lunes, 31 de mayo de 2021

Detrás del Carnet de la Patria

 


 La nueva vigilancia digitalizada permite una nueva forma de control social que trata de dirigir e influenciar el comportamiento de la gente. Reconstruyendo el pasado y el presente utilizando esta información, los nuevos controladores pueden, de diversas maneras, canalizar e influenciar el comportamiento futuro de las personas. Para ser claros, ya que la gobernanza implica control y su fin es manejar y dirigir individuos, se trata de estimularlos a comportamientos específicos.

 

Massimo Ragnedda (2011), Control Social y vigilancia en la sociedad de consumo, Università degli Studi di Sassari.

 

Para mucha gente, el Carnet de la Patria que promociona con tanta insistencia el régimen chavista, es una manera de acceder a ciertos recursos económicos y servicios que otorga el estado a los inscritos en este sistema paralelo de identidad, manejado directamente por el Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV), sus miembros pueden acceder a un sistema de bonos, de premios, de becas, de ofertas de productos y servicios, entre las ventajas que tiene el sistema es que introduce a sus usuarios a los servicios bancarios, por lo general instituciones afiliadas o amigas del régimen socialista.

Con este carnet pueden tramitar documentos, pagar tarifas populares a cambio de servicios públicos, acceder a ciertas instituciones, gozar de eventos de manera gratuita, comprar alimentos y otros bienes, últimamente hemos visto que lo usan para darle prioridad a sus portadores para acceder a las vacunas contra el virus del COVID19, como bien puede deducir el lector, se trata de una manera bastante obvia y explícita de organizar a un clientelismo político a cambio de construir un frente electoral con miras a la conquista del poder.

En una primera instancia este documento era un registro para miembros y simpatizantes del partido de gobierno bolivariano, pero con el tiempo y la introducción de tecnologías de manejo de bases de datos, inteligencia artificial, información biométrica, registros electorales y red de telecomunicaciones, esta iniciativa se ha transformado en una poderosa herramienta de control social y político, y al mejor estilo chino, ruso y cubano, pretende tener un centro unificado de información sobre todos los ciudadanos venezolanos que les permita en tiempo real, saber todo lo necesario sobre su ubicación, modus vivendi, relaciones, filiaciones, economía, antecedentes, propiedades, vinculaciones institucionales, movimientos, gustos, e incluso, predecir comportamientos en un futuro.

La situación con este tipo de tecnologías es que le otorga al estado, a cualquier estado, un poder casi absoluto sobre los ciudadanos, ya que con la capacidad que tienen los organismos de seguridad de ejercer una vigilancia masiva sobre la sociedad, contando con su poder de intervenir comunicaciones, grabar en secreto actividades privadas, hacer seguimientos inadvertidos de personas en el día o en la noche, en territorio nacional o en el extranjero, de hacer vigilancia panóptica por medio remotos y espaciales, gracias a las tecnologías de reconocimiento facial y otros rasgos biométricos, incluida información genética y de salud de las personas, aunado esto a sistemas inteligentes que permiten relacionar distintas bases de datos, pueden diferenciar y seleccionar blancos específicos dentro de la población general.

Y en una sociedad que se hace cada día más digital (nuestra economía es casi enteramente digital al haberse destruido nuestro sistema monetario nacional) la información personal de los ciudadanos se ha convertido en una mercancía altamente valiosa y buscada por empresas, gobiernos, instituciones y organizaciones criminales, el gran reto de las democracias modernas, trata de encontrar el balance justo entre las necesidades del estado por información, y la necesidad de las personas por conservar su privacidad y su fuero personal.

Cuando una sociedad pierde el control sobre la información privada de sus ciudadanos, cuando no saben cómo esa información es usada y abusada, cuando los gobiernos ocultan los mecanismos de adquisición, distribución y empleo de esta data, el ciudadano está expuesto no solo a ser explotado, engañado y sometido a designios políticos y criminales, sino que deja de tener de control sobre su vida y se anula su libertad.

Por ello es del interés de los gobiernos totalitarios tener el control sobre esta información que de ahora en adelante llamaremos “la identidad digital”, es prioritario para los regímenes policiales disponer al instante del mayor cúmulo de información posible sobre cada uno de sus ciudadanos pata tener un control social que les permita hacer con la población lo que les venga en gana, desde decidir quien vive y quien muere, quien come y quien se enferma, quien trabaja y quien se educa… decisiones que una vez en mano del estado, de los partidos políticos o de los militares, hace imposible la democracia.

En las democracias avanzadas, los ciudadanos tienen la posibilidad de contar con leyes claras y estrictas en el cumplimiento de deberes y obligaciones a quienes proveen servicios de información, entretenimiento o financiera a los ciudadanos, pueden acudir al sistema judicial para proteger sus derechos de privacidad, pueden exigir reparaciones si prueban mal manejo de su información personal, pueden acudir a los medios de comunicación para denunciar faltas o mal uso sobre su información personal, y las leyes funcionan, al punto que grandes corporaciones e incluso los gobiernos mismos, han tenido que responder cuando se demuestran estos daños a las vidas privadas de los ciudadanos.

Pero el caso de Venezuela es patético para decirlo de la manera más mesurada, nuestros procesos y el sistema de identidad está en manos de los cubanos, los chinos están encerrados en secreto en la CANTV preparando una gran aspiradora de data de los venezolanos, ya sabemos que información personal de algunos de nosotros ha sido vendida y traspasada a mafias internacionales que se ocupan del secuestro y la extorción, nuestros teléfonos móviles y computadoras están a merced de hackers que trabajan desde instalaciones militares, que mucha de nuestra información personal y de nuestras familias se venden al mejor postor en círculos donde existe la corrupción de menores y prostitución infantil, nuestros documentos de identidad son utilizados por grupos terroristas, las cuentas de venezolanos en los bancos ha sido vaciadas utilizando claves personales supuestamente secretas y encriptadas, muchas de nuestras transacciones en internet son intervenidas y modificadas, la información sobre los inmueble desocupados, o tierras productivas se vende entre grupos de invasores profesionales, nuestras data personal se distribuye dentro de las cárceles para que bandas criminales nos extorsionen, nuestros vehículos son fichados para ser robados…

Lo que en un primer momento solo revestía un interés electoral para los creadores del Carnet de la Patria, ahora con la exigencia de estar registrado en esa tenebrosa organización, la quieren utilizar para poder controlar quienes van a recibir las vacunas en contra de la peste del coronavirus,  esto solo indica que el régimen va tras el control total de la población, ya lo utiliza para el manejo de las cajas de comida CLAP, considerado como una de las mayores fuentes de corrupción dentro del gobierno, y también es exigido para la compra venta del gas doméstico y de la gasolina.

La OMS, la Organización Panamericana de la Salud, deben estar atentas ante esta flagrante violación de nuestros derechos humanos al exigir la adherencia a un carnet político, que no es otra cosa que la tradición de aquellas famosas listas como la de Tascón o la lista del CNE de votantes de la oposición, con las que chantajearon a cientos de miles de venezolanos, pero llevada ahora a una sentencia de muerte, al negarle la vacuna a quienes no tienen este documento ilegal por inconstitucional, hay una clara pretensión de sustituir la documentación oficial de identidad, que es la cédula de identidad, por una del partido único socialista.

El mencionado Carnet de la Patria tiene en su nombre la intensión de convertirse en un arma en contra de los venezolanos, el que lleve la denominación de “Patria” ya indica su origen comunista, su sustrato populista y nacionalsocialista, pretende convertir a quienes no lo tienen en traidores o apátridas, su naturaleza discriminatoria es absolutamente clara, su uso y exigencia es obligatorio en las organizaciones comunales y en la milicia, en los grupos armados del gobierno y en todas las instituciones oficiales del gobierno, todo funcionario público en el país está en la obligación de registrarse.

Los venezolanos de la oposición que en algún momento quisieron aprovecharse de las becas y regalos de dinero del régimen, y se registraron, entraron sin darse cuenta en un carrusel de exigencias de información, desde dirección de sus viviendas, teléfonos, correos electrónicos, otros registros vinculantes que poco a poco fueron exigiéndoles más y más información personal, la cual era asociada a cuentas bancarias, a registro de antecedentes criminales, al registro civil (recuerden que los registros en Venezuela también están en manos de los cubanos), lo que hace que ese carnet se convierta en la llave de identidad digital que está asociada a los registros electorales, del seguro social, del movimiento aduanal y de fronteras, del pago de impuestos, etc.

El gran problema del pasado reciente para estos sistemas de información, era precisamente la capacidad de las memorias y de los procesadores para el manejo de este alto volumen de información, ya no, ahora hay sistemas que permiten incluso tener asociado a la base de datos de la persona su historial médico completo, de cada uno de nosotros, desde la cuna hasta la tumba, y esa información vale oro para algunas empresas, gobiernos y sindicatos del crimen, y no me extraña, que como los venezolanos no tenemos ni la menor idea de lo que hacen los cubanos con esa información que tienen en sus manos, nuestros nombres, números de identidad, pasaporte y otros datos vitales estén rodando entre hackers y mafias que pueden usarlos para propósitos insospechados, por ejemplo, grupos como las FARC o el ELN estaría muy interesados en saber quiénes viven en las regiones fronterizas que ellos controlan, donde viven, quienes son sus familias, que tienen; no hay manera de que el chavismo nos garantice que nuestra información personal no sea utilizada para hacer el mal, o para hacernos daño.

La situación que estamos viendo, con la aparición del mercado negro de las vacunas en contra del COVID19, es solo una muestra de la capacidad de manipulación del régimen, el programa de vacunación por medio del Carnet de la Patria es definitivamente un llamado de alerta para los venezolanos que quieren preservar sus derechos fundamentales, la opacidad del régimen en sus gestiones, la poca información que brinda sobre su plan de vacunación, el inexistente interés por la seguridad y la salud de los venezolanos es indicativo que para quienes no somos socialistas revolucionarios bolivarianos, no tenemos derecho a la vida.

La comunidad internacional, las organizaciones multilaterales deben tomar cartas en el asunto, está en proceso un nuevo intento de genocidio en Venezuela, pero esta vez con consecuencias regionales inevitables, al preservar sin atención sanitaria grandes focos de infección y contaminación para utilizarnos como armas biológicas, que es una idea que el régimen ha estado utilizando últimamente como amenaza velada en contra de los países vecinos.   -    saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 



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