Muchos chavistas, que piensan (los hay), no se atreven a
expresar sus opiniones abiertamente ante el núcleo chavista, pues en ese centro
de poder reina la intolerancia y la censura; y esto no es una simple opinión o
una mera impresión, hay un implacable autoritarismo que irradia de esta
hegemonía gobernante, no tanto por una matriz ideológica o una doctrina, sino
por unos intereses muy personales de sus líderes y de un miedo terrible a
perder el poder.
Ustedes saben que trato siempre de decir lo que pienso y
de explicar mi visión del mundo, y que trato en lo posible por investigar
suficientemente las informaciones que manejo, pero varios de esos
autoproclamados chavistas que me han servido de informantes (y, esto es muy
importante entenderlo, para ser chavista no basta con haber hecho un juramento
en el Samán de Güere, o haber viajado a Cuba para recibir el sacramento de
la unción, o haberle cargado el maletín a Hugo Chávez, o tener el Carnet de la
Patria, o haberle disparado a mansalva a una manifestación opositora en defensa
del régimen… más bien, para ser chavista en estos tiempos aciagos e inestables,
hay que aceptar en silencio la imposición del núcleo chavista), piensan que hay
un futuro para ellos en la Venezuela que renace, y todo el mundo sabe que
estamos en los últimos estertores de una Venezuela que ya no da para más, viene
un cambio, no se sabe a qué, pero viene.
Pues esa gente, que dicen ser de una mayoría chavista, se
han atrevido a acercarse a mí y expresar su visión de lo que está sucediendo en
el chavismo, pero igual, hice un trabajo de inteligencia recopilando opiniones
y perspectivas en fuentes abiertas y en círculos secretos (me disfrazaba,
asumía otras identidades y asistía a reuniones donde no estaba invitado).
Y les cuento lo que me contaron sobre como se “bate el
cobre” puertas adentro, pues ellos, mis confidentes que querían que el gran
secreto a voces saliera y se hiciera público, saben que tengo lectores dentro del
núcleo y algunos hasta les gusta como escribo, por lo que puede serles de
utilidad para que se trate públicamente lo que aquí expongo.
La mesa del chavismo se visualiza por cuatro (4) patas,
la de Diosdado Cabello, la de Vladimir Padrino López, la de Tarek El Alssaimi y
la de Jorge Rodríguez, que sostienen a un Nicolás Maduro Moros en el tope y que
hace el papel de la tabla principal de la mesa; ellos conforman el núcleo del
chavismo, son sus dirigentes fundamentales y de quienes emanan las directivas para
ese conglomerado y que finalmente terminan por afectar a todos los venezolanos.
Por supuesto, cada pata tiene su propia estructura, sus
afectos, sus “negocios”, su propia lógica, pero igual trabajan coordinadamente y,
hasta el momento, ha sido Maduro quien hacía el papel de coordinador, de
contacto obligado y negociante entre los diversos intereses, aunque, se
entiende, cada uno tiene sus prioridades e influencias que en algún momento se
rozan, se repelen, echan chispas, se contradicen, pero, finalmente, por fuerza
del temor de verse derrotados y disminuidos, prevalece un sentido común, que
hace que el núcleo no se divida
y que conserve una precaria estabilidad.
Y hablamos de precaria
estabilidad porque, para nadie es un secreto, debe haber pronto un cambio
en la conformación del poder dentro del núcleo; Nicolás Maduro debe abandonar
el cargo de la presidencia de la República, y hay varias razones para ello: la
primera es de orden constitucional, hay reglas que, a pesar de todo, deben
respetarse, pues de ello dependen la legitimidad y la imagen institucional del
régimen.
Pero también hay un agotamiento y un cansancio hacia
dentro del país y del chavismo, que se hace más evidente con cada día que pasa,
pues lo que Maduro tenía que dar, ya lo dio, y ahora está vacío, y la necesidad
de renovación es inminente; pero hay un elemento mucho más apremiante que está
obligando a ese cambio: Maduro se ha convertido en el pararrayos del régimen y
todas las acusaciones por violaciones de derechos humanos, por crímenes contra
la humanidad y como causante de la crisis en Venezuela se acumulan en su
persona, lo que no quiere decir que sus otros compañeros no tengan cargos en su
contra; pero el grueso de la responsabilidad se la atribuyen a Maduro.
Los expedientes y las causas acumuladas van hacia un
desenlace fatal, que pudiera ser muy negativo para el gobierno y para el
chavismo, por lo que se hace indispensable que Maduro se aparte del cargo y
asuma su propia defensa para que pueda tener la oportunidad de buscar
soluciones, negociar, sin llevarse consigo a todo el país como lastre en un
hundimiento parecido al del Titanic, pues si permanece en el poder de seguro
vendrán mayores sanciones, represalias y condiciones negativas que harían
imposible recuperar el país.
Ésas serían unas condiciones sumamente perjudiciales para
todo el chavismo, un precio que muy pocos están en condiciones de aceptar y
menos para los poderes en ciernes que, vale explicar, está pasando, de un
chavismo originario, a manos a las nuevas generaciones, a los hijos de los
grandes “caciques”, ésos que han acumulado una enorme riqueza producto de la
corrupción, del amiguismo y de las asociaciones para delinquir.
Estos grandes capitales, que ya han sido detectados por
las autoridades extranjeras contra el crimen organizado y son perseguidos,
están volviendo al país y ya los empezamos a ver reproducidos en bodegones, en
venta de vehículos de alta gama, en algunas construcciones comerciales y
residenciales de lujo, en algunas empresas de telecomunicaciones y de medios,
en comercios y agroindustrias, en haciendas e instalaciones turísticas, esto,
sin que dejen de existir los grandes carteles de drogas, los traficantes de minerales
preciosos, de armas y de humanos...
Se trata de pequeños oasis de prosperidad y riqueza en
medio de un país en ruinas y necesitado de todo tipo de ayudas y asistencia,
pero que mientras no haya un cambio en la conducción del estado, hasta que no
se retorne a la senda democrática, la comunidad internacional no va a tender los
puentes necesarios para hacer el salvataje.
Pero está ocurriendo, también a un nivel popular y
masivo, que la gente afecta al chavismo ya no les interesa jugar el papel de
favorecida por un estado benefactor, por una precaria cajita de alimentos, por
becas que no alcanzan para nada o por regalos de equipos o asignaciones
esporádicas; esa gente quiere trabajar, montar su propio negocio, tener su
distribuidora de pan o cereales, su bodega o farmacia comunitaria, su propia
línea de mototaxis o de despachos a domicilio, el pueblo lo que quiere es
trabajar en una actividad productiva, que le rinda un sustento confiable y
seguro en el tiempo, necesita financiamiento, inversiones… los nuevos líderes
sociales al frente de las comunas necesitan algo más que simples promesas y
operativos “de un mes sí y otro no”, necesitan crear empleos en el área
privada, crear riqueza en sus barrios, que se empiecen a mover las iniciativas
de los emprendedores.
Pero para que eso suceda deben hacerse grandes trabajos
para estabilizar el servicio eléctrico y de agua, reparar y construir
carreteras, terminas obras públicas a medio construir, reiniciar a la industria
petrolera, en especial la que provee al país de combustible, son todas
inversiones importantes, de gran aliento y que sólo se harán si hay confianza y
pruebas fehacientes de que el país contará con nuevos actores y un nuevo
proyecto, cosas que el núcleo del chavismo no puede ofrecer.
Pero el chavismo y todos los “enchufados” en su entorno, dependen de que este reinicio
se haga realidad lo más pronto posible, todos ellos, los privilegiados y no
tanto, requieren las condiciones mínimas para una reactivación económica, a
todo nivel, nacional y local, quieren que el valor del dinero se estabilice,
que empiece a fluir y llegar donde se necesita para arrancar el aparato
productivo; el modelo social y comunal no les sirve, porque
dejó de ser la respuesta que exige el ánimo y las necesidades de la mayoría que
quiere es trabajar y lograr su propio sustento; eso sí, mientras Nicolás Maduro
siga a la cabeza del aparato estadal, eso no va a ser posible, lo más probable
es que empeore.
Y porque los cambios han tardado más de lo prudente y
razonable es que la administración de Maduro ha empezado a oler mal, al punto
de que ya nadie quiere estar a su lado, todo el mundo lo señala como culpable y
causa de la actual situación; de ahí que su salida se ha convertido en un punto
crucial para todo el chavismo, el mundo entero reclama una pronta salida del
tirano quien se ha convertido en un tapón obstructivo para que el país pueda
respirar.
La tabla de la mesa se ha hecho insostenible para las
cuatro patas que lo soportan y una salida está en la mente y el ánimo de todos,
y probablemente hasta del mismo Maduro, quien ya debe estar obstinado de ser el
culpable de todo y que cada día que pasa se le enrede su futuro, convirtiéndose
en “el más buscado”, situación que de todos los posibles finales a esta
equivocación de la historia, era la más perjudicial y nociva para Maduro, lo
cual no era su intención, ni lo que más hubiera deseado para su familia e
intereses.
La salida de la que se habla apunta hacia Jorge
Rodríguez, quien resulta el menos embarrado de acusaciones internacionales y el
que menos alertas rojas enciende; además, tiene otra cualidad, se entiende bien
con los otros integrantes del núcleo y tiene la confianza de Maduro; por otra
parte, es el más inteligente de los cuatro, el más “independiente”,
maquiavélico y, probablemente, el más intrigante del grupo, pero funcionaría hasta
nuevo aviso para una salida y con los debidos controles, permitiéndole un
respiro al país.
Esto conllevaría, probablemente, otorgarle un perdón a
Maduro y, de no ser posible, darle las garantías suficientes para congelarlo en
el freezer hasta que lo peor de la
tormenta haya pasado, o permitirle la salida hacia el destino que escoja y
donde se sienta más seguro.
Hay un principio que le ha funcionado al chavismo hasta
el momento y es la lealtad; están girando, en torno a esas cuatro patas de la
mesa del chavismo, una serie de personajes y grupos, algunos muy aguerridos y
radicales, como los del Frente Francisco de Miranda, que han preferido
someterse a la disciplina interna del chavismo y aguantar las ganas de competir
por el poder; eso se explica como la comprensión de la delicada situación
presente, donde debe ser resuelto el “asunto Maduro”, antes de satisfacer
apetencias particulares.
Aquellos factores de la oposición, que pretenden
colaborar con el chavismo en esta encrucijada, deben estar claros de que el
cuadro electoral ya está preparado para esos fines; los que salgan ganadores,
lo harán pagando un alto precio de servilismo y obsecuencia con esos intereses,
los alcaldes y gobernadores electos servirán al chavismo y sus planes de supremacía
política, allí no hay posibilidad de maniobrar.
Las líneas gruesas de esta situación nos indican que el
chavismo está dando un importante giro hacia la derecha y el capitalismo, en una
versión muy tropicalizada por autoritaria y salvaje, con una vena de
criminalidad muy marcada, pero aun así se despega definitivamente de la
izquierda socialista e impone su propia oligarquía y élites, económica y
política, si hay una reactivación del país ellos serían los primeros en
beneficiarse.
Para una buena parte de esos chavistas con quienes
conversé sobre el tema, esta nueva forma de chavismo se irá poco a poco
nivelando con los estándares democráticos; esas fortunas mal habidas se irán
blanqueando y legitimando, como corresponde a un país con la memoria cortica;
la participación política y la pluralidad se irán abriendo, en la medida que
las comunidades se hagan más autónomas… estamos hablando de algunas décadas en
el futuro y de generaciones que tendrán que aprender a olvidar y perdonar, será
una nueva Venezuela donde los apellidos de Chávez, Maduro, El Alssaimi,
Cabello, Padrino y Rodríguez se harán respetables y sus herederos serán recibidos
como venezolanos importantes, miembros, incluso directivos de la Fedecámaras
del momento, como debe ser en un país tolerante, democrático y pluralista.
El núcleo chavista está dispuesto a dar un cambio en la
situación pero ellos deben conservar el poder hasta consolidar sus posiciones adelantadas
en el nuevo tablero, por ello es que los colaboracionistas son tan importantes,
son los parteros de una nueva Venezuela que nacerá tuerta del ojo moral y
ético, de allí la importancia que estas próximas elecciones todos acudan a
votar, esa oposición está dispuesta a sacrificarse en el altar chavista para
que tu tataranieto, tenga la oportunidad de volver a conocer lo que es vivir en
democracia.
Es un hecho, a todos esos dirigentes políticos de la
supuesta oposición democrática se les está escapando la vida tratando de contradecir
el dominio que el chavismo tiene sobre la sociedad, ellos ya están entregados,
dieron la lucha por perdida, quienes no creen en un futuro mejor, sin chavismo,
con libertad, en democracia, se trata de un ejercicio sin sentido, y creen que
quienes se oponen a la opresión están malgastando sus días luchando contra esos
monstruos que llegaron para quedarse; para esos políticos quienes
desesperadamente están pidiendo el voto, todos esos candidatos a gobernadores y
alcaldes, quieren el poder ya, no mañana ni pasado mañana, no el año que viene
ni dentro de tres años, lo quieren ya.
Para estos operadores políticos la negociación, la
cohabitación es la única salida posible, una ruta larga y llena de obstáculos
pero es la única manera que ellos conocen para sobrevivir, sacrificando la
dignidad y la libertad, estos venezolanos ya fueron domesticados por el
chavismo y se sirven de ellos para su estrategia de legitimar su poder con unas
elecciones, para que se levanten las sanciones y dejar en claro para el mundo,
que solo el chavismo puede gobernar a Venezuela, ese es el juego del núcleo del
chavismo. -
saulgodoy@gmail.com
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