miércoles, 9 de marzo de 2022

La posición chavista ante el conflicto Rusia-Ucrania

 


 

“En el realismo político se cree que la política, así como la sociedad en general, está gobernada por leyes objetivas… también se cree… en la posibilidad de distinguir en política, entre la verdad y una opinión- entre lo que es verdad objetiva y racional, soportada por evidencia e iluminada por la razón, y lo que es solamente un juicio subjetivo, divorciado de los hechos e informado por prejuicios y buenos deseos”.

Hans Morgenthau, Politics Among Nations, 1978.

 

Digo posición chavista porque no es una estrategia, no es política de estado, no se trata de una postura en el marco de las relaciones internacionales, ni tiene nada que ver con principios, mucho menos con ideología, la posición expresada por Maduro y algunos altos voceros del régimen es una declaración partidista, que corresponde más a los intereses del PSUV, del partido del gobierno, que de una resolución de estado; a alguien le leí un twitter por allí, que decía, que la opinión de Maduro no es la de Venezuela, concurro con esa afirmación.

Y es que desde hace mucho tiempo Venezuela no tiene una voz en la comunidad internacional, y esto es así por múltiples razones, empezando por que no tenemos a una cancillería propia y funcional, capaz de dar respuestas serias, razonadas, sustentadas en argumentos políticos y propios del derecho internacional, reflejando una imagen-país, una opinión consensuada de una mayoría de venezolanos… ni siquiera existe una opinión de expertos, de estudiosos u académicos que pudiera dar alguna luz sobre lo que pensamos los venezolanos, solo escuchamos algunos alaridos en la Asamblea Nacional a favor de Rusia, solidaridades automáticas de funcionarios que tienen comprometidos sus fondos personales, dinero de la corrupción, en cuentas congeladas en bancos en Moscú, políticos afectados por el retruque de las sanciones internacionales en contra de Rusia y que terminan afectando la poca maniobrabilidad del régimen.

El analista político norteamericano Noah Rothman en su análisis de la crisis ucraniana dice que las políticas y los gobiernos liberales del mundo se encuentran ante una gran desventaja ante los regímenes de fuerza y totalitarios, y es que el modelo liberal parece “flojo”, débil, ante propuestas más asertivas que no requieren de tanta deliberación ni discusiones, la lucha de Ucrania por su libertad e independencia refleja precisamente eso, la gente en la calle, los ciudadanos, una y otra vez han tenido que protestar elecciones, y maniobras de gobiernos que no querían que Ucrania se integrara a Occidente, la llamada Revolución Naranja y el desalojo del presidente Yanukovych del poder, son ejemplos de ese proceso político, pero del otro lado les vino la respuesta de Putin, rápida, inconmovible, violenta, sin ningún tipo de consideración democrática.

Todos sabemos que antes del conflicto armado, el chavismo-madurismo, siguiendo la postura Cubana, y en vista de las pésimas relaciones que tenemos con Occidente, decidieron recostarse de la economía China y Rusa para ver que podían obtener a cambio del apoyo político, esas inversiones que empezaron a darse con Chávez y de la que había todo un programa de cooperación, fueron secándose a medida que esos gobiernos totalitarios se dieron cuenta que estaban siendo timados por la administración de Maduro, China, más que Rusia invirtieron fuertes cantidades de dinero, tecnología y tiempo, en tratar de llevar a cabo grandes obras públicas y de levantar algunos parques industriales en nuestro país, pero todo se fue disolviendo a medida que estos gobiernos se dieron cuenta de que no estaban en tratos con gente seria, sino con pillos, los recursos se fueron parando, incluso en áreas tan productivas como era el petróleo, la minería de extracción y las compras militares.

Los chinos retiraron el financiamiento de grandes obras y proyectos de desarrollo, dejando solo una deuda multimillonaria que todavía se sigue pagando con petróleo y la explotación salvaje del Arco Minero, Rusia fue más cauta, pero igual, la deuda por armas es enorme, y no se han ido definitivamente del país, porque todavía lo consideran un emplazamiento geopolítico de primer orden por sus cercanía a los EEUU, y como paso obligado para el resto del subcontinente, es un apostadero estratégico.

Haber perdido la industria petrolera tan vital para el país, habla muy mal de los chavistas, que lo único que les interesa es mantener sus cuentas seguras en el extranjero, pero el conflicto militar con Ucrania les agrió el plan de tener a Rusia como “cochinito para los ahorros”, más de uno anda insomne y con el estómago flojo de solo pensar que perdieron esos reales.

La fama de maulas y tramposos es ya vox populi, el chavismo tiene deudas en todos los organismos internacionales a los que pertenece el país, empezando por la ONU, donde tienen un “mono” de 40 millones de dólares, que les impide votar en las asambleas, esto se repite en todos lados, en la OIT, en la OEA, en la OPEP, la OMS, y en todos las instituciones multilaterales donde tenemos participación, ese es el otro plomo en el ala que tenemos para hacernos sentir como un ente independiente, deliberante, y con voz propia, en los foros mundiales.

Pero para nadie es una sorpresa que Maduro fije su posición personal como si fuera la del país, está claro que no cree en democracia, ni en la soberanía del pueblo de Venezuela, hace su voluntad personal como si fuera el mandato de un Rey, sin consulta, sin velar por los intereses de la nación, ni por el interés de la mayoría, no toma en cuenta el ordenamiento legal, ni las tradiciones, le importa un pepino lo que piensen los demás, para él, Putin es su mejor amigo, confía en que no le echará la partida para atrás y que los dineros del chavismo serán devueltos en algún momento, en su mente, Ucrania es para Putin lo que Canaima es para él, son territorios que les pertenecen y pueden hacer con ellos los que les venga en gana, incluyendo someter a su población autóctona o destruirlos.

De modo que las jugadas de Maduro en política internacional son mayormente, producto de su instinto de jugador de “truco”, ninguno de sus asesores está capacitado para ayudarle a tomar las decisiones cruciales, principalmente, porque la información verdaderamente relevante es un secreto que solo él conoce, de allí que las mismas, en el mejor de los casos, son decisiones transitorias, a cortísimo plazo, pues su fórmula mágica es “como vamos yendo vamos viendo”.

Es por ello que sus políticas cambian de manera inesperada de dirección e intensidad.

Pasó con el asunto Saab, un traficante de alimentos y otros “commodities”, que de un momento a otro pasó de simple intermediario comercial a embajador plenipotenciario y casi santo, a ser un mal recuerdo, luego que el gobierno se enteró de que era un colaborador de la DEA, y tenía tiempo trabajando para ellos; sigue pasando en cuanto a nuestra política monetaria, un enredo que tiene con el “bolívar” que quiere salvar pero que está devaluado en lo profundo del averno, el “petro” que quiere imponer, no se sabe si como referencia cambiaria, o criptomoneda, y el dólar, que se ha comido todas sus expectativas de hacer algo coherente (revolucionario) con la economía del país.

En la situación de Ucrania, sus declaraciones pasaron de un irreversible apoyo a al gobierno de Putin, a una búsqueda de salidas pacíficas al conflicto, esto, apenas se produjo el contacto con los representantes del gobierno de Biden, que buscan reactivar los negocios petroleros con Venezuela, lo que quiero decir, es que las decisiones de Maduro son escrotales, son puntadas del momento, su criterio es absolutamente inestable y solo obedecen al beneficio mal calculado, que pudiera obtener en una situación dada.

Para los norteamericanos esto no debería ser una sorpresa, si tienen un FBI que pueden hacer unos perfiles criminalísticos de las personas, con una certeza casi del 90%, deben saber el tipo de patología que afecta a Nicolás en su quehacer diario; a esta alturas del juego, deberían estar muy claros a qué atenerse cuando lleguen a un acuerdo con él.

Lo que sí es diáfano e inequívoco, es el inmenso rechazo que siente el pueblo de Venezuela con la arremetida militar de Putin en contra del gobierno y el pueblo de Ucrania, en una pelea entre un Goliat y un David, los venezolanos estaremos siempre mayoritariamente de parte del más débil, lo hacemos no solo por principios cristianos, sino porque hemos estado sufriendo por demasiado tiempo la injusta y penosa ventaja de los gorilas sobre nosotros, sabemos lo que se siente.

Esta guerra en contra de Ucrania le ha cambiado la vida a mucha gente y en lugares muy lejanos al teatro de operaciones, la respuesta de Occidente ha sido unánime y muy rápida, las sanciones no se hicieron esperar y cayeron sobre Rusia en cascada, condenándola a un retraso económico y social imposible de calcular, pero cuyos efectos ya se están sintiendo, no veo a China echándose este bacalao sobre sus hombros, no en las actuales circunstancias, es muy poco lo que pueden hacer por una Rusia empobrecida y desmoralizada; no sé qué es más peligroso, una Rusia con capacidad nuclear arruinada y humillada, o la Rusia del mes pasado, arrogante, con ínfulas de riqueza, buscando su utopía de imperio soviético en sus fronteras inmediatas, pero algo es seguro, pronto lo sabremos.

No quiero terminar este comentario sin referirme a la importancia del petróleo en esta coyuntura, el cálculo de los ambientalistas radicales que pensaban que la era petrolera era ya una cosa del pasado, que las energías alternativas estaban a punto y a la mano de toda la humanidad, han recibido un baño de agua fría; el petróleo no tiene substituto inmediato, una crisis bastó para que la realidad nos abofeteara el rostro,  hasta las viejas plantas nucleares europeas, que habían sido condenadas a la obsolescencia, van a tener su segundo debut.

Todos aquellos predicadores que habían dado por terminada el período rentista de nuestra economía petrolera, están ahora calculando en cuanto tiempo pudiéramos tener de nuevo nuestros pozos y refinerías produciendo el pupú del diablo, incluso el infame PSUV, que hasta muy poco se jactaban sus jerarcas de haber terminado con la dependencia petrolera, están haciendo sus cálculos de cuanto hay para ellos, si vuelven los gringos.

Como dice el cantautor panameño de salsa, Ruben Blades, “Sorpresas te da la vida”.   -   saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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