sábado, 25 de septiembre de 2021

Sobre la energía oscura

 


Hoy amanecí con ganas de zambullirme en aguas profundas y para ello escogí esa gran área del conocimiento que es la cosmología, un territorio que está bien lejos de la política que  tiene atenazada nuestra atención casi a diario, yo supongo que tenemos en el país grandes científicos en el área de la astrofísica y las matemáticas que podrían explicar mil veces mejor que yo estos temas, pero no aparecen, o los medios no les brindan la oportunidad, o se fueron del país (cosa que no debería impedirles crear conocimiento en una población ávida del mismo), o los mantienen en silencio para que no nos ilustren, y como no me gustan los vacíos, trato de llenarlos dentro de mis escazas posibilidades, lo más probable es que aparezcan corrigiendo mis desaciertos, que sería lo más apropiado, pues soy un simple mercader de conocimientos de segunda mano.

Voy a empezar refiriéndome a un interesante artículo escrito a tres manos por unos respetables profesores de física de la India, los señores G. Alagar Ramanujam, K. Fitzcharles y S. Muralidharan, bajo el título “Physics behind the Dark Matter, Dark Energy and the inflationary expansion of the universo” (2018), y empiezan señalándonos el grave problema que tenemos para la comprensión del universo por no haber definido con propiedad sus principales elementos, en especial, de que trata “la masa”, esa forma material contundente que forman los cuerpos y cuya cabida podría resumirse como: “la masa subsiste en el espacio”.

Lamentablemente Newton nunca la definió, aunque estudió el comportamiento de la masa, Kepler calculó las orbitas de los planetas sin ni siquiera plantearse el problema de definirla, Einstein logró equiparar la masa con la energía pero tampoco definió a la masa, de modo que todavía andamos huérfanos de una definición funcional que nos explique de manera coherente la relación entre una partícula y el espacio.

Para efecto de la argumentación de su artículo, los profesores de la India se atrevieron a proponer una idea, definieron al espacio (el espacio primario) como el estado absoluto y fundamental que todo lo contiene, y a una partícula, como una colección de excitaciones cuánticas infinitesimales que acaecen en ese espacio.

De este concepto se deriva que: 1- El espacio prevalece y está dotado de energía potencial. Tiene la propiedad de constantemente comprimirse así mismo, y continuamente ejerce esta compresión sobre todos los cuerpos y sistemas que contiene.

2- Esta propiedad para comprimir resulta en la formación de cantidades de infinitesimales de cuanta girando en el espacio (con un “spin” o giro determinado), en lo que ellos llaman “polvo formativo”, que debido a la compresión a la que son sometidos, se ven obligados a formar grupos discretos que son las partículas fundamentales, que son a su vez los antecesores de la materia en forma de masa. Cada grupo, rodeado de este espacio que las comprime crea un “spin” que conforma una fuerza repulsiva, que contradice la fuerza que comprime en cada uno del espacio-tiempo que se forman.

Esto lo explican los profesores con una variada formulación matemática que me dejó a pie,  pues carezco de la formación científica adecuada para entenderla, pero en el trabajo original están desarrolladas en unas bellas fórmulas cuyos axiomas resultan en una definición de masa.

Toda esta masa está bajo el puño inexorable del espacio, que como hemos visto aprieta y comprime, pero entonces ¿Cómo se explica la interesante confirmación del telescopio Hubbel de que el universo se encuentra en una expansión acelerada? ¿De dónde viene esa enormidad de fuerza que significa arrojar a toda esa masa hacia afuera en el espacio y acelerando cada vez más?

Es en este punto cuando aparecen los presupuestos de la existencia de una materia oscura, que no vemos pero que está allí, haciendo repulsa en contra de la fuerza de gravedad que el espacio le imprime a la masa conjuntamente con una energía oscura, entramada en lo que considerábamos como “vacío”, pero que en realidad está llena de esta energía que tiene el poder de hacer mover a galaxias enteras disparadas hacia afuera de un centro hipotético del universo (hay científicos que afirman que ya no es hipotético, es un centro real, localizado y conocido).

Lo usual, lo esperado, dadas las condiciones conocidas, es que el universo estuviera contrayéndose cada vez más hasta coincidir en el punto cero (el temido Big Crunch) y quizás, recrear un nuevo Big Bang, pero lo que sucede es todo lo contrario, y ha obligado a los astrónomos y cosmólogos a regresar a sus mesas de trabajo y repreguntarse, ¿Qué en realidad está sucediendo allá afuera?… y como no sabemos que es ni de dónde viene esta energía, la llamamos Energía Oscura.

Según la teoría de los autores del trabajo, el universo produce partículas elementales de manera continua, algunas de ellas producen materia o masa, y para acomodarlas se ve obligado a expandir sus fronteras, todo pareciera funcionar de manera fluida, las partículas ya existentes van perdiendo su spin en el transcurso del tiempo, esta energía que gana el espacio la utiliza para incrementar la fuerza de su ola gravitacional en el frente del espacio-tiempo continuo, empujando, presionando sus límites para abarcar más y más, esa energía es la Energía Oscura.

Hay observatorios en la Tierra que han detectado ondas gravitacionales en diferentes escalas y algunas con irrupción de rayos gama, las cuales provienen, entre otras causas, de choques entre agujeros negros o estallidos de supernovas, los registros que se han hecho de estos eventos cósmicos han variado de velocidad e intensidad, lo que para algunos científicos constituyen aberraciones que empañan el orden teórico que proponen quienes creen en la existencia de la energía oscura.

Pero si esto ocurre dentro de nuestras galaxias y en las fronteras del universo en expansión, lo sorprendente es que también se ha descubierto sucede en lo profundo de nuestros cerebros, hay neurocientíficos como el doctor Marcus E. Raichle de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Louis, que lidera un grupo de investigación para estudiar la actividad cerebral, utilizando tomografías hechas por emisión de positrones e imagines de resonancia magnética, con estas herramientas ha observado la llamada actividad de fondo del cerebro, una supuesta estática o ruido que hasta el momento se creía lo producía el cerebro cuando estaba inactivo, bien mientras la persona descansaba o estaba bajo sedación o anestesia.

Descubrió en su lugar, una enorme actividad de zonas y partes del cerebro que usualmente no se relacionan y utilizando este particular flujo de Energía Oscura a muy bajas frecuencias y que solo se registran en escenarios donde interactúan partículas elementales, en este ambiente cuántico pudo establecer una enorme cantidad de conexiones entre distintos humores, comportamientos, reacciones y percepciones que influyen de manera determinante en las personas, detectando incluso, indicios de esquizofrenia, depresiones y otros problemas.

Para quienes han leído hasta estas líneas les informo que todo esto que he traído a colación, acaba de ocurrir, es conocimiento en pleno desarrollo, hace diez años atrás la gente no hablaba de estos temas porque no estaban en agenda, excepto para un pequeño grupo de iniciados, fue una tremenda sorpresa para la comunidad científica mundial descubrir que durante todo este tiempo los astrónomos, astrofísicos y cosmólogos sospechaban que el universo observable, que según sus últimas medidas se extiende a través de gravitacionales 91 billones de años luz, era apenas el 4% de todo el universo, y en ese porcentaje estamos nosotros, los humanos, usted y yo; el otro 96% de lo que existe resulta que no se sabía dónde estaba, era invisible.

Había algo por allí afectando los flujos, las planimetría de la órbitas de las galaxias, la curvatura de algunos registros de luz, ya el astrofísico suizo Fritz Zwicky en 1933 en sus observaciones sobre el grupo de galaxias conocido como el Cluster Coma, un grupo de unas 1000 galaxias situadas a 330 millones de años luz de nosotros se comportaba de manera estrambótica, al punto que acuñó el término Materia Oscura para designar un cuerpo o masa que no veía, y que supuestamente estaba afectando sus observaciones.

En esos mismos años treinta, Edwin Hubble hacía sus observaciones sobre el desplazamiento hacia el rojo que tenían la luz de las galaxias que se alejaban de nuestra Vía Láctea, lo que marcaba un alejamiento progresivo de nuestros vecinos estelares, estas y otras observaciones fuera de lo común en el comportamiento de las grandes masas en el espacio, preparaban sin mucho escándalo los preámbulos de situaciones mucho más serias y contundentes presagiadas por las observaciones que se hacían de las supernovas explotando y perturbando su entorno.

Fue apenas en el 2009 cuando se detectó por primera vez dos registros de algo que se sospechaba pudiera ser posible pero de lo que no había ninguna certeza, ese algo era llamado Materia Oscura, y no fue gracias a un moderno telescopio en los polos o en el espacio, sino en unos sensores enterrados en lo profundo de la tierra, en una mina abandonada, encerrados en unos contenedores enfriados al cero absoluto, donde unos detectores compuestos de átomos de germanium y recubiertos por gruesas láminas de plomo, esperaban pacientemente porque se activaran los protocolos de observación por 16 instituciones científicas que tenían sus computadoras conectadas con el experimento, estaban a la caza de partículas elementales que constituyen la materia, se han descubierto 103 nuevas partículas elementales de las cuales solo 4 de ellas están presentes en el universo que conocemos, las demás no sabemos que hacen ni para qué sirven.

En el 2011, el premio Nobel de Física fue otorgado reconociendo por primera vez esta aventura que estaba cambiando la estructura del mundo, y pueda que parezca injusto pero ese premio era un reconocimiento a nuestra ignorancia, nos creíamos dueños y señores del universo y ahora es que estamos descubriendo que nos faltaba el 96% del mismo.

Este descubrimiento debería movernos el piso, pues queda claro que el conocimiento humano está basado en un pequeñísimo pedacito de la realidad, ¿Todo está dicho? ¿Hay verdades absolutas? ¿Hay dueños de la verdad?

En estos días conversaba con unos amigos sobre la posibilidad de la existencia de la vida después de la muerte y les decía que si el alma de una persona estaba expresada en un paquete de energía organizada o cuanta, esa alma luego de la muerte corporal pudiera estar allí todavía en algún lado, en alguna dimensión, y aunque si bien es cierto, nadie ha vuelto de la muerte (excepto algunas figuras religiosas y mitológicas) estoy seguro que en ese 96% faltante de nuestro universo ocurren cosas que nos parecerían imposibles, desde mundos paralelos, multiversos y hasta cielos e infiernos para escoger, ¿Por qué no la continuación de la existencia de esos cuanta en otros términos y mundos?

Hay una nueva generación de detectores e instrumentos de observación que se están poniendo en línea en los principales centros de investigación del mundo, desde los observatorios astronómicos en Chile, pasando por los que están el espacio exterior, en China, Europa, grandes presupuestos se dedican a despejar las dudas sobre si estamos pisando en terreno firme o son puras especulaciones, todavía hay un gran escepticismo en cuanto el alcance de estos descubrimientos pero algo queda muy claro, apenas estamos chapoteando en la playa de un gran océano, Einstein lo sabía.

Y por supuesto me hago la pregunta de las 36.000 lochas, ¿Qué hacemos los venezolanos soportando a un mentiroso compulsivo del calibre de Maduro como jefe de estado y viviendo su mundo de miseria, ante un universo de tantas posibilidades? Uppps… la política otra vez… mis disculpas, ya termino; solo piensen que en el mundo de la energía, esos recursos como el petróleo, la energía atómica, la hidroeléctrica, la solar, la eólica, la geotermal, la de biomasa, la de las mareas, la de hidrógeno… todos pertenecientes a una concepción primitiva del mundo, en la que la humanidad debe pagar el precio de la degradación ambiental, ahora se nos abre la extraordinaria posibilidad de investigar y aprovechar nuevas fuentes de energía, partir de nuevos paradigmas, tal como lo hizo en su momento ese genio que fue Nicolás Tesla con su Zero Point Energy, energía del universo, limpia, gratuita e inagotable, tantear ese enorme caudal energético de la Energía Oscura, que constituye, agárrense de la silla… no menos que el 73% de toda la energía que existe en el universo, y que apenas ayer no sabíamos que existía.    -    saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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