miércoles, 21 de abril de 2021

Aprendiendo a respirar




Ningún animal, excepto el hombre, duerme con la boca abierta o respira por ella, y en realidad se cree que el hombre civilizado es el único que así pervierte funciones de la naturaleza, pues las razas salvajes y bárbaras respiran por lo común correctamente. Es probable que los hombres civilizados hayan adquirido este hábito impropio debido a los excesos en el vestir, comer o a costumbres enervantes.


Yogi Ramacharaka, Ciencia Hindú Yogui de la Respiración (1979)


Es uno de los libros más útiles y mejor documentados que he leído sobre el tema, lo terminé ayer y lo voy a conservar como manual para uso personal; les explico, mi pareja me observó recientemente que estaba roncando y cada vez más, tengo el sueño muy inquieto y me muevo mucho en la cama, y por lo que había escuchado, a mi edad, es una mala señal, roncar o, como le dicen los doctores, la apnea respiratoria, pero lo que más me inquietó fue que me dijo que estaba durmiendo con la boca abierta.

Me levantaba en las madrugadas con la boca reseca y la garganta irritad;, sabía que algo no estaba bien, y por cosas del destino, de la pila de libros que tengo por leer tomé el de James Nestor, Respira: La nueva ciencia de un arte olvidado (2020); como sucede de cuando en vez, mi preocupación se encontraba con la solución como si el destino me la pusiera en la mano, me leí el libro en exactamente cuatro (4) horas, de la primera a la última página, incluyendo las notas, en una palabra, lo devoré.

Nestor es un periodista de temas científicos y deportivos de alta competencia, fue paciente clínico por varias dolencias en su aparato respiratorio y sujeto experimental (voluntario) para unos estudios de avanzada en la especialidad de rinología (de la nariz) del Centro de Cirugía de Cabeza y Cuello del Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad de Stanford, donde le taparon las fosas nasales para que sólo pudiera respirar por la boca por diez (10) días continuos, el resultado fue un desastre biológico anunciado y estrictamente monitoreado y documentado por uno de los laboratorios médicos más avanzados del mundo.

De modo que vamos a decirle lo que no debe hacer de entrada:

Nunca respire por la boca, si lo hace le está haciendo daño a su salud. 

¿Sorprendido? Pues no sabe la suerte que tiene de estarme leyendo, casi que le acabo de salvar la vida; un ser humano normal y de un término de vida medio, respira unas 670 millones de veces y, cuando estamos cerca de agotar nuestro cupo, la próxima respiración vale oro. Respirar por la boca es reducir esa cuenta de manera acelerada; lamentablemente, en occidente no nos han enseñado la manera correcta de aprovechar esa cuenta de respiraciones, y en medio de esta pandemia del COVID19, que afecta directamente nuestro sistema respiratorio, saber respirar es una cuestión de vida o muerte, el uso de la mascarilla protectora sobre la nariz incomoda a mucha gente y los obliga a respirar por la boca, haciéndolos más propensos a contraer la infección.

Luego de leer el libro de James Nestor, nos damos cuenta de lo extraordinario que es ese órgano, muchas veces relegado, que es la nariz, una construcción perfecta de huesos, cartílagos, mucosas, vellos, glándulas, piel, nervios, receptores olfativos, que componen uno de los sistemas corporales con los que tenemos contacto directo con el universo. Como decían los antiguos yoguis de la India, con el que intercambiamos el Prana, la energía vital, el principio de la vida.

Pero no crean que el libro es un tratado más de la filosofía oriental del arte de respirar, aunque tiene menciones referidas a ese mundo; el grueso del libro es una puesta al día de lo que sucede en las instituciones más adelantadas en investigaciones sobre la respiración humana y el panorama es realmente interesante.

Nestor es un periodista norteamericano, afamado por sus artículos sobre buzos y nadadores, en especial en aquellos que bajan a profundidades insólitas a pleno pulmón, “pulmonautas” los llama James, y son personas que a fuerza de práctica, ejercicios y cambios en sus estilos de vida, pueden hacer crecer su capacidad pulmonar, logro que es fundamental no sólo para atletas sino para cantantes de ópera, músicos, bailarines, enfermos de enfisema y cáncer, o cualquier persona que quiera vivir más y mejor.

Respirar por la boca parece ser un mal hábito que hemos adquirido recientemente en nuestra historia evolutiva; uno de los efectos de esta pésima forma de respirar es justamente la deformación física del rostro, cambios estructurales en nuestras mandíbulas, se empequeñecen la nariz y la boca, se alarga el rostro, nuestra ortodoncia varía, los dientes se deforman… son cambios notables que pueden observarse en restos humanos, cráneos de personas que empezaron a registrarse mayormente en los países civilizados de occidente.

La respiración por la boca atrae una cantidad de enfermedades e infecciones, interfiere con nuestra capacidad de responder adecuadamente a nuestro entorno, nos vuelve irritables, hace que varíe de manera importante el intercambio de gases de nuestro cuerpo con la atmósfera exterior, le resta potencia sexual a las personas, las hace propensas a las alergias y a los infartos, debilita el sistema inmunológico del cuerpo, atrofia nuestra figura, nos confiere mal olor, puede convertirse en un impedimento para la comunicación efectiva e, incluso, para el pensamiento racional; una mala respiración atenta definitivamente contra la calidad de nuestra vida y de su duración efectiva.

En una entrevista que le dio al periodista español Daniel Arjona, Nestor comenta:


… si respiramos por la nariz, y respiramos de manera más pausada y de manera más ligera conseguimos aportarle más oxígeno a nuestro cerebro, conseguimos estar en un estado más calmado, y estamos enviando señales a nuestro cerebro que ayudan al pensamiento lógico, estamos estableciendo una conexión entre el córtex pre frontal y determinadas zonas de nuestro cerebro que manejan las emociones. Así que simplemente por resumirlo, funcionaremos de manera más eficiente, y al día de hoy esto es fundamental pues, ¿por qué vamos a querer malgastar energía, si podemos funcionar de manera más eficiente?


Las evidencias de que los pueblos primitivos sí sabían respirar la encontramos en la casi ausencia de los ronquidos en los aborígenes; existe un abundante material histórico, crónicas, diarios, estudios y observaciones alrededor del mundo, que indican que los pueblos que tenemos como “primitivos” tenían una perfecta salud gracias a la manera como respiraban, y les enseñaban a sus hijos a nunca respirar por la boca; en cambio, el hombre occidental muy poco se ocupó de la forma correcta de respirar, de hecho, no sabíamos que había una manera correcta de respirar, "La mente controla el cuerpo, pero la respiración controla la mente", dijo el yogui BKS Iyengar.

Y justamente son los budistas, los yoguis, los monjes taoístas, los maestros ascetas de la India, China y Japón, los que se han destacado en el estudio y la práctica sistematizada de la respiración para alcanzar niveles óptimos de concentración y atención, que resultaban de mucha utilidad en una diversidad de situaciones, ejercitando el cuerpo, en combate, en el estudio, en la meditación, en los ejercicios religiosos, en actividades artísticas, en la cacería, en la oración…

Nestor recoge una abundante literatura sobre las diferentes formas de respirar, algunas tienen siglos de prácticas y probadas bajo diversas circunstancias, muchas de ellas reproducidas bajo estrictas condiciones experimentales en diversos laboratorios del mundo, y los resultados han sido realmente sorprendentes.

Este es uno de esos libros que salvan vidas, es muy bueno y útil, de modo que lo recomiendo sin ninguna reserva; el que leí es de la Editorial Planeta, de una traducción del inglés que hizo Arnau Figueras. Pero, antes de despedirme, les informo que justamente tratan mi caso, el dormir con la boca abierta; Nestor, que también sufría de esa molesta condición, encontró que podía remediarlo, no amarrando la mandíbula para evitar que se abriera mientras dormimos, lo cual puede ser peligroso en caso de un atragantamiento o convulsiones, sino utilizando un pedazo de adhesivo especial, valga la publicidad, el Nexcare de 3M, que se usa para cortadas y heridas, pequeño, liviano y con una pega que ni huele ni sabe desagradable; con solo un pedacito de la banda, que una el labio superior al inferior, debajo de la nariz, como si fuera un bigotillo a lo Charlie Chaplin, justo en el medio de los labios, impide que la boca se abra y pase a respirar por la boca… dormir con la boca cerrada es la mejor garantía de una noche reparadora.  -   saulgodoy@gmail.com









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