lunes, 21 de marzo de 2022

El petróleo y Venezuela

 



La historia de la Venezuela petrolera es de reciente data, algo más de un siglo; aun tomando en cuenta la prehistoria de las lagunas asfálticas, de donde los habitantes locales tomaban la brea para usarla no sólo como combustible para antorchas y lámparas, sino también para uso medicinal, para calafatear embarcaciones e impermeabilizar junturas, como aceite para cerrojos y otros mecanismos, su uso industrializado vino después, con el desarrollo de la petroquímica que logró destilar los diferentes combustibles, desde el kerosene, pasando por la gasolina, el gas, hasta el jet fuel, igualmente se desarrollaron  subproductos como asfalto, fertilizantes y otros derivados químicos utilizados en otros distintos procesos.

Y porque era una industria compleja, de grandes volúmenes y por lo tanto de procesos modulares, había involucrada una ingeniería de alto nivel y un sistema de producción y manejo de los productos a escala internacional, siempre fuimos dependientes de la tecnología foránea, aún en nuestro mejor momento, cuando PDVSA era considerada una de las empresas líderes en su ramo, siempre tuvimos necesidad de proveedores extranjeros en partes claves de los procesos, lo que implicaba pagar regalías sobre patentes, diseños de refinerías, construcción de oleoductos y puertos de embarque, contratar técnicos expertos, asesorías, importar gran cantidad de componentes y un largo etcétera.

De modo que nunca fuimos realmente un país petrolero en toda la extensión de la palabra, éramos dueños del crudo y socios en las derivaciones industriales hasta llegar a los productos finales, y nuestros socios principales siempre fueron los norteamericanos, razón por la cual todo nuestro plan petrolero nacional lleva la impronta tecnológica de ese país del norte, esto no quita en nada el gran esfuerzo que se hizo en PDVSA de preparar a su personal y estructurar un programa de investigaciones que culminó en la elaboración de la famosa “orimulsión”, un verdadero logro de nuestra petroquímica.

Llegamos a contar con una notable camada de ingenieros y gerentes de primera línea, que abrieron operaciones en diversos continentes y levantaron nuestra propia flota de tanqueros, lo que no era poca cosa, pero era inevitable la politización de la industria petrolera, se trataba de nuestra gallina de los huevos de oro, y había demasiado corrupto rondando el gallinero, de modo que la debacle del país tuvo su componente energético, y éste empezó con la mal llamada “meritocracia”, por un estricto plan de recursos humanos que exigía una competencia y una formación especializadas para los puestos de trabajo, que no eran muchos para el tamaño de las necesidades laborales del país, y que fueron el objetivo de un plan muy bien diseñado que bosquejó Carlos Lander Márquez, mucho antes de la nacionalización; pero se empezaron a crear esas islas de excelencia, un exclusivo club de trabajadores petroleros cuyos cargos en la industria se hicieron casi que hereditarios entre la familias, y se creó una nueva clase social, apetecida por muchos, pero disfrutada por muy pocos, la decadencia de PDVSA vino a la par con la de la democracia.

No deja de sorprenderme que de nosotros mismos nació la leyenda negra del petróleo, especialmente de la izquierda decimonónica, había intelectuales y políticos que veían la bonanza petrolera como algo anormal y hasta maldito; se hablaba del excremento del diablo, de una explotación foránea que se tragó el idílico campo venezolano, como en el caso de Mene, y que luego lo depuso como estiércol en Casa Muertas, tuvo que Rómulo Betancourt que enmendarles la plana con su brillante ensayo, Venezuela, política y petróleo.

Una gran parte de nuestros males era atribuido al petróleo, desde la perdida de nuestra inocencia ancestral, hasta la proliferación de un materialismo vano y dependiente; el país se hizo de una gran riqueza, sus ciudades prosperaron, los venezolanos contaban con suficientes recursos como para incitar la envidia de otros vecinos, sus compulsivos hábitos de consumo asombraban a propios y extraños.

Tenemos una negra vena de ingratitud con aquellas personas y cosas que de alguna manera enaltecieron el país, el petróleo es una de ellas… y todavía, la gente habla pestes de “la renta petrolera”, de la dependencia de los hidrocarburos, no les cuento la fiesta que hicieron cuando desde Washington se anunciaba el fin de la era del petróleo y el inicio de las energías alternativas; los chavistas se atribuían el haber sido quienes sepultaron la economía rentista, medio país respiró con alivio cuando “las reservas más grandes del mundo” fueron condenadas a no ver la luz del sol, nunca jamás, fue como si nos hubieran liberado de unas cadenas.

Las nuevas políticas energéticas del partido demócrata norteamericano, la izquierda anglosajona, tenían como prioridad en sus programas políticos cambiarle el patrón de consumo energético al mundo, entre otros argumentos, porque el consumo de hidrocarburos contribuía al calentamiento global y a la contaminación atmosférica, la idea era privilegiar las energías alternativas limpias y suprimir definitivamente el uso del petróleo, para ello contaban con toda una gama de industrias energéticas “verdes” que de pronto se vieron beneficiadas por ingentes inversiones y subsidios para sus productos y servicios que, lamentablemente, todavía eran inmaduros y muy costosos, aunque ninguno de ellos podía aún substituir las ventajas del petróleo como fuente primaria de energía.

Ésa era la misma izquierda que quería imponer un Nuevo Orden Mundial, cambiando los hábitos de consumo del planeta, harían quebrar a las industrias que sostenían a sus adversarios ideológicos y hacer prosperar las inversiones de ese fundamentalismo ecológico, de allí nace el nuevo fascismo ambientalista que trató de imponer su  agenda de progreso al mundo, utilizando el miedo al cambio climático.

Pero no habían tomado en cuenta el altísimo costo que implicaba tamaña transformación global, implicaba nada menos que detener el desarrollo del Tercer Mundo, subsidiar el cambio energético del petróleo a las nuevas energías alternativas, y conservar unas islas de bienestar y prosperidad en solo algunos puntos del Primer Mundo, las cuentas no daban, pero tampoco contaban con imprevistos como una pandemia y, luego, una guerra europea.

Pero, en el caso de Venezuela, las principales reservas de petróleo del mundo, no tendrían por qué preocuparse, el llamado Socialismo del Siglo XXI, a cargo de Chávez y su fiel escudero, Maduro, se encargarían de hacer lo imposible y, de la manera más eficiente, y eso fue, quebrar una economía petrolera del tamaño e importancia de la que Venezuela tenía al ellos asumir el poder.

La ignorancia, la maldad, la corrupción y el egoísmo marcaron el destino de PDVSA al momento que el chavismo asumió el poder, allí estaba la izquierda más retrógrada y fundamentalista de todas, dirigida a control remoto desde Cuba, encargada de destruir la gallina de los huevos de oro, e hicieron su trabajo con verdadera saña.

Debo destacar que las políticas internacionales en las que se embarcó el chavismo en nombre de todos los venezolanos, fueron en su mayor parte en contra de la civilización occidental, del capitalismo, de los valores individualistas, del libre pensamiento y el respeto de los derechos fundamentales del hombre, esto se resumió en la llamada pluripolaridad, es decir, el poder global repartido en una sociedad de países mayoritariamente socialistas y asiáticos, con presencia del fundamentalismo islamita y de los grupos subversivos que luchaban en procesos de liberación del yugo colonialista.

Esta posición política, que era la ideología que el chavismo asumía y que predicaba al mundo, era la posición de Venezuela como país, nos afectó de manera severa ya que muy pronto nos encontró involucrados en conflictos en contra del occidente al que pertenecemos de origen, creando de esta manera indisposiciones y mala voluntad en contra de nuestro país.

No pocas veces Chávez se declaró contrario y hasta enemigo de los EEUU y nuestras relaciones se hicieron tirantes, bajo este contexto, altamente negativo para el desarrollo del país, nuestras relaciones comerciales con el mundo occidental se fueron enturbiando, si a esto aunamos las actividades de lavado de capitales ilícitos, el tráfico de drogas y una política de micrófonos altamente beligerante y violenta, el clima de relaciones de Venezuela con el occidente se fue deteriorando, con el propósito deliberado de hacerlo imposible.

Lo que dejó claro el chavismo, y lo continúa haciendo Maduro, es que a ellos les importa un comino el bienestar y la seguridad de los venezolanos, no piensan en el país, ni en el interés común, sólo en esas pequeñísimas parcelas de sus relaciones personales y su ideología chatarra, prefieren ver al país pasando trabajo pero satisfacen los requerimientos de sus amos cubanos y rusos, y a la hora de las chiquitas, lo que prevalece es su apetito por el dinero mal habido; para tener a un gobierno de esa calaña, dueño de todo y haciendo lo que les da la gana, es preferible ser una colonia de alguna potencia.

Cuando Maduro se dio cuenta del inmenso error que habían cometido, de asociarse con puro perdedores o extranjeros a quienes no les entendía lo que decían y menos descifrar su estilos de vida, ya era tarde, habían condenado a todo el país a la miseria; mientras las cuentas secretas en el extranjero de los crápulas del PSUV reventaban de las riquezas robadas, crisis de todo tipo estallaban en Venezuela, la gente moría como moscas, los que pudieron escaparon, los que nos quedamos, tuvimos que convivir con una de las peores mutaciones del chavismo, la llamada oposición colaboracionista… pero no contaban con las jugadas del destino, con los llamados cisnes negros…

El Sr. Vladimir Putin, Zar de Rusia, socio histórico del comunismo latinoamericano, se enredó en una invasión a Ucrania, que supuestamente duraría horas, para convertirla en la primera guerra europea luego de la Segunda Guerra Mundial, que no se sabe cuánto terminará, pero cuyas consecuencias han sido desastrosas para el mundo entero y que ha puesto de manifiesto, entre las muchas cosas que nos ha descubierto esta guerra, las paticas cortas de ese Nuevo Orden Mundial que la izquierda mundial le quiso imponer al mundo, quedando en evidencia la imposibilidad de prescindir del petróleo como fuente principal energética del planeta.

Cuán rápido cambian los sentimientos confundidos con ideologías basura… casi de inmediato nuestros revolucionarios endógenos empezaron a sacar sus cuentas, la noticia nos sorprendió justamente cuando estaban desmantelando los campos e instalaciones petroleras para venderlas a China como chatarra ferrosa, pensando que nuestra historia petrolera había sido un mal sueño y, de pronto, Mr. Joe no era el malo de la película, una sola visita y la mención a una posible vuelta a unos “bussiness as usual” encendieron las alarmas por todo el país, todavía había una oportunidad para una secuela del “ta´barato dame dos”.

Maduro Moros no dudó en soltar de sus jaulas a dos gringos, a los que colecciona como fichas de canje, para negociar con el abuelito Baiden, como gesto de buena voluntad, para demostrar que en Venezuela estamos dispuestos a hacer negocios, a perdonar agravios y abrir embajadas; eso sí, nadie nos va a decir con quien debemos estar, de modo que los rusos y su líder Putin, seguirán siendo nuestros socios, a pesar del corralito que les tiraron a los ahorros de todos esos prohombres del PSUV, que se han partido el espinazo por el país, ahorros que descansaban en los bancos en Moscú, libres de las sanciones de los EEUU, pero que Putin los hizo parte de su cofre de guerra.

Los chavistas han demostrado con creces que son unos expertos en técnicas de sobrevivencia, a pesar de la “guerra económica” impuesta por los gringos, contra esas recompensas que ofrecen por sus capturas, rehuyendo de todas esas notificaciones rojas que tienen en los aeropuertos del mundo, ignorando las demandas y denuncias que cursan en tribunales internacionales por evadir impuestos, narcotráfico, lavado de dinero, torturas, asesinatos, secuestros, corrupción, perjurio y demás “pecadillos” propios de políticos en funciones, han logrado superar la crisis petrolera con verdadera inventiva.

Ahora nuestras refinerías son verdaderas instalaciones multipropósito, a pesar de la falta de apoyo tecnológico por parte de las empresas de occidente, de la escasez de repuestos, de la falta de soporte de los diseñadores originales de las instalaciones, los chavistas han traído tecnología China, de la India, de Rusia, de Irán, de Turquía, de Corea del Norte y han ensamblado casi que nuevas instalaciones que, a pesar de los incendios, derrames y explosiones, funcionan a las mil maravillas… Ah, lo más importante, producen suficiente combustible para enviar a Cuba a cambio de sus ensayos de vacunas contra el COVID19 y sus variantes. Tremendo negocio, petróleo por salud.

Escríbanlo en las paredes si quieren, a Venezuela le toca su segundo debut como país exportador de petróleo, los norteamericanos y los europeos necesitan de nuestro oro negro y del gas, para poder ganarle la guerra a los rusos; y, si pagan nuestro precio, pues se lo vendemos ¿Cuál es el problema? En eso de conservar amistades y ocuparse de los familiares que caen en desgracia Maduro es una persona muy pragmática, su sentido moral y ético da para todo.

El problema es, y esto me tiene atormentado, ¿De quién es realmente el petróleo que yace en el subsuelo de nuestro país? Si nos vamos a la fórmula de que el petróleo es de todos los venezolanos, lo que estamos afirmando es que en realidad, el petróleo no es de nadie, por aquello de que, lo que es de todos no le pertenece a nadie, sucede con el aire, con el calor del sol, con tantas cosas que son tan abundantes y están por doquier, que simplemente impiden la apropiación del bien por alguien determinado.

Esa fórmula colectivista, idealista o nacionalista es el truco más perverso de toda nuestra Constitución, estoy seguro que quienes la escribieron eran unos socialistas, de esos que creen en los intereses colectivos e innominados, o sea, en fantasías marxistas, pues lo único real son las personas, el individuo, no las masas que carecen de pensamiento y voluntad propia; estoy seguro de que, con toda la mala intención del mundo, los legisladores pusieron esa trampita para darle al gobierno de turno (y que creían para siempre) el poder económico supremo sobre los ciudadanos venezolanos.

Darle a ellos el poder de administración de la riqueza energética (minera, de aguas) que se encuentra en el subsuelo de la nación, era darle a los políticos de turno en el gobierno, el poder de dominio absoluto sobre la sociedad y su desarrollo; el petróleo se convertía así en el botín por el que iban a las elecciones los candidatos y sus partidos políticos, no era por el interés del bienestar de los venezolanos.

Hemos descubierto, de la manera más ruda posible, algunas verdades de la política práctica; una de ellas es que, si quieres un gobierno que gobierne para la gente, con la gente y por la gente, no debes darle la independencia económica, no puedes permitir que sea más fuerte, que no dependa de sus ciudadanos, porque estás criando a un monstruo, como el actual gobierno de Maduro, sostenido por las armas de la República y cuyo único interés es perpetuarse en el poder.

Se le abre al país una oportunidad de rehacer su economía gracias al nuevo valor del petróleo, razón más que poderosa para impulsar los cambios políticos necesarios; la guerra en Ucrania ha demostrado que esto es imposible hacerlo solos, que necesitamos la ayuda internacional, pero debemos resolver el problema de la oposición colaboracionista primero, que le hace un daño tremendo a la percepción de nuestro país entre nuestros aliados y socios, debilita todos nuestros esfuerzos libertarios y le está dando nuevas fuerzas al Socialismo del Siglo XXI.  -  saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

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