Es verdaderamente lamentable y repudiable lo que ha hecho
el chavismo con la lucha de los derechos de la mujer, eso a lo que ellos se
refieren como “feminismo” no es sino una horrible caricatura que encapsula a
otra de las minorías manipuladas y oprimidas por los revolucionarios
socialistas bolivarianos.
Para nadie es un secreto que el comunismo internacional
ha adoptado como estrategia global reclutar a los integrantes de las minorías
que se sienten explotadas y discriminadas por los gobiernos liberales y por el
sistema económico capitalista, con el fin de afiliarlas a la lucha social que
los rojos llevan como banderas, de allí que los negros, los indígenas, todas
esas minorías étnicas que se siente agraviadas por el “sistema”, los
movimientos ecologistas, los homosexuales y los diferentes “géneros”, los
campesinos y obreros no especializados, las mujeres… conforman ese universo de
presas perfectas para la insaciable voracidad populista de la izquierda (como
se podrán dar cuenta, no hago diferencias entre aquellos que tienen en común la
raíz marxista, para mí, son los mismos enfermos mentales).
Estos partidos políticos socialistas lo que andan
buscando son víctimas, reales o imaginarias, pero que tengan un agravio, que
estén tras un culpable de su situación y alguien que se los de, junto a la
promesa de unas reivindicaciones, que incluye la venganza.
Esto ha desvirtuado una lucha que yo considero justa,
necesaria y que debe resolverse a favor de las mujeres, soy pro feminista, pero
del feminismo responsable, inteligente, y que no se desgasta en consignas ni en
“liberaciones”, ni en resentimientos históricos, la mujer que yo admiro, apoyo
y acompaño en su lucha es la que piensa y razona sobre un esfuerzo continuado y
tenaz, sus posibilidades de triunfo se sustentan en una lucha sin respiro, de
argumentos, en las reformas legales e institucionales, y en base a ello actúa,
ganando terreno, sin ceder, sin hacer concesiones, sin desgastarse en
escándalos ni en victorias pírricas, y mucho menos, en experimentos sobre su
verdadera naturaleza.
Estemos claros en algo, tanto la mujer como el hombre
tenemos diez mil años caminando sobre este, nuestro planeta Tierra, ya no hay
sorpresas ni secretos entre nosotros, la ciencia nos ha develado nuestras
características fundamentales, nuestra constitución y límites, somos seres
humanos cada uno con sus ventajas, habilidades y dones, nos hemos visto
guerrear, mandar, organizarnos, construyendo nuestro hábitat, teniendo y cuidando
prole, trabajando y creando emprendimientos, hemos sido amantes, padres,
socios, enemigos, hemos cuidado del otro, hemos mandado sobre el otro, hemos
enterrado al otro, hemos honrado al otro, hemos adorado al otro…
Porque hubo una diosa madre, principio de todo lo que
existe, que en algún momento perdió su lugar ante el empuje de pueblos bárbaros
violentos y primitivos, fue de esta manera como la diosa madre fue perdiendo
figuración hasta que se entronizó el Dios hombre, y así como hay reinas y
primeros ministros, del mismo modo que hay banqueros mujeres y militares con
mando sobre las tropas, así hay madres alcohólicas y prostitutas igual que hay
hombres viciosos, borrachos, drogadictos y socialistas, todos provenimos del
mismo barro, que al final, es polvo de las estrellas.
En el mundo clásico
occidental, aquel que se ilustra con la deslumbrante cultura griega, aquella
sociedad se caracterizaba por un sexismo a ultranza, la mujer era situada a
nivel del ganado y de los esclavos, no tenía derechos políticos y estaba bajo
el absoluto dominio del hombre, Aristóteles, en sus escritos conocidos como Generación de Animales, la
investigadora Nancy Tuana nos hace el siguiente comentario: “Aristóteles ofreció una explicación
biológica para la inferioridad de las mujeres, argumentando que debido a que el
calor era un principio fundamental en la perfección de los animales, y las
mujeres eran de una naturaleza más fría, las mujeres eran una monstruosidades
en comparación con la propia forma humana (la de los hombres)”.
De las mujeres notables
de la antigüedad que destacaron por su independencia estuvo la matemática y
astrónoma Hipatia de Alejandría,
asesinada por una chusma de gente porque no le aceptaban su libertad de
asociarse y sus ideas políticas, la princesa Elizabeth de Bohemia se carteó con
René Descartes explicándole los problemas que le generaban a la mujer sus
teorías sobre el dualismo de la sustancia, Sor Juana Inés de la Cruz en 1690
recurría a argumentos de derecho natural para explicarle al alto clero que los
quehaceres académicos sí eran aptos para las mujeres, John Stuart Mill
reconoció públicamente las contribuciones críticas de Harriet Taylor Mill en la
conformación de sus argumentos en sus obras Sobre La Libertad y Principios
de Economía Política, los aportes de las mujeres a la conformación de las
ideas occidentales que eran sistemáticamente obviadas, empiezan a ser conocidas
y honradas, y como ellas, una legión de mujeres debería llevar la coautoría de
muchas obras importantes firmadas por los hombres.
Ambos, hombres y
mujeres, vivimos una sola vida, con igual número de tentaciones y peligros, con
deseos y fantasías, con pesadillas y tormentos, con victorias y fracasos, y
como personas humanas nos hemos tratado de definir cuando no tenemos seguro
quienes somos, porque no hay nada más difícil que encontrar una identidad,
conservarla, y en muchos casos sobrellevarla.
Hemos cambiado nuestro aspecto, no somos los mismos seres
peludos y nervudos que vivían en cuevas, hemos evolucionado y nos hemos dado
los estilos de vidas más inauditos y extraños, todo, dentro de esa búsqueda por
nuestra identidad y felicidad, entre estas búsquedas nos hemos asignado
posiciones y dividido la labor del día.
Lamentablemente muchos de nuestros sistemas de organización
social han sido injustos con las mujeres, las han relegado a terceros y cuartos
lugares que no se merecían, les han conculcado oportunidades que eran su
derecho, les han arrebatado su naturaleza humana y las han cosificado, víctimas
propicias de las culturas machistas y patriarcales les ha sido negado su puesto
al lado del hombre, en igualdad de condiciones, porque son la mitad de la raza
humana, porque sin ellas no hay vida posible.
La lucha por los derechos de la mujer, como esfuerzo
social y organizado data de reciente fecha, si bien es cierto existía
extraordinarias mujeres con personalidad propia que arrojaban luz sobre las
posibilidades de nuestra mitad femenina, eran apenas casos aislados que no
hacían la diferencia entre tantas culturas que las tenían sometidas a la
opresión.
Llegados a este punto podemos decir que el feminismo es
la respuesta de la mujer a patrones de subordinación y explotación basados en
la diferencia de sexo y junto a otras formas de opresión que corresponden a
estratificaciones sociales, degradación, privilegios y daño, el feminismo trata
de resistirlo y de darle un cambio positivo a esas relaciones tóxicas.
Hay una autora norteamericana de nombre Betty Friedan,
quien publicó en 1963 su libro La
Mística Femenina y que se convirtió en la Biblia del movimiento feminista
en USA, en el mismo planteó uno de los problemas fundamentales de aquellos años
y era su hipótesis que las mujeres eran víctimas de una falsa creencia que
requería de ellas buscaran su identidad en sus familias por medio de sus
esposas e hijos. Esto causaba que las mujeres perdieran su propia identidad
inmersas en sus familias, esta fue una de las consignas de la segunda ola del
feminismo.
Para la periodista Sally Ann Druker son tres las olas
feminista producidas hasta el momento, la primera ocurrió en el siglo XIX y
principios del XX y concernía al derecho al voto, la segunda ola se produjo
entre la década de los sesenta y los ochenta y tenían que ver con la igualdad y
la lucha en contra de la discriminación, la tercera ola es mucho más compleja,
parte de la década de los noventa del pasado siglo, y se ha convertido en una
inmensa bola de nieve ya que se le han agregado varios otros reclamos, entre
ellas, que la visión del feminismo de la segunda ola provino fundamentalmente
de las mujeres pertenecientes a la alta clase media blanca en occidente, la
tercera ola, explica Druker: “… toma en
cuenta la vida de las mujeres de manera inter seccional. Demostrando que la
raza, etnicidad, clase, religión, género y nacionalidad son todos factores
significantes al momento de discutir el feminismo, examina los temas
relacionados con la mujeres en términos internacionales”.
El marxismo aunque fue un temprano aliado de la causa
feminista jamás compartió en la práctica el ejercicio conjunto del poder
político, alentaba sus causas pero jamás le permitió a la mujer figurar en las
élites del poder, no hay nada más machista que el comunismo, y en esta gesta
revolucionaria socialista bolivariana, la tradición de la explotación de la
mujer como un ser de segunda continuó y la rebajó todavía más.
Me parece injusto y despreciable como el chavismo ha
utilizado a la mujer venezolana para limpiar con su dignidad el piso como si
tratase de un coleto, las usa y las desechas colmándolas con promesas que no se
cumplen, regalos y limosnas dignas de quien las trata como subhumanas, nuestras
mujeres están huyendo del país para poder tener un parto digno y que no
peligren sus vidas ni la de sus hijos, la mujer venezolana que tiene que
quedarse debe afrontar los horrores de una medicina socializada hasta las
ruinas, la activista en derechos de la mujer Luisa Kislinger en un descarnado
artículo publicado en el sitio de internet Planeta Futuro el 25 de junio del
2018 nos dice:
“Nicolás
Maduro habló recientemente sobre cómo su revolución se “volvió feminista” y
decidió eliminar la violencia machista del sistema de salud e implementar el
programa de parto humanizado respetando proyectos “y decisiones de
alumbramiento y crianza” de las mujeres. El tamaño de esta cruel mentira es
inmensurable. El parto humanizado y la violencia obstétrica son solo una parte
de los factores que se conjugan en las cifras de mortalidad materna. Pero
Nicolás Maduro les ha convertido en banderas detrás de las cuales se oculta la
inacción de un régimen criminal e hipócrita, dejando de lado las gravísimas
fallas del sistema de salud en Venezuela que van desde condiciones insalubres
por falta de sencillos implementos de limpieza hasta la ausencia de
medicamentos esenciales. Para la vasta mayoría de mujeres venezolanas dar a luz
se ha transformado en un calvario”.
La manipulación mediática sobre el tema
feminista por parte de la revolución bolivariana no tiene medida, ha llegado al
grado de ridiculez tal, que declaró el día 25 de octubre de cada año el Día
Nacional del Socialismo Feminista porque ese día fue que Chávez declaró
públicamente que era feminista.
Las estadísticas para la mujer venezolana son aterradoras, hace 20 años, la cifra de mortalidad materna era 51 por 100.000 nacidos
vivos. Hoy se estima que puede estar entre 113,5 y 153,4 una de las más
altas del continente. Solo entre 2015 y 2016 la mortalidad materna aumentó en
más de un 65%, pero en vez de afrontar estos problemas graves se la pasan
inventando nuevas palabras para crear confusión entre el pueblo, palabras como
“patria matria” para designar una patria matriarcal.
Enterraron en el Panteón Nacional los
supuestos restos de tres mujeres que fundaron el movimiento feminista
venezolano, Apacuana, una líder indígena que supuestamente lideró la lucha
independentista en los Valles del Tuy, a la negra Matea e Hipólita nanas
del Libertador, pero a pesar de slogans e íconos la situación país para las
mujeres es insostenible.
No hay anticonceptivos en el país, la mujer está
expuesta a embarazos no deseados en una ruleta rusa donde pierde todo el país,
el embarazo adolecente es una calamidad que clama piedad y lo que ha hecho el
estado por medio de sus políticas públicas es promover la maternidad irresponsable
en la mujer, con la clara intención de mantenerlas bajo su control, dependiente
de las dádivas del gobierno y obedientes a sus convocatorias políticas.
Las mujeres son las víctimas favoritas de la
pobreza extrema, a pesar de ser las cabezas de familia de cuatro de cada diez
hogares en el país son las que más hambre y necesidad pasan con sus hijos
pequeños, el cáncer del seno nos está arrebatando mujeres útiles a granel, no
hay manera de hacer prevención ni de tomar medidas curativas por la falta de
medicamentos, reactivos, y profesionales de la medicina que mantengan a raya
ésta fatal dolencia.
Las mujeres no tienen oportunidad de trabajos
dignos, no pueden acceder a servicios de salud de calidad, son víctimas
propicias de la violencia callejera y doméstica, debido a las deterioradas
condiciones económicas no tienen acceso a una alimentación adecuada, ni a
servicios básicos como agua y electricidad de manera regular, lo primero que un
visitante a nuestro país nota es la falta de información que hay dirigida a la
mujer, esta invisibilizada, como si no existiera, excepto en la propaganda
política, no hay estadística confiables sobre su estado actual, no sabemos cuántas
nacen o mueren, que enfermedades las aquejan, no hay direcciones preventivas,
ni publicidad de los servicios de que disponen, es como si las mujeres no
existieran en Venezuela excepto como mises o presentadoras de televisión.
Lo de Maduro feminista y protector de la mujer
venezolana es una soberana hipocresía, lo que hemos presenciado en estos
últimos días de grupos supuestamente feministas cantando esa horripilante
canción que nos viene de Chile “Un violador en tu camino”, con unas
coreografías mal ejecutadas y algunas mujeres enseñando sus pechos,
pintarrajeadas para asustar a los niños, lo que nos hace asumir es que el
feminismo oficial, el controlado por el socialismo, es de una pobreza absoluta,
rayana en la burla.
Entre las discusiones globales del feminismo sobre
el acoso sexual en el trabajo y los escándalos que se han suscitado en el mundo
del espectáculo, los cambios de sexo convertidos en reallity shows, el lesbianismo como moda ultra-chick, los divorcios
multimillonarios y las mujeres convertidas en las personas más ricas del mundo
o porque heredan o porque ganan fabulosos juicios… entre estos dos polos, el de
la desvergüenza más absoluta del feminismo, como el caso de Venezuela, y el
mismo convertido en espectáculo, como la vida de las Kardashians.
Pero hay un feminismo real y muy rico en ideas y
experiencias que se está produciendo en este instante, un pensamiento feminista
que está no sólo emancipando a la mujer del injusto maltrato histórico de una
sociedad machista y misógina, sino que está contribuyendo a nuestro
entendimiento de lo que es ser humano, un juicio positivo que pudiera
mejorarnos como raza.
La mujer se está viendo a sí misma como no como una
experiencia universal y abarcadora, sino como una multiplicidad de caminos y
posibilidades que alimenten el alma de soluciones éticas y políticas,
ensanchando nuestra realidad.
Para una mujer contemporánea la idea de un sujeto
universal humano, que conoce, que es fundamentalmente independiente, y
constitucionalmente diferente a los demás, idealmente sin emociones y empujado
por la consecución de sus intereses, no es realmente un fin deseable ni una
verdad absoluta, para ellas, es mucho más importante que la vida humana sea
interdependiente que independiente, que esté dirigida hacia el cuidado de los
demás, y esto lo han aprendido desde su estado de opresión y dependencia, y
porque lo han resistido saben lo importante que es relacionarse con los otros,
confiar en ellos, darse mutuo apoyo.
La mujer negocia con mayor aplomo y posibilidades
de éxito cualquier crisis, sabe manejar conflictos, son mucho más críticos consigo
mismas, ellas saben de antemano, gracias a su experiencia vital, que ninguna
perspectiva es imparcial y libre de intereses, y por ello le gusta compartir,
polinizar sus ideas con otras impresiones.
En mi caso en particular, no hay mejor compañía que
la de una mujer, o varias, o muchas, es para mí un placer compartir con ellas,
y un honor trabajar a su lado y tenerlas como jefes, siempre aprendo algo y lo
seguiré haciendo hasta el fin de mis días, ese es el feminismo que me gusta, y les digo, creo que ya es hora de que
Venezuela tenga a una mujer como presidente de la república. - saulgodoy@gmail.com
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