jueves, 19 de diciembre de 2019

Las mujeres y la revolución



Es verdaderamente lamentable y repudiable lo que ha hecho el chavismo con la lucha de los derechos de la mujer, eso a lo que ellos se refieren como “feminismo” no es sino una horrible caricatura que encapsula a otra de las minorías manipuladas y oprimidas por los revolucionarios socialistas bolivarianos.
Para nadie es un secreto que el comunismo internacional ha adoptado como estrategia global reclutar a los integrantes de las minorías que se sienten explotadas y discriminadas por los gobiernos liberales y por el sistema económico capitalista, con el fin de afiliarlas a la lucha social que los rojos llevan como banderas, de allí que los negros, los indígenas, todas esas minorías étnicas que se siente agraviadas por el “sistema”, los movimientos ecologistas, los homosexuales y los diferentes “géneros”, los campesinos y obreros no especializados, las mujeres… conforman ese universo de presas perfectas para la insaciable voracidad populista de la izquierda (como se podrán dar cuenta, no hago diferencias entre aquellos que tienen en común la raíz marxista, para mí, son los mismos enfermos mentales).
Estos partidos políticos socialistas lo que andan buscando son víctimas, reales o imaginarias, pero que tengan un agravio, que estén tras un culpable de su situación y alguien que se los de, junto a la promesa de unas reivindicaciones, que incluye la venganza.
Esto ha desvirtuado una lucha que yo considero justa, necesaria y que debe resolverse a favor de las mujeres, soy pro feminista, pero del feminismo responsable, inteligente, y que no se desgasta en consignas ni en “liberaciones”, ni en resentimientos históricos, la mujer que yo admiro, apoyo y acompaño en su lucha es la que piensa y razona sobre un esfuerzo continuado y tenaz, sus posibilidades de triunfo se sustentan en una lucha sin respiro, de argumentos, en las reformas legales e institucionales, y en base a ello actúa, ganando terreno, sin ceder, sin hacer concesiones, sin desgastarse en escándalos ni en victorias pírricas, y mucho menos, en experimentos sobre su verdadera naturaleza.
Estemos claros en algo, tanto la mujer como el hombre tenemos diez mil años caminando sobre este, nuestro planeta Tierra, ya no hay sorpresas ni secretos entre nosotros, la ciencia nos ha develado nuestras características fundamentales, nuestra constitución y límites, somos seres humanos cada uno con sus ventajas, habilidades y dones, nos hemos visto guerrear, mandar, organizarnos, construyendo nuestro hábitat, teniendo y cuidando prole, trabajando y creando emprendimientos, hemos sido amantes, padres, socios, enemigos, hemos cuidado del otro, hemos mandado sobre el otro, hemos enterrado al otro, hemos honrado al otro, hemos adorado al otro…
Porque hubo una diosa madre, principio de todo lo que existe, que en algún momento perdió su lugar ante el empuje de pueblos bárbaros violentos y primitivos, fue de esta manera como la diosa madre fue perdiendo figuración hasta que se entronizó el Dios hombre, y así como hay reinas y primeros ministros, del mismo modo que hay banqueros mujeres y militares con mando sobre las tropas, así hay madres alcohólicas y prostitutas igual que hay hombres viciosos, borrachos, drogadictos y socialistas, todos provenimos del mismo barro, que al final, es polvo de las estrellas.
En el mundo clásico occidental, aquel que se ilustra con la deslumbrante cultura griega, aquella sociedad se caracterizaba por un sexismo a ultranza, la mujer era situada a nivel del ganado y de los esclavos, no tenía derechos políticos y estaba bajo el absoluto dominio del hombre, Aristóteles, en sus escritos conocidos como Generación de Animales, la investigadora Nancy Tuana nos hace el siguiente comentario: “Aristóteles ofreció una explicación biológica para la inferioridad de las mujeres, argumentando que debido a que el calor era un principio fundamental en la perfección de los animales, y las mujeres eran de una naturaleza más fría, las mujeres eran una monstruosidades en comparación con la propia forma humana (la de los hombres)”.
De las mujeres notables de la antigüedad que destacaron por su independencia estuvo la matemática y astrónoma  Hipatia de Alejandría, asesinada por una chusma de gente porque no le aceptaban su libertad de asociarse y sus ideas políticas, la princesa Elizabeth de Bohemia se carteó con René Descartes explicándole los problemas que le generaban a la mujer sus teorías sobre el dualismo de la sustancia, Sor Juana Inés de la Cruz en 1690 recurría a argumentos de derecho natural para explicarle al alto clero que los quehaceres académicos sí eran aptos para las mujeres, John Stuart Mill reconoció públicamente las contribuciones críticas de Harriet Taylor Mill en la conformación de sus argumentos en sus obras Sobre La Libertad y Principios de Economía Política, los aportes de las mujeres a la conformación de las ideas occidentales que eran sistemáticamente obviadas, empiezan a ser conocidas y honradas, y como ellas, una legión de mujeres debería llevar la coautoría de muchas obras importantes firmadas por los hombres.
Ambos, hombres y mujeres, vivimos una sola vida, con igual número de tentaciones y peligros, con deseos y fantasías, con pesadillas y tormentos, con victorias y fracasos, y como personas humanas nos hemos tratado de definir cuando no tenemos seguro quienes somos, porque no hay nada más difícil que encontrar una identidad, conservarla, y en muchos casos sobrellevarla.
Hemos cambiado nuestro aspecto, no somos los mismos seres peludos y nervudos que vivían en cuevas, hemos evolucionado y nos hemos dado los estilos de vidas más inauditos y extraños, todo, dentro de esa búsqueda por nuestra identidad y felicidad, entre estas búsquedas nos hemos asignado posiciones y dividido la labor del día.
Lamentablemente muchos de nuestros sistemas de organización social han sido injustos con las mujeres, las han relegado a terceros y cuartos lugares que no se merecían, les han conculcado oportunidades que eran su derecho, les han arrebatado su naturaleza humana y las han cosificado, víctimas propicias de las culturas machistas y patriarcales les ha sido negado su puesto al lado del hombre, en igualdad de condiciones, porque son la mitad de la raza humana, porque sin ellas no hay vida posible.
La lucha por los derechos de la mujer, como esfuerzo social y organizado data de reciente fecha, si bien es cierto existía extraordinarias mujeres con personalidad propia que arrojaban luz sobre las posibilidades de nuestra mitad femenina, eran apenas casos aislados que no hacían la diferencia entre tantas culturas que las tenían sometidas a la opresión.
Llegados a este punto podemos decir que el feminismo es la respuesta de la mujer a patrones de subordinación y explotación basados en la diferencia de sexo y junto a otras formas de opresión que corresponden a estratificaciones sociales, degradación, privilegios y daño, el feminismo trata de resistirlo y de darle un cambio positivo a esas relaciones tóxicas.
Hay una autora norteamericana de nombre Betty Friedan, quien publicó en 1963 su libro La Mística Femenina y que se convirtió en la Biblia del movimiento feminista en USA, en el mismo planteó uno de los problemas fundamentales de aquellos años y era su hipótesis que las mujeres eran víctimas de una falsa creencia que requería de ellas buscaran su identidad en sus familias por medio de sus esposas e hijos. Esto causaba que las mujeres perdieran su propia identidad inmersas en sus familias, esta fue una de las consignas de la segunda ola del feminismo.
Para la periodista Sally Ann Druker son tres las olas feminista producidas hasta el momento, la primera ocurrió en el siglo XIX y principios del XX y concernía al derecho al voto, la segunda ola se produjo entre la década de los sesenta y los ochenta y tenían que ver con la igualdad y la lucha en contra de la discriminación, la tercera ola es mucho más compleja, parte de la década de los noventa del pasado siglo, y se ha convertido en una inmensa bola de nieve ya que se le han agregado varios otros reclamos, entre ellas, que la visión del feminismo de la segunda ola provino fundamentalmente de las mujeres pertenecientes a la alta clase media blanca en occidente, la tercera ola, explica Druker: “… toma en cuenta la vida de las mujeres de manera inter seccional. Demostrando que la raza, etnicidad, clase, religión, género y nacionalidad son todos factores significantes al momento de discutir el feminismo, examina los temas relacionados con la mujeres en términos internacionales”.
El marxismo aunque fue un temprano aliado de la causa feminista jamás compartió en la práctica el ejercicio conjunto del poder político, alentaba sus causas pero jamás le permitió a la mujer figurar en las élites del poder, no hay nada más machista que el comunismo, y en esta gesta revolucionaria socialista bolivariana, la tradición de la explotación de la mujer como un ser de segunda continuó y la rebajó todavía más.
Me parece injusto y despreciable como el chavismo ha utilizado a la mujer venezolana para limpiar con su dignidad el piso como si tratase de un coleto, las usa y las desechas colmándolas con promesas que no se cumplen, regalos y limosnas dignas de quien las trata como subhumanas, nuestras mujeres están huyendo del país para poder tener un parto digno y que no peligren sus vidas ni la de sus hijos, la mujer venezolana que tiene que quedarse debe afrontar los horrores de una medicina socializada hasta las ruinas, la activista en derechos de la mujer Luisa Kislinger en un descarnado artículo publicado en el sitio de internet Planeta Futuro el 25 de junio del 2018 nos dice:

“Nicolás Maduro habló recientemente sobre cómo su revolución se “volvió feminista” y decidió eliminar la violencia machista del sistema de salud e implementar el programa de parto humanizado respetando proyectos “y decisiones de alumbramiento y crianza” de las mujeres. El tamaño de esta cruel mentira es inmensurable. El parto humanizado y la violencia obstétrica son solo una parte de los factores que se conjugan en las cifras de mortalidad materna. Pero Nicolás Maduro les ha convertido en banderas detrás de las cuales se oculta la inacción de un régimen criminal e hipócrita, dejando de lado las gravísimas fallas del sistema de salud en Venezuela que van desde condiciones insalubres por falta de sencillos implementos de limpieza hasta la ausencia de medicamentos esenciales. Para la vasta mayoría de mujeres venezolanas dar a luz se ha transformado en un calvario”.

La manipulación mediática sobre el tema feminista por parte de la revolución bolivariana no tiene medida, ha llegado al grado de ridiculez tal, que declaró el día 25 de octubre de cada año el Día Nacional del Socialismo Feminista porque ese día fue que Chávez declaró públicamente que era feminista.
Las estadísticas para la mujer venezolana son aterradoras, hace 20 años, la cifra de mortalidad materna era 51 por 100.000 nacidos vivos. Hoy se estima que puede estar entre 113,5 y 153,4 una de las más altas del continente. Solo entre 2015 y 2016 la mortalidad materna aumentó en más de un 65%, pero en vez de afrontar estos problemas graves se la pasan inventando nuevas palabras para crear confusión entre el pueblo, palabras como “patria matria” para designar una patria matriarcal.
Enterraron en el Panteón Nacional los supuestos restos de tres mujeres que fundaron el movimiento feminista venezolano, Apacuana, una líder indígena que supuestamente lideró la lucha independentista en los Valles del Tuy, a la negra Matea e Hipólita nanas del Libertador, pero a pesar de slogans e íconos la situación país para las mujeres es insostenible.
No hay anticonceptivos en el país, la mujer está expuesta a embarazos no deseados en una ruleta rusa donde pierde todo el país, el embarazo adolecente es una calamidad que clama piedad y lo que ha hecho el estado por medio de sus políticas públicas es promover la maternidad irresponsable en la mujer, con la clara intención de mantenerlas bajo su control, dependiente de las dádivas del gobierno y obedientes a sus convocatorias políticas.
Las mujeres son las víctimas favoritas de la pobreza extrema, a pesar de ser las cabezas de familia de cuatro de cada diez hogares en el país son las que más hambre y necesidad pasan con sus hijos pequeños, el cáncer del seno nos está arrebatando mujeres útiles a granel, no hay manera de hacer prevención ni de tomar medidas curativas por la falta de medicamentos, reactivos, y profesionales de la medicina que mantengan a raya ésta fatal dolencia.
Las mujeres no tienen oportunidad de trabajos dignos, no pueden acceder a servicios de salud de calidad, son víctimas propicias de la violencia callejera y doméstica, debido a las deterioradas condiciones económicas no tienen acceso a una alimentación adecuada, ni a servicios básicos como agua y electricidad de manera regular, lo primero que un visitante a nuestro país nota es la falta de información que hay dirigida a la mujer, esta invisibilizada, como si no existiera, excepto en la propaganda política, no hay estadística confiables sobre su estado actual, no sabemos cuántas nacen o mueren, que enfermedades las aquejan, no hay direcciones preventivas, ni publicidad de los servicios de que disponen, es como si las mujeres no existieran en Venezuela excepto como mises o presentadoras de televisión.
Lo de Maduro feminista y protector de la mujer venezolana es una soberana hipocresía, lo que hemos presenciado en estos últimos días de grupos supuestamente feministas cantando esa horripilante canción que nos viene de Chile “Un violador en tu camino”, con unas coreografías mal ejecutadas y algunas mujeres enseñando sus pechos, pintarrajeadas para asustar a los niños, lo que nos hace asumir es que el feminismo oficial, el controlado por el socialismo, es de una pobreza absoluta, rayana en la burla.
Entre las discusiones globales del feminismo sobre el acoso sexual en el trabajo y los escándalos que se han suscitado en el mundo del espectáculo, los cambios de sexo convertidos en reallity shows, el lesbianismo como moda ultra-chick, los divorcios multimillonarios y las mujeres convertidas en las personas más ricas del mundo o porque heredan o porque ganan fabulosos juicios… entre estos dos polos, el de la desvergüenza más absoluta del feminismo, como el caso de Venezuela, y el mismo convertido en espectáculo, como la vida de las Kardashians.
Pero hay un feminismo real y muy rico en ideas y experiencias que se está produciendo en este instante, un pensamiento feminista que está no sólo emancipando a la mujer del injusto maltrato histórico de una sociedad machista y misógina, sino que está contribuyendo a nuestro entendimiento de lo que es ser humano, un juicio positivo que pudiera mejorarnos como raza.
La mujer se está viendo a sí misma como no como una experiencia universal y abarcadora, sino como una multiplicidad de caminos y posibilidades que alimenten el alma de soluciones éticas y políticas, ensanchando nuestra realidad.
Para una mujer contemporánea la idea de un sujeto universal humano, que conoce, que es fundamentalmente independiente, y constitucionalmente diferente a los demás, idealmente sin emociones y empujado por la consecución de sus intereses, no es realmente un fin deseable ni una verdad absoluta, para ellas, es mucho más importante que la vida humana sea interdependiente que independiente, que esté dirigida hacia el cuidado de los demás, y esto lo han aprendido desde su estado de opresión y dependencia, y porque lo han resistido saben lo importante que es relacionarse con los otros, confiar en ellos, darse mutuo apoyo.
La mujer negocia con mayor aplomo y posibilidades de éxito cualquier crisis, sabe manejar conflictos, son mucho más críticos consigo mismas, ellas saben de antemano, gracias a su experiencia vital, que ninguna perspectiva es imparcial y libre de intereses, y por ello le gusta compartir, polinizar sus ideas con otras impresiones.
En mi caso en particular, no hay mejor compañía que la de una mujer, o varias, o muchas, es para mí un placer compartir con ellas, y un honor trabajar a su lado y tenerlas como jefes, siempre aprendo algo y lo seguiré haciendo hasta el fin de mis días, ese es el feminismo que me gusta,  y les digo, creo que ya es hora de que Venezuela tenga a una mujer como presidente de la república.  -    saulgodoy@gmail.com






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