  

1 comentario:

  1. En mi libro sin publicar y titulado "Fraude electoral paradigma del poder" y el próximo libro por publicar sobre gobernabilidad científica a la que le dí el nombre EPISTEMOCRACIA; y nombre de mi autoría desde antes del 1980. Con esto, espero ser un miembro más de vuestro excelente Blog.

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