sábado, 25 de julio de 2020

Cita con el maestro


Kurt Vonnegut Jr., es uno de mis escritores favoritos, al principio lo tenía como un escritor de ciencia ficción entre otras razones, porque fue en ese género donde se le dio la oportunidad de publicar sus historias, sus primeros cuentos aparecen en revistas de ciencia ficción, incluso fue nominado para premios en el ramo, pero una vez que uno se adentra en el mundo del autor nos damos cuenta que su ámbito es mucho mayor, que es un novelista excepcional, un ensayista de altos quilates y un estilista de lujo, me atrevería a decir, que Vonnegut es el equivalente de Jorge Luis Borges para la literatura hispanoamericana, guardando las distancias, por supuesto.

Definitivamente es un hombre de una gran vuelo fantasioso, le encantan las paradojas, jugar con elementos contradictorios en la naturaleza, es profundo al momento de tratar los problemas humanos, sabe manejar los sentimientos más complejos, su prosa es precisa, como un bisturí de laser haciendo incisiones en el alma de sus personajes y con un dominio del lenguaje reservado sólo para maestros de la literatura.

Hoy quiero comentarles la que considero es su mejor novela, Matadero Número Cinco (1969), la obra que lo lanzó a la fama mundial cuando rayaba los cincuenta años y tenía décadas batallando con las letras como su único oficio; fue la primera novela que leí en inglés en mis años en Michigan, en aquel momento no la aprecié en toda su magnitud y varias partes no las descifré correctamente, me quedaron varias lagunas que ni siquiera la película las pudo llenar, muchos años después de aquella primera aproximación, tuvo que venir un coronavirus, y obligarme en esta cuarentena a leer (y releer) obras con las que tenía deudas, y que afortunadamente estaban a mi disposición, y esta novela era una de ellas.

La disfruté muchísimo y me obligó a buscar una cantidad de información sobre el autor pues me produjo una enorme curiosidad tanto su persona como sus otros trabajos, en especial sus cuentos   (y de ellos, el paralelismo con Borges), me complació redescubrir en Vonnegut a uno de los grandes literatos norteamericanos, una opinión que mucha gente y desde la academia concurren conmigo, o mejor, yo concurro con ellos.

Kurt Vonnegut Jr., (1922-2007), nace de una familia de exitosos emigrantes alemanes que se establecieron en la ciudad de Indianápolis, dueños de una de las industrias cerveceras más importantes en la región, su padre era socio de una afamada firma de arquitectos, pudo, por muy corto tiempo disfrutar de aquella vida privilegiada antes que la Prohibición de bebidas alcohólicas y la Gran Depresión, hicieran quebrar los negocios heredados y la familia entrara en una espiral de ruina y necesidades.

Ya desde muy temprano, en la escuela, el joven Vonnegut se dio cuenta de que tenía un don, y es que podía escribir mejor que nadie en su entorno, el manejo de las palabras y la narrativa le venían de manera natural, de modo que su vocación estaba claramente señalizada.

Charles J. Shields, uno de sus más destacados biógrafos, dice que la vida de Vonnegut fue una vida triste, signada por tragedias personales que lo marcaron, siendo la principal, su captura en la Segunda Guerra Mundial como prisionero de guerra de los Nazi luego de la batalla del Bulge; se había alistado en el ejército, recibió entrenamiento en artillería liviana pero algo sucedió antes de que lo enviaran a pelear a Europa, el día de la madre, antes de su partida, su madre se suicida.

De esta manera se inician una cadena de tragedias que marcarían su vida para siempre, apenas pone un pie en el continente, la división de infantería a la que pertenecía es arrollada por el avance de los tanques alemanes, matan a 500 de sus compañeros y capturan a 6.000 entre los que se encontraba, ese evento era suficiente para justificar su lucha en contra de la depresión que lo afectaron durante su vida, pero había otra desagradable sorpresa reservada para él.

El tren que trasladaba a los prisioneros a la Sajonia fue atacado por la aviación británica y mataron a 150 de sus compañeros, sobrevivió de milagro y tuvo que recoger sus cuerpos, luego los enviaron a un campo de prisioneros en Dresden, una bella ciudad llena de museos, galerías, salas de conciertos, fábricas de cigarrillos y clarinetes, la ciudad era conocida como “la Florencia del Elba” y no era considerada como un blanco estratégico militar para nadie; allí trabajó en una fábrica haciendo jarabe de malta edulcorado para alimentar a mujeres preñadas, vivía en el matadero de la ciudad, bajo tierra, en unos almacenes para la carne en canal.

Pero pronto la ciudad perdió su tranquilidad cuando empezaron a llegar un gran número de refugiados del frente oriental, la ofensiva rusa obligaba a la evacuación de pueblos completos cuyos habitantes buscaron refugio en Dresden, muchos de los refugiados eran prisioneros de guerra, rusos, americanos e ingleses que estaban en otros centros de detención cercanos, todos apostaban a que la ciudad nunca sería atacada ya que no habían fábricas, ni arsenales, ni había grandes centros militares.

Pero la noche del 13 de Febrero de 1945 Dresden fue bombardeada por los británicos, no una, sino tres veces consecutivas, utilizando los más avanzadas técnicas de bombas explosivas, demoledoras e incendiarias que lanzaron desde sus bombarderos Lancasters, no dejaron ladrillo sobre ladrillo, todavía no se conoce en número exacto de víctimas pero se calcula que perecieron un cuarto de millón de personas, los expertos han calificado aquel terrible evento sólo comparable en su devastación, a la bomba que caería sobre Hiroshima.


La destrucción de la ciudad de Dresden fue uno de los más terribles desatinos de la guerra, una masacre innecesaria hecha por necesidad de propaganda para desmoralizar a la nación alemana, y una oscura mancha en el expediente de guerra del Primer Ministro Wiston Churchill.

Kurt Vonnegut estaba allí, afortunadamente en un  depósito de carne en el subsuelo y pudo sobrevivir a la tormenta de fuego que acabó con la ciudad, y cuando pudieron salir, lo obligaron a punta de pistola a buscar sobrevivientes y desenterrar muertos.

Y en este punto es que empieza mi breve comentario sobre su novela Matadero Número Cinco, que es la dirección que tenían un grupo de prisioneros norteamericanos antes de que Dresden fuera borrada del mapa.

Muchos psiquiatras que se han interesado en el análisis de la obra de Vonnegut, opinan que una persona normal simplemente se hubiera desconectado de la realidad y entrado en un estado de stress post traumático que ameritaba tratamiento, Kurt solo tenía 22 años cuando regresa a los EEUU, condecorado con el Corazón Púrpura, recibe una beca del ejército y se inscribe en la universidad de Chicago para estudiar antropología (termina su carrera pero no le aceptan la tesis, por lo que no le otorgaron el título, veinte años después, la universidad le acepta una de sus novelas como tesis, y lo gradúa como antropólogo), se casa con su novia de kínder,  y se marcha a tratar de empezar una nueva vida.

Para hacerles la historia corta, sigue siendo golpeado por las tragedias familiares, su hermana y su cuñado mueren y deciden adoptar a sus tres hijos, apenas les alcanza para vivir, trabaja como periodista en Chicago, él sigue escribiendo para las revistas ganando apenas para comerse un plato de cereales para la cena, trabaja para la General Electric en una de las primeras plantas semi-automatizadas, llenas de máquinas que inspiran varios cuentos fantásticos, se mudan a Maine, decide dedicarse a la literatura y casi se mueren de hambre, hasta que en 1969 la fortuna les toca la puerta con la publicación de su novela Matadero Número Cinco.

Y por extraño que parezca, la novela no es lo que pudiera pensarse sería luego de las vivencias del autor, una recolección de los horrores de la guerra, se trata más bien de una obra genial sobre la disparatada vida de un tal Billy Pilgrim, contada en tres diferentes tiempos, como soldado en la guerra, sobreviviente en Dresden; como heredero de un imperio de fábricas y tiendas de lentes y consultorios oftalmológicos, casado con una enorme mujer que lo ama enloquecidamente; y abducido por unos extraterrestres del planeta Tralfamadore y encerrado en una jaula para ser exhibido desnudo junto a una despampanante estrella de Hollywood.

La historia es una locura de saltos en el tiempo y un telar de historias hilvanadas en momentos dispares, brindándonos la oportunidad de ver por una ventana aquellos años de mitad del siglo pasado, y sus terribles experiencia en la guerra, cada uno de los personajes que aparecen es un estudio sobre la condición humana, en mi humilde opinión es la historia cómica más triste que he leído en mi vida (y más admirable aún si conocen la vida del autor), esta novela escrita con una sencillez impresionante, con una exactitud de relojero y con una imaginación desbordada, está considerada por los críticos y académicos como la mejor obra de la contracultura de los 60, y aún otros consideran a Vonnegut como uno de los padres del llamado “periodismo gonzo” en el cual el escritor es parte de la historia; esta obra antibélica por excelencia causó un profundo impacto en los jóvenes norteamericanos que fueron a pelear a Vietnam, convirtiéndose en una novela de culto en secundarias y universidades norteamericanas.

El famoso escritor de relatos de ciencia ficción, en aquel entonces, el joven Michael Crichton escribió lo siguiente sobre Vonnegut: “él escribe acerca de los temas más dolorosos. Sus novelas han atacado nuestros miedos sobre la bomba y la automatización, nuestras más profundas culpas políticas, nuestros más furiosos odios y amores. No hay otro que pueda escribir libros sobre estos temas; que son inaccesible para otros novelistas.”

La novela se convirtió en un best seller mundial y pudo Vonnegut proveerse una mejor calidad de vida, que podría pensarse le permitirían trabajar en paz, pero lo asaltaron los demonios de la depresión, sobrevino el divorcio de su esposa y trató de suicidarse, justo en el momento en que era requerido por las más prestigiosas universidades, dictaba conferencias a casa llena, era invitado a los más distinguidos programas de televisión.

A pesar de que con los años se le hacía cada día más difícil escribir, completó 14 novelas, gran cantidad de novelas cortas y cuentos, obras de teatro, libros de ensayos e incluso dibujos suyos, varias de sus obras fueron llevadas al cine.

Tuvo problemas con su novela Matadero Número Cinco, más de una decenas de procesos legales en contra del libro se produjeron para sacarla de las bibliotecas públicas y de algunas escuelas por considerarla antiamericana, anticristiana, antisemita, y “sucia”; la Corte Suprema de los EEUU tuvo que intervenir declarando inconstitucional la censura impuesta por ciertas escuelas.

Vonnegut murió a los 84 años producto de un accidente en su hogar, se había convertido en un hombre amargado y solitario, pero deja su legado como uno de los grandes maestros del humor negro y una obra que da fe de su profundo humanismo, y debo decirlo porque así lo sentí durante esta última lectura de su grandiosa novela, una ternura que me aguó los ojos en varias ocasiones.

A mis lectores, les recomiendo esta novela que estoy seguro no los dejará indiferentes.  

saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 



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