martes, 5 de abril de 2022

DeSantis tiene razón, Disney está equivocada

 

Los comunistas se han adueñado de los reclamos de las minorías en los EEUU, en esta ocasión son los intereses del colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, o toda aquella persona que no se sienta representada por el género heterosexual o binario tradicional, a esa comunidad la han bautizado los sociólogos norteamericanos con la palabra Queer, que más que “maricones”, como algunos pretenden describirlos, utilizando la traducción vulgar del término, se trata más bien de los “extraños”, los “raros” y que se han reunido bajo el acrónimo en inglés de LGBTQ.

El postmodernismo, ya desde los finales de los años 50 del pasado siglo, ha estado experimentando con nuevas designaciones para esos estados exploratorios del ser, que se desligan de las taxonomías tradicionales para validar ciertas identidades; la de “homosexual” parecía tener connotaciones negativas que incomodaba a la gente, igual con los “transformistas”, o sea, aquellas personas que obtenían placer cuando se vestían y actuaban como si fueran del sexo contrario, y cuando la ciencia estuvo lo suficientemente adelantada, en especial la cirugía y las terapias de hormonas, los cambios de sexo se hicieron una realidad al alcance de quien pudiera pagarla.

Esta búsqueda por nuevas experiencias y por la identidad sexual, dieron lugar al nacimiento de nuevos estilos de vida como la de los matrimonios de un mismo sexo, o la aparición de personas que habían cambiado de sexo como parte del género opuesto, esto hizo que la sociedad establecida, los grupos tradicionales empezaran a conocer a estas personas que tenían en estas experiencias ,de cambios de sexo o comportamiento sexual, el logro de sus vidas, ligándose con otros grupos e influenciando sus modos y maneras de ser.

Pero siempre fueron minorías, y hasta hace muy poco, con vidas y relaciones clandestinas y subterráneas, que los obligaban a llevar una doble vida, una abierta y una oculta, eran formas de ser, subproductos culturales de la crítica deconstructiva que surgieron de las distintas corrientes del psicoanálisis, principalmente de aquellas enfrentadas a las sociedades patriarcales y machistas, también jugó un papel importante el fortalecimiento del feminismo, ya como un pensamiento sistémico y con diferentes escuelas, algunas de ellas militantes en la consecución de sus derechos, de modo que en el plano político encontraron un aliado en ese espíritu de liberación, muy propio del socialismo de avanzada.

Pero fue en la academia y en las artes donde este movimiento prosperó y pudo evolucionar con cierta libertad, creando distintos hábitats y tendencias que se fueron haciendo poco a poco parte de un mundo glamoroso y admirado, en el resto del mundo estos nuevos estilos de vida resultaban discordantes, cuando no ofensivos a la moral general, sus expresiones eran rechazadas y hasta perseguidas, resultando en no pocos casos, en episodios de injusticias, crímenes y pogromos.

Era muy fácil confundir los verdaderos afectos y costumbres queer con perversiones y ofensas a las buenas costumbres, había una corriente igualmente abisal de verdaderos vicios que hacían de las prácticas aberrantes de sexo con menores de edad, que se descubrían incluso en el seno de las instituciones guardianes de la moral pública y los creencias religiosas, y con la creciente popularidad de las redes sociales, de una pornografía especializada en estas exploraciones y búsqueda de nuevas sensaciones, no era extraño encontrar al crimen organizado confundido como socio en clubes, festivales, y otras manifestaciones de estos grupos.

Pero vuelvo a insistir, siempre se trató de una minoría luchando por tener su propio lugar bajo el sol, aún hoy, hay asuntos fundamentales sin resolver sobre la naturaleza humana, sobre todo lo concerniente al género, al sexo de las personas, y que son importantes para la identidad personal, de este conflicto han surgido una cantidad de posiciones, algunas legítimas, otras totalmente artificiosas, pero al mismo tiempo, en la acera de enfrente, hay una irrefutable cultura heredada y fundamentada en la tradición, sobre la cual se manejan la mayoría de las personas en nuestro planeta Tierra, y que marcan el llamado interés general.

Y aunque parezca extraño, ha sido bajo los regímenes comunistas duros, donde más han sufrido los queers del desprecio y las repulsas sobre sus estilos de vida, en la China y la Rusia profunda, en la Cuba de los Castro, en Corea del Norte, en la Venezuela del Socialismo del Siglo XXI, es que estas minorías han tenido mayor cuota de rechazo y castigo.

Pero en ese mundo de la izquierda internacional, en ese socialismo que pretende un Nuevo Orden Mundial, y que nació con la caída del muro de Berlín, parte de la estrategia política de estas izquierdas estatistas y colectivistas, es contar con estas minorías que saben son rechazadas o no cuentan con la aceptación general, para avanzar en sus fines de hegemonía y control social.

La izquierda a la que me refiero es la que surge sobre los escombros del marxismo, las que se reagruparon en Europa sobre la crítica al capitalismo, son las izquierdas con pretensión de humanistas y civilizatorias, que necesitan de la diversidad para promover la igualdad, suena contradictorio pero es una estrategia que ha probado su efectividad, necesitan tener bajo un mismo techo al mayor número de grupos sociales, no importa cuán disímiles sean y lo contradictorios sus fines, pero en sus diferencias y expectativas, se controlan entre ellos, este es el secreto de la estrategia conocida como WOKE y que ha tenido tanto éxito entre las minorías raciales en los EEUU.

Esta es la izquierda que ha escogido al estado de Florida como campo de batalla para demostrar su poder estatista y corporativista, para imponer un concepto y un estilo de vida que pudiera ser altamente toxico para la gran mayoría de latinoamericanos viviendo allí, lo que suceda en Florida afectará con mucho toda la política comunicacional de ese país y la conformación de generaciones por venir.

 

Disney es un enorme conglomerado de empresas de comunicaciones, una de las más influyentes e importantes del mundo, con una tradición de productos y servicios para las familias que por décadas han marcado el carácter y la identidad de generaciones, me incluyo entre las personas que nos educamos y entretuvimos con las grandes producciones de televisión y cine de esta casa, donde la fantasía se hacía realidad, aún hoy, mi entretenimiento se genera en esta empresa varias veces al día.

Disney opera en el ámbito de la ingeniería social, en la conformación cultural y de identidad de las masas, sus programas e historias, desde los cuentos de hadas pasando por las aventuras y las narraciones clásicas de la literatura universal tienen una audiencia global; en su evolución corporativa se ha diversificado en parques de atracción y centros culturales de aliento internacional, enormes cadenas de televisión que abracan desde el deporte a la historia, desde las noticias hasta los show de concursos, ha invertido en tecnologías de comunicaciones de punta y se ha convertido en uno de los motores de Hollywood, su alcance e influencia es universal.

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Disney “no da puntada sin dedal”, que es una expresión propia de las costureras, que en mi país que significa que todo lo que Disney hace, tiene una razón de ser, planificada, asegurada y muy poderosa; me temo, que esta empresa haya caído en manos de los intereses del socialismo internacional y esté embarcada en la construcción de ese Nuevo Orden Mundial del que habló el presidente Baiden recientemente.

Desde hace algún tiempo Disney viene desarrollando el tema queer en algunas de sus producciones, como manera de ir haciendo aceptable para las grandes mayorías los afectos, formas y comportamientos de esta minoría, esta campaña viene dada por una serie de iniciativas de orden político y legales que protegen los derechos de estas personas a no ser discriminadas y a proteger sus derechos, en especial dentro del sector infantil y más joven de la población.

Esta minoría, a raíz del empoderamiento obtenido por el colectivo racial en sus diversas manifestaciones en el país, ha tomado momentum y cobrado relevancia mediática, entre otras cosas porque en el sector artístico y académico han logrado su propio nicho, y el partido demócrata los tiene como punta de lanza de ese nuevo orden que quieren imponer en el mundo, un orden colectivista, igualitario, interventor y generador de nuevas relaciones y significados, que sustituyan a las viejas formas.

Y es en este momento, que interviene el gobernador de Florida, el Sr. Ron DeSantis, del partido republicano, quien decide proceder con un decreto legal sobre los derechos de los padres en la educación de sus hijos, donde prohíbe la discusión en las aulas sobre la orientación sexual o identidad de género desde el kindergarten hasta el tercer grado, esta legislación está vigente desde el 8 de mayo.

Para otros grados las instrucciones sobre el tema deben ser apropiadas para la edad y el desarrollo del alumno y todo padre debe ser notificado si su hijo busca asesoría o ayuda sobre este particular asunto de cambio de sexo, lo que según la comunidad queer generará problemas en los maestros y asesores cuando vayan a tratar el tema, pues se ven a encontrar vigilados y hasta censurados.

Para ponerle calor a esta confrontación, la comunidad queer llamó a esta normativa del gobernador “No digas gay”, en una clara intención de convertir el asunto en una confrontación sobre la libertad de expresión y llamando la atención sobre el aspecto discriminatorio, aludiendo al sufrimiento que generará tal disposición sobre los niños y jóvenes atrapados en el fuego cruzado.

El problema con Disney es que de pronto se ha convertido en un promotor de la cultura queer, no solo sus lobistas han influido en que se pasen leyes a favor de la igualdad de género, sino que sus parques de diversiones y sus últimas producciones multimedia, están dirigidas hacia los niños y jóvenes, hay claras manifestaciones de hacer aceptables estos comportamientos queer y hacerlos pasar como “normales” o por lo menos, justificados.

Sus políticas con el personal son abiertas y en sintonía con esta subcultura, y no ha dudado en promover programaciones especiales para estos grupos como celebrar festivales y días del orgullo gay, en empresas como Pixar, sus empleados se han convertido en verdaderos motores de cambio en las relaciones laborales y hasta corporativas, casi que obligando a imponer contenidos gay en algunas producciones.

Disney es el principal emprendimiento privado en el estado de Florida, el mayor empleador y la empresa con mayores inversiones en la región, esto sin contar con que ha sido un espléndido contribuyente a las campañas de los republicanos, no por afinidad política, sino porque son los que manejan la política en el estado.

El presidente Baiden al referirse a este decreto del gobernador DeDantis lo calificó como “lleno de odio” y todo hace pensar que viene una confrontación cuya última palabra la tendrán los residentes y ciudadanos del estado, entre ellos, la muy activa comunidad venezolana.

En lo personal, creo que el gobernador DeSantis tiene toda la razón en ponerle frenos a estas iniciativas, que tienen que ver con la formación y la educación de los más jóvenes en su jurisdicción, y que necesitan de toda la ayuda y protección de las familias sobre imposiciones de estilos de vida que corresponden a unas minorías, en cuanto a Disney, supongo que en la historia de la corporación ha tenido sus crisis y ha salido bien parado, esta es una de ellas, y estoy seguro que harán lo mejor tanto para sus intereses como para su público, que somos todos.   -  saulgodoy@gmail.com

 

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