martes, 18 de mayo de 2021

Brevísima historia de la derecha en Venezuela


Antes de entrar en materia vamos a repasar unos prolegómenos sin los cuales esta pequeña disertación sería inútil, y lo primero que debemos reconocer es que estamos gobernados por la ultraizquierda, y de la ultraizquierda, está en el poder, encarnado por Nicolás Maduro Moros, la corriente de la extrema izquierda, aunque en el PSUV hay representantes de la izquierda radical, los llamados socialistas populistas, y los de la izquierda tradicional, incluyendo a los socialistas democráticos, el núcleo del gobierno es a todas luces de extrema izquierda.

Mi afirmación es fácil de constatar, el gobierno chavista es antidemocrático, no cree en la soberanía popular ni en el estado de derecho, es autoritario, militarista para más señas, violento y mentiroso, y esto último es una realidad incontestable, se dice democrático pero no respeta ninguna de las instituciones democráticas, se las quiere hacer pasar por liberal pero su colectivismo exprofeso lo sitúa entre los gobiernos que se dicen democracias populares, al mejor estilo asiático como en Vietnam y China.

Todos sabemos y el gobierno lo reconoce a cada momento, que su ejemplo de revolución es la cubana, bajo la fórmula castrista de un solo partido y un solo líder, comunistas ambos, pero nada de esto lo han podido lograr porque la resistencia del pueblo venezolano ha sido contundente, y rechaza cada una de sus pretensiones.

El socialismo bolivariano en veinte años ha llevado al país al desastre, la realidad política, social y económica habla de un sistema que promociona la miseria, acaba con las libertades individuales, la productividad y el trabajo, impone su ideología a la fuerza, privilegia a unos pocos dirigentes que gozan de unos niveles de vida absolutamente groseros e inmerecidos (han hecho de la corrupción una forma de vida), y porque tienen un sustrato militarista, tienen en el modelo nacional socialista alemán, su paradigma; es un claro ejemplo de cómo los extremos se tocan, el gobierno chavista en esencia un tipo de fascismo, un extraño fascismo de izquierda, lo que lo hace mucho más peligroso.

Los venezolanos hemos vivido en estas últimas dos décadas un régimen chavista que no soporta ningún tipo de oposición política, la única oposición que puede aceptar es la que ellos controlan porque si alguien asoma la cabeza se la cortan, como ya ha sucedido (no en vano hay más de 400 prisioneros políticos encarcelados), de modo que oponerse a este tipo de tiranía es peligroso, ya lo vemos con los medios de comunicación, cualquier crítica, protesta o reclamo es manejado de manera más intolerante, a palos, balas, patadas, expropiaciones y cárcel, todo esto, amparado por sus sistema judicial absolutamente entregado a complacer a la cúpula en el poder.

Ante esta realidad política ¿Qué tenemos como oposición?

En principio no deberíamos tener oposición debido justamente a la naturaleza del régimen, pero como el chavismo necesita ser considerado democrático para sus fines expansionistas y de intervención en otros países, permite cierto juego político que lo ha concentrado en los partidos políticos establecidos de la izquierda, sobre los cuales tiene un control institucional, más bien diría registral, de permisos, para que puedan concursar en unas elecciones.

Los partidos son en su gran mayoría de centro izquierda por lo que comparten en cierta medida una misma matriz socialista, hay coincidencias y áreas comunes de entendimiento, pero hasta allí, el chavismo los considera partidos de derecha, que no lo son, pero como buenos políticos socialistas, si la confusión les depara dividendos en votos, se hacen los locos, y tratan de pasar inadvertidos.

El otro aspecto que pesa sobre la profunda ignorancia de lo que es derecha e izquierda en Venezuela, es la campaña de desinformación que tiene el chavismo desde el primer día de su aparición pública, con el expreso propósito de confundir y que prevalezca el error los términos ideológicos, la mezcolanza de pensamientos y doctrinas que se atribuye el socialismo del siglo XXI persigue justamente pasar como una posición política sustentada y organizada, universal y humanista, cosa que nunca ha logrado ni logrará, alguien la ha comparado a una colcha de retazos de ideas que nada tienen que ver unas con otras, excepto para engatusar a la gente, para encantar y que el público escuche lo que quiere escuchar.

Y en este punto debe hacer una aclaratoria, en Venezuela no hay partidos de derecha desde hace mucho tiempo, fue el General José Antonio Páez el fundador del partido conservador allá por el año de 1839  hasta más o menos 1848 cuando dejó de ser gobierno, que más o menos tenía una visión política de derecha y que utilizó para proteger y conservar el poder y la forma del incipiente estado republicano, pero después de él, los conservadores se fueron deslavando de tendencias ideológicas, hasta quedar apenas la denominación para proteger ciertos intereses mercantilistas o de clase, pero sin ningún contenido específico en cuanto a forma de gobierno, en la política del siglo XIX todo giraba en torno a caudillos y líderes revolucionarios.

La posibilidad de una organización política de derecha fue ahogada por la enorme ola liberal que llegó al país como un Tsunami, y copó todas las instancias políticas prácticamente durante el resto del siglo XIX, con el protosocialismo, y todo el siglo XX, con el desarrollo del New Deal de Rooselvet, programa político que definió a muchos gobiernos en la región.

La influencia del liberalismo norteamericano fue de mucha influencia para los venezolanos de la época, si hubieron algunas señales de vida de la derecha estas no pasaban de las buenas intenciones, o una apetencia personalista para diferenciarse de los socialistas, revolucionarios y comunistas que coparon el paisaje.

No voy a entrar a explicaciones de por qué la Venezuela Republicana fue siempre de izquierda, pero ese es un hecho incontrovertido, la historia evidencia una y otra vez que la imaginación de los venezolanos solo tuvo acogida para la ideología socialista o marxista como patrón político.

Luego de la pérdida del ideal monárquico y la filiación al Imperio Español, no hubo en nuestro país modo de acomodar un ideario conservador u oligarca, la referencia a godo o legalista o incluso los movimientos políticos que aparecieron a la vera de los militares, ninguno desarrolló más allá de unas confusas intenciones de diferenciarse de los comunistas un pensamiento propio y de derecha.

Esto tiene una explicación, las ideas socialistas son fáciles de entender y porque supuestamente buscan mejorar al hombre y su mundo, en un plan para hacernos iguales, solidarios, en la búsqueda de la justicia social, se hace casi imposible negar las bondades de la ideología, además se parece tanto a las ideas del cristianismo primitivo que son fácilmente asimilables por la población menos ilustrada.

No sucede lo mismo con las ideas de la derecha, son mucho más abstractas y difíciles de explicar, se requiere de un poder de observación más profundo, y en la práctica se necesita repetir en el tiempo sus usos para llegar a ver las bondades en los resultados, por ejemplo, como la fuerza del mercado autoregula la competencia y los precios sin necesidad de intervenciones de una autoridad.

La izquierda, con sus dogmas de altruismo y colectivismo garantizaban satisfacciones inmediatas en términos de felicidad y contento personal, teniendo el bien del prójimo como prioridad hacía sentir a sus seguidores superiores moralmente y de esta manera había tomado el sistema educativo, las universidades, las expresiones de la alta cultura, las artes, pero principalmente las humanidades estaban empapadas primero de un socialismo utópico, luego del marxismo y posteriormente de sus derivaciones latinoamericanas propiamente revolucionarias.

El pensamiento económico estaba “entubado” en el ideal keynesiano de un estado necesario, benefactor, redistributivo de la riqueza, y de gobiernos altamente intervencionistas, las tesis de pleno empleo, de seguridad social universal, y de control de los mercados era el paradigma a seguir, las teorías y planteamientos de la derecha, en boca de Adam Smith, Von Mises y de Fredrich Hayek eran exóticas y accidentales, el libre mercado era apenas una categoría que dependía de la visión del gobernante de turno, no eran la base del intercambio económico de una nación.

Me atengo a la versión fundamental que expresa Noberto Bobbio en que la gran diferencia entre la izquierda y la derecha es un asunto de como manejamos el tema de la igualdad, el pensamiento único y la uniformidad son para la izquierda un desiderátum, la igualdad es el norte de la sociedad, el estado ideal de la humanidad es que nadie sea dueño de nada, que el estado lo provea todo, para la derecha es todo lo contrario, las diferencias sociales deben ser preservadas y son necesarias para la sobrevivencia de un país, el individuo es el único dueño de su destino, en eso consiste la libertad, nadie nace igual al otro, cada hombre y mujer tienen distintas capacidades y enfrenta la vida con diferentes oportunidades y desventajas; en Venezuela la igualdad es el sueño utópico de un pueblo esencialmente egoísta, lo que genera una gran contradicción que solo producen inconsistencias y problemas.

Pienso que esencialmente los venezolanos nos dejamos atrapar por el sueño socialista, una idea en principio bella pero que para hacerla realidad hay que sacrificar la libertad, y por ello, siempre resulta un desastre social de gran magnitud, esa es la experiencia histórica, y esa ha sido la historia del socialismo en nuestro país, excepto por un desmesurado desarrollo en muy poco tiempo, gracias a una economía rentista petrolera, el resto de nuestra historia moderna ha sido un retroceso de nuestra calidad de vida.

Sólo con López Contreras y con Isaías Medina Angarita, Venezuela se asumió distinto al socialismo pero sin llegar a ser completamente de derecha, tuvimos muy pocos políticos que no eran socialistas, Arturo Uslar Pietri fue uno de ellos, era un conservador inmerso en un mundo socialista en el cual apenas pudo convivir, de allí sus perennes choques con Rómulo Betancourt y el partido AD, y con Rafael Caldera y COPEI, creo que Don Arturo ha debido sentirse un político muy solo en medio de la marea roja que le tocó vivir.

Todavía hay personas que no pueden ubicar la dictadura de Pérez Jiménez en el espectro político, una parte dice que era de la derecha, pero el nacionalismo que modeló su gobierno no fue suficiente para darle esa credencial, su posición estatista y militarista lo sitúan más hacia el fascismo de derechas y persiguió sin piedad a los partidos de la izquierda, de modo que sí, en algunos aspectos tenía inclinaciones de derecha pero negando las libertades fundamentales a los ciudadanos se autoexcluyó de esta facción política.

La iglesia venezolana fue otro de los factores que jugó un rol destacado en la polarización de la política hacia la izquierda, la muerte de Pablo II y la renuncia de Ratzinger acabaron con la posibilidad de una consolidación de una derecha en el Vaticano, pero por esas coincidencias históricas, por una “sincronicidad” como le llamaría Carl Jung, el Papa Francisco trajo consigo todos los malos resabios de una izquierda populista; la curia criolla ya estaba en manos de  afiebrados teólogos de la liberación y creyeron que con el Teniente Coronel de paracaidista como presidente del país, el futuro de la iglesia sería fulgurante, craso error.

El primer intelectual y hombre de medios que empieza hablar sobre una posición de derecha en todo su alcance, ideológico, histórico y cotidiano fue el periodista Carlos Rangel (1929- 1988) quien con su aguda mirada desnudaba para el público una realidad incómoda y que muchos trataban de ocultar, en su opinión era obvio que muchas de nuestras libertades fundamentales estaban condicionada por un estado gendarme y socialista, fue un gran polemista y un brillante analista, por primera vez el gran público tenía acceso a algunas nociones básicas de la filosofía de la derecha, sobre todo de su maestro, el aclamado politólogo francés Jean François Ravel.

Otro periodista e historiador de valía fue Jorge Olavarría (1933- 2005) quien expresó una contundente crítica a los distintos gobiernos socialistas, pero era un hombre apasionado y durante su actuación política tuvo serios problemas apoyando y peleándose con los partidos del establishment, su principal error fue apoyar la candidatura de Chávez en 1998 pero luego rectificó cuando ya el mal estaba hecho, pero su visión política tenía mucho del pensamiento liberal clásico, Olavarría siempre significó para mí esa derecha que en la práctica política nunca pudo conservar su identidad, cosa que le sucedería posteriormente a María Corina Machado.

Del frente empresarial venezolano empezaron a surgir disidencias que por primera vez argumentaron y se posicionaron hacia el espectro ideológico de la derecha, se fundaron algunos tanques de pensamiento, entre los que destaca CEDICE, Henrique Salas Römer incursiona en la política con su partido Proyecto Venezuela con un perfil más formal de derecha y una obra como gobernador de su estado que hablaba muy bien de su estilo de gobierno, otros empresarios como Carlos Cisneros Rendiles, Reinaldo Cervini, Marcel Granier, Nicomedes Zuloaga y algunos banqueros de las élites regionales y capitalinas igualmente empiezan a demarcarse de la izquierda decimonónica y a opinar sobre política desde el punto de vista de las libertades económicas, esto tuvo su surgimiento entre los 80 y los 90 del pasado siglo, cuando se destacó el perfil académico del IESA, una institución educativa superior privada, donde convivían tecnócratas de izquierda y de derecha.

El empresariado venezolano se debatiría en una constante lucha entre aquellos que necesitaban del estado para prevalecer y los que pudieron hacerse independientes, prosperar en sus emprendimientos y mantener unas buenas relaciones con el poder político, el estado había acumulado un poder absoluto sobre la economía del país, no había manera de que una empresa prosperara sin una buena relación con los gobiernos, libre empresa como tal, en toda la extensión de la palabra nunca ha existido en nuestro país.

Y esto es importante que se diga, el empresariado empieza también un giro de la izquierda hacia la derecha, de manera  tímida y lenta para coincidir, en algunos aspectos constitucionales sobre la defensa de libertades fundamentales para el sector privado, fue una maniobra asumida solo por una minoría, para separarse de la influencia del estado había que tener inversiones fuertes en el extranjero, haber logrado un rango de multinacional que no todos tenían, los que pudieron hacerlo le pagaban tributo al socialismo pero también construían alternativas hacia la derecha, ya para ese momento (finales de siglo) era más que obvio que el estado venezolano era un monstruo hipertrofiado, ineficiente y muy costoso, una experiencia que no debía repetirse.

Pero vino Chávez y acabó con aquella recomposición ideológica, justamente cuando se estaban dando las conexiones entre ONG´s, empresa privada y políticos de derecha, lamentablemente la derecha en Venezuela no logró concretarse en una red institucional de financiamiento, ideas y partidos, cada una permanece por su lado, y es la razón por la que no hay juego de equipo, no hay proyectos comunes.

En este somero cuadro que les he pintado vemos que efectivamente la derecha en Venezuela tiene tiempo cultivándose, a pesar de las condiciones adversas en su contra, lo que pasa es que no ha logrado establecer los vínculos entre sus múltiples componentes que ya existen, y que esta plántula sufre de una de las condiciones negativas de toda derecha incipiente, el complejo originario.

Este complejo pretende para algunos activistas de la derecha el exclusivo honor de ser originarios desde la cuna, el de ser parte los verdaderos libertarios, y por ello desprecian a aquellos que vienen de la izquierda, que por alguna razón están desencantados con esa ideología y anda tras algo diferente, es el caso de la gran mayoría de los venezolanos, no todos tuvieron la oportunidad de estudiar y comprender el basamento filosófico del pensamiento conservador, o las tesis neoliberales o las del estado mínimo, o los principios de libertad, propiedad y responsabilidad que es la tríada que soportan a una sociedad libre.

Hay un proceso educativo que no puede ser obviado, hay que formar a la gente en las ideas de la derecha, demostrarles porqué son mejores que las del socialismo, explicarles las consecuencias lógicas de sus procesos y la historia de su desarrollo, muy pocas personas e instituciones se han ocupado de esta labor.

Pero es allí justamente que la derecha debe labrar, es la tierra rica en oportunidades para hacer de las organizaciones políticas de la derecha bastiones de resistencia y bases para la futura prosperidad de una Venezuela libre y democrática, la derecha se construye,  hay que trabajarla, en ese sentido María Corina Machado es buen ejemplo, una líder que ha cometido errores, que se ha levantado cuando ha caído, que ha aprendido la lección de mirarse en falsos espejos, es mucho más valiosa la experiencia de su lucha política que de aquellos fanáticos que se creen las únicas almas puras de la derecha, que no comprenden del todo de que se trata el juego político de la derecha en democracia, y que jamás podrán crecer más allá de sus tribus de “sking heads”.

Sí hay unos extremistas incendiarios de derecha que no quieren saber nada del socialismo, pero sus organizaciones son apenas incipientes, hay líderes de la derecha que están siendo perseguidos y están envueltos en injustos procesos judiciales, por lo que sus perfiles son bajos y sus organizaciones tienen mucho más vida fuera del país.

En Venezuela hay una derecha en construcción, su desarrollo ha tenido sus problemas, pero los elementos están allí, existe un ecosistema liberal clásico a la espera de ser organizado y conducido hacia un proyecto de país que nos lance definitivamente hacia la prosperidad y la paz, la izquierda en Venezuela ya dio lo que tenía que dar, ahora llegó el tiempo de levantar ese frente de la derecha que necesita inspiración, dirección y mucha gente convencida de que nos llegó la hora de andar por nuestros propios medios.   -   saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

  



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