Vamos hacer un ejercicio de los que me gustan, vamos a
explorar nuestro futuro inmediato, para ello, desde hace un tiempo he
coleccionado una serie de estudios y trabajos de grandes empresas mundiales,
organismos de desarrollo internacionales, think
tanks y universidades, donde elaboran una serie de escenarios, que no son
sino modelos preparados estadísticamente sobre las tendencias de hoy
proyectadas al futuro, contemplando una serie de imponderables como podrían ser
adelantos tecnológicos o situaciones políticas que podrían impactar el curso de
sus proyecciones, por lo general estos escenarios se hacen a corto y mediano
plazo.
Hay unos estudios optimistas y otros pesimistas, unos que
propenden a un mundo inestable y en plena entropía, y otros que se basan en
estimados de orden y prosperidad, lo que sí es obvio y natural es que todos
tienen una visión global, del planeta entero, por ello los grandes números y
los problemas que abarcan son todos concernientes a nuestro planeta.
Visto de esta manera, a escala global, nuestro problema,
el de los venezolanos, deja de tener la importancia que le damos en la
cotidianidad, encajando perfectamente dentro de un mosaico de situaciones que
lo hace mucho más manejable y comprensible, y pierde ese sentido parroquial, nacionalista
y particular que tanto nos agobia, y con toda razón pues se trata de nuestro
día a día.
Cuando vemos la gran foto del mundo, las complejas
relaciones que surgen en ese gran fresco, para lo cual necesitamos retroceder
algunos pasos atrás, para contemplarlo en toda su magnificencia, es que nos
damos cuenta que nuestros problemas ni son los únicos, ni los más graves, y que
con un poco de inteligencia y sentido común (que es justo lo que no tenemos)
pudiéramos salir sin problemas de este hueco donde estamos encerrados, para
beneficios de unos pocos.
Porque uno de los principales problemas de nosotros los
venezolanos es nuestra falta de perspectiva y no es enteramente nuestra culpa,
sino justamente de ese sistema neocomunista que nos han impuesto desde Cuba,
con esa carga ideológica de estado parapolicial, del cultivo de la importancia
de los partidos políticos y la personalidad de los líderes, de parroquialismo y
de política barata, que constantemente nos obliga a mirarnos el ombligo como si
fuéramos el centro del universo, y es debido a esa ceguera inducida, que
nuestros amigos y enemigos, nuestros socios y aliados, así como nuestros
enemigos, nos tratan, como si fuéramos unos tarados.
Y como hemos perdido toda iniciativa, como nos han
acostumbrado a pedir ayuda en vez de resolver nosotros nuestros problemas,
siempre contando con lo peor de nuestro catálogo humano, cuando no los más
cobardes, los más ineptos (algún día espero, se le exijan cuentas a todos esos
pacifistas y fundamentalistas constitucionales, por haberle robado a nuestro
pueblo el ardor y las ganas de hacer justicia, para equilibrar la balanza con
la libra de carne de nuestros enemigos).
Para este ejercicio vamos a trabajar en base a las
perspectivas para el año 2040, un número redondo y asequible a nuestra
comprensión, veinte años para la historia de la humanidad es apenas un suspiro,
pero para nosotros los humanos nos da cabida para un cumulo de acciones y
vivencias que implican cuando menos la aparición de dos generaciones, cuatro
períodos presidenciales o quinquenios de los viejos, una niñez y adolescencia
completas en un ser humano, la vida íntegra de algunos animales como la de
nuestros fieles perros, veinte años es lo que le toma a un chaguaramo alcanzar
su altura normal, es lo que necesita una persona para obtener una educación
secundaria, universitaria y de tercer nivel (master y Phd.), o lo que
planifican los bancos para que paguemos por completo la adquisición de nuestra
vivienda por plazos (en una economía estable).
¿Qué se espera pase en el mundo en veinte años? Bueno,
según las estadísticas seremos 8.9 billones de personas pululando en el mundo,
principalmente en centros urbanos, aunque la población rural se doblará de lo
que hoy tenemos en nuestros campos, esto implica mayor consumo energético, lo
que va a ser muy bueno para nuestros negocios petrolero y de gas.
Pero esto se va a balancear pues las tecnologías están
produciendo máquinas y aparatos cada vez más eficientes en energía, esto lo
estamos viendo en los automóviles, el litro de gasolina rinde más, y ya existe
un segmento de autos eléctricos que prescinden del carburante del todo, y según
los grandes números esto significa que cada día la humanidad produce mayor
riqueza con un gasto menor de energía, si la tendencia sigue como va, la
industria automotriz, en los próximos diez años sacarán 4 billones de barriles
de petróleo del consumo en las carreteras, lo cual es muy bueno para bajar los
índices de contaminación pero una mala noticia para los productores de
petróleo.
Pero todo esto se compensan de otras maneras, países como
China e India con una alta expectativa de crecimiento industrial necesitan
energía barata para mover sus fábricas y construir nuevos complejos productivos,
las plantas termoeléctricas se van a multiplicar y con ellas el consumo de diésel,
Asia y África serán los continentes de mayor crecimiento poblacional lo que
significan que están en la carrera por generar empleos, viviendas, comida,
infraestructura, lo que se traduce en un alto consumo energético.
China, por ejemplo, saca de la pobreza anualmente a 40
millones de sus compatriotas y los pone en el umbral de la clase media, lo que
significa mejor ingesta calórica, buenas viviendas y equipadas, algunos con su
nevera propia por primera vez en su vida, educación para sus hijos, empleos,
servicios, y hasta un vehículo familiar, lo que significa un enorme gasto
energético.
Según un informe de la BP para los próximos veinte años 2
billones de personas elevarán en sus vidas a mejores niveles de ingreso, con un
incremento de energía de apenas el 30%, el uso del gas es la forma de producir
energía de más rápido crecimiento.
Todos esos campos petroleros donde se producían los
petróleos livianos y que estaban a flor de tierra, por lo que no costaban mucho
extraerlos, ya se agotaron, y lo que queda es el petróleo más difícil de
conseguir que es aquel asociados a arenas bituminosas, a rocas estratificadas,
que están a mayores profundidades, que son más pesados e impuros, algunos a
miles de metros debajo del suelo marino, requieren de tecnologías más costosas
y de mayor trabajo, y por supuesto, de enormes inversiones, pero aún y con todo
eso, sigue siendo la energía más barata y eficiente en el planeta, hasta el día
de hoy no hay energía alternativa que compita con el petróleo.
Esto no quita que el ingenio humano sea capaz de
desarrollar nuevas tecnologías que puedan en algún momento dar con una nueva
fuente energética barata y eficiente, la producida por el hidrógeno o por la
fusión fría, o superar los ingentes problemas
de seguridad y contaminación de la energía atómica, hay sobre la mesa
muchos tipos de energías alternas pero todas se encuentran en estado de
gestación, o en el mejor de los casos, en su infancia, lo que significa que
deben ser fuertemente subsidiadas y nunca tendrán la golpeada calórica de los
hidrocarburos.
El presidente Obama se empeñó en imponer estas
tecnologías sin tomar en cuenta sus costos, y resultó en un rotundo fracaso, y en un daño a las economías emergentes.
Pero de nuevo, una cosa por la otra, la humanidad
enfrenta un cambio climático de consecuencias catastróficas si se dan los
estimados que algunos pronosticadores esperan, hay una parte de la humanidad
que le atribuye a la actividad humana, sobre todo a la quema de hidrocarburos,
el aumento del efecto invernadero en el planeta, otros, y en estos me cuento,
creemos que se trata de un período interglaciar, de una nueva edad de hielo que
empieza con signos contradictorios, pero que de acuerdo con los ritmos
geológicos y climáticos de nuestro plantea (que son muy largos) nos
correspondería, una nueva edad del hielo, como las que ya tuvimos en el pasado.
Es claro que para que el mundo se desarrolle de manera
ascendente y produciendo riquezas para sostener una población con ese ritmo de
crecimiento, se necesita de cierta estabilidad política y social, ya que entre
guerras y conflictos las economías se estancan y hasta retroceden, Venezuela es
un buen ejemplo de ello, las personas equivocadas en el momento equivocado
pueden dar al traste con el mejor plan de desarrollo y con las mejores
expectativas.
Aquellos países con democracias jóvenes, que se inician
en el proceso de mayor participación política y más libertades son los más
proclives a sufrir retrocesos importantes, mayor inestabilidad y por supuesto,
menor crecimiento, en este sentido China es un misterio, hay cierto nerviosismo
en la manera como de pronto su economía ha empezado a declinar y como el
desarrollo económico no se ha emparejado con el político, lo que está por
suceder en Hong Kong tiene a todo el mundo a la expectativa, porque por su
tamaño e influencia global China es una tendencia importante para todo el
continente asiático, y es probable arrastre a otros países con sus acciones y
su avatar.
Venezuela ha sido una pésima noticia para Latinoamérica,
nuestras indefiniciones y debilidades han provocado una crisis continental, el
permitir que una ideología tan tóxica como el castrocomunismo haya contagiado
el continente de la manera que lo está haciendo, en frente del poder
Norteamericano, es algo que no se entiende, pero hay algo seguro, la situación
en Venezuela, Cuba y Nicaragua es insostenible en el tiempo, sus regímenes
están viviendo de los vapores en el tanque de combustible, y esto incluye a
toda una generación de dirigentes políticos y de partidos, nuevos y
tradicionales, que no tienen como producir respuestas viables a estos próximos
veinte años.
Así como en el campo de la energía se cuenta con fuentes
alternativas, de la misma manera en política, existen visiones del mundo y
fórmulas de comportamiento ético, que serán las nuevas tendencias para estos
veinte años, nuestras sociedades tienen recursos y fuerzas propias que ya han
generado entre nuestros pueblos a estos factores de cambio y poder, falta que
lo viejo muera y lo nuevo termine de aparecer, pero estoy absolutamente
convencido que ya están con nosotros, y activados, sobre todo entre los
venezolanos, que hemos tenido un curso intensivo de sobrevivencia política, ya
sabemos, definitivamente, que es lo que no
queremos, y la mayor parte de nosotros ya está listo para la construcción
de un nuevo país.
De modo que nuestra condición de país petrolero no la
vamos a perder durante los próximos veinte años, todo lo contrario, es el
sector con expectativas de más rápido crecimiento y nuestra garantía de una
rápida reconstrucción, es cierto que deberíamos aprovechar el momento para diversificar
nuestra economía, pero no como pretenden algunos, de que nos olvidemos de
nuestra fabulosa riqueza, el problema va a ser espantar a todos esos buitres
carroñeros que quieren quitarnos lo que nos pertenece engañándonos con más
socialismo barato.
En próximos artículos continuaremos con nuestro análisis
hacia el 2040. - saulgodoy@gmail.com
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